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Capítulo XXX

—¿Ya despertaste?— Preguntó una voz masculina.

—¿Dónde estoy?— Preguntó un poco asustada por el rumbo de sus pensamientos.

—Eso lo sabes bien... Ya has estado aquí casi que en la misma posición, excepto porque no necesitaba atarte las piernas también.

—Ay no puede ser... Eres un maldito imbécil.

—Sí, desde siempre... Pero a este imbécil le prometiste le juraste amarlo hasta que la muerte los separe.

En la casa de Alexander ya se encontraba él con su hijo, ambos descansaban en la cama del mayor con ayuda de medicamentos.

—Me preocupa que nadie haya llamado a pedir rescate...— Dijo uno de los agentes que se encontraban en la casa a la espera de la llamada, sin saber que lo escuchaba alguien a parte de la persona a la que dirigía el comentario —Quizás algo salió tan mal que ni siquiera pedirá recompensa. 

—Aunque ese fuese el caso, le recomiendo que se abstenga de hacer esa clase de comentarios innecesarios, las personas que la esperan no necesitan esa clase de desesperanza tan abrumadora— Habló James mientras se tomaba su cuarta taza de café.

Su padre se había ido a su propia casa con otro equipo, uno privado, en caso de que la situación fuera intencionalmente dirigida a la familia Stottlemeyer, después de todo la diferencia en las cuentas bancarias entre las dos familias era irrisoria.

Víctor estaba estupefacto sintiéndose cada vez más idiota, ahora era claro para él quien era Step, que aunque no eran cercanos podía distinguir a la hermana de James, quien sí era muy cercano a la familia, y pues ella, era su adoración, desde que llegó a sus vidas, para la mayoría de los que los conocían no era un secreto que era adoptada y que era la hermana biológica de Nate, que habían encontrado años después de la adopción de él.

Mientras recapacitaba en todo lo sucedido, se preguntaba si ella no lo había reconocido desde el principio o solo había fingido como lo demás. El tenía una gran defensa a su favor, ella había cambiado su aspecto físico... Cuando la vio por primera vez, era una niña rubia de ojos claros con cara de pocos amigos.

Al principio llevaba el cabello suelto o en una coleta simple al colegio, pero después del asunto relacionado con las fans de sus nuevos hermanos y encabezada por la hermana de Víctor cual delincuente pandillera, empezó a llevar peinados de trenzas y podía jurar que el cabello más corto.

—¿En que piensas?— La voz de Ezra despertó al moreno de su ensoñación.

—¿Ezra? ¿A qué hora llegaste?— Preguntó muy sorprendido el menor.

—Hace ya un rato, vine a acompañar a James, me comentó lo sucedido, aunque se vea relajado, está muy preocupado.

—¿Tú sabías? 

—¿Qué cosa?

—¿Quién era ella?

—Sí... Al principio dude un poco, se veía diferente a la última vez que le había visto, todo lo que pasó pasó una dura factura en su cuerpo y rostro, y que cambiara el color de su cabello y ojos no ayudó mucho, pero después de unos minutos lo supe, esa carita seria donde finge no estar asustada la heredó de su hermano mayor— Sonrío pensando en eso, puedo que no fueran hermanos biológicos pero James y Lauren se parecían mucho.

—¿O sea que lo supiste desde la primera vez que la viste en la fiesta de Hasley?

—Claro, es la bebé de mi amigo del alma, la reconocería incluso si se hiciera un montón de cirugías plásticas ¿Reconocerías a Nathan si hiciera lo mismo?

—Creo que sí.

—Además siempre me ha gustado esa chica, no de la misma manera que a ti, algo más paternal.

—¿Cómo lo supiste? ¿Qué ella me gusta?

—No lo sabía, solo estaba adivinando, instinto de hermano mayor— Le echó una mano sobre la espalda de su hermano pequeño, sintió pena por él, quizás era el karma del que tanta hablaba la madre de ellos, no se debe jugar con las personas porque llegará una que entrara en tu vida solo para romperte el corazón.

