Capítulo XXXIX
—Mami, mami, despierta.
—No quiero cariño, ven a dormir conmigo... Es fin de semana, por favor.
—Pero tengo hambre— Hizo un puchero, ella estaba con los ojos hinchados por dormir hasta tarde, el pelo revuelto y muchas ganas de seguir durmiendo.
—Ok, voy a pedir room services —Ella se rascaba la cabeza mientras intentaba coordinar el resto de su cuerpo —¿Qué quieres comer?
—Cereales.
—Pásame el teléfono, por favor.
—¿Con helado?— El pequeño era muy listo.
—Puede ser, ¿Qué hora es?
—Es la una.
—¿De la tarde?— Ella se sentó automáticamente sobre la cama, como si fuera un resorte.
—Sí, mira— Le pasó el teléfono desde la mesa de noche.
—Buenas tardes, quiero pedir algo...
—No puedo creer que seas mentiroso, apenas son las once, y ya desayunó— Nathan se sorprendió al sentirse descubierto e hizo un puchero.
—¿En serio amor?— Preguntó Step al pequeño.
—Es que papá pidió brócoli para el almuerzo— Hizo mueca de disgusto —No quiero eso, mami estamos en un hotel ¿Y vamos a comer brócoli? ¡Es un crimen!
—Sí, tienes razón, pero eso no es excusa para mentir... Sí hubieras hablado con la verdad, hubiéramos podido evitar la tragedia, pero ahora estas castigado por tu primer delito.
—Lo siento mami— El niño se sintió mal y empezó a sollozar —No lo voy a volver a hacer, perdóname.
—Ven aquí— El pequeño fue a los brazos de su niñera.
—Lo siento, es que todos dicen mentiras yo solo pensé que no era malo.
—Bueno, que todo el mundo lo haga no significa que no sea malo, es que a veces la moral de las personas no está bien.
—¿Qué es la moral?
—¿Recuerdas que hablamos de la vocecita que está en tu cabeza?— Nathan afirmó con la cabeza —La moral, son esas normas que usa la vocecita para decirte lo que es correcto y lo que no.
—No entiendo.
—Si las normas no están bien, la vocecita no te dice lo que está bien de manera correcta, por ejemplo, las normas muestran que las mentiras siempre hacen daño, pero como todo el mundo lo hace, puede llegar hacerle creer que a los demás que está bien porque no quieren lastimar o muchas excusas más.
—¿O sea que no puedo decir mentiras nunca?
—Las vas a decir algún día, pero no es correcto sin importar qué, yo he dicho mentiras y estuvo mal, y además sufrí algo peor que comer brócoli.
—¿También te castigaron mami?
—Sí, muchas veces, son consecuencias de uno decir mentiras y de hacer cosas malas.
Alexander prestaba atención desde su posición, también se sentía mal, no solo porque había acusado a su propio hijo, también se sentía aludido.
—¿Qué te parece si por ser tu primera infracción después de que te comas el brócoli compartimos helado?
—¿Está bien?— Preguntó el pequeño, eso le hizo sonreír a Stephanie, era un buen chico y eso le daba esperanza en que sería alguien especial cuando creciera, después de todo los chicos listos pueden escoger el mal camino por aburrimiento.
—Sí, porque ya te arrepentiste de haberlo hecho ¿Cierto?
—Sí, mami.
—Entonces si a tu papá le parece, podemos negociar lo del helado.
—Por mí está bien, pero igual si estás castigado por despertar a mamá, no la dejaste descansar. Verás mami est...
—Estoy muy cansada por bailar mucho y por eso quería dormir más, ve a lavarte las manos mientras llega la comida.
El pequeño salió obedeciendo a su cuidadora y pensando seriamente en lo sucedido.
—Decir mentiras es malo...
—¿Qué? Sí dije la verdad, bailamos mucho, no le iba a contar que después de eso vinimos a tener sexo y que por eso estoy agotada.
—Y embarazada...
—Ah, eso, no le estoy mintiendo... Se lo estoy ocultándolo a propósito.
—¿Por qué?
—Porque se le voy a ocultar a todo el mundo, hasta que ya no pueda más.
—¿Es en serio?
—Claro que sí, si le digo a Nathan, el le dirá a mis hermanos y ellos a mi papá y a la señora Fiore, y en ese momento se van a volver locos y van a intentar en envolverme en plástico de burbujas y no te lo vas a soportar, ya viví eso y no... quiero— Su sonrisa cómplice se fue borrando ante su propia mención de su pasado.
