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Capítulo XXXI


La mañana para la mayoría había empezado un poco tarde, pero ya todos estaban despiertos... Bueno casi todos, el zombie mal dormido estaba andando por toda la casa intentando hacer sus labores diarias sin recordar que era sábado, para la suerte de todos.

—Nathan es hora de levantarse— Dijo el zombie en la cocina mientras guardaba su celular en la nevera.

Y un pequeño sequito que la perseguía para que no se hiciera daño o se lo hiciera a alguien mientras se despertaba.

—¿Qué está haciendo?—Preguntó Víctor confundido por lo que veía, mientras observaban desde la mesa principal donde almorzaban.

—Mamá hace eso cuando no duerme bien o se levanta muy temprano— El pequeño tosió un poco porque aún no terminaba de tragar la comida que tenía en la boca.

—Ey, ey, no hables con la boca llena, amigo— Esta vez quien hablo de los hombres que estaban allí, fue Nate que además le daba bocados al pequeño, mientras hacía muecas.

—Tío yo puedo comer solo.

—Sí, pero quiero alimentarte déjame mimarte... ¿Sí?— Puso su cara de perrito.

—Está bien... Pero después tienes que correr detrás de mi mamá antes de que se le dé por cocinar.

—¡Ay por Dios! Dime que no ha intentado hacerte de comer.

—Sí, por suerte ambas veces papá estaba.

—Nunca pruebes nada que ella cocine... Nada, por tu seguridad.

—Ok.

—Además hoy la están acompañando casi todos los empleados por todos lados.

—Nunca sirve, si papá no está no hace caso... ¡Auch!— Un sonido escalofriante los hizo poner de pie rápidamente interrumpiendo lo que estaban haciendo.

Los hombres que estaban en casa se levantaron rápidamente al lugar de los hechos.

—Señora... Por favor déjeme ayudarla— Una de las muchachas trataba de tomar la mano ensangrentada y el cuchillo de la otra.

Nate al ver la escena corrió, conocía lo suficiente a su hermana como para suponer lo que había pasado, probablemente había intentado cortar algo para comer o cocinar y casi se había rebanado un dedo, pero lo que en verdad le preocupaba era el hecho de lo que provocaba la sangre cuando no estaba del todo consciente.

Despertar viendo sangre la volvía loca, literalmente empezaba a correr hasta que alguien la detenía aunque la mayoría de las veces era un muro el que lo hacía, por lo general los cortes era simples, nada grave, pero los golpes que la detenían si podían serlo.

—¡No, no, no!— Trató Nate de controlar a su hermana que ahora corría dando vueltas en la cocina, por increíble que pareciera el pequeño Nathan solo se hizo a un lado.

También sabía lo que pasaba con su madre loca, la primera vez estaba muy asustado, ahora ya se había acostumbrado, aunque no le gustaba mucho. Víctor y Ezra estaban como estatuas sin saber que hacer mientras una loca corría en círculos, y el loco de su hermano corría detrás de ella sin poder alcanzarla, porque, aunque Step no era muy atlética, Nate era aún peor, para ser un artista que daba conciertos y participaba en papeles televisivos su energía no era la mejor, y menos su capacidad de distribuir esa energía.

—Ey, ey ¿Qué sucede?— Interrumpió Alex, quien cuando llego a la casa escuchó demasiado ruido, así que se dirigió para ver de qué se trataba —Cariño ¿Te lastimaste?

Alex la abrazó para detenerla, no pudo evitar reírse del show que se había formado en pocos minutos, Step dormida era una niña más.

—Ya, ya, tranquila, tranquila— Al oírla ella empezó a ser pucheros como si fuera a llorar, toda tierna, tomó el dedo que se había lastimado y lo limpio con su camisa, ya que no tenía acceso a un paño, igual no era tanto como para poner una venda —¿Ya te sientes mejor?

Ella contestó que sí, con un lindo puchero, la alzo como a una princesa entre sus brazos, Nathan los siguió de cerca con un vaso de agua que tomo de la cocina y los acompañó hasta la habitación.

—¿Alguien me puede explicar que fue lo que pasó?— Preguntó Víctor cuando Alex bajo de nuevo, pero esta vez solo.

