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Capítulo XXVI

—Quiero que salgas de esa casa— Por fin había hablado el hombre mayor  después de unos  largos minutos a su hija.

Después de que Leland y Step se habían encerrado en la oficina, ambos se habían quedado callados buscando las palabras correctas para empezar la larga conversación que les esperaba.

—No lo haré, papá—Fue lo que respondió la muchacha con firmeza ya que no había manera alguna de que se convenciera de obedecer a su anciano padre.

—Eres mi hija, y siempre he respetado tus decisiones, creo que es importante que los hijos se vuelvan independientes, pero verte sufrir es la cosa más dolorosa por la que he pasado y ya sabes lo mucho que sufrí cuando murió tu madre.

—Papá ¿Cómo puedes comparar una cosa con el otro?

—Perdiste a tu hijo, que apenas viste unos minutos, imagíname a mí, que te vi crecer, ser una buena hija, una buena estudiante, te he visto progresar, casarte y formar tu propia familia, verte sufrir fue una manera de perder a mi niña ¿Qué sentirías si alguien a quien le confiaste el cuidado de ese niño que dejaste en la oficina de tu hermano lo destroza por dentro? Dime que no se puede comparar con la pérdida de tu madre y que no podrías decir cual duele más.

—Lo siento— Leland por fin había llegado al corazón de su pequeña, desde todo lo sucedido solo había pensado en su desgracia y tragedia, pero ni un solo momento había considerado la perdida que también sufrido los demás.

Su padre y los Falconi, habían perdido a su nieto y a sus hijos, por diferentes circunstancias pero, al final era una perdida también, sus hermanos y amigos a su seres queridos, todos estaban de duelo, por supuesto el dolor no era igual, aún así no significaba que no lo sintieran.

—Ese hombre con el que estás viviendo ahora te va a hacer sufrir, porque las cosas pueden cambiar tan rápido que no te dan tiempo de adaptarte. 

—No es como si pudiera irme ahora mismo, Nathan me necesita, tanto como yo a él.

—Hija, él tiene una madre y si quiere alejarte de él, lo hará, es un hombre noble y adora a su hijo, así que si ella le pide que te asesine, probablemente lo haga.

—Eso pasaría si tuviera algún valor en la vida de Nathan, pero no es así, incluso he llegado a creer que le hizo un daño irreparable. porque sus pesadillas se tratan de ella... Le tiene miedo.

—Es una muy mala mujer, querida, por eso quiero que te alejes, pero a la vez no quiero que lo hagas es un niño muy dulce y no puedo dejar de verlo como tú cuando eras pequeña, tan lastimada y tan fuerte, y a la vez tan necesitados de alguien que los haga sentir amados ¿Has pensado si alguna vez te ves reflejada en él?

—No lo sé papá, es solo que veo tan triste cuando no estoy, creo que solo quiere una mujer que lo ame como lo debería hacer su madre... Cuando ustedes me adoptaron me conformaba con que ya no me golpearan más y dormir en un lugar calientito.

—Ay mi bebita —Al hombre se le aguaron los ojos de pensar en el sufrimiento que había sufrido su hija de pequeña— De cierta manera son distintos y a la vez iguales, porque aunque él tiene su padre biológico, el cual lo ama con todo su ser, también le falta su lado materno, tu en cambio estabas completamente sola, pero ambos necesitaban una amorosa madre que los amará con todo su corazón.

—Y la encontré, y un padre que me ama mucho aún.

—También te molestaban en la escuela...

—Y también mi madre adoptiva les hizo morder el polvo por lo que me hicieron— Más que una alusión al pasado, era una amenaza de lo que pensaba hacer.

—Yo me encargaré de eso, para que no tengas problemas con tu nuevo novio por eso.

—¡Papá! No somos novios, ni nada de eso.

—Pero e gusta y le gustas... Te explico, cuando dos niños se atraen y no tienen suficiente supervisión, cometen errores y tienen relaciones sexuales que producen bebés, no los he visto juntos, pero sé que tienen suficiente tensión de esa clase, como para que alguien atente contra ti.

—¿De qué estás hablando?

—De la fiesta de la niña Miller, esa mujer te atacó porque obviamente porque te interpusiste entre su objetivo financiero— Step trataba de entender como su padre se había enterado —Vi a James furioso vetando a esa mujer de la industria, lo cual me pareció muy extraño e investigué, solo tu lo descontrolas así. Si no intervengo entre tu y tu hermano, probablemente dejen a esos niños y sus familia sin empleo y muriéndose de hambre en las calles de la ciudad porque fueron unos tontos y lastimaron al pequeño.