Y Víctor tenía en su haber una larga lista de corazones rotos, ya era hora de que le rompieran el suyo... Pero la novia de su mejor amigo, era algo demasiado cruel, lo acercó como cuando eran niños y lo ocultó en su pecho para que llorara, y si lo que dijo el policía llegara a cumplirse... Ni él mismo podría soportarlo.

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—Mira idiota tienes que soltarme...

—Sí, lo sé... Pero con una condición.

—¿Crees que tienes derecho a poner condiciones?— Preguntó ofendida e irritada Step.

—No soy yo el que está amarrado sin poder moverse mucho.

—¿Qué quieres?— Razonó.

—Qué me escuches... Solo te pido eso.

—¿Toda esta mierda solo para que te escuche?

—Sí, en parte porque me gusta el drama y la otra— Suspiró —Porque no era mi intención llegar a tanto, en gran parte ha sido todo un GRAN MALENTENDIDO.

—¿Qué?

—Sí quería conversar contigo, pero no respondes mis llamadas, ni mis correos, ni nada, no me puedo acercar a ti, porque todo el tiempo estás con ese niño, y pues no quería generar rumores ni malentendidos, aunque se hayan dado las cosas así.

Te seguí desde esta mañana, pero en ningún momento pude acercarme a hablar contigo, así que volví en la tarde porque averigüe tu horario, pero te marchaste antes, por pura casualidad te encontré en el parque y de repente empezaste a caminar más rápido y luego a correr.

Y como la tonta anti deportista que eres te tropezaste con tus propios pies, mi reacción fue agarrarte, pero no soy un príncipe azul así que en vez de tomarte del brazo, terminé halando tu cabello y bueno, me asusté cuando empezaste a gritar corre... La gente me miraba raro, y bueno, aquí estamos.

—¿Cómo terminé dormida? ¿Qué droga usaste?

—No necesité nada de eso... Cuando te arrojé en el carro te golpeaste la cabeza y el estomago, no estoy muy seguro de qué causó qué, pero deberías revisarte con un médico después. Luego te traje aquí, te cambié de ropa porque de todas maneras soy un pervertido y no me gusta verte en ropa de oficina cuando estás en la playa... Ese vestido te sienta de maravilla.

—¿Y por qué me amarraste? ¿Pensaste en...

—Por supuesto que no, jamás pensaría en abusar sexualmente de ti, si quiero oírte gritar mi nombre que sea de placer y no de odio, y te amarré porque saldrías corriendo como la loca que eres o me golpearías... Y ya entrados en gastos, me gustaría que me escucharas antes de dejarte libre.

—Eres un completo imbécil.

—Pensé que eso ya había quedado claro, supéralo querida.

—Sé que te faltó ácido fólico cuando eras un embrión, pero prosigue con tu intento de disculpa, a diferencia tuya me esperan en casa.

—Claro, recordarle a tu ex marido psicópata que tienes una nueva familia, hará que te suelte más rápido... ¿Segura que no fue a ti la que le faltó el acido fólico?

—¿Por qué le sigues dando vueltas al asunto? 

—No es sencillo reconocer cuando uno se equivoca— Agachó la mirada, aunque ella no podía verlo porque no se lo había quitado la venda, después de todo no quería que le viera en ese estado —Nunca me acosté con esa mujer.

—Lo sé.

—¿Entonces por qué no me lo dijiste? ¿Por qué dejaste que todo esto sucediera? No me malentiendas, no te estoy culpando, es solo que muchas cosas habrían sido diferente sí hubieras intervenido.

—¿Cómo querías que hubiera intervenido?

—No sé, quizás si tu me hubieras reclamado, no sé, lo que hacen las parejas cuando sienten celos y así.

