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Capítulo XX.

¿Cómo podía Alexander King describir su fin de semana? El adjetivo correcto no dependía de una palabra, sino de un conjunto una montaña rusa de emociones.

Eran cerca de las nueve de la mañana,  daba vueltas en su vacía oficina, tenía mucho que procesar y de cierta manera tenía un poco de tiempo extra, pero no lo suficiente para adaptarse.

Se dirigió al pequeño bar que funcionaba como decoración de la oficina, no sabía cuánto tiempo llevaba esas botellas ahí, pero en el fondo esperaba que le hicieran daño y así poder comprar más tiempo, o al menos lo mandarán al hospital y así poder gritarle sus cuantas verdades al tipo de pacotilla que había despertado días antes.

Sabía que haberse acostado con la niñera de su hijo tendría un costo a pagar, pero jamás se hubiera imaginado que tanto, después de la magnífica noche del sábado y todo el domingo, del cuál apenas habían dormido muy poco, llegó la tan esperada confesión.

Sabía que estaba triste y quería alivianar su carga, ya se encontraban vestidos y hasta habían puesto la mesa para comer algo, ella no probaba bocado y eso se le hizo extraño, por la faena del día debería estar hambrienta, así que la insto a comer, así que ella en vez de hacer caso, por fin decidió hablar.

Le dijo su nombre real, bueno todo su nombre, al parecer solo usaba su segundo nombre y el apellido con que había sido registrada cuando nació, no contó detalles solo aclaró que era adoptada por la familia Stottlemeyer.

Alex la escucho en silencio, quizás no quería entender lo que ya sabía, la menor de los Stottlemeyer estaba casada con el mayor de los Falconi, CASADA, con su ex mejor amigo.

De cierta manera no quería creerlo, pero ella lo dijo, también que ambos habían sobrevivido al ataque que habían sufrido años atrás, que la razón de su desconcierto era que había despertado hacía algunas horas.

Él solo la escucho en silencio, aunque en ningún momento se atrevió a juzgarla, él más que nadie sabía la clase de persona que era su ex amigo, lo manipulador y cruel que podía llegar a ser cuando alguien muy cercano tenía más éxito, razón por la que su amistad había terminado tiempo atrás, Alexander era mejor en lo que hacía y eso no pudo soportarlo, lo peor de todo, había culpado a Víctor del distanciamiento entre los otros dos, para Damián Falconi, la responsabilidad siempre caía en alguien más.

La niñera le había pedido que la dejara sola después de revelar lo que su corazón guardaba, pero Alex se nego a hacerlo, con la excusa de que sus padres habían llamado en la tarde para avisar que en vez de llegar el lunes en la mañana como lo habían planeado, lo harían el miércoles en la noche, para aprovechar el descanso que después de años había tomado su padre.

Después de un rato cada uno se fue a dormir por separado, la castaña se quedó en su propia habitación y a su jefe le cedió la de su compañera en el segundo nivel, cerca de la medianoche Alex bajo a su encuentro, pudo oír sus sollozos, así que sin pedirle permiso o siquiera mediar palabra la hizo a un ladito y se acostó junto a ella, paso su brazo por debajo de la cabeza de ella para que la usara de almohada, con el otro le abrazó acercándola más a su propio cuerpo, y le dió un beso de buenas noches sobre su cabeza.

Era consciente de que estaba despierta, pero fingió no notarlo, sentía la necesidad de protegerla, como si se tratara de una niña perdida que llora para encontrar su camino de regreso a casa... Quizás fue el mismo instinto de protección el que la apego a Nathan desde el principio, es un sentimiento fuerte.

De la nada, se giró para quedar frente a su pecho, se limpio las lágrimas con la camisa.

—Espero que eso solo sean lágrimas, no quiero tus mocos embarrados en mi pobre camisa—  Ella río por el comentario para luego darle un puño sin fuerza a su brazo.

—Idiota...

—Tu idiota— Sentenció, puede que no pudiera entrar en el corazón de ella, pero era demasiado tarde para él, él ya le había entregado el suyo.