—Tranquila— Cuando ella empezó a fruncir el ceño él entendió a donde se habían ido a sus pensamientos —Todo va a estar bien, yo los voy a proteger.
—Yo... Yo... Estoy bien, creo— Alex la abrazó y ella se quedó ahí resguardada, en medio de suspiros intentó apagar sus pensamientos los cuales habían empezado a volverse muy negativos.
—¿Quieres dormir más?
—No, voy a bañarme.
—Ok, ven te ayudaré a preparar el baño— Ella sonrió, aunque esa sonrisa le costaba demasiado ponerla en su rostro —Y después comeremos helado.
Alexander la dejó en la ducha mientras se quemaba el coco en como convencer a Stephanie de ir al médico para una revisión, era obvio que los episodios como el que acababa de pasar se iban a seguir repitiendo todo el embarazo.
—¿Vamos de vacaciones?— Gritó ella desde el baño.
—¿Qué?
—Vacaciones, vamos a algún lugar los tres por una semana... Quiero vacaciones, una semana tranquilos sin nadie molestando o interviniendo con cualquier cosa. Para distraernos de todo un poco y te prometo que iremos a una clínica después.
—¿Qué?— Lo último que dijo hizo que Alex entrara a la habitación de baño para confirmar lo que había escuchado.
—¿No tienes más preguntas?— Dijo ella saliendo de la ducha para tomar la toalla para secarse —Sé que tengo que ir para revisarlo —Señaló su vientre— Pero quiero tiempo y una clínica especializada, ni de chiste iré al hospital.
—Me convenciste, y sí tengo otra pregunta, no crees que Nathan quiera dos hermanos, es que solo uno... —La sonrisa lobuna y esa mirada devoradora, hizo que ella se mordiera los labios.
—¿Qué? ¿No te cansas?
—Sí, pero ya descansé... Y además verte así, créeme no necesito descansar mucho...
—Papiiii, están tocando la puerta ¿La abro?
—Yo voy amor— Habló Alex desilusionado —Y ahí quedó mi oportunidad...
—Y así quieres uno más... No puedes con uno y ya quieres tres, dejémoslo en dos por ahora ¿Te parece?
—Seh,seh... Pero porque no puedes evitarlo, sino dirías que solo uno— Ella se tocó la nariz dos veces para afirmar lo obvio.
El almuerzo pasó tranquilamente, y aunque Step había pedido un par de platos más lo increíble fue que nada sobró, mucho menos el helado ella realmente estaba disfrutando comer, estaba bien acompañada con tiempo de sobre y con alimentos deliciosos, para variar quería algo más de ese tiempo.
Después de una larga deliberación de porqué no era bueno ir de excursión, safari o campamento, se decidió que la semana la pasarían en la playa sobre todo en un buen hotel, no una cabaña, que tuviera conexión y comunicación todo el tiempo.
—Yo quería ir de campamento— Dijo Step con un puchero mientras Alex le acomodaba el asiento en el avión.
—De nuevo no, tengo que velar por tu seguridad y la de mi progenie, e ir al bosque a dormir en el suelo incomunicados por una semana significa que voy a estar muy estresado por no poder cuidarlo como es debido. Antes de que protestes, tampoco pasaremos demasiado tiempo en un carro por si quieres proponer que nos devolvamos en uno, ni nada de deportes extremos... Por mí, ni te dejaría salir del hotel, pero seguro vas a querer apreciar la vista más allá de la ventana.
—Eres un aburrido.
—Tu dijiste una semana libre de estrés y llena de relajación, si quieres que me relaje por primera vez en tu vida me harás caso... Por favor.
—Pero al menos iremos a hacer turismo.
—Sí, eso sí. Hay un montón de lugares que quiero mostrarle a Nathan, en especial ese parque de agua.
—¿En serio? Cuéntame.
—Es una plaza pública, y todos pueden ir no importa tus creencias, color o condición social, solo vas allá a divertirte, la mayoría de las estaciones son muy húmedas por así decirlo, así que las personas van preparados para eso, pero hay una especie de balcones para los que no se quieren mojar, es una cabañita tradicional, pero con paredes de vidrios para que puedas ver a los que se están divirtiendo, además hay plazoletas de comida, áreas de juego... Es super divertido.
