Capítulo XXII
—Por poco dices algo muy imprudente, déjalo que sea un ignorante así duele menos.
—Llevo demasiado...
—No se los dijiste cuando aún tenían una oportunidad, no lo hagas ahora... Sabes, Damián fue muy cruel, pero fue peor de tu parte callarlo, no debimos hacerlo, pero ya no hay nada que hacer para volver atrás.
—¿Sabías que estaba viva? ¿Me dejaste llorar su muerte?
—¿Merecías saber que estaba con vida? Déjala en paz— Encendió un cigarrillo y se marchó dejando a su compañero atrás— Ay mi querida Step, es hora de que empiecen todos a pagar ¿No?
Tomó el teléfono para marcar un número.
—Me alegro que hayas despertado, oficialmente te doy la bienvenida al infierno, tu esposa se ve preciosa al lado de King...
—Hola Tomás, gusto en escucharte, gracias por darme la bienvenida, tanto tiempo sin saber de ti...— Contestó con sarcasmo, como siempre.
—¿Qué se dice en estos casos? ¿¡Felicitaciones por estar vivo!?— Tom encendió el cigarrillo que antes se encontraba arrugado en el bolsillo.
—No lo sé, seguro en la farmacia hay alguna tarjeta para muertos vivientes o algo así... ¿Estás fumando?
—Sí, no me digas, morirías por uno...
—Algo así, ya llevo unos días en la tierra de los vivos y ya me quiero devolver, esto es un infierno, quisiera poder salir de aquí, así que necesito de tu ayuda.
—¿Para sacarte? No me lo tomes a mal, pero ya eres un niño grande y me imagino que al menos tu madre sabe que volviste de la tumba ¿No?
—Sí lo sabe, y ya la vi, pero no es por eso que necesito tu ayuda, para ser honestos, ya sé que está saliendo con King, y por ahora es el menor de mis problemas ¿Aún sigues trabajando como detective particular?
—Sí, es un buen negocio ¿Por qué?
—Porque creo que Lauren aún está e peligro, Joanna no es muy lista para crear un atentando tan bien pensado, la única falla por lo que he investigado es que el temperamento de Lauren la hizo conducir y no ir en el copiloto como lo hubiera hecho una mujer dando a luz... En otras palabras, alguien paso minuciosamente su tiempo creando "un accidente" y te aseguro que las tres neuronas que tiene esa chica no dan ni para llegar a esa conclusión.
—Sí es así, entonces ¿Por qué no dijo nada en su juicio?
—Estuve mirando los archivos del juicio, en todo momento se declaró inocente sin ninguna acusación, ni declaración, ni nada, parece que le tiene miedo ¿Seguiste de cerca el juicio?
—No, supe del juicio en la oficina, si lo hubiera hecho entonces me habría dado cuenta que su acusación fue por intento de homicidio y no por homicidio como creí en ese entonces, así no hubiera llorado por muertes ficticias.
—No fueron muertes ficticias, los tres morimos ese día...
—Eso no significa que no tengas que pagar por ello.
—Lo sé, me gustaría recuperarla, pero ahora sé que es demasiado tarde, bueno... Es de complicado.
—Mas que complicado, solo déjala en paz, ahora, sí realmente está en peligro...
—Solo investiga ¿Quieres? No tienes que decirle, solo ayúdame ¡Maldita sea! Además tu no la ayudaste, te quedaste en silencio sin hacer nada.
—Era tu amigo, no el de ella— Votó el cigarro — Además con lo humillada que la hiciste sentir, no iba a conquistarla como un ave de rapiña esperando verla así de vulnerable.
—Solo era ayudarla, no conquistarla.
—La dejaste al escarnio público, ella es una mujer fuerte, pero ni la mujer maravilla hubiera pasado por eso sin quedar expuesta y rota, si hubiera llegado como el galante héroe que la salva de su marido estúpido, probablemente habría creído que tenía un interés romántico. No soy el hombre más guapo del mundo, pero con tu falta atención y amor por ella, quizás hubiera parecido Brad Pitt.
—¡YO SI LA AMABA!
—Y bien que se lo demostraste... Esa noche, en especial esa noche.
—Las cosas solo se dieron así... Yo...
—Olvídalo, voy a ayudarte, ya no tengo que preocuparme por me vea de esa manera, ya tiene con su Brad Pitt.