—Eso jamás hubiera sucedido, aunque una horda de mujeres tuvieran que pelear por el honor a ser amadas por ti, yo no lo haría, nunca se trató de propiedad, no eras solo MI esposo, eras mi compañero y mejor amigo, se suponía que sí esa... Esa mujer, por no decir lo que en verdad es, levanta rumores donde tu eres un traidor, te defiendes y aclaras las cosas, sí una persona habla mal de tu pareja la defiendes, y le das su lugar a cada quién... Además no somos unos niños que jugábamos a ser pareja, éramos un matrimonio.

—Me hubiera gustado escuchar eso a tiempo.

—Igual me hubiera gustado decirlo, pero mi orgullo era más importante en ese momento... Quizás nos casamos demasiado pronto.

—O sencillamente, no era nuestro destino ser una pareja formal sino amigos...

—¿Te enamoraste de la camarera?

—Es extraño, te amo y a ella también, pero de una manera diferente.

—A ella no la lastimarías ¿Cierto?

—Algo así...

—No es justo— La venda se empezaba a humedecer —Yo sí te amaba, siempre quise lo mejor para ti, incluso si era a costa de mi propia felicidad, es cierto que me molestó lo de esa imbécil, pero lo que más me dolía era la decepción, había dado tanto y recibía tan poco... Y después lo de la mesera, lo supe en cuanto la vi, ella era diferente, de muchas maneras, me sentía tan herida, tan frustrada... En el fondo, muy en el fondo pensé que como esperábamos un hijo quizás así me amaras más y cambiaras lo infantil que te habías comportado antes... 

Hubo un momento en medio de todo ese caos que llegue a creer que mi amor por ti se vería recompensado, desde que supiste del embarazo te comportaste tan lindo conmigo, hubieras sido un gran padre para nuestro hijo, estaba en las nubes, y cuando ella llegó a decirte de su embarazo, entonces mis nubes se dispersaron y yo caí como la nieve para ser aplastada por la realidad, no eras mío, en realidad nunca me amaste, solo me dabas las migajas de tu amor... Yo no era lo suficiente para ti.

—No digas eso, yo te amé, aún lo hago, te lo juro, es solo que no supe como hacerlo... Perdón por no haberte abrazado más tiempo, pensé que te ibas a quedar toda la vida— Dijo tratando que el nudo en la garganta no se notara.

—Ya no importa.

—Dame otra oportunidad— La súplica salió de su boca sin previo aviso.

El silencio invadió la habitación, no se trataba de un momento incomodo ni uno tensión, más bien era un silencio lúgubre, que decía más que si hubieran palabras.

—Al menos dime ¿Por qué no lo harás?— Su llanto casi había apaciguado su voz, era la mujer a la que había llevado al altar.

—Me gustaría decirte que es porque ambos tenemos otras personas, aunque no sea verdad... Ella no es un reemplazo de mí, así que te tomará tiempo establecerte con ella... Y yo con él, bueno es solo un juego, uno de fuego, también podría decirte que es por los niños involucrados, tu hijo está con vida y necesita a su padre y yo amo a Nathan más que a mi propia vida.

No sé por qué, pero recordé una frase de un poeta que leí hace muchos años:

"Nos fuimos olvidando lentamente, entre mensajes y llamadas cada vez más cortas, actitudes más cortantes, visitas menos agradables. Poco a poco se fue convirtiendo en nada, lo que un día fue todo"

Seamos honestos, yo creo que nunca me amaste como lo haces con ella, creo que lo que te da es la sensación de vacío de una relación fracasada y el nuevo cambio,  sí alguna vez me amaste ya lo habíamos arruinado, tener un hijo era la solución y ahora en lo entiendo, lo nuestro se había terminado, pero no le prestamos atención como para saberlo, no puedo darte una oportunidad para volver a ser miserables— Ella se intentó levantar para poder hablar con él desde una posición más cómoda, además quería darle un abrazo pues el amor aún sentía le hacía doler el corazón por saber que se encontraba sufriendo —Creo que siempre te voy amar, eres mi primer amor después de todo, pero no es ese amor de hace tantos años, es más un amor nostálgico, un recuerdo, aunque en este momento no sea uno bueno.

