Capítulo XXIX
—Mami ¿Cuándo vamos a ir donde el abuelito Leland?— Comentó el pequeño mientras fingía tristeza y nostalgia.
Ella se quitó sus ojos de las hojas que estaba leyendo, dejó los documentos en la mesa de madera y analizó el rostro del pequeño, se quitó los lentes de lectura y suspiró.
—Primero, tienes mucha tarea lo sé porque tu maestra me lo dijo, segundo, hace menos de una semana fuiste a la casa del abuelo Leland, tienes otros abuelos y ellos también quieres que lo visiten y tercero, se supone que estas en mi oficina porque estas enfermo— Cuando el pequeño recordó su mentira se volvió a quejar por un dichoso dolor de estomago.
—Sí mami, es que allá en la casa del abuelo se me puede pasar mi malestar.
—Tu abuelo Jhosep es médico, tu médico, así que él te puede aliviar— El pequeño Nathan frunció la boca al darse cuenta que su estrategia le había explotado en la cara.
Desde esa vez que sus padres habían visitado la mansión del viejo Stottlemeyer hacía ya hace casi un año, el pequeño había sido sobornado con toda clase de regalos por el anciano y de cuando en vez por los tíos, pero lo peor había sido para quinto cumpleaños, pues Leland le prometió que si avanzaba al menos un curso y luego se quedara en uno avanzado, le daría un lote de caballos, y como no iban casi al club ecuestre podría montarlos las veces que quisiera en los establos que añadiría a la mansión.
Step por supuesto se había opuesto, quería que Nathan viviera su infancia con normalidad, ser un genio era algo difícil, pero no solo llegar a obtener ese logro, también conservarlo, Alex tampoco estaba convencido de que adelantara cursos, en especial porque habían cambiado a una escuela para niños muy listos, así que ya de por sí tenía mucha exigencia.
Stephanie había conseguido el trabajo de consejera estudiantil en el nuevo colegio poco después de que el pequeño había ingresado, como límite a su padre y hermanos había optado por ganarse ese puesto por mérito, y además de quién eran familia, en otras palabras todos sabían que Nathan era hijo de la consejera, pero de allí no tenía más información, de esa manera podía controlar que no lastimaran a su pequeño de nuevo, y además que no le rindieran pleitesía en el antiguo colegio.
Habían surgido algunos rumores entre los profesores y algunos estudiantes mayores, como que Step era una madre soltera, pero con comodidad económica porque Nathan todo lo que tenía era de buena calidad, algunos suponían que Step había creado a su hijo por medio de reproducción in vitro por eso el chico era tan listo... En fin, los rumores podían a ser extraños y otros solo curiosos, pero ninguno cerca de la verdad.
Ya se había vuelto costumbre para Nathan volarse de las clases y parar en la oficina de su madre, después de saber donde se escondía, los profesores dejaban de prestarle atención, pues no afectaba sus notas. Aunque a comienzo de semana una de las profesoras se que había quejado de que no había entregado sus deberes.
—¿Qué es lo que pasa cariño?— Step se había quitado los zapatos de tacón para acomodarse al lado de su hijo, le encantaba como sonaba eso.
—Mamá eso es muy aburrido, la maestra de matemáticas me enseña cosas que ya sé y no quiero hacer esos deberes porque son demasiados para explicar lo mismo.
—Cariño ¿Crees que el trabajo de papá es divertido?
—No lo sé— Suspiro —Casi nunca me deja ir y siempre tengo que fingir que casi no lo conozco.
—Bueno, pues no es divertido, pero aún así tiene que hacerlo, por el bien de las personas que trabajan allí con él, para tu padre no es sencillo decir que no eres su adoración... Lo hace por tu protección.
—Sí sí, ya lo sé, el único que puede ser tan fuerte y poderoso para decir que soy su familia es el abuelo Leland, y ni siquiera somos familia— Sus ojos estaban llorosos.
—Mi amor, la sangre no es lo único que no hace familia o ¿Sí?— Cuando el pequeño negó con su cabecita Step apenas y podía respirar, estaba asustada de que Nathan se hubiese cansado de ella y ya no quisiera que fuera su madre como siempre había temido —Y no se trata de poder, se trata de miedo, tu abuelo Leland causa miedo en las personas.
