25. Cita dos
En Multimedia - Adore You
Después de esa salida que tuve con Melanie, aún tenía dudas y confusiones en mi interior.
Aún no tenía claro lo que sentía por ella.
Mis confusiones son más grandes de lo que me esperaba. Por un lado, siento cosas que no sentía desde hace un buen tiempo, y por otro lado, la apreciaba.
¿Es posible amar cuando tu corazón está roto?
No tardé mucho en descubrir la respuesta.
-Vuelve a intentarlo y está vez, hazlo bien Allison.
Sobreexigirse nunca es bueno, pero alguien como yo, que toda su vida se ha exigido hasta el cansancio, no se puede rendir tan fácilmente. Así que vuelvo a tocar el piano, pero la inspiración no fluye.
Es verdadera aquella frase que dice: »podemos expresar muchos sentimientos con una simple nota musical« pues para entender a un músico, solo debes entender su música.
Pero es en estos momentos que no logro entenderme a mi misma. Pero el que alguien más logre entender el como me siento, es algo que no puedo lograr conciliar. Porque esa persona me conoce mucho más de lo que yo hago y también sabe comprenderme. ¿Cómo es posible que alguien sepa comprender tus sentimientos y sentir cuando ni tu mismo los entiendes? Eso es lo que llevo preguntándome desde que conocí a Melanie Dashton.
Mis pensamientos se dispersan en esa chica que logro revolucionar mi mundo entero con su llegada. Pero yo soy alguien que le gusta el orden y nada de alborotos. »Tener todo bajo control« era mi lema, pero justo después de que ella llego a mi vida, tuve que recordarlo y recordarme esos límites que no se pueden sobrepasar. No, a menos de que quiera perder.
-Una vez más.
Sigo tocando el piano y para que la inspiración fluya libremente, cierro mis ojos y me dejó llevar por las melodías que empiezo a crear en base de la recreación de mis dedos. Me ha servido cerrar mis ojos, pues ahora la inspiración fluye sola y he podido olvidarme del mundo. Es en estos momentos cuando toco el piano, que empiezo conocerme y a descubrirme a mi misma. Es mi momento de intimidad dónde solo estoy yo y nadie puede arruinarlo. Absolutamente nadie.
¿Pues a quién carajos se le va a ocurrir venir al salón de música en la tarde después de clases?
Los viernes solían ser días en los que muchas personas venían a tocar en el salón de música, ya sea para ensayar o tocar. Pero a mí me gusta la privacidad, por lo que, tenía que venir cuando no había absolutamente nadie en el salón, para sentir la paz y tranquilidad que necesito. Los lunes, martes y miércoles son días en los que debemos venir todos si o si, a practicar y ensayar. Pero los viernes son mis días a solas y por ende, tuve que luchar mucho por conseguir este día para mí sola sin que nadie más viniera a irrumpir mi momento a solas.
Aunque al principio al profesor de música, no le pareció la idea y se negó rotundamente. Ya que el salón de música es para todos, al final termino aceptando y dejando que todos los viernes solo yo pueda tocar, prácticamente ese es mi privilegio.
Pero por la jodida puerta aparecio alguien mandando al carajo mi momento a solas.
Una rubia muy peculiar entro por aquella puerta.
Ivonne Hadson.
La examiné de arriba hacia abajo, mientras esbozaba una mueca. No podía tratarse de alguien que no fuera ella, por supuesto. Ya lo suponía.
Camino con su guitarra olvidándose del mundo y olvidándose de que aquí, había una persona que la miraba en las penumbras de la oscuridad. Pero en cuanto se dió cuenta de que aquí estaba yo, corrió cual Flash y se puso a mi lado. Dejó su guitarra a un lado mientras me miraba embobada y con la misma sonrisa que suele hacer Melanie cuando me ve. Aunque claro que las sonrisas de Melanie son más tiernas y, espera un segundo... ¿Por qué hago comparaciones con estas dos?