En la mañana le abandono mientras aún dormía, se regresó a su casa para cambiarse de ropa y allí encontró a su hermana mayor quién dormía ebria en su cama.

Así que solo uso la habitación de Stephanie para prepararse para el trabajo, entro una vez más para tomar algo que había olvidado en su habitación.

—Hola...—Saludo somnolienta —¿Dónde estabas?

—Hola ¿Qué haces aquí?—Devolvió la pregunta para no contestar.

—Te esperé anoche, quería... Hablar contigo.

Alex se detuvo para ver detenidamente a su hermana mayor, más que lo que tuviera que decir, tenía más curiosidad por la razón que había venido ese día, particularmente ese día.

—¿Bebiendo tan temprano?— La voz de Víctor lo sacó de los pensamientos de esa misma mañana.

—Ya es tarde en alguna parte del mundo— Se excusó el pelinegro.

—¿Ah sí? ¿Cuál?

—En estos momentos no sé y tampoco me importa.

—Sabía que te daría duro estar lejos de Nathan, pero nunca calculé cuanto.

—Es la primera vez que me separo tanto tiempo, no niego que siento que en cualquier momento llamará Camila a pedirme dinero o peor, decir que no me entregará a mi hijo... Cuando estoy a punto de pegarme un tiro, recuerdo que está con mis padres— Aunque el día anterior no lo había extrañado para nada, pero eso no lo iba a decir.

—No lo había pensado, pero las únicas veces que te habías separado era porque esa... Maldita.

—Dilo formalmente, cuando esa perra secuestra a mi hijo y me lo devuelve cuando le doy dinero, y mi pequeño sufre durante semanas para olvidar lo que sea que le haga. Olvidemos eso, no quiero pensar en eso en estos momentos...

—Sí ¿De que quieres hablar? Porque no te veo la intención de trabajar.

—¿Recuerdas la esposa de Damián Falconi?

—Hmmm no mucho— Víctor se sentó en la silla para invitados, mientras Alex se recargaba en el escritorio —Solo que era la menor de los Stottlemeyer, era muy asocial, aunque no la juzgue por eso, es más si hubiera pasado por lo que pasó en secundaria yo sería peor.

—¿A qué te refieres?

—¿Recuerdas que una vez en el colegio una mujer nos hizo reunir a estudiantes y maestros para que le dieran una disculpa formal a su hija?

—Algo recuerdo... Que algunos compañeros le estaban haciendo bullying o algo así.

—Sí, era ella y la señora Stottlemeyer, mi hermana y varias compañeras le hicieron la vida de cuadritos a la pobre chica hasta que se enteraron que no era la novia de ninguno de los chicos, sino sus hermanos, y luego Camila se metió con ella porque Damián la seguía como perrito faldero.

Alex empezaba a procesar toda la información y recordó ver su cara de puberta fastidiada por la situación en la que la había puesto su madre o más bien, sus estúpidas compañeras.

—¿Damián estaba enamorado de ella desde la escuela?

—Que yo sepa no, solo que era inalcanzable, en extremo, pero es mi ídola.

—¿Por?

—Cuando Camila empezó a molestarla, le daño unos libros o algo así, y la Stottlemeyer la agarró a golpes, fue tan fuerte que Camila no volvió en un mes a la escuela, muchos rumoreaban que la había desfigurado,  y esta chica fue suspendida por una semana.

—Es verdad, lo había olvidado... Después de eso, nadie más se atrevió a molestarla.

—Es un lástima que haya muerto tan joven, mamá la adoraba por lo que había logrado siendo tan joven. Siempre que James iba a la casa hablaba por montones de sus hermanos y de como todos eran maravillosos, cuando ella murió, él llegó a la casa destrozado... Estábamos desayunando, se le veía que había llorado quizás durante horas, parecía un fantasma, mi hermano se apresuró a recibirlo y este le dió un abrazo, ahí mismo se derrumbó — A Víctor se le pusieron los ojos vidriosos al recordar tan dolorosa escena, no sabía mucho de los hermanos de James, solo lo que el mismo había contado y no la recordaba físicamente a ella por lo discreta que solía ser, pero le dolía ver a un hermano mayor lidiando con tan temible pérdida

Era su hermanita— Siguió hablando el moreno —Había fallecido unas horas antes, no me imagino pasar por ese tipo de situaciones y ser tan fuerte como ellos, a todo esto ¿Por qué preguntabas por ella?