—Seré una cicatriz— La retuvo para que dejara de esforzarse para levantarse, se subió sobre ella sin forzarla, le tomó de los brazos suavemente y le dejó un casto beso en los labios mientras sus propias lágrimas caían en las mejillas de ella.

—Suéltame por favor.

—No quiero, sí lo hago te irás.

—Quiero abrazarte...

—En este momento no sirve de nada, no te puedo retener con un abrazo, no me puedes consolar con uno, solo me recordarás lo que perdí y prefiero que no me veas... 

—¡Quiero el divorcio!— Dijo ella en voz suave, sabiendo que podía oírla por la cercanía.

—No, no pidas tanto... No quiero que me veas como estoy, así que le pediré a Tom que venga a recogerte, él no sabe lo que sucedió aquí, así que te agradecería que no se lo dijeras, ni a tu familia.

—¿A qué le tienes miedo?— Preguntó confundida.

—No es a que me arresten o algo así, solo que no quiero que nadie vea la miseria en la que he caído, te lo ruego, cúbreme una vez más, por ese amor que alguna vez sentiste por mí— La besó nuevamente y ella solo afirmó con la cabeza, luego lo oyó marcharse.

No supo cuanto tiempo pasó, pero el silencio del lugar le empezó a desesperar, así que intentó en vano quitarse las ataduras, hasta que el sonido de un auto derrapando por la velocidad le llamó la atención, alguien con pisadas fuertes y rápidas entró en la habitación.

—¿Qué mierda pasó aquí?— Preguntó Tom agitado por la carrera.

—Hola Tomás ¿Me puedes liberar?

—Gracias a Dios estás bien, afuera es un caos ¡Dios! Te juro que pensé lo peor cuando ese idiota me llamó.

—Pues estoy bien, creo que solo necesitaba hablar conmigo.

—¿Secuestrándote? No podía solo ir a tu casa y hacer escándalo o yo que sé, tu padre básicamente está moviendo la ciudad para encontrarte, mamá me llamó muy asustada... Tu padre lo va a asesinar, y juro que puedo ser su cómplice, o quizás también le ayude —Tom había terminado de liberarla y ahora le quitaba las vendas, ella había llorado —¿Te hizo algo más que secuestrarte?

—No, no te preocupes ¿Hay alguna manera en que no le digamos a nadie lo que sucedió?— Él sintió lástima por ella en ese momento —Es humillante para ambos.

—Lo que tu quieras, eso es asunto tuyo.

La ayudó a levantar pues no quería que un centímetro mas de su cuerpo fuera lastimado, la llevó con paciencia y lentitud hasta el auto, como si llevara una muñeca de fina porcelana que se quebraría al mínimo mal movimiento.

—Voy a llevarte a casa, pero no sé que decirle a tu padre.

—Mejor llévame a la casa de Alex, por favor, y pues di que saliste a buscarme, porque tu mamá te llamó preocupada, eres bueno investigando así que seguiste varias rutas hasta dar conmigo en la carretera, que me soltaron porque se habían equivocado de persona y les dije que no tenía a nadie.

—¿Un secuestro exprés? Tú eres la mentirosa, perdón la abogada, espero que funcione, y ya en serio, borren mi numero de sus celulares como contacto de emergencias.

—Gracias.

—Para ser honesto, aunque sí me preocupe por ti, lo hago por él... Es mi amigo.

—Lo sé, pero igual gracias, por quererlo, por cuidarlo, te necesita ahora más que nunca.

—¿Entonces este es el final?

—Este es el comienzo del final.

—Un largo camino... —Ella afirmó, ambos sabían lo terco que podía ser ese hombre que tanto odiaba perder.

Aún faltaba unas pocas horas para que el sol iluminará el nuevo día aunque este ya había comenzado cuando llegaron a la casa King, habían varios autos en la entrada, así que a Tom le tocó aparcar lejos de la puerta, mientras caminaban a la entrada lo hacían en silencio, no había nada más que hablar al parecer. Cuando el chico iba a tocar la puerta, Alex salió, ya se había pasado el efecto de los medicamentos y ahora necesitaba un poco de aire, todo el mundo dentro de la infraestructura se encontraba a la espera, dando al ambiente una fuerte tensión.