—Yo no sería capaz de llegar a a tanto, pero esos pedazos de animales hicieron que me mintiera, disfruta de aprender y se lo arruinaron.

—Dudo que deje de aprender y estudiar por eso, pero sí lo tienes muy mimado y dependiente de ti.

—Cambiando de tema... ¿Sabes quién es la mujer que lo dio a luz?— Step no iba a decir su madre, porque el rencor le hacía doler la lengua.

El teléfono sonó, así que el mayor de los Stottlemeyer le cedió el aparato al ver la procedencia de la llamada.

—¿Aló?— Contestó confundida.

—Tu hijo despertó ven por él— Step corrió como alma que lleva el viento de solo pensar que el pequeño podría despertarse asustado y llorando, lo que su padre dijo podía ser cierto, era demasiado sobreprotectora, pero le importaba un comino, quería que siempre estuviera feliz así tuviera que meterlo en una burbuja para siempre.

Al llegar ni notó a los demás, pero al verlo calmado también se relajó y su visión se amplió, para encontrarse a esa gran amiga, la primera que tuvo, estaba muy emocionada por verla, pensar en la conversación con su padre le remordió la conciencia ¿Cuánto sufrió su amiga por ella y ella en ningún momento pensó en buscarla?

—Siento mucho no haberte dicho que estaba viva.

Me puse triste cuando vi en el periódico, la noticia de la fiscal prodigio que había fallecido en un accidente de tránsito, según esos papeles mi mejor amiga había muerto con su esposo e hijo, ahora apareces viva y con ese bebé... Tengo sentimientos encontrados, estoy feliz de verte, pero todo este tiempo me sentí muy mal por haber perdido la comunicación... Yo.

Es complicado.

Lo mismo dijo James.

Es porque lo es, antes del accidente tenía problemas en mi matrimonio uno de esos era que Damián me tenía adornada la cabeza de tantos cuernos, eso lo sabes, viste a esa pobre chica, el bebé no sobrevivió fue difícil y por eso me aparte de todo el mundo.

Espera, más lento porque parece que no estoy entendiendo... ¿Dijiste que el bebé... No...? Ya sabes, no quiero repetirlo.

Sí, eso dije...

¿Entonces el niño? ¿Hiciste otro así de rápido?

Soy su niñera en realidad, su madre lo abandonó cuando era bebé con su papá, me contrató para cuidarlo y nos conectamos desde el principio, nos llenamos el vacío que teníamos en lo profundo de nuestro ser.

¿El padre del pequeño sabe que ese niño te trata como su madre?

Sí, aunque ambos teníamos miedo, pero es tan lindo que nos tiene completamente en sus pequeñitas manos, por cierto, creo que conoces el padre.

¿En serio?  ¿Quién es?

—Alexander King.

¿King? No recuerdo a ningún King, bueno, el que estoy pensando ya es muy viejo para tener niños tan pequeños, a menos que haya engañado a su esposa, en ese caso eso sería terrible...

Ay no, es de nuestra edad... Que horror, quien sabe quien vino a tu desquiciada cabeza ¿Recuerdas a Natalia? La chica que estaba saliendo con Kane.

Ah, sí la Doc. Es hija del King que estaba pensando creo.

Bueno, su hermano menor es el padre de este pequeño.

Es el ceo de la nueva empresa con la que mi padre decidió trabajar—Interrumpió James, con el pequeño en brazos, ya que las chicas habían salido por un café y no habían regresado.

El ceo de hoy, lo vi esta mañana le traía unos papeles a tu hermanito que me toma como su sirvienta— Fingió tristeza y puso su carita de gato tierno.

Pobre niña—  Dijo Step aliándose a su amiga, aún sabiendo que ella fingía y la relación que tenían esos dos.

—Mami no entiendo nada— Nathan se sentía un poco frustrado por que los adultos usaban señas, incluso James que aún lo tenía alzado usaba su mano libre para eso.

—Ok, mi amor, después te enseño, por ahora despídete porque ya tenemos que irnos. 

—Sí mami, adiós tío James, adiós amiga del tío James— Las últimas palabras les robó una risita.

—Ven, vamos a despedirnos del abuelo.

—¿El abuelo?