—Se ve que te gusta.
—Sí, pero hace mucho que no voy... Básicamente desde que me convertí en un adolescente. Cuando era niño mi mamá, nos llevaba a mi hermana y a mí, pero como Natalia siempre ha sido una amargada, se quedaba con mamá en las cabañitas, algunas veces podíamos ir con Víctor, y otras no, allí conocí un chico, era genial pasar el tiempo con él, en ese tiempo no entendía lo que significaba las clases sociales, y creo que él tampoco, esas vacaciones nos la pasamos de aquí para allá en esa plaza, casi todos los días o nos poníamos cita y nos encontrábamos en la playa cerca del hotel, siempre compartía conmigo su merienda... Después me enteré que era la comida con la que iba a pasar el día— Alexander se quedó pensando en el recuerdo.
—¿Y? ¿Me vas a dejar así? Quiero saber qué más pasó.
—Bueno—Dijo después de un suspiro —Como no sabía que era muy pobre, cuando me enteré quise darle todo lo que yo tenía, sacaba un montón de comida que obviamente sobraba en mi refrigerador y un día le di mi tarjeta de crédito... Y a mi cuidador le pareció sospechoso, así que le dijo a mi madre, y ella a mi padre... Lo trataron como a un ladrón, era solo un niño con hambre y con muchos sueños. Aunque lo defendí y hasta mi hermana intervino para que no pasara a mayores, no lo volví a ver casi, básicamente me prohibieron tratar con personas que no eran de mi clase social.
—Oh, no me pareció que tus padres fueran así...
—Han cambiado con el tiempo, pero creo que en ese momento era para protegerme.
—Sabes que ha pasado con ese niño ¿Nunca lo quisiste volver a encontrar?
—Sí, la última vez que fui a ese parque lo encontré, pensé que me tendría rabia o algo así por lo que pasó, pero me recibió con un abrazo gigante y esa sonrisa que lo caracteriza, me dijo que lo entendía y que no era mi culpa, hasta me bromeó que a la próxima le diera efectivo y no la tarjeta. La pasamos genial esas dos semanas allí, aunque ya no se veía como un niño, era más bien un joven adulto que fumaba a mi espaldas, pero siempre me mostraba su mejor sonrisa.
—¿Y quieres ir a buscarlo? ¿No?
—La verdad... Sí, quiero decirle a que ahora tengo una familia... Una maravillosa.
—¿Por qué?
—Porque una de las cosas que me dijo antes de irme, era que le preocupaba, era que terminara solo, porque era demasiado bueno para esta sociedad, y yo pensé, como puede ser... Cuando llegó Nathan, me sentí increíblemente solo, aunque todos estuvieron ahí para mi, no me había dado cuenta del muro que había construido a mi alrededor, solo éramos Víctor y yo contra el mundo... Luego, era el mundo contra mi hijo y sentí morir cada día, convertí a Nathan en mi tesoro de pirata al punto de esconderlo por temor a perderlo, que sin darme cuenta lo estaba perdiendo, tú nos salvaste de morir solos por temor a vivir.
—No creo que haya sido de tanta ayuda.
—Para cuando llegaste a nuestras vidas, todo estaba a punto de salirse de control, Nathan ya no le hablaba a las mujeres por lo que pasó unos meses antes, sin mencionar las pesadillas y el hecho de que no quería salir de casa. No podía dejarlo solo en casa o andar con él, pero tampoco ponerla una niñera porque se enfadaba y tiraba las cosas.
La chica que contrate como niñera antes que tu, era apenas una adolescente, era buena en lo que hacía y como estaba considerando dejar la escuela la contraté de tiempo completo, pero todo fue terriblemente mal.
—¿Qué fue lo que sucedió?— Alexander volteo la cara para no responder —¿Algún día me contarás?
—No quiero arruinar lo que pienses sobre ella, parece una buena chica, es solo que con nosotros ha sido diferente— Step evito burlarse sobre el comentario, solo puso en los ojos en blanco después de que fingiera toser, para retener la risa.
—Ay querido, tu no sabes lo que pienso de ella ni lo que sé... No hay muchas cosas que me sorprendan.
—Pensé que eran amigas o al menos cercanas, ya sabes por lo de tu relación con... Bueno, ya sabes.
—¿Por qué lo dices como si se tratara de un trauma o un hecho inmencionable?