—¿En serio está con King?— Su voz era más un lamento que una pregunta.
—Lleva bebiendo un par de días, estábamos en un bar y él fue a su rescate, que te puedo decir, está en buenas manos... Supongo.
—¿Con quién hablas?— Habló Jordán al volver por su olvidado compañero.
—Con nadie... ¿Por qué volviste?
—Quiero saber si es ella... Estar seguro, me gustaría cambiar las cosas, aún me siento culpable por como terminaron las cosas.
—No es como si pudieras sencillamente cambiar el pasado, pero si podemos cambiar el futuro, por cierto tenemos trabajo que hacer.
—¿En serio?
—Sí, eres muy bueno con asuntos judiciales y quiero que revises todo el caso del accidente de Lauren y el juicio de Joanne Somer.
—¿Joanne Somer?
—La secretaria que causó todo este embrollo, la que era secretaria de Lauren y luego de Damián, y se empezaron a revolcar complicándolo todo, fue acusada de intento de homicidio y luego fue hasta la cárcel, es todo lo que sé, necesito más información.
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—¿Te sientes más tranquila?— Preguntó Alex a una Step que bebía te en la cocina de la casa de su jefe.
—Sí, perdón por toda esta mierda, perdón, por este descontrol, prometo que no me verás así de nuevo.
—No sé si relajarme o preocuparme por tus palabras, no tengo problema, bueno sí, solo que prefiero que saques eso que tienes dentro y no cargues con ello, aunque me moleste.
—Pensé que te molestaría, suponiendo que Nathan esté cerca de todo esto.
—No creo que seas el tipo de persona que explote enfrente de un niño y menos de uno al que aprecias.
—Yo no aprecio a Nathan— Alex detuvo el aliento en ese instante —Yo lo amo, y no te imaginas cuanto, solo quiero que no te interpongas en nuestro amor, eso es todo.
Ambos rieron ante el comentario, claro para cualquiera sin contexto la idea resultaría en un mal amigo intentando separar a una pareja que se ama, pero a pesar del intento de broma había mucho miedo en el corazón de ambos, y no era el típico miedo a salir lastimados, al contrario era el miedo a perderlo todo y lastimar a la persona más importante para ellos.
El silencio los atrapo un rato, ninguno tenía algo más que decir, al menos no sin aclarar sus pensamientos y sus sentimientos, de repente la puerta sonó, unos pequeños golpes al resguardo de madera que protegía la entrada.
Ya era tarde y por eso pudieron escuchar claramente, se les hizo extraño, pero entonces el timbre sonó, no esperaban a nadie y lo único que se les vino a la mente fue que algo malo había pasado y no se había podido comunicar con quien necesitaba.
En ese momento a Lauren no le importó tener los ojos hinchados o quizá su ropa desordenada, salió rápidamente para ver de quien se trataba y su sorpresa fue aún mayor y sobre todo más inquietante al ver de quien se trataba.
—¡Mami!— El pequeño corrió al encuentro con su persona favorita.
—Cariño ¡Estás aquí! ¡Dios! No sabes cuanto te extrañé— Lo alzó en un fuerte abrazo que ninguno de los dos quería disolver.
—Hola madre, no los esperaba aún— Comentó Alex después de saludar a su madre con un beso en la mejilla.
Antes de poder comentar algo, la niñera y el pequeño se habían marchado dentro de la casa, el padre de Alex había terminado de aparcar el auto y sacar las maletas del menor.
—La idea era pasar más tiempo con Nathan, pero esta mañana llamó a tu empleada —Dijo con algo de molestia en la voz la mujer mayor— y se desesperó porque tenía que volver, quién sabe que cosa le habrá dicho para que se pusiera así.
—No le dijo nada mujer, ya te he dicho todo el camino— Intervino el mayor de los King— Estaba en alta voz cuando la llamó y yo estaba escuchando, solo se oía somnolienta, tampoco sé porque sé comportó de esa manera después de la llamada, pero no puedes andar culpando a otros de que tu nieto sea tan caprichoso, en especial porque todo el fin de semana te la pasaste malcriándolo.
—No te atrevas a defenderla, porque...