—Sí, porque es mi papá, entonces es tu abuelo.

—¿Ese señor grande es tu papá?— Preguntó sorprendido Nathan, después de todo Leland era un hombre imponente.

—Sí, ese señor grande es mi papá, eso lo convierte en tu abuelo ¿No te gusta como abuelo?

—Me encanta mami, gracias— Lo dijo como si lo hubiera comprado de una tienda y ahora lo tenía para él —Ahora tengo dos abuelos y son super, el abuelito Jos salva vidas con sus aparatos y este abuelo combate el crimen y defiende a las personas ¿Cierto?

—¿Por qué dices que combate el crimen?

—Lo viste mami, fue por nosotros a cuidarnos, seguro todos le tienen miedo porque les va a patear el trasero cuando se porten mal, seguro ayuda a Santa también con su lista negra— Step se quedó sin palabras por las expresiones del pequeño, estaba muy segura que no las había aprendido con ella.

—Me descubriste, soy un super héroe como Batman, básicamente tenemos el mismo poder— interrumpió el nuevo abuelo, hinchando su pecho de orgullo por como lo veía el niño, no tenía la confianza de apegarse a él como su abuelo, pero al menos no le iba a romper la ilusión, eso no es lo que hacen los héroes.

—¿Cuál es el poder de Batman?— Preguntó Step.

—Tener mucho dinero— Contestó en voz muy baja el anciano, lo que la hizo reír a ella.

Para Leland dejar entrar a su corazón a ese niño a su corazón, era más que difícil, solo quería proteger a su pequeña niña del dolor de perder un hijo más, porque era más que obvio lo mucho que habían conectado.

Pero los niños crecen, y se vuelven adolescentes, crueles adolescentes, que te gritan "Tu no eres mi padre" y luego se marcharan como alguna vez hizo Nate, o peor aún "Ojalá ustedes no hubieras sido mis padres" como lo hizo Kane. Aunque en su momento Leland fingió no sentir nada, por la noche había llorado amargamente, no quería que su hija pasara por lo mismo, después de todo, era la menos rebelde de todos.

La vida se trata de equivocarse, para aprender de los errores, y cuando se tiene hijos, hay que dejarlos caer para que ellos aprendan a levantarse por sí mismos, y estar con ellos todo el tiempo que les sea posible para curar esas heridas que dejas las caídas.

Cuando Step regresó a casa, se preparó para contarle todo lo que había pasado en el día, pero pronto llegó la noche y él no llegaba, así que terminó sus tareas diarias a la espera, siendo tarde acostó al pequeño, a pesar de ser tan avanzada la noche, decidió esperarlo, tomo los documentos que este había dejado para que ella revisara.

Tuvo tiempo incluso de armar un caso legal en caso de que fuera necesario llegar hasta ese punto, averiguo el nombre del maestro de pacotilla, definitivamente sería despedido del lugar sino querían pelea, con los audífonos puestos y el computador en las piernas, se quedó dormida en el sofá.

Eran cerca de las dos de la mañana cuando el hombre de la casa llegó, tenía un par de tragos encima, pero no los suficientes para perder el juicio, subió directo a su habitación para tomar un baño y cambiarse de ropa, estaba molesto porque la reunión había terminado muy tarde y luego los clientes, convencidos por Angelica de ir a un bar luego del trabajo, Alex decidió acompañarlos, después de todo era una chica en medio de tantos hombres, todos parecían buenas personas, eso no significaba que lo fueran, agradecería si alguien cuidaba así de Step o de su hermana Natalia.

Estaba muy cansado y un poco triste, ya que no había podido darle las buenas noches a su pequeño bebé, ni a la chica de la que estaba enamorado, se paseo por la habitación para darle al menos un beso en su frente y verlo dormir, después salió a dejar en su oficina su maletín, que antes había llevado a su habitación.

Esa mujer lo iba a matar, hasta dormida era hermosa, ni siquiera sabía que unos lentes de lectura se pudieran ver tan sensuales, sus piernas desnudas servían como base de apoyo para no caer, aunque la laptop estaba a punto de caer por el más mínimo movimiento.

Alex quitó el aparato, lo que liberó los audífonos y dejó salir la música que sonaba prisionera en esos cables "Eres inevitable amor, casi como respirar, casi como respirar, llegué a tus playas impuntual, pero no me rendiré, soy tu amor clandestino, soy el viento sin destino, que se cuela en tus faldas mi amor, un soñador, un clandestino, que se juega hasta la vida mi amor, clandestino, amada, amada amor, no, no, no, no".

