Capítulo XVII
El tiempo puede pasar muy aprisa cuando las personas se divierten, pero para aquellos en la que la tensión se vuelve parte de la rutina puede hacer de días a cortos a interminables. Ya habían pasado varios meses desde que la escena llena de besos apasionados había sucedido, aún así estaba tan presente en ambos como si tan solo hubiera pasado apenas minutos atrás.
La tensión en el ambiente provenía del incidente, es que ya no podían negar los sentimientos y sensaciones que sentían el uno por el otro, pero pensando en Nathan ninguno de los dos se atrevía a más, después de todo sí empezaban una relación más allá de lo laboral y esta terminara, el peor afectado sería el pequeño.
Varias veces se había quedado Alex frente a la puerta de su linda perdición, tratando de tomar el valor de a media noche, y cuando estiraba la mano para tomar el picaporte, una voz en su cabeza le recordaba que no debía, en el caso de ella, nunca siquiera salió del cuarto aunque su corazón le suplicara que saliera al encuentro del hombre que le movía el piso.
Ese día había sido terriblemente incomodo, Alex le había invitado a Step y a Nathan a comer en un famoso restaurante, por supuesto iban acompañados de otros, como Víctor y algunos empresarios, ya que la niñera también ayudaba de cuando en vez con algunos contratos, así que la hacía pasar por una asistente que trabajaba desde casa, todo iba bien hasta ahí, hasta que un de los contratistas se fijo en la dulce niñera, sin dudarlo este empezó a coquetearle, y aunque ella le ignoraba, el ceo se irritaba más y más por los celos inevitables.
Era demasiado cruel sentir celos por alguien que ni siquiera tiene en sus proyectos quedarse algún día, alguien a quien le pertenece tu corazón, pero a ti no te pertenece ni un poco de esa persona.
—¿Estás teniendo algo más con tu niñera-asistente que quieras decirme?— La pregunta de Víctor al entrar a la oficina de Alex, era más una acusación que una interrogación.
—No es lo que crees— Explicó botando todo el aire contenido en sus pulmones, mientras aflojaba su carísima corbata, que sentía que en estos momentos era su horca.
—¡Explícate! Tengo todo el día.
—En pocas palabras... Estoy enamorado de alguien que no puedo tener.
—¿Qué estás diciendo? ¿Te enamoraste de Stephanie?
Después de sentarse frente a su escritorio, se cubrió con las manos el rostro —Sí, estoy desquiciadamente enamorado de la mujer que cuida a mi hijo.
—¿Y eso qué? Si te gusta dilo, no andes como un ex novio tóxico que no la puede tener, pero tampoco dejará que otros la tengan, al menos si ella te dice que no, puedes entender que te rechazó y seguir con tu vida.
—Sí fuera así de sencillo créeme que lo habría hecho hace mucho tiempo, pero su historia, no quiero que ella vuelva a repetirlo, perder un hijo es más que suficiente, si yo echara a perder su relación con Nathan solo por placer... Pasaría a ser la peor persona de la historia.
—Ok, ok... Primero que nada cálmate, eres peor que una viejecita negativa que anda echando la mala suerte a todo. Vamos por partes ¿Cómo es eso de que te hubieras declarado haceeee muuuucho tiempo? Segundo ¿Por qué diablos perdería a Nathan? Eso suena demasiado tétrico, y tercero ¿Por placer? ¿En serio? Es obvio que te quieres acostar con ella, eso no lo puedes disimular, aún así acabas de decir que ESTAS ENAMORADO, ¿Sí entiendes que eso va más allá de un simple acostón? No es amor aún, pero por encima de solo sexo sí es.
—Sé que me gusta desde que se hizo pasar por mi esposa en el hospital, su manera de ser para resolver cualquier asunto, cuando se recoge el cabello con un lápiz en vez de usar una moña como cualquier persona normal, la manera en como ama a mi hijo desde que lo vio por primera vez... ¿Cómo no amarla?
—Sí, sí... Ajá, la chica te mueve el piso desde que camino sobre el ¿Y lo demás?
—A ti también te gusta.
—Corrección, me gustaba, pero no inocentemente como tú, yo sí la quería en mi cama, hasta que la seguí en el hospital, ese día supe que no sería una chica más... Y pues no me gustan de ese tipo, ya sabes aún no me quiero casar y esas cosas, así que ya no me interesa de esa manera. Y ya deja de irte por las ramas y responde lo que te pregunté.
—Supongamos que yo le interese y tengamos una relación que nos dure unos cuantos años, somos felices y de repente todo se vaya a la mierda como en cualquier relación normal, pero en vez de solucionarlo como dos personas maduras lo arruinemos, yo no querré verla aunque la extrañe y ella igual, no es como si solucionara con visitas programadas o algo así.
—¿Por qué estás pesando en terminar desde ya?
—Ella tiene un pasado, y aunque me gustaría decirte que yo igual, la verdad es que Camila es parte del presente, porque por desgracia sigue siendo la madre biológica de Nathan aunque sea una maldita.
—Lleva tanto tiempo sin aparecer que la había olvidado.