—Step— Suspiró antes de tomarla en sus brazos, aunque estaba cerca, ella también aceleró sus pasos para llegar al encuentro, él la besó y ella perdió el conocimiento, el estrés de toda la situación le cobró la factura al por fin sentirse a salvo.

La alzó como una princesa y la llevó adentro para lo sorpresa de todos, incluso ignoró al recién llegado, pidió espacio para poder ponerla en el primer sofá que encontró mientras sus hermanos por fin sentían alivio al verla.

—¿Qué fue lo que sucedió?— Preguntó Kane a Tom cuando lo vio entrar con los otros dos.

—La encontré en la carretera deambulando, iba a llevarla al hospital, pero quería venir aquí.

—Gracias— Dijo Alex cuando levanto la mirada —Por traerla, alguien por favor llame a al señor Leland, debe estar muy angustiado.

James levantó la mano para mostrar que él ya lo estaba haciendo, unos paramédicos le revisaron para encontrar que estaba bien, solo que seguramente era un colapso por la situación.

Minutos después, ella despertó y entre Tom y ella, explicaron la mentira que ella había inventado, y aunque su padre le rogó que fuera al hospital ella no cedió, solo quería pasar tiempo con Nathan, quien aún no despertaba.

Ya era tarde y la mañana llegaría pronto, así que ninguno regresó a sus casas, el servicio los acomodó en los diferentes cuartos de la casa, y la policía se marchó cuando el alba marcó el camino.

—¿Estás bien?— Preguntó Alex cuando llevó a Step a su cuarto junto con su pequeño.

—Me asusté mucho al principio, porque no sabía como estaba Nathan— Dijo mientras acariciaba el cabello de su pequeño —Pero al ver que no lo tenían dejé de sentir miedo, solo quería volverlo a ver y a ti— Sus ojos se llenaron de lágrimas.

Alex se acercó despacio y se recostó frente a ella dejando a su hijo en la mitad, también extendió el brazo para acariciarlo, ahora podía escucharlo respirar calmadamente, dormido había reconocido la presencia de Step y ahora se encontraba calmado. Le dio un pequeño beso a su novia, el cual ella recibió con ternura, mientras una lágrima traicionera rodaba por su mejilla.

—No me mientas— Con esas palabras cortó el beso.

—No te miento, por un momento dejé de sentir miedo.

—No me refiero a eso, sino a la razón por la que volviste, me estas mintiendo, peor aún, estás encubriendo a alguien.

—¿Por qué dices eso?

—Porque tu besos son amargos cuando mientes.

—No sabía que mis besos tenían sabores.

—Pues sí, y además te delatan...

—No puedo decirte, no porque esté amenazada o algo así, solo es incomodo y realmente estúpido de como se dio esta situación.

—¿Tiene que ver con tu exesposo?

—No preguntes, lo que temes que te respondan— Se acercó aún más y le calló con un beso.

La mañana siguiente la casa era una penumbra, casi todos dormían, incluso el personal del servicio, apenas estaban dos o tres haciendo sus respectivas labores, lo cierto era que el día anterior había sido duro para ellos y habían acompañado a la policía y las visitas hasta que todo llegó una buena conclusión, no solo porque en parte era su deber, sino también por el aprecio que se había ganado la niñera.

Mientras tanto una de las personas que antes los acompañaba, luego de un merecido descanso se marchó, sin decirle nada a nadie, había aprovechado el tiempo después de la llegada de Step para dormir un rato, ya que el viaje que haría era algo largo y necesitaba de su paciencia e inteligencia para lograr su objetivo.

Por fin llegó a su destino, bajó con el un par de botellas de licor y algo de comida enlatada, entró por la puerta principal al darse cuenta que estaba medio abierta.