—Pero todos saben que es un buen hombre... ¿Entonces por qué tanto misterio para todo?
—Es complicado....
—Como todo... Siempre— Afirmó el pequeño con un puchero acompañado de tristeza, ahora real.
—¿Qué te parece si este fin de semana vamos a una cabañita en la playa del abuelo Leland, y vamos con tu padre?
—Seguro no puede ir— El pequeño se levantó del sofá, se alistó para salir— Cuando me preguntan si salí de un tubo siempre les digo que sí.
—¿Sabes lo que eso significa?
—Sí, lo busqué en internet... Es cuando tu papá, solo te da una parte de él y nunca más está en tu vida.
—Cerca... Pero no es así, además sabes que tu padre te ama y le gusta pasar tiempo contigo, solo que estas últimas semanas ha estado más ocupado de lo normal.
—Sí, pero nunca puedo decir que es mi papá, así que mejor digo que es un tubo por eso no puede venir por nosotros a la escuela— Dijo antes de salir y despedirse con la mano en alto.
Step sabía que mantener ese secreto tenía un alto costo, pero no imaginó que fuer a cobrar factura tan pronto, esperaba que Nathan fuera un poco más grande, quizás adolescente.
—¿Hoy que tiene tu paciente favorito?— Preguntó una rubia mientras entraba en la oficina con un par de cafés.
—Algo así como quiere conocer a su padre...— Ariadna se había hecho amiga de Step muy pronto, la enfermera escolar era una joven muy amable, pero tenía poco trabajo y como su lugar de trabajo estaba a unos pasos de distancia acostumbraba a pasearse por allí. Aún así ni siquiera con la amistad establecida Step le había dicho la verdad.
—Hmmm... Me imagino que es por la chica nueva.
—¿La chica nueva?— Preguntó Step mientras fruncía el ceño y tomaba su taza de café.
—Sí, estaba haciendo el acompañamiento al área deportiva en la clase de gimnasia hace unos días, y estaba una chica invitando a varios chicos a su fiesta de cumpleaños, una mujer que parecía ser la asistente de la fiesta o algo así anotaba los nombres de los padres de cada estudiante como requisito si podía invitarlo o no.
—Nathan no me comentó nada.
—No era de su clase, pero seguro llegaron con la noticia.
—Quisiera saber de quién la idea de decir que era un bebe in vitro.
—¿Qué? ¿No fuiste tu quien le dijo que había nacido por inseminación artificial?
—Claro que no, porque no fue así, pero aunque lo fuese así no se lo diría aun, apenas tiene cinco años.
—Puede que tenga solo cinco años, pero tu hijo es un mini adulto en una escuela de mini adultos que se estresan por sus notas... Sino fuera por la paga, créeme que ya habría salido de este colegio corriendo, esos no son niños, son los futuros empleados que tendrán diez años de experiencia laboral con apenas doce de existencia... Eso es lo que son, monstruos inteligentes.
—Yo no quiero eso para él.
—Bueno, tu hijo no es de los que se preocupa por sus notas, ni siquiera asiste a todas las clases y sin embargo pasa entre los mejores puestos.
—Ariadna.
—Ajá.
—¿Algo que me quieras decir?— Hasta ese momento la enfermera no se había dado cuenta que había metido la pata.
—Ey ¿Escuchaste eso? Creo que me están llamando... —La mujer salió apurada pues en realidad no quería delatar al pequeño, le agradaba y al parecer había aprendido mucho de su nuevo abuelo porque sobornaba a más de uno con regalos sencillos o caritas de cachorro para conseguir lo que quería.
Step aprovechó el espacio libre para hacer algunas llamadas, en especial a quien era la causa de la discusión inicial, bueno, la principal, llamaría a su padre luego, ahora estaban mejorando su relación, aún así no se escaparía del reproche por mimar tanto a su hijo.
—¿Hola?
—Hola cielo ¿Puedes llamar más tarde? Estoy muy ocupado en estos momentos.
—¿Estás en una junta o con algún cliente?
—No... Eh... ¿Estas enojada? ¿Pasó algo?
—¿Por qué lo preguntas?