Alex apagó la canción, no quería que el cantante mexicano le recordara su actual situación, obviamente él quería decir a los cuatro vientos su extraña relación con su niñera, pero todo estaba en su contra incluyendo ella misma.

La llevó en sus brazos hasta su cama, sí la de él, porque en algún momento del trayecto las palabras de aquella canción todavía seguían rondando por su cabeza, pero de todas la que más le torturaba era esa de inevitable, e inevitablemente olvidó su primer objetivo.

—Llegaste— Habló medio dormida Step, cuando su jefe la acomodó.

—Sí, perdón por llegar tan tarde.

—Mmm— Se sentó sobre la cama y se quitó la camisa dejando su parte superior completamente desnuda.

—Ey, ey, ey, no hagas eso— Alex la cubrió con las sábanas —¿Qué estás haciendo?

—Mucho calor— Contestó mientras luchaba por liberarse de la tela.

—Voy a encender el aire, pero ya quédate quieta— La cordura de Alex colgaba de un hilo, uno muy poco resistente.

Step abrió los ojos un poco más despierta, y Alex la liberó, lo cual hizo que la sábana cayeran a la cama.

—¿Por qué me trajiste a tu habitación?— Pregunto ella sin malicia.

—No tengo una excusa, lo siento, pero te juro que te desnudaste tu solita —Dijo dando la espalda para no mirarla.

—Ya me has visto desnuda, no sé porque te pones tímido ahorita.

—No se trata de timidez, se trata de respeto, créeme no puedo seguirte viendo y pretender que me voy a mantener como un caballero, no soy tan noble.

—¿Quién dijo que quería que fueras un caballero?— Le tiró el short y se envolvió en las cobijas, haciendo que el tragara duro —Por cierto, te estaba esperando para hablar contigo, pero llegaste tarde.

—Sí, estaba con Angelica...

—¿Quién es Angelica?— El nombre la despertó totalmente, estaba celosa y muy molesta.

—La mujer que viste en la oficina y luego en el restaurante— El rostro de Step se contorsionaba con cada palabra, así que se puso de pie para marcharse, busco sus prendas para no salir de la manera en la que estaba —No te enojes, no es lo que crees.

—No creo nada y es tu vida, porque habría de enojarme— Era obvio que mentía, y que estaba muy enojada.

—Tu eres parte mi vida ¿Sí? No salimos en plan de amigos, ni nada, solo de trabajo. Yo no te haría eso.

—No tienes porque contenerte de salir con otras personas, al fin y al cabo tu y yo no somos nada— Esta vez era Alex quien se molestó, pero en vez de discutir con palabras, decidió terminar la batalla antes de que empezara con un beso.

Aprovechó que estaba distraída, la haló hacia él, la besó, era un beso profundo, lleno de pasión y emociones, de las cuales el amor, el enojo y la lujuria se competían por ganar lugar, a Step le tomó unos segundos seguir el paso de la acción, pero estaba tan ansiosa por reclamarlo como suyo que no esperó más.

Estando de pie, la alzo y el ella lo rodeó con sus piernas para no caer, Alex dio dos pasos y llegó a la cama.

—¿Aún insistes en qué no somos nada?— Preguntó Alex cuando Step se recostó en su pecho para descansar.

—¡Cállate!

—No me quedaré callado, quiero que reconozcas que somos algo, no sabemos qué, pero es algo, y nos gusta de una manera peligrosa y probablemente enferma.

—¿No puedes simplemente dejarlo así?— Se sentó en él, estimulando su pasión baja para que su cerebro dejara de funcionar.

—No, sabes voy a desgastarte hasta que confieses...— Le había salido mal el truco.

—Somos algo tóxico.

—No lo creo, pero ya es algo— Le tomó los cachetes con sus manos hasta llevar su rostro frente al de él, la besó tiernamente, hasta que la ternura los abandonó —Señora, usted es mi mujer y yo soy su hombre, aunque el apellido que la adorne sea otro.

No la dejó hablar y continuo en lo que tenía planeado en su cabeza.

La mañana llegó pronto, apenas si habían podido dormir, ella estaba entrelazada en sus brazos, había intentado salir de allí, pero cada vez que se movía más le apretaba para aprisionarla, todos los intentos de escape habían terminado en Alex envuelto como una anaconda en su presa.