—Mi hermana— Suspiró— Natalia me confesó esta mañana que estuvo saliendo con Damián un tiempo, y luego se enteró que estaba casado con esta chica, y ella era su socia en un proyecto en el que trabajaban. Se sentía terrible por eso, no fue su intención traicionarla, y que ella la perdonó cuando se enteró, pero el sentimiento quedó allí, ese maldito infeliz haciendo daño en tantos lados.

—Era un completo imbécil, escuché rumores de que le era infiel a su esposa, desde que ella fue nombrada fiscal, ya sabes estaba hiriendo su orgullo de macho alfa.

—Pero se metió con mi hermana, es un hijo de p...

—Tu hermana, no fue la peor de sus incursiones al mundo de los infieles, fue la secretaria de Stottlemeyer, la que luego los asesinó o estuvo involucrada en eso, no estoy muy seguro.

—Que bien informado estás de chismes, ¿Seguro no trabajas para algún periódico?

—Ja, ja, que gracioso... Tu preguntaste así que eres más chismoso que yo, en cambio yo, solo escuché a Jordán decir la mayoría de esas cosas.

—¿Quién es Jordán?

—Era un amigo de Damián, como te convertiste en padre y dejaste la vida social que ya de por sí era carente sino fuese por mí, empecé a salir con otras personas, y Jordán es mi compañero de tragos, los otros chicos dicen que cuando en los bares ve una mujer que se parezca a la susodicha, empieza a llorar y a pedirle perdón, en lo personal creo que hay más allá de lo que dicen los rumores, pero ese no es mi problema y me da flojera sacar los secretos de un muerto, en este caso dos.

—Sí, sí, ya entendí no más preguntas... Solo hay algo que no acabo de entender— Víctor no dijo nada, solo expresó con su rostro el permiso para la pregunta que seguía —Sí esta chica, la esposa de Damián era tan talentosa y famosa por su trabajo ¿Por qué nadie la recuerda físicamente?

—Eso es sencillo, nunca fue el centro de rumores o problemas, al final a la gente solo le importa eso, no sus logros o su contribución a la humanidad, ella era invisible en esta sociedad hipócrita.

—En serio te gustaba.

—Me di cuenta como muchos, que era una mujer muy valiosa cuando murió,  mis padres dicen que Kane es filántropo y dueño de varios hospitales dónde presta atención gratuita a quienes no pueden pagarlo, dicen muchas cosas buenas de él, pero tampoco lo conozco, es más sé que estudió conmigo, pero no logro recordarlo, sino fuera porque James quien es el mejor amigo de mi hermano, tampoco podría decir que lo reconozco, el único que todos conocen es a Nate, y sin embargo no muchos saben que tenía una hermana gemela, para ser honestos es una familia muy discreta.

—Ahora que lo dices tampoco conozco a Kane, es más, cada que pienso en Stottlemeyer, pienso en el viejo Leland sentado en una especie de trono con su cara de amargado y a su lado, su dulce esposa.

—Oh sí el viejo Stottlemeyer, a él si lo recuerdo de la escuela con su cara pocos amigos asistiendo a las reuniones de padres.

—Bueno, bueno... Mucho de esa familia, he estado pensando en contratar oficialmente a Step como asistente personal, aunque su labor sería revisar los contratos y toda la información legal, es que ya no confío mucho en el abogado que tenemos respecto a lo que me dijiste— Bebió del vaso que hacía ratos había servido para matar los pensamientos.

—Me parece bien, parece desenvolverse bien en ese campo, pero y ¿Nathan?

—Nathan irá pronto a la escuela, así que tendrá mucho tiempo libre y ella ya casi termina la suya, me hubiera gustado pasar más tiempo con mi pequeño, pero en vista de que no me ha llamado ni una sola vez hoy, imagino que es hora de que empiece a socializar— Era una mentira plausible, solo quería alejar poco a poco a Nathan de su niñera.