—¡Basta mamá! No entiendo por qué repentinamente tienes esta aversión extraña por Stephanie, sí te hizo algo es mejor que lo digas y nos lo aclares, además es la primera vez que Nathan pasa tanto tiempo lejos de mí, lo que hacía ya raro el hecho de que hubiera aceptado que se alargaran las improvisadas vacaciones y tercero, que Nathan no se entere que no te gusta su niñera, porque te mandará volando más rápido de lo que se va el agua entre los dedos, entiende algo, la ama con todo su pequeño corazón y créeme es correspondido, esa mujer ahí adentro la pasó impaciente por la espera.
—Hijo, es que no es normal, la llama mamá todo el tiempo...
—Lo sé, vivo con ellos, al principio fue duro para ella, pero no incomodo, y si ella lo va a amar como si fuera su verdadera madre, por mi está bien, ya que su madre biológica no pudo hacerlo, es bueno que entienda que es un niño maravilloso y existe una mujer que sería capaz de dar su vida por él.
—Amor, déjalos ser... Al final, es algo que nosotros no le podemos dar, no sientas miedo— Habló el señor King.
—¿Y sí lo lastima?
—En lo que yo creo, siento que Stephanie prefiere que le quiten una mano a ver a Nathan lastimado, pero sí no me crees y es lo justo mamá, compruébalo por ti misma, pasa más tiempo con ellos.
—Sabes que no tengo tanto tiempo.
—Entonces déjalo ser... Más bien entremos, tomen un café y cuéntenme como les fue en mi primer fin de semana tortuoso.
Cuando los tres entraron a la sala, vieron la escena más tierna que pudieran encontrar en su vida. Nathan estaba sentado en el regazo de su niñera quien le prestaba atención a lo que contaba con ánimo el pequeño, cada varios segundos ella le dejaba un beso en su cabeza o mejillas, incluso cuando empezó a contar con los deditos las aventuras vividas ese fin de semana ella dejaba estampado un corto beso en cada uno de ellos.
Al parecer no existía nadie más para ellos dos, ya que se perdían la presencia de los demás hasta que el pequeño recordó que había traído recuerdos para su amada niñera y de repente se acordó que también tenía un padre, el cual no había saludado.
—¡Papi!
—Me alegro hijo que te hayas acordado de mí.
—Sí me acuerdo de ti papá, hasta te traje regalos.
—Ajá... ¿Y cuantos le trajiste a Step y cuantos a mí?
—Papi lo importante es que te traje regalo ¿Sí?
—No se preocupe Señor King, le comparto los regalos...— Dijo Step mientras sacaba un lindo, pero pequeño vestido de la primera bolsa en sus manos —O mejor no.
Alex solo pensaba en que no debió haberle dado la tarjeta de crédito, porque eran varias bolsas las que ya había hecho el pequeño llegar a las manos de la niñera, pero la veía sonreír y eso era la importante, no importaba cuanto costara, después de todo habían tenido un fin de semana algo triste... Solo algo.
Poco después los señores King se marcharon.
—No sé si te diste cuenta, pero solo la miraba a ella— Comentó preocupada la mujer mayor.
—¿De quién hablas de Nathan o de Alex?
—De Alexander... Se está enamorando de su niñera, eso no es bueno.
—Querida, es demasiado tarde para ellos, Alexander está enamorado de ella desde el principio, lo noté cuando ellos fueron al hospital, conozco a mi hijo lo suficiente para reconocer su mirada de admiración la veía en ese entonces como su caballero de brillante armadura y cuando estuvieron en la fiesta, ni una sola vez fijo su mirada en otra cosa o en otro alguien, me temo querida que la chica que la lastimo lo hizo por eso... No sé cuál de los dos perdería más si tuvieran algo, después de todo nuestro querido hijo es un imán de tipas locas y obsesivas, por eso Nathan está en el anonimato.
—Eso no deja de preocuparme, querido.
—Lo sé, por eso eres una gran madre, porque siempre te preocupas, ahora vamos tenemos otra hija por cual preocuparnos, Alex me dijo hace un rato que algo le pasaba a Natalia, es bueno mirar que está pasando.
—Renuncio, dijeron que después de que ellos cumplieran la mayoría de edad ya me iba a relajar.
—Lo siento, querida, te engañaron, ser padre es para toda la vida y la muerte...— Ambos sonrieron, puede que estuvieran pasando por una situación muy difícil, pero al menos estaban juntos para afrontarlo, ojalá sus hijos también tuvieran a ese alguien especial que los apoyara en sus momentos difíciles y no una persona que empeorara la situación.