-H-Hola Allison -me saludo con esa sonrisa que me recordaba a las de Melanie.
Aunque Ivonne tiene cierto parecido físico con Melanie, nunca las relacionaba por eso. Sí, las dos tienen el cabello rubio, y son algo torpes. Pero la actitud que tienen conmigo, es lo que me hace relacionarlas entre si. Las dos son tiernas, debo admitirlo, pero Melanie Dashton es aún peor.
-¿Estás tocando? -me preguntó.
-Estaba -respondí secamente.
-Tocas grandioso y espectacular. ¿Sabías que todos los viernes vengo especialmente a escucharte tocar?
Tuve que cerrar los ojos para no perder la paciencia. Pues Ivonne es experta en colmar mi paciencia.
-No lo sabía -dije con sarcasmo.
Las ganas de seguir tocando el piano, se habían esfumado con la llegada de Ivonne.
Me sentí incómoda cuando Ivonne acaricio mi brazo hasta llegar a mi mano y ahí, detenerse mientras acariciaba los nudillos de éstos.
-Allison, dame una oportunidad -dijo Ivonne y después se abalanzó encima mío.
Ella arriba mío y yo abajo, no era una buena imagen específicamente, para los ojos curiosos que rondaban aún por la preparatoria, esto deja mucho que pensar y a la imaginación, además de que puede dejar traumas, ver algo tan bizarro como esto. Sin embargo, con educación y modales hablé y pronuncie lo siguiente: -Por favor Ivonne, te pido de manera amable que te separes de mi.
-No quiero -contesto llevándome la contra y antes de que lo asimilará, había plantado un beso corto en mis labios.
Aturdida, la separé sin ser brusca mientras limpiaba mis labios con la manga de mi suéter. Ya le había dejado en claro a Ivonne, que lo que pasó una vez, no se volvería a repetir, pero a palabras necias, oidos sordos.
-Ivonne, ¿cuántas veces tengo que repetirlo? -pregunte exasperada mientras me acomodaba mi ropa y mi cabello. -Lo que paso entre tú y yo fue un juego. ¡Entiéndelo! Métetelo en la cabeza, tú no me interesas y tampoco busco algo contigo más allá de una simple diversión para mi propio beneficio. ¡¿Lo entiendes?! -no hubo respuesta, sólo una chica rubia destrozada mirando cabizbaja al suelo-. Déjame en paz, no quiero nada contigo, no me gustas y no me atraes más que físicamente, pero de ahí en más no. ¿De acuerdo? Deja de seguirme a todos lados y a pretenderme de esta manera, pues solo vas a conseguir rechazos, Ivonne. Pero si tengo que repetirlo para que entiendas lo haré... El sexo es solo sexo. Recuerda que yo especifique que nada de sentimientos de por medio, porque no busco una relación y menos con alguien como tú.
-P-Pero, ¿P-Por qué tenías... q-qué ilusionarme de esa manera, Allison? -rebatió alzando su cabeza y posando sus ojos en los míos. -Y-Yo te amo, ¡solo dame una oportunidad! Por favor -pidio mientras se aferraba a mis brazos.
-Lamento destruir tus ilusiones, pero la respuesta es no -conteste y realmente me sentí como una mala persona al verla derramar una lágrima que rodó por toda su mejilla hasta morir en sus labios. -Ivonne lo siento tanto, sé que no tiene justificación lo que hice, pero yo soy así. Pero te voy a dar un consejo; nunca muestres tu corazón y tampoco se lo entregues a alguien que no lo va a saber valorar.
Me levanté y Ivonne sujeto mi brazo para impedir que me fuera. Me pidió con la mirada que no me fuera, pero ya tenía un asunto pendiente. Y ese asunto era mi segunda cita con Melanie.
-No te vayas Allison...
-Sólo recuerda esto Ivonne; fíjate bien en quien te enamoras. Y para ponerte el ejemplo, mírame bien -le pedí y me miro fijamente, detallo cada parte de mi rostro mientras hacía lo mismo que Melanie: perderse en mis ojos, por horas infinitas-. ¿Qué me ves? ¿Por qué te gusto?