—Para mi es una tortura, el te dio un anillo y aun no consigo que te lo quites, mientras ese asunto sea así es traumático.
—Esta bien... Respondiendo a tu pregunta no éramos cercanas ni amigas, has visto dos perros pitbull entrenados para pelear encerrados en una jaula, bueno, eso somos ella y yo cuando estamos en la misma habitación.
—No te imagino como un pitbull feroz... Más bien un pitbull casero, de esos hermosos, imponentes, todos mansitos con su niño.
—Awww que tierno, como se nota que no viste ninguno de mis juicios, ni has visto lo que hace un pitbull casero cuando tocan a su niño amo.
—No quiero ver eso, sí, bueno no, me gusta verte así sencilla y hermosa.
—Como un perro casero.
—No cualquier perro, un pitbull— Ella no pudo evitar reír por la conversación a pesar de que el tema era profundo lo tomaban de manera tranquila y eso era lo realmente importante.
Step se sorprendió cuando llegó al lugar donde se iban a hospedar no era un hotel como había dicho Alex, era una pequeña villa con vista al mar, era un lugar precioso y con solo verlo te hacía sentir en casa.
—Es hermoso— Dijo ella apreciando el paisaje —Voy a despertar a Nathan.
—No creo que se despierte, prácticamente lo drogamos para que durmiera por el resto de la semana... Menos mal mi padre puede recetar medicamentos para dopar niños sin que sea ilegal.
—Tu papá no dijo eso, dijo que dormiría solo un par de horas y es solo para que no llore porque le tiene miedo a volar.
—Eso es porque su primer vuelo, fue con los abuelos y no con sus padres, obvio.
—Me encanta tu explicación psicológica —Ambos rieron.
—Por cierto, ¿No conoces la casa?
—No ¿Por?
—La villa es de tu papá.
—¿En serio? No lo sabía, no es como que conozca todas sus propiedades, pero esta es muy bonita y está en un buen lugar, seguramente es una nueva adquisición porque nunca nos trajo aquí o al menos a mi ¿Cómo sabes que la villa es de mi papá?
—Cuando me hablaste de vacaciones le pregunté a tu papá donde te podría llevar que fuera discreto para ti y Nathan, porque quiero que de verdad descansen cuando quieran hacerlo, nadie puede entrar aquí sin autorización y menos con cámaras.
—¿Y en el parque?
—Quiero que Nathan se relacione con toda clase de personas y que la pase bien, solo que si las cosas se ponen raras podemos venir aquí y refugiarnos.
—¿Raras?
—No creerás que tengo una empresa solo porque mis padres tienen dinero, ser paranoico, reservado y tener planes de contingencia.
—Es bueno saber que mi jefe es un hombre confiable— Step se dirigió a la camioneta para sacar al niño dormido.
—¿Qué crees que estás haciendo? Me retorcía de miedo porque no sabía como decirte de tu estado, pero ahora que lo sabes y hasta que nazca ese otro jovencito— Le señaló el vientre— no lo vas a volver a alzar.
Stephanie puso los ojos en blanco, precisamente era de lo que quería huir de la sobreprotección de su familia, nunca espero que Alex fuera igual o peor, aunque era molesto para ella, no podía dejar de parecerlo algo gracioso y a la vez tierno. Estaba haciendo todo lo posible por mantener su mente tranquila concentrada en las cosas buenas, porque al final del día era inevitable comparar su vida anterior con la que tenía actualmente, sus pesadillas y miedos se hacían cada vez más vívidas e irremediables.
Ella se despertó, había ocupado una hamaca en el balcón de la habitación principal, apenas subieron y ya que no podía hacer nada porque no la iban a dejar decidió recostarse para esperar que Nathan despertara para ver la casa juntos, cerró los ojos y quedó profundamente dormida.
Al levantarse se dirigió hacia las barandillas para ver el paisaje que proporcionaba el lugar, y su vista mejoro cuando dos personas aparecieron, Alex y Nathan estaban jugando pelota frente a la casa en medio de los jardines, no puo evitar sonreír, esa era una vista a la que podría acostumbrarse.
—Oh Julieta, mi preciosa Julieta, apareces en el balcón como un ángel resplandeciente y tan esplendorosa sobre mi cabeza como un alado mensajero celeste ante los ojos extáticos y maravillados de los mortales, que se inclinan hacia atrás para verle, cuando él cabalga sobre las tardas perezosas nubes y navega en el seno del aire— Exclamo Alex cuando la vio recostada en el balcón, mientras modificaba una de las frases mas celebres del teatro.