—Eso pasa cuando Step no se ha despertado del todo, es como si entrara en modo avión— Habló esta vez Kane, había visto toda la escena, pero había decidido no intervenir —Lo hace desde muy pequeña, suele hacerlo cuando no duerme bien o está depr... Cuando no ha despertado del todo.

—Sí, cuando duerme poco parece un zombie responsable, ya estamos acostumbrados y cuando tiene hambre entonces intenta cocinar, eso sí es malo, porque no sabe hacerlo ni siquiera despierta— Río Alex por eso, después de todo su niñera era experta en quemar el agua.

—Bueno, me alegra que ya todos estén bien y locos como siempre, pero ya es hora de marcharme, las visitas y los muertos huelen mal después del tercer día—comentó Ezra, que en realidad había venido a acompañar a James, pero este se había marchado temprano, le había parecido descortés irse, pero al ver que todo está volviendo a la normalidad no tenía por qué seguir allí —¿Vienes conmigo Víctor?

—Sí, creo que sí.

—Yo también— Habló Kane —Es que James me trajo, y no me gusta el servicio público y en definitiva no me iré con ese otro loco, prefiero vivir.

—Ya va a llorar, nunca me he estrellado, no sé porque te quejas...— Contestó Nate mientras empezaba a buscar sus propias llaves —¡Ah! Antes de irme ¿Aún sigue el plan del domingo?

—Sí, no veo por qué no, creo que a Nathan le encantará.

Después de que todos se marcharan Alex subió con un poco de cereal y frutas en varios tazones, sabía que la razón principal de todo el melodrama anterior era por hambre y sí un poco de tristeza, pero era algo de lo que ella no querría hablar, así que se centraría en lo que sí podía ayudar.

—Hola ¿Ya despertaste?— Preguntó antes de entrar en la habitación, para terminar, encontrándose con dos tumultos envueltos en las sábanas.

—Me quiero morir de la vergüenza— La risa del pequeño se escuchaba debajo de las sábanas también.

—Tranquila, no le irán con el chime a la prensa... ¿Aún tienes hambre?

—Claro que sí dije que tenía vergüenza y eso no me llena el estómago— Dijo mientras se descubría.

—Yo ya comí, así que no tengo hambre—Explicó el pequeño siguiendo el ejemplo de su niñera.

—¿Quieren salir más tarde o nos quedamos a hacer algo en casa?— El pequeño Nathan se volvió a cubrir ante la idea de su padre de salir a la calle, estaba asustado.

Cuando despertó en la mañana en los brazos de su escogida madre, le había parecido que todo solo había sido una cruel pesadilla y que gracias a Dios ya había despertado, al lado de la mujer que más amaba y cuidada de él. Era consciente de que ahora todo estaba bien, pero lo que había pasado era real, pero se negaba a creerlo.

La propuesta de su papá le aterraba de que eso volviera a suceder, peor aún, al que llevaran esta vez fuese a él... Como esa pesadilla que tenía de cuando en vez, no estaba seguro de que lo provocaba, pero sentía que un día alguien lo iba a llevar de los brazos de su madre y si eso llegaba a pasar... Pensar en eso le invadía una gran tristeza.

—Cariño, lo que sucedió no volverá a pasar, de ahora en adelante tendremos personal de seguridad que nos va a cuidar— Le explicó Step al reconocer la causa de la tristeza del niño —Además no tiene nada que ver con lo que hablamos antes de que eso sucediera.

—¿Puedo saber de qué hablaron?— Preguntó Alex, Step afirmó con la cabeza antes de volver a hablar.

—Nathan se ha sentido un poco aislado por el hecho de que no le has dicho a todos de que es tu hijo, quiere al igual que otros niños que su padre también vaya a la reunión de padres y quiere presumirte como todo niño que adora a su papá.

—Lo siento mi amor— Sacó al pequeño de las sábanas para darle un fuerte abrazo — Siempre pensé que era lo mejor para tu seguridad, pero la verdad es que estás más seguro a mi lado, he tenido miedo desde que naciste de que alguien te lastime, pero creo que lo mejor es que todos sepan que eres mi nene consentido.