Unos días después...
—¿Estás seguro de esto?— Pregunto Stephanie haciendo pucheros.
—Claro que no, pero debemos intentarlo— Se acercó a su rostro hasta dejarlos a pocos centímetros de distancia —¿Celosa?
—No son celos— Lo empujo para que se alejara de ella —Es solo que es muy pronto y no quiero que vaya a pasar nada malo.
—Ay por Dios, Step, estarás a unos metros... Sí él decide, por sí mismo no volver a la guardería en un tiempo, está bien, pero no lo puedes influenciar, ni puedes llorar porque él se da cuenta... Estaba muy preocupado por ti esa vez.
—Ya te dije que cuando llamó no estaba llorando— Se cruzó de brazos muy molesta.
—Y yo ya te dije que te creo, pero él no, además si decide que está bien en la guardería, pasarás el tiempo conmigo— Ella le hizo una mirada traviesa que mostraba sus pensamientos ¿Necesitas que te cuide? —Como asistente, no me malinterpretes —Se puso serio, para ocultar su sonrojo.
—No quiero ser asistente, soy una niñera...
—Pero te vas a poner triste cuando Nathan no esté, solo te estoy ofreciendo otro trabajo el cual también será pago y por supuesto podrás distraerte.
—No es como si necesitara otro empleo, pronto se acabaran las vacaciones y tengo que volver a la universidad.
—Lo había olvidado ¿Cuánto te falta para terminar tu carrera?
—Un semestre... Creo.
—¿Cómo es eso de que crees?
—Bueno, he estado adelantando créditos desde que empecé y en las vacaciones tomaba cursos que homologaba luego... Así que he adelantado un poco.
—¿Cuánto es un poco?
—Como dos años...
—¿Qué dia....? ¿Cómo puede alguien adelantar dos años?
—Tu mismo lo dijiste, ocupe mi mente en algo...
—Tu mente, tus días, tus noches... me temo que tu alma también, en fin, trabajarás para mi como asistente legal, Nathan irá a la guardería y no hay más opciones, sí haces un berrinche te juro señorita que te voy a besar delante de todos —Para entonces la había tomado del mentón suavemente —Y cuando haya que dar explicaciones sobre te pasaré la responsabilidad a ti ¿Capisci?
—Si ho capito capo...
—No sabía que hablabas italiano.
—Es una de las muchas cosas que no sabes— Sacó la lengua en su juego infantil, pero sin querer había pisado una mina, después de todo él no sabía mucho de ella y lo que sabía le lastimaba profundamente.
—Olvídalo... —Entonces él se marcho de la habitación.
Por cuestiones de seguridad era Step quien tenía que ir a las diferentes guarderías para investigar cual sería la más apropiada para el ingreso de Nathan a la sociedad, esta tenía que tener buena seguridad, confidencialidad y buenos chicos, que sería los que compartirían con el pequeño, ya el tema educativo no le importaba a ninguno de los dos, ya que Nathan estaba tan preparado como un niño de primaria.
A la niñera y su pequeño les llevo todo el día buscando lugares, hasta que por fin encontró una, era una escuela particular, tenía pocos niños por salón, además habían dos profesores por aula y sus actividades se veían muy bien calculadas, los padres o sus cuidadores debían estar en el proceso de educación y adaptación al ámbito escolar los primeros años, sin mencionar que no había ningún problema en firmar una clausula de confidencialidad con todos los integrantes de la institución.
—¿Te gustó el lugar?— Le preguntó Step al pequeño cuando ya estaba en el auto.
—Sí, se ve bien... ¿Y a ti?— La verdad era que le había encantado todo, pero le daba miedo que a su niñera no, y se pusiera triste si lo escogiera.
—Un poco, es el mejor de los que hemos visitado ¿Te gustaría estudiar allí?
—No lo sé... Es que papá quiere que yo vaya a estudiar.
—Tu papá lo hace por tu bien, todos estudiamos ¿Sabes? Yo voy a una escuela mucho más grande, para personas más grandes, como yo— Step entendió lo que el niño hacía, no por nada estudiaba psicología infantil, así que tomo fuerzas del amor que sentía por él para ayudarlo en lo que creía correcto —Estudiar no define quienes somos, pero si nos ayuda a entenderlo un poco, yo también quiero que estudies, que aprendas y que conozcas muchas cosas, algunas puedo enseñártelas yo, papá, la escuela, pero otras debes aprenderlas por tu cuenta.