-Eres talentosa y muy guapa -respondió y esa es la misma respuesta que me dicen todas las chicas cuando les pregunto lo mismo.
-No te puede gustar alguien solo por su físico, hasta luego Ivonne.
Y sin más, me zafe de su agarre y me fui del salón de música.
***
Ya afuera del establecimiento y de la institución, me subí a mi auto y aceleré hasta ir dejando atrás la institución escolar, junto a esa pobre chica que destruí. Sé que la gente podrá pensar que soy de lo peor y que soy un asco de persona, lo entiendo y no culpo a aquellas personas que piensan eso de mi, es más, les doy la razón al pensar eso. Yo también opino lo mismo de mi, soy de lo peor, ¿pero que más puedo hacer? Sólo soy una rompecorazones que sabe jugar con el corazón de las chicas y salir con ellas para curar el vacío que implantaron en mi corazón. No es la forma correcta de curar aquel vacío, lo sé perfectamente, pero alguien como yo, jamás se atrevería a hacer las cosas bien, después de ser herida. No busco justificar mis acciones, pero un rompecorazones empieza con el corazón roto y yo estoy rota.
Alguna vez le escuché a mi padre decir cuando estaba pequeña, que siempre se puede cambiar para mejor y la prueba de que las personas pueden cambiar es su pasado.
¿Mi opinión de aquello? Que no todas las personas pueden cambiar, y yo tampoco puedo hacerlo.
Recorrí las calles mientras sentí la frescura del viento golpear sobre mi cara. El recorrido se hace largo, pero no eterno. Visualizó un fraccionamiento privado (el lugar donde vivo) y dobló la esquina para llegar al recinto. Verifican que soy una persona residente del lugar y me dejan entrar sin problemas al fraccionamiento.
Finalmente me bajó de mi auto y lo estacionó cerca de la cochera. Buscó las llaves de la casa y las introduzco en la puerta. Una vez que logró abrir la puerta de la casa y entro a mi hogar, la soledad es lo que me da la bienvenida al entrar a mi solitario hogar.
-Bienvenida, Allison -suelto al aire, sabiendo que nadie me espera.
Mi mamá no esta y tampoco mi papá en la casa, de hecho nunca estan. Ellos siempre están fuera de la ciudad, por asuntos de negocios y temas familiares (que al parecer no me incumben) pero he tenido que pasar navidades sola y mis cumpleaños sola, desde que tengo catorce años.
Estoy sola la mayor parte del tiempo que ya me acostumbré a la soledad. En los desayunos nadie me acompaña, en las comidas no hay nadie a mi lado y en las cenas igual. Pero para llenar el vacío que siente mi corazón, decido organizar fiestas cada fin de semana. ¿Me sirve en algo? Para nada, pero al menos no me siento tan sola en esos pequeños minutos cuando hay alguien más en esta casa vacía.
Me dejó caer como peso muerto al sofá mientras cierro mis ojos. ¿Por qué siento que me olvidó de algo?
¿Tal vez puede ser que tienes una cita con alguien que te espera en el club de billar te pueda hacer recordar, chica que deja plantada? Sí, ese fue el mensaje de Lucía recordándome la cita que tengo programada para el día de hoy. Qué mala memoria tengo.
Desbloqueé mi celular y busqué el contacto de Melanie, necesito hacerle una llamada y decirle que no me siento bien en estos momentos. La cita tendrá que posponerse hasta nuevo aviso »pero con ella te puedes divertir« dice mi voz interna. Pero ahuyentó esos pensamientos y cuando estoy apunto de marcarle, resulta que no puedo hacerlo, porque Melanie se me adelantó.
-H-Hola, hola, ¿ya dije hola?
-Hola Melanie -dije y pude escuchar como soltó un grito ahogado.
¿Tanto le emociona hablar conmigo?