—No papi, no tienes que decirlo, ya no pediré nada, te lo juro, así nadie se los va a llevar a ti o mamá— El niño empezó a llorar.

—Awwww, mi amor precioso, no nos pasará nada y menos por tu culpa, lo único de lo que eres culpable es que siempre quiera darte más besos y abrazos de los que tengo permitido cada mañana para que no se nos haga tarde— Habló con calma y se unió al abrazo.

—A mí me provocas celos, de que hables más con mamá que conmigo y que le des amor a ella que a mí, de resto, todo lo que haces es perfecto para mí, no tienes la culpa de que la gente sea mala, solo eres culpable de que mamá y yo te amemos cada vez más todos los días.

—¿Y si les pasa algo?

—Para serte honesta no puedo prometerte que todo saldrá bien siempre, o que estaremos sanos y fuertes hasta que ya estés listos para dejarnos ir, pero si te puedo prometer que mientras estemos vivos, haremos lo posible por mantenernos seguros y de paso a ti. El mundo es un caos, y pues las casualidades existen, unas son malas y dolorosas, otras son muy buenas, porque fue una casualidad haberte conocido, pero es la mejor casualidad.

El pequeño se aferró a sus padres, después de todo la labor de todo padre es esa, no solo amar a los hijos, también demostrarles ese amor.

—Mañana domingo, va a haber un evento de familias en el club y si no te molesta Nathan, me gustaría presumir la mía ¿Qué opinas?

—¿Mamá también está incluida?— Preguntó tímidamente.

—Claro, es la mamá que escogiste, por supuesto tiene que estar ahí.

—Está bien—Dijo un poco dudoso.

La tarde pasó rápido la pequeña y rara familia, la había pasado en pijama viendo películas y jugando juegos de mesa, dejando todas las obligaciones para pasar el tiempo juntos cómodamente.

Cuando ya el pequeño se quedó dormido en su propia habitación, ambos empezaron a alistar la suya, pues ya hacía un tiempo en el que compartían el dormitorio, mientras Step preparaba la cama se detuvo para decir lo que abrumaba sus pensamientos.

—No estoy muy segura de lo que dijiste.

—¿Hmm? ¿De qué, amor?

—De lo de mañana de presentar a tu familia, me preocupa que las personas sepan quien soy realmente y empiecen a indagar, de eso al final pueden descubrir que no soy su madre biológica o que piensen que es el producto de una infidelidad, en fin, un montón de rumores que al final lo termine molestando.

—Amor, mírame, para Nathan es importante que todos sepan que eres la mujer que el escogió para ser su madre y ya cuando te sientas cómoda puedas decirle al mundo quién eres, y que lo adoptaste.

—Apenas me estoy acostumbrando a que las personas más allegadas lo sepan, y que esto no sea parte de una doble vida... Solo que, como tú, no quiero que nadie le haga daño y créeme los rumores, aunque uno sepa que son falsos, también lastiman.

—Es algo que tienes que decidir por ti misma, pero recuerda que puedes hacerlo lentamente, no hay razón para apresurarnos.

—Ok.

El día siguiente, después de poco dormir, no solo por pensar en lo que había dicho Alex, también en la pausa activa que el hombre le había proporcionado por culpa de las marcas en las muñecas que le había dejado el encuentro con su futuro exesposo, había dejado sus propias marcas sobre el cuerpo de la dichosa mujer.

Suspiró mientras colocaba maquillaje en su pecho, brazos y muñecas por si tenía que quedar al descubierto en algún momento, sus sentimientos y sus pensamientos se encontraban confundidos.

—¿Preocupada?—Dijo Alex al entrar a la habitación, le besó el cuello y la tomaba entre brazos para alivianar un poco la carga.

—Sí, un poco...— Los besos se fueron extendiendo, cerró los ojos seducida por las caricias —¡Basta! Vas a arruinar mi base.

—Tu arruinaste mi obra de arte, mira que le dediqué mucho tiempo anoche para que tú lo borres así nada más. Eso es crueldad.

—No molestes... Ni creas que voy a salir así mostrando todo eso... Se señaló, lo puedes ver tú, nadie más...

—Está bien— Declaró dramático, había logrado el objetivo distraerla —Me voy de aquí, se cuando alguien no me quiere.

