22. Sin rumbo
Ahora que ya sabía la verdad de las cosas, que de hecho, ya lo sospechaba, me encontraba divagando sobre eso.
Melanie gusta de mi.
¿Pero por qué gusta de mi?
Mi historial no es precisamente el mejor.
Todas mis dudas se dispersaban sobre Melanie y porque alguien como yo le gustaría a ella.
Simplemente no lo entiendo.
Mientras hablaba con Melanie por Instagram, pulse las teclas de mi teclado y escribí:
Yo: El amor es una perdida del tiempo. ¿No lo crees?
A lo que Melanie respondió:
Melanie: Creo que depende.
Yo: Pero si lo piensas bien, el amor es solo un sentimiento momentáneo sin chiste. No tiene caso enamorarse de alguien, y menos de alguien cuyas esperanzas ya fueron marchitadas.
Indirectamente le estaba diciendo a Melanie que no tiene caso amarme.
Melanie: Pienso que amar es parte de aprender.
Melanie está escribiendo...
Melanie: No puedes amar sin soñar. Como tampoco puedes aprender sin equivocarte. Sé que sonará muy filosófico, pero... Siempre hay una segunda oportunidad para todo. ¿No lo crees?
Yo: Pienso que el amor es solo una perdida de tiempo. No vale la pena saber nada de él.
Melanie: Jsjsjs bueno, sigamos hablando de Shipps.
Yo: ¿Cuál nombre sería el shipp de nosotras?
Realmente me causaba curiosidad saber cuál sería el nombre de nuestro shipp.
Melanie: Tal vez... Allismel. No sé. Soy pésima para los nombres.
Yo: Allismel, sí, ese debe de ser.
Melanie: Yesss <3
Yo: Bueno, sigamos hablando de Umbrella Academy.
[...]
Estando en las gradas con Melanie, el viento golpea suavemente mi rostro mientras yo miraba a Melanie pensando en la pregunta que estaba por hacerle:
-Oye, Melanie -le hablé a Melanie-. Siempre he querido preguntarte una cosa.
-Dime -respondió ella.
-¿Por qué te hiciste novia de Samantha Hoffman? Hoffman no es alguien que precisamente caiga muy bien por su personalidad. Además de que tú no eres como ella. Eres totalmente diferente.
-Ah, sobre eso -dijo-. Pues verás... A Hoffman la conocí en una fiesta de la prepa. Y congeniamos bien. Me ligó y como era la primera vez que me ligaban, pues caí. Es realmente penosa esa historia.
-Sabes, me gusta como se ve tu cabello cuando le da el sol -dije repentinamente.
-¿Qué dijiste? -me dijo.
-Qué me gusta como suena el viento -respondí. Acto seguido, me recosté cerca suyo.
-Ahhh, sí. A mi igual.
Éramos eternas.
Melanie llevó sus brazos a sus piernas y me miró en silencio durante unos segundos.
¿Debería dejar que estos sentimientos vayan a más?
No. Eso es una mala idea.
Nada de amor. Ya lo decidí.
-¿Qué forma le ves a las nubes? -me preguntó Melanie.
-No veo nada -contesté sincera.
-Ni yo.
Posteriormente se hizo una especie de silencio cómodo y acogible entre nosotras.
-¿Crees que ya llegó el profesor? -habló Melanie.
-Iremos en diez minutos por si acaso.
Sin hacer más preguntas, me dedique a mirar las nubes que estaban arriba en el cielo colorido mientras me recostaba cerca de sus piernas.
En medio de mis pensamientos, miré al cielo disfrutando de la vista y del viento.
Hasta que decidí hablar y preguntarle:
-¿Por qué te gusta el color amarillo?
-I don't know -respondió-. Es que el color amarillo, siempre me ha gustado desde que tengo memoria.
-Interesante.
-¿Y a ti? ¿Por qué te gusta el color morado?
-Ese color fue la primer ropa que utilicé que me compró un ser querido -dije.
Más concretamente, la blusa que me compro mi tía que me cuido de niña.
-Qué lindo -dijo ella.
-No es lindo -dije yo medianamente avergonzada.
-Si lo es.