—Buenos días papi— La voz del pequeño dentro de la habitación los despertó de inmediato, por suerte estaban de espalda a la puerta de entrada y el pequeño no podía verlos bien —¿Sabes donde está mami? No la encuentro en la habitación.

—¿Así que no viniste a saludarme a mí, sino a preguntar por tu mamá?

—Sí, es que siempre la saludo primero en la mañana, pero no está en su cama.

—Está —Antes de poder hablar un terrible pellizco le quitaba el habla— Está en la cocina o quizás en el patio, incluso puede estar en el jardín, sí quieres ve adelantándote a buscarla mientras yo me cambio de ropa.

—Ok— Dijo un poco desanimado.

—Ve rápido mi amor, es importante encontrar a tu mamá.

—Sí señor— El pequeño salió corriendo en busca de su niñera.

—Debiste dejarme ir hace rato— Protestó ella mientras se bajaba de la cama y huía con su ropa en la mano hacía el baño.

—Hay muchas cosas que debí hacer y otras que no, pero no estamos aquí para discutir— Dijo Alex al entrar con ella —¿Por qué no podemos decirle a Nathan lo que tenemos?

—¡NO! Eso solo lo va a confundir más, no quiero que sí esto termina tan mal como lo pensamos llegue a creer que es por su culpa o algo así.

—¿Por qué siempre eres tan negativa? No importa lo que haga, nunca me considerarás lo suficiente para estar a tu lado ¿Verdad?

—No es a lo que me refiero...

—No, entiendo... Tienes una vida, en la cual nosotros no somos parte y cuando te vayas no quieres maleta— Salió de la habitación enojado.

Para mala suerte de Step, no tenía tiempo para perseguirlo y aclarar el malentendido, aunque no es que tuviera en claro lo que sentía. Así que aprovecho para cambiarse de ropa y luego buscar a Nathan.

—¡Mami!— El pequeño aún estaba en su pijama.

—Bebé ¿Dónde estabas?

Cuando Step bajó con el pequeño ya limpio y organizado a desayunar ya Alex no se encontraba en la casa, se había marchado temprano.

Por la situación en el colegio del pequeño, decidió no ir a la universidad, ni dejar que el pequeño fuera al lugar hasta que todo se encontrara arreglado, le daba miedo las represalias contra él, los siguientes días fueron iguales, tomó las clases de manera virtual para pasar la asistencia aunque ya la parte teórica estaba casi del todo cubierta, ahora debía pasar a la practica empresarial.

A mitad de la semana su padre le llamó para decirle que todo estaba solucionado e incluso le pondría guardias al pequeño para que pudiera asistir nuevamente, además le harían pruebas para saber el curso al que debería pertenecer, también que pronto iban a necesitar un consejero escolar, ya que el anterior, era aquel profesor que había permitido que lastimaran a Nathan.

Step tomó la computadora para hacer su currículo, tenía muchas referencias y contactos, pero ninguna de acuerdo a la solicitud, excepto el decano de su materia principal, mientras ojeaba por todos lados de la oficina intentando concentrarse, vio unos documentos en el escritorio. 

En vista de que no se iba a poder concentrar tanto como quería decidió curiosear un poco para encontrarse con un documento muy importante, quiso dejarlo así como si no hubiera visto nada, pero su conciencia no la dejó, como Álex llevaba días sin hablarle, optó por llamar a Víctor, quien impresionado por el descuido de su querido amigo, le dijo que era muy importante y como él estaba de viaje, le pidió que lo llevara a donde estaba su Alex.

—Cariño, ven te voy a cambiar de ropa, tenemos que llevarle un documento a papá, pero no puedes decir que es tu papá, porque está con personas importantes para la empresa y pueden malentenderlo.

—Sí, mami— El pequeño estaba triste por lo poco que había visto a su papá esa semana y más porque ya empezaba extrañar ir al colegio.

Nate les había enviado una caja de regalo llena de ropa, para ambos, así que Step aprovechó para vestirse similar con el pequeño, ambos llevaban una camisa de franjas horizontales de rojo y negro, un short negro y tenis negros, Step decidió llevar su cabello suelto, y accesorios sencillos que no llamaran la atención y a la vez le dieran un toque de elegancia.

Cuando el taxista los dejó, ella no imaginó el lugar tan hermoso que ahora estaba frente a ella, una trattoria, un lugar interesante para hacer negocios pensó.