Era esa cuestión la que le rompía el corazón en mil pedazos, ellos no habían hecho nada malo solo hacer parte de la familia equivocada que al final solo causaría de los peores estragos, pero la manera en que lo planeaba era aún más tortuosa, porque si ella aceptaba ese trato que el pensaba ofrecerle, no habría manera en que él mismo pudiera sacarla de su corazón, las veces que le había ayudado se quedaba observándola, como ponía lapiceros y  resaltadores largos en el pelo como agarre o sobre las orejas y luego buscarlos porque no los encuentra.

Verla morder el labio y fruncir el ceño cuando no entiende algo o sencillamente no está como debería estarlo, dejarlo todo así hubiese una bomba a punto de explotar solo para prestarle atención a Nathan, y luego hacer pucheros cuando este se queja de su exceso de tiempo en la computadora de su cuidadora, ya estaba demasiado perdido... Pero verla a diario haciéndolo, sería condenarse a sí mismo, por el pecado de amar a una mujer casada...

—¿Estás bien?— Pregunto Víctor al ver como su amigo se iba por momentos en sus pensamientos y en cada uno de ellos se perdía en suspiros.

—Sí—Mintió como había empezado la mañana —No puedo creer que mi hijo no me extrañe.

—Abandono del nido, le llaman—Se río, y luego se marchó para continuar su trabajo, era obvio que no lo iba a poder ayudar en mucho— Salgamos hoy también, si te quedas solo seguro se te caerán los pelos de tanto pensar.

—Ajá...— Respondió más por inercia que por que hubiera escuchado del todo.

Se sentó frente a su gran escritorio antiguo de madera caoba para intentar trabajar, presiono una tecla para que la laptop diera aviso de que ya se encontraba despierta y trabajando, a diferencia de su dueño, bebió todo el contenido del vaso de un solo trago, y cuando pensó que había por fin apagado los pensamientos que tanto le interrumpían el día, se vio traicionado por su propio cerebro, por su cuerpo en general, ya que de repente como si se tratara de una pantalla de vídeo, los ojos apasionados de su demonio personal, justo en ese momento en el que la hacía suya, para ese momento ya le había confesado su secreto y sencillamente no le había importado.

Por supuesto el resto de su cuerpo, en especial la zona inferior había reaccionando al recuerdo, torturando cada vez más a su traicionero corazón.

—Estoy muy jodido—Dijo en voz alta mientras dejaba caer su cabeza contra el escritorio.

 —No sabía que le iba tan mal en el negocio, sí está ocupado me retiro—Esa voz decía que el infierno se había abierto y venían por su alma, tragó duro.

—Señor Stottlemeyer— Se levantó rápidamente, perdiendo todo el color de su cara, sí ese hombre llegara a saber lo que segundos antes pasaba por su mente de lo que hacía con su hija, morir sería un privilegio —Discúlpeme, estaba pensando en mi hijo, es que me hace mucha falta...—De todas las mentiras que había dicho, esperaba que al menos esta fuera creíble.

—No sabía que usted tenía un hijo— Comentó el mayor. Alexander abrió grande sus ojos, por un momento había olvidado que era su secreto de Estado, pensó que seguramente como los hijos sabían probablemente también el padre, pero olvidó por un segundo que ellos manejan el arte de mantener secretos todo el tiempo.

—Sí, tengo uno de cuatro años, aunque no muchos lo saben y la verdad prefiero mantenerlo así, me encantaría que mi hijo pudiera tener privacidad en este mundo comercial lleno de opiniones sin valor y con mucho veneno.

—Eso es cierto, y la verdad lo entiendo perfectamente, con mi esposa siempre luchamos porque nuestros hijos tuvieran privacidad, y hasta ahora la han mantenido, estoy muy orgulloso de los cuatro.

—Eso es cierto, bueno, a que debo el honor de su visita.

—Negocios, Señor King, negocios.

—Perfecto.