-Qué va.
-Sí es.
-¿Quieres saber algo que si es lindo? -espeté.
-¿Qué cosa? -respondió curiosa.
-Las mujeres.
-Tienes razón. Ganaste -un segundo después Melanie me miró y agregó: -¿Espera, me considerarias linda?
-No te lo responderé -le dije.
-¡Uy! ¿Por qué chica con complejo de escritor?
-Simplemente no te responderé eso.
Si la consideraba, y muy linda.
Posteriormente regresamos al salón y ya cuando llegó la salida, salí y espere a Melanie afuera.
-¿Allison? -dijo Melanie sorprendida.
-Ven -dije y un momento después, jale de su mano y la lleve al salón de música.
Una vez que llegamos, hablé:
-Hagamos un dueto. ¿Conoces El Cadáver De La novia?
-Dios mío. ¡Si! -respondió emocionada-. Espera. ¿Quieres tocar esa canción?
-Exacto.
-Empecemos.
Así que con eso dicho empezamos. Yo me encargué de recrear la melodía que tocaba Victor.
-¡No sé tocar el piano! ¡Lo tocó fatal! -dijo apenada tras haber cometido varios fallos que todo novato haría.
-No pasa nada. Por algo se empieza -dije esbozando una pequeña sonrisa.
-Ey, te ríes muy bonito.
-Ey, tú también.
-Me sonrojas -dijo Melanie pareciendo un tomate.
-Jajaja, pues tendrás que acostumbrarte. De ahora en adelante pienso decir que tú eres...-
Mis palabras de repente son interrumpidas cuando alguien interrumpe en el salón de música.
-¡Allison! -dijo Tiffany acercándose a pasos veloces hacia nosotras-. ¡No me has hablado!
-Tiffany... -murmuró su nombre Melanie.
-No he tenido tiempo -dije yo.
En realidad para ninguna chica he tenido tiempo.
-Siempre es lo mismo contigo -añadió Tiffany molesta-. Nunca tienes tiempo.
-Es la verdad. ¿Qué quieres que haga? -respondí.
-Al menos escríbeme un mensaje. Por cortesía -espeta Tiffany disgustada.
-Ya no salimos más. Olvídate de eso -repuse.
-¿Tan rápido olvidaste lo nuestro? -pregunta Tiffany.
-¿Lo nuestro? -repití sin poder creer lo que había dicho Tiffany-. Tú y yo nunca hemos tenido nada. Y te lo he dicho miles de veces. Lo nuestro era algo casual, Tiffany. Nada más.
-¡Eres de lo peor! ¡Será mejor que te cuides Dashton! -se dirige a Melanie Tiffany-. Esta perra solo jugará con tus sentimientos.
-No le hables así a Allison -dijo fastidiada. -Es decisión de Allison. Deberías respetarla.
-Mejor me voy. No soporto más estar aquí con ustedes -dijo Tiffany resignada.
Una vez que Tiffany se fue, Melanie me miró en silencio durante unos segundos. Me estaba preparando para hablar, hasta que me gano:
-¿Ya no sales con Tiffany? -preguntó con interés.
-Ya no -respondí-. Desde nuestra última salida se ha vuelto pesada como todas las demás.
-Entiendo...
[...]
-No tocas tan mal, eh, Lanie -le dije.
-¡Ey, no te burles! -dijo con una sonrisa arrebatadora.
-Bien, Lanie.
-¿Tienes algún problema chica con complejo de escritor? -dijo con una amplia sonrisa.
-Desde luego que lo tengo -dije acercandome a ella-. ¿Quién crees que eres para venir a alterar mi mundo? Tú, Melanie...
Un segundo después, Melanie soltó una carcajada arrebatadora, y ante eso, yo también me reí.
Para molestarla un poco más, me acerque aún más a su rostro.
-Mi problema es...
La miré con interés y con tanta intensidad, que Melanie desvió la mirada.
-¿C-Cuál es tu problema? -habló tímidamente.
-Ya deberíamos volver -dije.
-Oh... Sí.
¿Qué rayos estuve apunto de hacer?
¿Besarla?
Tengo que controlarme. Es solo mi amiga.
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