-Quería saber si ibas a venir.
¿Cómo podía decirle que no me iba a presentar sin lastimarla? Con otras chicas me era fácil ser directa pero con Melanie no, con ella era otra historia.
-No puedo ir -dije pensando en una excusa convincente-. Tengo que llevar mi perro al veterinario.
-Pero tú no tienes perros -repuso.
¡Maldita sea! ¿Por qué tiene que ser mi acosadora esta chica y saber todo de mi?
-Estoy terminando de leer Cazadores de sombras y me quedé en un capítulo interesante. ¡No me lo puedo perder! -esta si tiene que funcionar.
-Pero me dijo Camila que ya lo terminaste de leer.
Esa soplona...
Veamos, se me acaban las ideas.
-Hoy es viernes -hablé.
-¿Y? -preguntó esperando mi respuesta.
-Hoy se sale, pero en la noche. -conteste y yo me reí exageradamente de mi propio chiste.
-Wow, qué risa Rodríguez -Melanie soltó una carcajada exagerada, de esas que sueltan las personas para decirte indirectamente "tus chistes no dan risa, dan diarrea"
-Escucha Melanie, yo...
-No tienes que decir nada Allison -me interrumpió haciendo que abriera mis ojos de par en par. -No tienes que venir si no quieres. Aunque me habría gustado verte... -susurró y sonreí al escucharla decir aquellas palabras. ¿Quién se alegraría de verme? Nadie, solo Melanie Dashton y sólo eso basto para que me levantará del sofá y tomará el primer bus que me dejará cerca de nuestro punto de reunión.
Al bajar del camión y que éste me dejará cerca del club de billar y del punto de reunión, llamé a Melanie esperando a que me contestará, mientras recorría todo el recinto pensando en ella y eso me hizo sentir algún sentimiento encontrado. ¿Emoción? Puede ser. ¿Mariposas en el estómago? Definitivamente no. ¿Adrenalina? Optó por esta opción final.
-¡Melanie! -exclamé su nombre.
-¿Allison? -pronunció mi nombre confundida y en mi mente imaginé a una Melanie confundida, la imagen se me hizo tan graciosa que no podía esperar por ver su cara al verme-. Ey, te oyes cansada.
-Eso no importa, ¿dónde estás?
-En mi casa -respondió y eso fue suficiente para que soltará mi celular y lo despegará de mis oídos.
Sentí que esto era el final y que ya no podría verla.
¿Por qué tenía tantas ganas de verla emocionada al verme? No lo sé, pero quería ver esa expresión en su rostro. Quería verla feliz y si verme, la hacía feliz, la iba a complacer.
Regresé mi celular a mi oído y cuando lo hice, Melanie de manera dulce, pronunció lo siguiente: -Date la vuelta.
Me di la vuelta y jamás espere encontrarme a una Melanie sonriendo con ternura.
-¡Así que viniste! -exclamó y rápidamente invadió mi espacio personal, ¿cuál fue su propósito? Abrazarme.
-¡Oye, oye! -dije y toque varias veces su cabeza-. Melanie esto es un lugar público y...
¿A quién engaño? Me da igual si estamos en un lugar público, me hizo feliz que me abrazara y no quiero que se escape por lo que, mis brazos rodearon su cuello para impedir que se fuera.
-Pensé que no vendrías... -susurro y se aferró aún más a mi.
-Ya ves. No podía perderme esta cita.
-¿C-Cita? -respondió Melanie ciertamente nerviosa.
-Sí, ¿sucede algo?
-N-No...
-Bueno, vamos -dije.
[...]
El lugar ideal para la segunda cita fue escogido por mi y fue un club de billar.
-Es la primera vez que vengo a un club de billar -me dijo ella.
-Te lo pasarás bien -le dije-. ¿Quieres ir por bebidas?
-Sure.
Así que fuimos a la barra y pedimos bebidas. Yo pedí un Vodka, mientras que Melanie pensaba que pedir. Hasta que le ayude a escoger y terminó por optar en otro Vodka.