—¿Qué haces aquí?— Lo recibió una voz ronca.

—Aquí venían cuando querían escapar de la presión de la universidad y luego del trabajo, apagaban cualquier medio de comunicación, este era su cueva de amor... Lo que hizo que muchas veces mamá se preocupara por ella. Eran demasiado jóvenes.

—Recuerdo cuando nos encontraste aquí la primera vez, por un momento pensé que la sacarías desnuda a la calle, estabas furioso...

—En ese momento solo quería protegerla, había desaparecido desde la mañana, el decano llamó a mi madre para preguntar por su alumna estrella quien se había reportado enferma, se puso como loca, creyó que la habían raptado o peor, después de mucho preguntar y casi acabar a golpes a Tomás, me dijo sobre esta cabañita... No te imaginas todas las cosas horribles que pensé, para luego encontrarlos desnudos y a ella sobre ti. Ese fue un día muy largo para todos.

—Al menos ese día descubriste que no estaba abusando de ella, como decían los rumores.

—Eso es cierto, te hubiera asesinado a golpes y pensar que desde ahí los apoyé aunque mi madre y todo el mundo se opuso, de verdad llegué a creer que la amarías por el resto de tu vida.

—¿Quién dice que no lo hago?

—Pues tu manera de amar es algo extraña, podría llamarlo obsesión, acoso, maltrato psicológico o incluso tortura y secuestro, pero nunca amor, porque el amor es algo puro, algo que te inspira a no hacerle daño jamás.

—En algún momento de nuestras retorcidas vidas se convirtió en algo malo, pero no lo era.

—Sí, ella maduró y te dejó atrás, muy atrás, y por el aspecto que tienes supongo que ahora te dejo fuera de su vida también— Sacó una de las botellas y sirvió un trago para cada uno —Es que eso de secuestrarla delante de su hijo y traumarlo, no es que reconquiste a muchas mujeres.

El silencio llegó a la habitación.

—No te estoy preguntando, estoy confirmando lo que sospechaba desde que me dijeron que alguien se llevó, esperaba que fueras tu y no un idiota buscando dinero rápido... Ella ahora tiene una vida, así como los apoye una vez para que estuvieran juntos, los voy a apoyar a ellos para que lo hagan, tienen una familia, algo retorcida y rota, pero al final una familia.

—¿Crees que no lo sé, James? La he visto como mira a ese niño, como si fuera su propio hijo, sería capaz de dar la vida por él, y yo me tengo que quedar callado porque es ilógico que luche contra un niño de seis años, que la necesita más que yo, pero aún así la necesito conmigo, la quiero conmigo— Lloró, como hizo toda la noche cuando la dejó marchar.

—Lo mejor de todo es ese niño y su padre la hacen feliz, han estado sanando las heridas y traumas que le dejaste, podría decir que nunca antes la vi sonreír como lo hacer ahora...

—¿Se supone que me estás consolando?

—¿Consolando? ¿A ti? ¿Por qué haría eso? Solo vengo a recordarte lo miserable que debes ser, porque tenías eso y lo perdiste, iban a tener una hija, que ella adoraría con todo su ser, pero que tus estupideces le quitaron la vida, de cierta manera tu también eres un asesino... Aunque no te deseo nada malo, espero que puedas salir de esto, encontrar una familia y ser feliz, pero para eso tienes que dejar el pasado atrás, eso incluye dejar a mi hermana en paz, o seré yo el te de la paz eterna.

—Todo por un mocoso de seis años.

—Tiene cinco, tu hija tendría la misma edad.

—Ya que estamos haciendo aclaraciones, era un niño, y sería igual a ese mocoso, al fin y al cabo...

—¿Qué?

—Nada, dejemos a los muertos en paz y también sus memorias, más bien quédate otro rato y bebe conmigo.

—Eres un imbécil— Dijo aunque se quedó, no porque le tuviera cariño o parecido, sino porque al final era demasiado humanista, no podía dejarlo todo y que quizás muriera ahogado por el alcohol y las penas.

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