—¿Sabes?— Dijo segundos después de haberse ido —No es fácil reconocerte, porque ahora que te he traído desde mi recuerdos de cuando estábamos en la escuela, eras diferente, color de cabello, de ojos... Forma de vestir, todo, eras diferente. No cualquiera te reconoce. Es más ahora que lo pienso, tus ojos reales se parecen a los de Nathan, su color es similar, aunque los cubras con esos lentes cosméticos.

—Desde hace unos años los uso y me acostumbre a ello... Pero sí, tienes razón, no soy ni parecida a la compañera de clases de tu mejor amigo.

—Exacto, ni siquiera te pareces a la chica que se paraba en frente de un jurado para declarar que el sujeto a tu espalda era muy culpable de lo que se le acusaba.

—¡En serio? ¿Cómo sabes eso? No te recuerdo de la universidad y menos de ahí en adelante.

—Mamá está muy orgullosa de ti, y tiene algunos vídeos de tus juicios.

—¿Y aparte del cabello y los ojos que me ves de diferente?

—Tu cabello está suelto ahora.

—A veces lo soltaba fuera del trabajo...

—No me refiero a eso, es una expresión soltarse el cabello es algo como libertad de expresión, tú siempre estuviste tan bien peinada, tan maculada, con la ropa perfectamente planchada... ahora te veo libre. No te quito más tiempo, yo me encargo de vestir a Nathan, no te preocupes por nosotros.

¡Soltarse el cabello! ¡Andar de pelo suelto! ¿Qué tenía que ver esas expresiones con la libertad? De repente unas imágenes se colaron en su cabeza, una mujer de oficina pulcra elegante, con el cabello bien peinado y perfectamente recogido, con una cara seria y profesional, al lado una mujer con estilo hippie, el cabello suelto sin peinar, la ropa holgada y llena de joyería artesanal... Libertad.

Toda su vida ha hecho lo que le han pedido y se ha esforzado por ser la mejor en lo lógico, en lo que era buena, después de la muerte de su hijo, había perdido el rumbo, el objetivo de su vida, por eso cuando empezó a vivir de nuevo por sí misma, escogió una nueva carrera, un nuevo trabajo, un nuevo hogar... Escogiendo su nueva vida, encontró a Nathan...

Esas palabras habían calado muy hondo en su ser y ahora dibujaban una gran sonrisa en su cara, esta era la vida que escogía y la que quería vivir al lado de sus seres queridos, pero sobre todo de la familia que la había acogido y de la cual ahora era parte.

Para contradecir a su compañero, Step decidió atarse el cabello en una cola de caballo, aunque iba un poco suelta, y los mechones se formaban hondas cafés y rubias lo que no le quitaba el aspecto de "cabello suelto" que ahora quería tener de por vida, a diferencia del maquillaje que cubría las evidencias el resto era muy suave con tonos naturales que la hacían ver muy sencilla y hermosa.

Una camisa azul rey de tirantes elástica que se ajustaba a su perfecta figura, por primera vez veía en el espejo la ventaja de los senos medianos, el embarazo le había dejado un par de tallas más grande al que había tenido antes. Podría jurar que nunca antes se había visto tanto tiempo al espejo, viendo si el vaquero rotos combinaba a la perfección, un último toque en la ropa, una gabardina palo de rosa y unas botas de tacón del mismo color.

—¿Lista?—Entró Alex a preguntar —Guao, te ves perfecta.

—Gracias, aunque no te ves nada mal— El hombre llevaba unos vaqueros negros ajustados, una camisa y cazadora de cuero del mismo tono, para contrastar con las zapatillas informales blancas.

—Espera a que veas a tu hijo, por favor, no quiero chillidos... En serio— Le amenazó con su dedo índice —Me gustaría disfrutar de sentido del oído hasta viejito.

Nathan llevaba un gorro de lana gris, una camisa blanca, unos vaqueros azules, blazer y zapatillas grises, acompañado de unas gafas y un reloj de marca, de una muy buena, aunque su madre no llevaba ni una sola y su padre había escogido un reloj sencillo.

Step por poco chilla de la emoción, era tan lindo, pero disimulo que le había encantado, apenas salió Alex de la habitación ya no se pudo contener y gritó emocionada.