—Porque suenas muy seria, y eso solo pasa cuando estás enojada conmigo o sucedió algo y no quieres alargar la situación.
—Creo que me conoces bien, aunque no soy muy dulce contigo o ¿Sí?
—No contestaré a eso por miedo a las represalias— Río, luego suspiró por el agotamiento que le provocaba el trabajo.
Después de reunirse con su suegro por primera vez como novio de Step, su trabajo había aumentado, pues el viejo había usado sus empresas para ser socio, proveedor y cliente, después de todo su conglomerado podía aplastar una empresa pequeña como la de Alexander, sin mencionar la presión que sentía porque todo saliera bien y así demostrar lo capaz de que era.
—Estoy un poco preocupada por Nathan...— Dijo Step después de un largo silencio, no sabía como decirlo, mientras tanto Alex se levantaba de su asiento para cambiar de posición.
—¿Qué sucede?— La verdad era el que Alexander había notado que su hijo estaba más distante, aunque por el exceso de trabajo agradecía que no estuviera como siempre porque llegaba muy cansado al trabajo, pero ahora que salía de su oficina y refrescaba su mente no podía encontrar cuando había sido la última vez que su pequeño le buscaba para llamar su atención en las últimas semanas o quizás el último mes.
—Prefiero hablarlo contigo personalmente... Sé que tienes mucho trabajo, pero trata de llegar temprano a casa ¿Quieres?
—Lo intentaré cielo, aún estamos buscando personal para aligerar la carga.
—Me preocupa que siempre estás buscando personal...
—Muy graciosa... Tengo que colgar, que Víctor esté en el extranjero haciendo negocios afecta mucho, no tengo quien me reemplace.
—Pobre Víctor, seguro no querrá volver, bueno cariño entonces te dejo terminar, yo seguiré con lo mío, bye.
—Te amo— Dijo Alex, pero para entonces Step ya había colgado la llamada, algo que también se había convertido en una costumbre.
Alex se quedó mirando su celular unos cuantos minutos más, dejó salir el aire de sus pulmones esperando que este no derrumbara el castillo de naipes sobre el que había construido su relación con su niñera.
La verdadera razón por la que Víctor se encontraba en el exterior no era solo por negocios, era porque estaba frustrado con su mejor amigo, en ningún momento habían planeado que su empresa se convirtiera en un gran complejo sin alma como la gran mayoría, en especial porque le gustaba disfrutar de su tiempo libre, pero desde hacía un tiempo le ocultaba muchas cosas, ni siquiera le dio una buena razón para explicarle porqué había firmado contratos con Stottlemeyer, el misterio de su relación con Step y la curiosidad insana que había adquirido por su viejo amigo Damián, al no obtener ninguna respuesta satisfactoria solo se había marchado.
—Disculpe jefe.... Aquí están las carpetas de los empleados que selecciono recursos humanos, para que usted decida...— El nuevo asistente traía un gran conjunto de carpetas, sitió lastima de su jefe al ver los escritorios llenos.
—Llévalas a mi oficina—La voz del moreno los sorprendió a los dos.
—Víctor— Fue todo lo que pudo decir Alex antes de que el mencionado pusiera su mano el alto para callarlo.
—Tu novia me llamó hace unos días me amenazo si no traía mi trasero a trabajar... No le mientas— Entonces Alex frunció el ceño —Me dijo que obviamente no estaba ni siquiera fuera de la ciudad porque no había publicado nada en mis redes sociales —Explicó.
—Ahora que lo pienso, tiene razón, aunque estuvieras por trabajo al menos mostrarías una de tus conquistas nuevas y los hermosos lugares que estarías disfrutando con el dinero de la empresa ¿Por qué no me dijo que lo sabía?
—No lo sé, esos son asuntos de ustedes...
—Sé que estás enojado conmigo, pero es que hay muchas cosas que no te puedo decir, no porque no quiera, sino porque no son secretos que me pertenezcan.
—¿Y la sociedad con esa gente?
—Para ser honestos, para caerles bien... A Nathan les agrada mucho y básicamente lo han adoptado como lo hizo Stephanie, no quiero decepcionar a nadie... Pero creo que estoy consiguiendo lo contrario.