—¿Es en serio? ¿Romeo y Julieta?
—¿Qué? Son un amor inmortal.
—¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre y rehúsa tu nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser una Capuleto. O mejor muero porque hice un plan realmente ridículo porque soy una adolescente que no mira más allá de mi nariz.
—¿Cómo puedes dañar un amor inmortal?
—Es un inmortal porque tuvieron que morir.
—Ay que negativa, ya no te llevare a ver la obra de teatro.
—No me gusta esa obra en particular, prefiero la comedia, no el drama, y porque me obligaron en secundaria a hacer esa obra y lo odié, no soy buena para eso... ¿Sabes para qué soy muy buena? Para comer.
—Yo también— Gritó Nathan.
—Esta bien amargados, salgamos a comer.
—Siiii... Quiero pizza.
—Que gente tan horrible con la que vivo, viajamos cientos de kilómetros para venir a comer pizza.
—Pues yo quiero hamburguesa.
Mientras Alex fingía decepción y hacía drama, Nathan y Step se prepararon para salir, se sentía bien vestir de manera normal, ninguno de los tres tenía ropa de diseñador o caro, quería pasar desapercibidos y que mejor manera que adaptarse al panorama natural.
Pasearon por las plazoletas principales y comieron en lugares móviles y callejeros, Alexander quería mostrarle el mundo que le había retenido a su hijo, no todo es miedo y oscuridad, y aunque siempre habrá personas malvadas con las peores intenciones, pero siempre hay más buenos que malos, eso era de lo que había estado privando a su pequeño, por eso tenía tantos problemas para relacionarse.
Antes de finalizar la noche pasearon por un parque donde se podían llevar mascotas, Nathan sintió que estaba en el paraíso, tantos peluditos corriendo libres.
—Ali no te alejes— Gritó un hombre a la niña de unos tres años que corría detrás de un gran Golden Retriever, antes de que pudiera evitarlo esta se cayó después de que sus pies se enredaran, y por supuesto la pareja se acercó para ayudarla.
Step la ayudó a levantarse, mientras la niña lloraba la ayudó a limpiarse y el hombre llegó aún más afanado al ver el accidente.
—Ay no Ali, ven aquí mi amor— El hombre levanto a la niña.
—No paso mucho, pero hay que limpiar la herida— Comentó Step viendo a la pequeña.
—Gracias— Dijo él, aunque no prestaba mucho atención porque sus ojos estaban solo en la pequeña en sus brazos —Ay, Ali ¿Qué voy hacer contigo?
—Señor— Alex sacó un pequeño kit de primeros auxilios de su maleta —Si necesita ayuda.
—Oh, eso es muy práctico— Señaló el hombre un poco sorprendido, bajo a la pequeña y Step le ayudo a limpiar la herida para ponerle una curita.
—Tranquila, te vas a poner bien, no duele tanto— Nathan empezó a consolar a la pequeña.
—Que buen niño.. —Por fin el hombre empezó a observar a los adultos y al niño que estaban con ellos —¿Alex? ¿Alexander?
—¿Nathan?
—¿Señor?— Preguntó el pequeño.
—No tu amor, lo siento.
—Ey, le pusiste mi nombre a tu hijo, genial— El hombre se le ilumino la cara y sin duda se acercó para abrazar a su viejo amigo —Que bueno verte, amigo.
—Que pequeño es el mundo... Me alegra tanto verte.
—También me alegra verte, verlos... ¿Quieren tomar algo para agradecerles la intervención médica?
—Claro que sí, por cierto te presento a mi mujer y a mi hijo.
—Te presento a mi sobrina, Alisa. Mucho gusto —Le dio la mano a Step —Nathanael Hamilton.
—Espera ¿Nathanael Hamilton?— Preguntó Step —¿Viviste en ciudad Capital, hace no sé como veinte años?
—Pues he viajado mucho, pero sí he vivido allá por temporadas... Espera, espera, el mundo cada vez es más pequeño, eres mi linda Stephanie, ay bebé pensé que estabas muerta — La abrazó y unas lágrimas aparecieron en sus grandes ojos verdes —Mi bebé hermosa volvió a la vida, gracias —Decía mientras la llenaba de besos.
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