—Dios, ya no quiero ir, solo quiero comerte a besos— Pronto su labial de tono pastel quedo impreso en la cara del bebé frente a ella.

Al llegar al gran club campestre Alex llegó de la mano con Step y en su otra brazo sostenía a Nathan, ya este no era tan pequeño así que tuvo que bajarlo para que caminara por sí mismo, de cierta manera eso le emocionaba y de la otra, le aterraba lo rápido que crecen los hijos, al menos ya no estaría solo para cuando eso sucediera.

A su encuentro salieron varias personas sorprendidas ya que el hombre no acostumbraba a ir a ese tipo de lugares sociales desde hacía unos años, desde que nació Nathan para ser exactos, aunque no muchos conocían este último dato, por eso al verlo al lado de una hermosa mujer y un niño, les daba aún más curiosidad.

—Ay cariño, viniste— Fue Hasley quien lo saludo desde lejos, después de todo se emocionaba de ver a Nathan en sociedad, aunque no le agradara la compañía que este llevaba —Me alegra verlos.

—Hola Has ¿Tu familia ya llegó?— Respondió Alex al encuentro, mientras Step y Has se saludaban hipócritamente de la mejilla para cumplir con el rito social.

—No me llenes de besos tú también— Advirtió Nathan cuando la morena le alzó para saludarlo cariñosamente —Fue casi imposible quitarme a mamá de encima— Ella río por la gracia que le hacía el comentario, aunque por dentro le ardía que viera a la niñera como una madre.

—Sí, mis padres ya están aquí, creo que Víctor llegó hace poco —Puso a Nathan en el suelo— Y Ezra no sé... Quizás llegue más tarde.

Los ojos de Hasley se iluminaron apenas vio quien llegaba, pero como siempre este la ignoró para ir detrás de alguien más, esta vez, como la última vez de la persona que le hacía agrio el día.

—Hola dulzura ¿Cómo has estado?— James se dirigió a su hermanita como si no la viera hace mucho tiempo.

—Hola James, me alegra verte— Ella le besó en la mejilla.

—A mí también, oh, hola, campeón no te había visto— Le acarició el cabello.

—Hola tío James.

—Alex ¿Por qué no vienen a la mesa con nosotros ahora que eres de la familia —Hasley le miro atentamente para descubrir por qué lo decía —Ahora que eres un socio de las empresas de mi padre, seguro que te ve como un hijo, porque no ha aceptado socios desde hace mucho.

Step se reía por dentro del juego de su hermano con las personas curiosas a su alrededor siempre lo había hecho desde la escuela, jugar con las pobres mentes.

—Claro, vamos— En ese sentido Alex si era muy inocente en ese aspecto.

Poco a poco el grupo se hacía más grande, Natalia y Kane se habían unido y ahora Nathan iba en los brazos de su tío por protección, porque Iris y la misma Natalia habían sucumbido ante la galantería del pequeño, lo cual no le gustaba al parecer su madre escogida había quemado los cartuchos antes de salir de casa.

Además, Nate había decidido mostrarle todo el lugar a Nathan que por primera vez lo veía, aunque fingía que para Step también era así, les explicaban de todo, probaban de todo y jugaban con todo lo que encontraban, un recorrido que al principio solo les tomaría unos quince minutos llevaban cerca de dos horas.

Quien los veían dudaban que los que estaban eran grandes empresarios y profesionales que dedicaban la mayor parte de su tiempo al duro trabajo, más bien parecía un grupo de jóvenes donde una pareja de ellos se habían convertido padres aún en la escuela. Se estaban divirtiendo, algunos como si hacía mucho no lo hacían.

—Disculpe—Un hombre joven se acercó a Step que se reía desde lejos las maromas que hacía James en una de las zonas recreativas del lugar.

—Sí, dígame ¿Los estamos incomodando o no estamos cumpliendo las normas del lugar?— Pregunto un poco preocupada al darse cuenta de que era un empleado del lugar por el uniforme.

—No señora, no se trata de eso, es que el señor Stottlemeyer me envío a llamarlos para que pasen al restaurante a comer, ya es un poco tarde y se ha pasado la hora del almuerzo del señorito King.