—Un poco... Imagino que esa cara de cachorro regañado no es por mí ¿Qué sucede? Puedes contarle al viejo Víctor, yo te consuelo....
—Gracias, por ser un buen amigo.
—Sí, sí... ajá, cuenta el chisme.
La tarde parecía pasar con más lentitud, el moreno en especial contaba los minutos, Step le había prometido contarle una parte del gran secreto que tanto ocultaba, pues había descubierto la razón de la pelea y por supuesto iba a poner de su parte para que los dos amigos se arreglaran, esa tarde ella y Nathan saldrían temprano de la escuela, así quedaron de encontrarse en la casa de Alex.
Aunque ninguno de los dos pudo cumplir con la cita acordada, Step había decidido llevar a Nathan al parque para hablar con él en un ambiente diferente y Víctor se lamentaba por haberse presentado esa tarde a trabajar.
—¿Quieres un helado?— Preguntó Step al pequeño que veía con ojos anhelantes el señor que se paseaba por el parque con un carrito tintineante anunciando la venta del producto congelado.
—Sí— Dio pequeños brinquitos emocionado, haciéndole recordar a Step que solo era un pequeño niño de cinco años, a pesar de la madurez con la que manejaba ciertos asuntos.
—Vamos por uno, yo también quiero... Siento que hace siglos no salíamos al parque.
—Ajum— Afirmó en un balbuceo mientras imaginaba que helado era el que iba a escoger.
—¿Qué no te gusta de las clases?— Preguntó Step mientras Nathan se perdía en el gran helado de chocolate y galleta que tanto les gustaba a ambos.
—Los niños que no entienden lo que los maestros explican siempre me miran mal porque yo si entiendo, y como son más grandes que yo se enojan, y aunque no me dicen nada a mí porque saben que tu eres mi mamá si le dicen a los otros niños que no se junten conmigo.
—¿Por eso te vas de la clase incluso antes de que termine?
—A veces... Porque algunos maestros me ponen de ejemplo de que yo si entiendo, entonces prefiero no ver sus caras ¿Estás enojada?
—Un poco... Pero porque no me dices las cosas, quiero que confíes en mi para que lo podamos resolver.
—No quiero preocuparte, ni a papá, ambos están ocupados ahora y no quiero ser una molestia.
—Mi amor, ya serás una molestia cuando seas grande y traigas tu novia a casa, y no nos caigamos bien con la mujer que se quiere robar a mi bebé... Pero en estos momentos, lo más importante para mí y tu papá es velar por ti, porque estés bien y te sientas bien.
—¿Sí no quiero ir más al colegio, no me van a regañar?
—Claro que no cariño, lo importante de ir a la escuela es aprender, y si quieres aprender en casa conmigo, por mí está bien... No necesito el empleo, solo quiero acompañarte.
—Gracias mami— Los dos comieron su helado y después de un rato por fin volvió a hablar— Yo quiero tener amigos, por eso quería ir a la escuela.
—No será fácil, pero algún día encontraras amigos buenos y leales que no te abandonaran por miedo o por las cosas difíciles que puedes llegar a vivir.
Mientras los dos se dirigían al auto que los esperaba en la zona de parqueo, Stephanie sintió que algo no estaba bien, su sexto sentido de repente le hizo sentir terror, así que todo lo que pudo acertar a pensar fue ¡Corre!
—Amor, quiero que me escuches muy bien, no sientas miedo y hazme caso... Cuando te diga ya, tienes que correr con toda tu fuerza hasta llegar al auto, no mires atrás, solo hazlo, cuando estés seguro llama a papá y dile al señor Nelson que arranque y te lleve a casa, te prometo que yo iré pronto.
Step veía disimuladamente que los venía siguiendo desde hace un rato ya, incluso podría jurar que lo había visto antes de llegar al parque, aunque no veía su rostro solo la combinación de su ropa.
—¿Qué?— Preguntó el niño muy asustado.
El hombre se acercó aún más rápido.
—¡Corre! ¡Ahora!
Con mucho terror y sin saber como las piernas le obedecieron al pequeño y empezó a correr, pero tanta confusión en sus sentidos lo hicieron caer, entonces volteo a ver a su madre quien ahora peleaba contra un hombre muy grande que la levantaba del cabello lo suficiente para que no pudiera tocar el suelo.