El día paso un poco más apresurado de como había comenzado, de cierta manera el viejo había solucionado lo que la hija había invadido, su mente, le sorprendió que el mismo Stottlemeyer viniera por sí mismo a plantearle un proyecto, pero como dijo, solo hablaron de negocios y unos en los que ambos se beneficiarían ampliamente.

Al llegar a la casa, sintió un enorme vacío a pesar de que estaba lleno de empleados que daban vuelta por el lugar, todos le saludaban al verlo llegar y se apresuraban a atenderlo, pero le faltaba la sonrisa de su hijo quién siempre cambiaba su expresión con solo verlo llegar, a veces corría a su encuentro y en otras venía en los brazos de su cuidadora, quien siempre le recibía con una hermosa sonrisa ¿Sería capaz de apartarla de su lado? Aún más ¿Podría apartarla del lado de su amado hijo?

El celular vibró en sus bolsillos.

—¿Hola?

No olvides que salimos esta noche, ponte lindo... Quiero conquistar alguna chica con la idea de que eres super gay y me pones el cuerno, y en mi triste y toxica vida busco el refugio en alguna mujer de una sola noche.

—Eres un asco ¿Te lo había dicho?

Sí... Igual ponte lindo— Colgó.

Alexander rodó los ojos ¿Cómo se había hecho un amigo de un loco? Llevando la contraria a su mejor amigo, se había puesto lo primero que encontró, pero esto lo llevo a verse realmente seductor, debido a que su armario siempre estaba organizado y que de cuando en vez Step se había escabullido para escoger prendas y conjuntos en los que le gustaría verlo en secreto.

Era un pantalón gris con algo de brillo ajustado, una camisa blanca, un blazer del mismo color del pantalón y unos zapatos mocasín azul oscuro, sin corbata o cualquier accesorio que gritara formal.

—Cuando dije lindo, no tenías que exagerar— Alegó Víctor.

—Sí, hola ¿Cómo llegaste? Bien amigo, gracias por preguntar...

—Sí, sí... 

Víctor estaba un poco más informal, pero no se veía nada mal, llevaba unos jeans oscuros y un chaleco del mismo color, el cual cubría una camisa blanca, al parecer tenían el mismo gusto por las camisas de ese tono, y unos zapatos casuales del mismo tono.

Entraron juntos, para ubicarse en una mesa que ya estaba ocupada por unos conocidos que les estaban esperando, la música era suave en el bar lo que era propicio para la conversación, aún así el lugar estaba lleno, por alguna razón que no comprendía Alex había empezado a mirar el lugar, contar las sillas, las personas... completamente distraído de la conversación en la mesa.

—No le digas nada, aún está de luto por la mujer que amaba, pero que ella ni sabía que existía— dijo uno de los presentes a otro.

—Sí sabía que existía, solo que no le importaba— Contestó el rubio, al cual le aludía la conversación.

—¿De quién hablan?— Pregunto Víctor alzando la botella y dando un trago a la bebida fermentada.

—No creo la hayas conocido, además murió hace como seis años— Contestó el primer hablante.

—Hace cuatro— Corrigió el rubio —Tu estudiaste con ella, con Lauren Stottlemeyer— El nombre los sorprendió a los dos amigos.

—Estaba casada ¿No?— Se integró Alex a la conversación y además con su pregunta le pedía a su amigo que no comentara que ellos hablaban de ella esa misma mañana.

—Sí, por eso no le importaba— El rubio alzo su cerveza y la bebió toda de un solo golpe, aunque aún tenía más de la mitad —Sí, estaba enamorado de la mujer de mi mejor amigo, lo sé soy de lo peor, pero no es por eso que iré al infierno, sino por dejar que él la asesinara.

—Tsk, ya se emborrachó— Comento uno de los que los acompañaban — Discúlpenlo, cuando se toma sus copas se pierde en ese mundo del y si hubiera...

—Para mí es la primera vez que lo escucho, así que quiero saber a que te refieres— Alex se sentó como si solo sintiera curiosidad mórbida, pero la verdad es que lo que había dicho Víctor le había dejado con la duda, pero sin poder preguntar y como estaba seguro que de su amigo no lo haría, se decidió.