Regresamos al lugar donde estaban las mesas de billar, y tomamos nuestro Vodka. Sentí como me quemó ligeramente la garganta, pero no me importó, ya estaba acostumbrada a esa sensación.
-No sé jugar al billar -confesó Melanie.
-No pasa nada. Yo te enseñaré.
Seguidamente de eso, le enseñé a Melanie como jugar billar.
Como sacar y en que consistía el juego. Después de eso, nos preparamos para jugar y empezamos.
Golpeé con el palo las bolas y cayeron en el agujero horizontal.
Era punto para mí. Melanie emitió un "Woah" y yo esbozé una sonrisa.
-Y así se juega -dije.
-Lo haces parecer fácil -dijo Melanie.
-Todo es cuestión de práctica -agregué. -Inténtalo.
Dicho eso, Melanie se preparó para tirar pero fallo el tiro.
-Ey, no pasa nada -dije. -Esta bien. Así se empieza.
-Juego fatal -repuso ella-. Ojalá pudiera jugar tan bien como tú.
-Es solo cuestión de practica -dije. -Mira, te ayudaré.
Posteriormente me posicioné detrás de ella, y moví sus manos con las mías, posicioné el palo cerca de ella y sin más, tiré del palo y logré meter tres bolas en el agujero.
-¿Lo ves? -dije.
Cuando me separé de Melanie, noté un sonrojo que cubría sus mejillas.
Lo había olvidado, ella está enamorada de mi.
-S-Sí, gracias...
-Mejor hablemos de Malec, chica nerviosa.
-Oye, oye, chica con complejo de escritor -solté una carcajada. -¿Hay algo de malo en ser nerviosa, doña tranquilidad?
-Para nada -era divertido molestarla-. Solo que te sonrojas y tartamudeas mucho. ¿Por qué?
-P-Por nada en especial -repuso y esbozé una sonrisa torcida-. E-Es solo que...
-Vale, vale -dije tocando su mejilla. Ella se puso roja hasta las orejas-. Está bien, chica nerviosa.
-S-Sigamos jugando...
[...]
Molestar a Melanie Dashton era divertido.
Me la pasaba muy bien con ella. Ella me entendía, aún cuando ni yo me entendía a mi misma.
-Vamos a comer. Me muero de hambre -dijo la chica nerviosa que yacía a mi lado.
-Vamos.
Fuimos a comer pizza en una pizzería cerca, y mientras esperábamos nuestra orden, hablamos de Millonarios en Apuros.
-¡Es que no debía morir! Odio al guionista -expresó Melanie.
-Lo sé -dije yo-. Estúpidos guionistas.
-Oye, Allison, ¿ya te conté la vez en la que mis padres me confundieron con una muñeca y me olvidaron en Walmart?
-No -dije aguantando la carcajada.
-¡Pues me olvidaron en Walmart cuando tenía cinco años! -me cuenta. No te rías, Allison-. ¡Y se llevaron una muñeca!
-Jajaja, ¿por qué hicieron eso? -llegué a mi límite.
-¡No lo sé! ¡Pero lloré mucho! ¡Jajaja!
-Siempre te pasan cosas raras -le dije ladeando la cabeza.
-S-Sí...
Me la pasó muy bien con ella.
-Oh, sí, ¿ya te conté que tengo un hermano desastroso que siempre me hace bromas infantiles? Y no sé cómo, pero una vez llevo una cabra a la casa, no me preguntes cómo.
-¿Qué? -dije estupefacta soltando otra carcajada de solo imaginar la escena-. Dios.
-¡Lo sé! -dijo Melanie.
Iba a responder, pero en ese momento llegó nuestra orden. La pizza.
-Por fin -dijo Melanie y cogió cuatro pedazos.
Yo por otra parte, cogí tres pedazos y los puse en mi plato.
Cogí el refresco que había pedido, y le di un sorbo mientras observaba a Melanie.