—¡Corre!— Seguía gritando desesperada mientras propinaba unas cuantas patadas, una de ellas llegó al abdomen lo que hizo que se retorciera de dolor y la soltara propinándole un gran golpe al caer.
Los incesantes gritos llamaron la atención de las personas incluso la del conductor que esperaba pacientemente muy cerca del lugar, para cuando salió del auto la más escabrosa escena le estaba esperando, el hombre apuntaba con un arma la frente de la señora.
Corrió para socorrer el pequeño en el suelo que se encontraba en shock, aunque no pudiera ayudar a Stephanie, tenía muy en claro que para ella y para su jefe lo más importante era el pequeño, después de subirlo al coche y con lágrimas en los ojos y un gran nudo en la garganta se alejó, ninguno de los que estaba allí podía ayudarla eso era obvio.
Llamó a emergencias para reportar el suceso mientras se alejaba del lugar y ponía a salvo al pequeño Nathan. Por mucho que había intentado comunicarse con su jefe no lo había logrado, en parte porque siempre le recibía su contestador y también porque estaba demasiado abrumado para pensar en llamar a alguien más, así que nuevamente llamó a emergencias para que la policía le esperara en casa.
Víctor había decidido llevar a su mejor amigo de regreso a casa, había cedido su conductor a Step y ahora el conducía por sí mismo, pero esa tarde estaba tan cansado que no quería hacerlo.
—Olvide llamar a Step para decirle que no podía cumplirle la cita— Comentó el moreno a su amigo —Espero que no esté enojada.
—¿Por qué tienes una cita con mi novia?— Preguntó fingiendo celos Alex.
—Porque vamos a hacerte un cornudo... Pero lo olvidé— Víctor le siguió el juego, ambos rieron —¿Qué hace la policía en tu casa?
—¿Qué?— Alexander llevaba los ojos cerrados todo este tiempo, así que los abrió con sorpresa para confirmar lo que y ale había dicho su amigo.
Ambos bajaron del vehículo rápidamente, el señor Nelson estaba sentado en una gran piedra a la entrada que servía como decoración, mientras balbuceaba algo entre gimoteos, Alex sintió una gran carga en su pecho.
—¿Qué sucedió?— Preguntó con poco valor, pero el hombre agacho la mirada.
—Yo... Lo siento, no podía hacer nada... No pude hacer nada...
Alex sintió que estaba en un gran glaciar y este se abría en dos para ser tragado en la oscuridad, el policía que tomaba notas del testimonio del conductor sentía mucha lastima del recién llegado.
—¿Dónde está Nathan?— Cada letra de esa oración salió como un alambre de púas por su garganta.
—El pequeño está dentro con las mujeres, aún está en shock el pobre, pronto vendrán unos paramédicos para llevarlo a un hospital, le prometo que estará seguro.
Alex no entendía nada ¿Por qué paramédicos? ¿Qué le sucedió a su hijo? Un toque de iluminación llegó a sus pensamientos.
—¿Dónde está Step?— Nadie contestó, y su empleado volvió a mirar el suelo como su lugar favorito.
El hombre estaba cada vez mas ahogado por culpa de la incertidumbre.
—¡Papá!— Gritó el pequeño al ver a su padre ingresando por la puerta, un llanto de dolor incesante venía acompañado de su voz —¡Papá! ¡Mi mamá!— Antes de poder llegar a los brazos de su padre cayó al suelo inconsciente.
Alex corrió los pocos pasos que tenía que dar para llegar hasta su hijo, lo tomó en sus brazos y salió desesperado, aunque no sabía que era lo que tenía que hacer.
—Pobre niño— Comentó uno de los policías que estaban en el lugar —Ver como violentan a su madre y luego se la secuestran... Eso es algo por lo que ningún niño debería pasar.
De repente el piso de Alex se volvió enredaderas y la energía salió de su cuerpo, sus piernas flaquearon y cayó estrepitosamente, aún con su hijo en brazos. Víctor aún no podía creer lo que acababa de escuchar. De lejos escuchaba como más personas llegaban, hablaban de intervenir los teléfonos y quien sabe que cosas más, ayudo a su amigo a levantarse para que se sentara en la camilla.