—Es cierto, ya en un momento vamos, gracias— Step los reunió para avisar que los habían mandado a llamar. Todos se reunieron rápido con un Nathan muy cansado y sonriente.

—¿Nathan?— Llamó una niña que lo miraba sorprendida, los adultos se miraban la mayoría bien sorprendidos, mientras el aludido hacía mala cara, para Step eso no pasó desapercibido.

El muchacho quiso pasar ignorándola, como su buen tío James, pero una de las mujeres que la acompañaban se molestó por ello.

—Que niño tan mal educado, no sé cómo se atreve a ignorar a la señorita— La niña apretó la mano de la mujer, más que todo para parecer inocente ya que sabía que se encontraba la madre, la psicóloga del colegio y no se iba a ganar de enemigo un adulto como ella.

Los hermanos Stottlemeyer se pusieron serios, algo que si reconocían era una carita falsa sin importar la edad del oponente.

—Señorita Díaz, que gusto verla con su hijo, nunca imaginé verlos aquí.

—¿Crees que no puedo ganar suficiente para traer a mi hijo a un sitio como este?— Comentó con soberbia Step, y entendía porque le molestaba ir a clases.

—No es eso, es que no pude invitarlo a mi fiesta de cumpleaños como casi no asiste a clases— Fingió imprudencia.

—Lo sé, es que no le gusta socializar con gente falsa— Nathan se sorprendió al saber que su mamá estaba enterada de todo, por primera vez sintió miedo, pero no de esos terribles sino el de un hijo normal al saber que serían muy pocas cosas las que le podrían ocultar.

—¿Está sucediendo algo?— Un hombre con un tono fuerte llegó al lugar a defender a su pequeña hija.

—No, nada— Habló James —MI SOBRINO, hablando con su ¿Hija?

—Sí señor Stottlemeyer mi hija menor, no sabía que usted tenía sobrinos— Dijo asustado, el hombre sabía lo mucho que despreciaba su hija a ese niño al cual describía como el niño genio que entro becado a una escuela como la suya.

—En realidad es sobrino de todos— Dijo Ezra con su cara de mil demonios.

—Mío no— Dijo Alex sonriendo, había sacado su sonrisa de negocios —Es mi hijo.

—Señor King— Habló la madre de la niña entrando forzadamente a la conversación —No sabía que había adoptado a un pequeño.

—Creo que mis espermatozoides son perfectamente capaces de crear un chico tan listo.

—Ay vámonos, el abuelo nos está esperando un poco enojado— Step saludó a su padre que miraba la escena desde lejos sin saber exactamente lo que ocurría, cuando Nathan lo saludó desde lejos, el hombre mayor se levantó de su asiento para saludarlo e invitarlo con su mano.

—Mami ¿Puedo?— El pequeño al sentirse protegido por su familia dejo de prestarle atención a eso que le estaba molestando, y quería correr a los brazos de su nuevo abuelito.

—Sí, sí, pero ten cuidado— Step lo dejo marchar con una mirada dulce, la cual pasó a una de alfa ganadora cuando volvió la mirada a los señores, la misma que hacia cuando estaba a punto de ganar un juicio con una sonrisa ladina —Que tengan un buen día, nos vemos mañana Jessica.

¿Qué fue eso?— Preguntó Iris.

Esa mocosa, hace que las clases de mi pequeño sean horribles y se escapa— Explico en señas para su amiga, pero Kane traducía para Natalia y los que no entendían prestaron atención a la explicación.

Siguieron conversando hasta llegar a la mesa donde los esperaban para ser regañados por demorarse.

—¿Así que lo consiguió una madre? Interesante— Habló la rubia —¿Sabes por qué King se asocia con los Stottlemeyer?

—Me enteré hace poco que el viejo acepto al señor Víctor y al señor Alexander como socios, al menos eso estaban hablando hoy algunos empresarios, el niño fue una clave para que el viejo aceptara el negocio.

—De repente mi ex se acaba de volver interesante, muy interesante, menos mal porque ya me estaba quedando sin dinero— Habló para sí misma mientras alzaba de nuevo el vaso para beber del dorado líquido —Quien diría que el bastardo iba a servir para tanto.




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