Ella se atragantó con la comida.
-¿Estás bien? -le pregunté.
-Sí... Es solo que... Verás, tú...
¿Me lo dirá?
La miré atentamente.
-¿Yo? -la incité a hablar.
-Tú... ¿Tienes hermanos?
-No, soy hija única -respondí.
-Ya veo...
Por un momento creí que me confesaría sus sentimientos.
-Pero, sabes. Preferiría no ser hija única. Apuesto a que es más divertido tener hermanos.
-¡No sabes! -me dijo-. Es de lo peor tener hermanos.
-Creo que es mejor tener hermanos -espeté y le di una mordida a la pizza-. Así no estás solo la mayor parte del tiempo. Mucha gente dice que prefiere mil veces ser hijo único, pero no saben lo que es ser hijo único. Es horrible.
-Oh... ¿Tú preferirías tener hermanos?
-Así es -dije-. Lo preferiría mil veces más.
[...]
Justo después de que terminamos de comer, Melanie y yo fuimos a otro lugar.
En el camino, Melanie tarareó mi canción favorita "Rude" de Magic! El ritmo me fue contagiado, y sin pensarlo, a los segundos ya estaba yo silbando la canción también.
-Tengo hambre -dijo Melanie después de haberse comido dos cajas de pizza.
-Te comiste dos cajas de pizza -repuse.
-Y aún tengo hambre -pronunció y blanqueé los ojos.
Seguimos caminando en completo silencio, cada una sumergida en nuestros pensamientos, pero en más de una ocasión nuestras manos se rozaron. Melanie se ponía nerviosa por esa acción, mientras que yo me mostraba tranquila y relajada.
-Sé que no debería meterme -dijo ella-. Pero... Si no te gusta ese collar, ¿por qué no lo tiras?
-Porque a pesar de todo es importante para mi... Hay cosas de las que no puedes huir como quisieras.
-Entiendo... Pero aún así -repuso-. El pasado pertenece al pasado. Si te esfuerzas en superarlo, tal vez... Puedas superarlo. Estoy segura de eso.
-No es tan fácil... -repliqué.
Era la dura realidad.
No podía deshacerme tan fácil de ese collar por más que quisiera. Pues los recuerdos volvían a mi de nuevo.
Me atormentaban y hacían que no pudiese olvidar el pasado.
Pero ella rompió con todas esas cargas que tenía.
-Si no lo intentas nunca lo sabrás -me dijo.
-Tal vez...
Llegamos a un parque solo, y miré al cielo nocturno que había arriba nuestro con estrellas.
Un deseo surgió en mi misma.
Bailar bajo las estrellas.
-¿Bailarias conmigo? -le pregunté.
-S-Seguro... -accedió Melanie y acercó tímidamente su mano a la mía.
Yo entrelacé nuestras manos en un movimiento lento y pausado, mientras que ponía mi otra mano libre en su cintura. Es pequeña. Me gusta.
-Nunca había bailado con alguien -confesó y no sé porque mi corazón dió un revuelco.
-Siempre hay una primera vez para todo -le dije.
-Y también hay una segunda oportunidad para todo -añadió. Yo medite sus palabras.
Quizás si la hay.
[...]
Después de bailar bajo la luna, y de parecerme que estaba sonando "Put Your Head On My Shoulder" llegamos al estacionamiento, y le dije a Melanie: -¿De regreso a casa?
-De regreso a casa -respondió.
Seguido de eso, llegamos a su casa, y Melanie se bajó de mi auto.
-Hasta mañana -me dijo.
-¿No te vas a despedir? -le dije y ella me miró sorprendida.
-Ah, sí. Adiós, Allison -se despidió con su mano.
-No, así no. ¿No te vas a despedir bien? -espeté.
Rápidamente sus mejillas se pusieron ruborizadas y me depósito un beso en mi mejilla y se fue.
Eso significa que tengo que devolverle el beso, ¿verdad?
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