Lo único que pudo hacer en esos momentos fue suplicar para que lo dejaran acompañarlo, y ya con un poco más de lucidez pidió que lo dirigieran al hospital donde trabajaba el padre de Alex.
—Sé que la atención de Nathan es lo primero, pero no sé que más hacer respecto a lo de Step, imagino que la policía se encargara, pero alguien debe estar en la casa para contestar la llamada cuando pidan rescate y esas cosas— Comentó Víctor pensando en devolverse al asegurarse de que su mejor amigo estaba en buenas manos.
—Saca mi celular y llama al Sr. Stottlemeyer, el se encargara del asunto.
—Alex no lo sé, es cierto que ese hombre es tu nuevo socio y que tiene muchos contactos como para buscarla debajo de las piedras, incluso las de la luna, pero no sé sí se prestará para este tipo de asuntos...
—Es su hija, tengo que decirle— Las lágrimas que estaban selladas empezaron a recorrer su cara asfixiando su voz. Y es que de la nada venía en alusión ese documento que había leído hace mucho tiempo, su madre despotricaba de la violencia en los países del tercer mundo y como ese documento de la ONU explicaba que las víctimas de secuestro llegaban a tener consecuencias fatales en la mayoría de los casos.
Víctor hizo caso y habló apenas unos pocos segundos para informar apenas lo que sabía del suceso, el hombre no parecía sorprendido y solo dijo que llegaría al hospital a donde ellos se dirigían.
Para cuando llegó Leland, encontró a un dormido Nathan conectado a muchos cables que marcaban su vitalidad, y a un Alex que al parecer había envejecido unos cuantos años en apenas unas horas o menos, sus ojos hinchados le mostraban que hacía poco había dejado de llorar.
—¿Cómo está Nathan?
—Está en shock, de resto parece estar bien, solo una pequeña lesión en las piernas de cuando tropezó mientras huía del agresor.
—¿Qué sabes de lo que pasó?
—Me dijo mi conductor, que solo era un agresor y que escuchó los gritos de Step pidiéndole a Nathan que corriera mientras ella era amenazada con un arma, él resolvió traer a mi hijo a salvo como prioridad y la dejó atrás, estamos esperando a oír la versión de Nathan...
—Es mejor que no, tuvo que ser muy traumático para él, además puede que no haya visto mucho si solo estaba huyendo, tu chófer hizo bien con poner a salvo al pequeño, es mejor buscar solo uno y no a los dos.
—¿Qué le voy a decir a Nathan cuando despierte? ¿Sí todo sale mal y ella...?— El llanto se volvió a apoderar de su cuerpo.
—No te preocupes por eso ahora, un paso a la vez, primero con que Nathan despierte es suficiente, ya nos preocuparemos del resto... El que si debe preocuparse el maldito que se atrevió a tocar a mi familia— La última frase estaba llena de odio puro, a diferencia del tono calmado con el que había estado conversando.
Víctor no estaba exagerando al pensar que Leland tenía suficiente poder para encontrar a su hija así fuera en lado oscuro de la luna.
En algún lugar aislado de la ciudad Step empezaba a despertar con un fuerte dolor de cabeza y muchas ganas de vomitar, poco a poco su cuerpo le reclamaba con dolor la violencia con la que fue tratada, aunque no tenía muy en claro en la situación que estaba.
Le tomó poco más de media hora recuperar algunos de sus sentidos, estaba consciente de que estaba atada de manos y pies a una cama, que algo le cubría los ojos, pero a pesar de eso estaba cómoda, así que la habían puesto con mucho cuidado de no ser por las ataduras podría jurar que estaba dormida en su propia habitación por la suavidad del colchón.
El sitio olía a limpio, además le daba la sensación de frío que porta una casa bien construida, podría jurar que estaba en un lugar elegante y cerca de la playa, pues oía un sonido parecido al de las olas, aunque esto podría ser solo un truco proporcionado por una computadora o una grabadora.
Aún así tenía la sensación de haber estado allí antes... ¿O solo era su mente haciéndole una mala jugada por el cautiverio?
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