—No puede entrar señorita— Dijo el tipo vestido de negro que resguardaba la puerta.

—Disculpe, pero no vengo a comer, vengo a traerle unos documentos a mi jefe— El tipo la miró incrédulo por el pequeño al que le daba la mano.

—Igual, no puede entrar.

Un hombre dentro del lugar escuchó la conversación y decidió salir.

—Escuché tu voz, pero no creí que eras tú— La sonrisa de ella brilló.

—Hola, tú.

—Hola querida ¿A qué debemos el honor de tu presencia?

—Vine a traerle unos documentos a mi jefe, seguro ya sabes quien es.

—Algo he oído de papá, y un poco de Natalia... Me alegra verte de nuevo Nathan.

—Nathan, amor ¿Recuerdas al tío Kane?

—Claro que sí mami, es tu hermano y por eso es mí tío— Contestó el aludido.

—Ahora entiendo porque te adoran... Eres guau, me enamoré, vengan pasen, les haré algo sabroso.

—Disculpe, señor, pero nadie debe entrar— Habló nuevamente el guardia, y los otros se dispusieron a bloquear la puerta.

El adorable Kane cambio su tierna sonrisa con la que antes dirigía a su hermana menor.

—No sé quién te dio orden, pero en mi restaurante yo hago lo que se me da la gana, además la única socia con la que comparto el crédito del lugar es ella, y créeme si no la dejas pasar date por muerto— La amenaza parecía más que seria.

—Disculpe señor, la señora Angelica nos pidió.

—¿Angelica Gámez?— El hombre afirmó con la cabeza— La estúpida que contrató James para ser ceo de mi empresa... Sabía que era una ridícula.

—Espera, espera ¿Cómo así que otra persona dirige tus empresas y que eres el dueño de este lugar? ¿Y el otro restaurante? ¿Algo que quieras explicarme?

—Antes de que todo se volviera una mierda en tu vida, te pedí prestado para un nuevo negocio... Bueno, era para este, luego de todo lo que pasó, bueno pues me tomé un año sabático. El otro restaurante es de lujo, de cuando en vez me paso por ahí y en este paso mi tiempo como chef.

—¿Un año? Parece más un siglo.

—Un lustro, querida, pero en fin, James se ha encargado de todo, lo de Nate, lo tuyo y lo mío— Se río, pensando en lo descarado que era.

—Ay Dios, pobre ¿Por qué no me dijo nada?

—Porque le gusta, ya no me interrumpas estaba a punto de hacer que estos idiotas quedaran en la calle.

—¿Por qué? Solo hacen su trabajo... Aunque no niego que me causa curiosidad saber para qué necesita guardaespaldas.

—A mí también, de hecho— Sacó su celular, envió un mensaje de texto, tres segundos después les llegó un mensaje a los guardias.

—Por favor, pasen—Dijo el hombre.

—¿Qué hiciste?— Preguntó ella.

—Le pregunté a James que grupo de seguridad tenía Angelica, de inmediato supo que algo me estaba molestando, al parecer está usando el de la empresa, lo que significa que lo cambió, que pereza tendré que volver para ver que ha estado haciendo. 

—Siempre dándole trabajo a James.

—Lo dice quién lo llamó para defender a su bebé de los malos niños... Puedes sola, pero tenías que llamar a la caballería, por cierto, tienes suerte de que yo estaba pasando.

—Cállate ¿Qué ibas a hacer?

—Ir a fumar un cigarro afuera, no importa que sea el jefe o el chef, no me dejan hacerlo adentro.

—Es porque adentro saben lo que vales y no te dejan suicidarte delante de ellos, ahí está mi jefe— Dijo ella y le dio un empujón a su hermano mayor para que no diera su "humilde" opinión.

Al verla, Angelica tiró los cubiertos hacía el plato ofendida.

—Te lo dije, tu desvergonzada asistente solo viene a molestar, es obvio que siempre está con ese niño para enternecerte porque eres una buena persona.

Alex volteó para ver a quién se refería y al verla el enojo de días pasados volvió, no había puesto atención a las palabras de su acompañante, y es que todo el tiempo estuvo pensando en su tormentoso infierno.

Se levanto de prisa.

—¿Qué? ¿Tantos celos te dan que vienes a interrumpir otro almuerzo de trabajo?— Dijo cerca de ella, para que fuera la única que pudiera escucharlo.

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