—No hay mucho que contar, solo que Damián hizo cosas muy malas y dejó muchos secretos inconclusos, tanto que incluso te salpican a ti, King.

—¿Disculpa?— Esta vez fue Víctor quien intervino, ya que eso jamás había salido de la boca de Jordán dejándolos a todos pasmados.

—Sí, Damián tomó algo que era suyo King, algo imperdonable... 

—¿Te refieres a Lauren?— Preguntó otro.

—¿Lauren? Esa mujer no le pertenecía a nadie, ni al mismo Damián, por eso fue que hizo todo lo que hizo, porque jamás le iba a pertenecer, prefirió destruirla que dejarla libre y a ti querido...

—¡Ya basta!— Otro de los chicos que habían estado en silencio todo el tiempo —Jordán deja de hablar estupideces, disculpa Alexander, Damián tenía la costumbre cuando se ponía ebrio, decía que te arrebató algo, lo decía con orgullo, pero eran puras tonterías porque en cada borrachera cambiaba el "algo" en cuestión, tenía que pasarse de copas para recordar la rivalidad ficticia que se montó hace quien sabe cuanto, en el fondo no te olvidó— La ultima frase lo insinuó como si hubieran tenido una relación, lo que los hizo sonreír ante la broma —Me llevaré este chico...

Stephanie pasó cerca, y eso lo dejó en silencio, la reconoció, pero a la vez no, porque en el fondo sabía que no podía ser ella, además vestía de manera juvenil, llevaba jeans claros y un buso de manga corta salmón, además llevaba el cabello suelto, lo que le dio apenas unos segundos para ver su rostro.

—Creo que yo también estoy pasado de tragos, mejor nos vamos.

—¿Qué pasó?— Pregunto uno de sus amigos —¿Desde cuando te embriagas con una sola cerveza?

—Desde que veo fantasmas...

Alex siguió con los ojos, la chica que le había robado el habla a su compañero de tragos, hasta que ella se ubico en la barra y pidió  una botella de lo que podía ser tequila, se quedó en silencio, hasta que los otros se fueron.

—Bueno, todo se puso tétrico muy rápido, así que yo intentaré ligarme a alguien, porque ustedes se ven un poco aburridos— Se levantó con la excusa en la cabeza, quería verificar sí habían visto la misma chica con el otro sujeto.

Los demás se quedaron conversando, mientras él se apresuraba a la chica en la barra.

—¿Te invito un trago?— Le dijo, ella al reconocer la voz levantó la mirada, sus ojos tristes decían lo mucho que había llorado.

—No quiero— La voz le temblaba —No quiero que me alejes...— Era más una suplica que una oración, que no pudo terminar.

—No lo haré— Se acercó con las manos en sus mejillas y le besó en los labios, sellando la promesa que le hacía en ese mismo instante, no la que había expresado ya que no sabría sí la podría cumplir, sino la que hacía en su interior, sería la segunda persona más importante en su vida sin importar qué, la primero por supuesto era quién la había traído a su vida.

Ninguno de los dos sabía que los observaban atentamente, los de la mesa felices viendo al supuesto conquistador y otros dos desde un poco más lejos.

—Por poco dices algo muy imprudente, déjalo que sea un ignorante así duele menos.

—Llevo demasiado...

—No se los dijiste cuando aún tenían una oportunidad, no lo hagas ahora... Sabes, Damián fue muy cruel, pero fue peor de tu parte callarlo, no debimos hacerlo, pero ya no hay nada que hacer para volver atrás.

—¿Sabías que estaba viva? ¿Me dejaste llorar su muerte?

—¿Merecías saber que estaba con vida? Déjala en paz— Encendió un cigarrillo y se marchó dejando a su compañero atrás— Ay mi querida Step, es hora de que empiecen todos a pagar ¿No?

Tomó el teléfono para marcar un número.

—Me alegro que hayas despertado, oficialmente te doy la bienvenida al infierno, tu esposa se ve preciosa al lado de King...


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