—Pero a la escuela que tu vas, ya también puedo ir, así que porque no estudio en esa, contigo mami.
—Cariño, es un permiso especial que me han dado, pero no puedes estudiar ahí oficialmente todavía ya que se necesita prepararse mucho para ingresar allí, pero yo te podré acompañar a tu escuela por un tiempo, así como me has acompañado tu.
—Esta bien, mami ¿Segura que puedes ir a la escuela tu solita?
—No lo sé, pero es algo que intentaré, porque es de esas cosas que tengo que aprender por mí misma.
—Ok, ok... Vamos a decirle a papá que ya tomé una decisión— La pobre Step por poco cae fulminada por ver la versión pequeña de su jefe, el pequeño empresario de cuatro años y su ataque de ternura acaban por poco con su corazón de tanto latir de emoción.
—Ok, vamos a ver a tu padre a decirle tu decisión— Le abrazó, mientras se derretía por tanta ternura.
Llegando a la oficina fueron bien recibidos por el guardia de seguridad, era de los pocos en la empresa que conocía la verdad sobre el niño, aunque no era una casualidad, después de haberlos encontrado esa larga tarde el mismo ceo le había informado que la chica se había convertido en la niñera de su hijo.
—Buenas tardes señorita...
—Díaz, me alegra verlo.
—A mí también, señorita Díaz la voy a ayudar para que pueda pasar a la oficina del jefe, ya que me imagino que no tiene una cita previa.
—Es verdad, no lo pensé antes de venir.
—Tranquila... Vengan conmigo— Los acompaño hasta la recepcionista —Señorita Perry, la señorita Díaz es la asistente personal del señor King, por favor dale un pase de entrada para cada uno.
—¿Cada uno?
—Sí, disculpa traje a mi hijo— Step alzo el pequeño para que la recepcionista lo viera —Por cierto, buenas tardes.
—Buenas tardes, señorita— Nathan siguió el ejemplo de su niñera, lo que le pareció adorable a la mujer.
—Buenas tardes, ya les alcanzo sus pases de visitantes.
—Gracias— Contestaron los dos al tiempo.
—Hola Step— Habló Víctor, cuando los encontró— Ey Nathan, ya estás en casa ¿Cómo fueron tus vacaciones?
—Recuerda cariño llamarlo Víctor, y no tío como lo haces siempre— Le dijo en un susurro la niñera al pequeño.
—Hola Señor Víctor— La reacción de incredulidad del mencionado fue épico, su pequeña adoración, le llamaba Señor como si se tratara de un extraño, lo cual lo puso de mal humor.
—Imagino que el jefe los está esperando— Dijo seco.
—En realidad, olvidé decirle que venía, es un asunto importante, seguro querrás venir para oírlo.
Los tres ingresaron al lugar, cuando se encontraron con la contadora, apenas y conversaron un rato, hasta llegar a la oficina, donde os recibió una chica joven, la nueva secretaria de Alex, en ese momento Víctor cambió como siempre a su actitud a casanova.
—Siempre es así— Comentó la contadora —Ten cuidado con él.
—No te preocupes, ya tengo que ocupa mi mente y corazón— Señaló al pequeño.
—Es lindo.
De repente la puerta de la oficina se abrió, Alex lo había hecho para dejar salir a una mujer hermosa, elegantemente vestida que sabía lo que tenía, porque se notaba en su andar, aunque lo primero que hizo al notar la presencia de los demás fue mirar con desprecio, en especial a la chica con el pequeño de la mano.
—Nos vemos, Alex...
—Hasta luego Angelica— Dijo el hombre con una voz seria al igual que su rostro, pero cuando vio a Nathan y Step, sonrío, le daba gusto verlos en la oficina —Stephanie, Nathan, vinieron.
—Buenas tardes, señor Alexsader, le venimos a traer el informe— Para un niño que hablaba claro desde hacía más de un año y medio, se le veía muy tierno que no pudiera pronunciar el nombre de su propio padre.
—Entren por favor.
Para todos fue muy claro el cambio de actitud, lo que sorprendió a algunos, pero en definitiva enfurecía a la mujer que recién salía del lugar.
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