—Y lo otro no te lo voy a contestar, sé que es lo que más te interesa no sé ni porque te dije todo eso... Sabes qué, olvídalo.
—Eso resuelve de por qué le tienes ganas a tu empleada y haces escenas de celos en público, que bajo has caído— Se burló el moreno de su amigo, ya que este le había criticado muchas veces el hecho de que él mismo sedujera a sus compañeras de trabajo.
—¡Por Dios ya cállate!— Alex estaba muy avergonzado por lo que había sucedido y ahora no quería levantar el rostro del escritorio.
—Awww mi pequeño idiota se ha enamorado... Pobrecito.
Mientras tanto Step hacía un puchero de desaprobación, después de salir de la comida había terminado en el centro comercial para comprar ropa para Nathan, el pequeño se antojo de ir a los juegos infantiles cuando estaba en la arena para pequeños se acercó una mujer para hablarle a Step sobre la importancia de llevar a los niños a la guardería.
—Señora es importante para los niños asociarse con otros de su edad — Step sabía que lo que decía en serio y era real, pero no quería dejarlo ir, era pasar horas sin el bebé ¿Qué iba a hacer durante todo ese tiempo libre?
Step aceptó el folleto de mala gana, la mujer siguió hablando con las otras madres que estaban en el lugar, la niñera solo pasaba por el mal rato, mientras veía al pequeño divertirse con otros chicos, poniéndola de peor mal humor.
Después de las compras, fueron al supermercado, y más compras, como madre estaba exhausta, pero no quería dejar de hacerlo le agradaba hacerlo, no quería dejarlo al menos no aún, la tarde se le había ido pensando entre lo correcto y la decisión egoísta de pasar más tiempo juntos.
Al llegar a casa los chicos ya estaban allí, Nathan se alegró de ver a su papá de nuevo ese día ya que en la última semana lo veía cuando ya la noche había llegado, ni siquiera lo podía ver en las mañanas porque al despertar ya se había marchado, y ese día había sido maravilloso lo había visto dos veces cuando la luz aún era parte del día, aunque para Stephanie la reacción era otra, apenas lo vio su disgusto creció, apenas entró en vez de saludar salió de largo a la cocina por un gran vaso de agua.
La razón, no quería que al hablar con Alex, este estuviera de acuerdo con la mujer de dejar ir a Nathan a una guardería, el asunto que como este no sabía de este hecho solo lo tomaba como rencor a la escena que el mismo había montado en el restaurante.
—¡Ups! Creo que sí está molesta por lo que pasó— Comentó Víctor añadiendo sal a la herida de su mejor amigo.
—Sí, está enojada— Alex respondió más para sí mismo que para los que le oían.
—Mami, se enojó con la mujer de la tienda, yo estaba jugando y me sacó del arenero y ya nos vinimos— Confesó con un puchero el pequeño en brazos de su padre.
—¿Cuál mujer?— Preguntó el mayor interesado.
—No sé, pero le dio un papel a mamá y siguió hablando con tras mujeres.
—¿Sabes que hablaba con mamá?
—No, yo solo la vi cuando estaba jugando con mi nuevo amigo, pero mamá se enojó ¿Fue mi culpa?— Después de pensarlo un poco había llegado a esa conclusión.
—No lo creo cariño, seguramente la mujer dijo algo malo y por eso se enojó.
—Mamá dejó su bolsa—Se bajó de los brazos de su padre y salió corriendo, luego volvió confundido con el papel en la mano— ¿Qué es una guardería?
—¿Una guardería? Pues sí es lo que imagino, es un lugar donde llevas a los niños como tú, para que aprendas a convivir con otros chicos, y pues pasan tiempo allí sin sus papás.
—No quiero ir— Gritó cuando escuchó la última parte, al igual que su mamá adoptiva se fue furioso.
—Es cierto, ahora que lo pienso ya está en edad de ir a la guardería— Pensaba Víctor viendo lo que pasaba —Creo que lo mejor es que te deje solo para que soluciones esta situación, lo bueno es que no tiene nada que ver con lo del mediodía.
—No estoy muy seguro de que sea mejor un problema que el otro— Dicho esto, Alex se despidió para encontrar a los protagonistas de su embrollo.
Después de un rato a la primera que encontró fue a su niñera, estaba resguardada en el jardincito secreto, estaba hecha bolita en uno de los sillones.
—Ahora que te veo aquí, creo que sería lindo un columpio, uno muy grande hecho de palets o mimbre, algunas almohadas para que quedemos muy cómodos, pero a la vez quepamos todos ¿No crees?
—Sí, se vería lindo— Step habló en voz baja sin sacar su rostro dentro de sus piernas.
—Nathan cree que estás enojada con él— Alex habló con suavidad y se acercó de la misma manera, hasta llegar a ella.
—No estoy enojada con él... Al menos no con su parte consciente.
—¿Quieres explicarme?
—Es que...—Botó el aire contenido en sus pulmones, luego acomodó su rostro encima de sus piernas para ver a su acompañante— Cuando estábamos en el centro comercial, llevé a Nathan para que jugara en uno de esos juegos infantiles, no quiero que pierda lo bonito de su infancia por estar todo el tiempo con adultos, pero entonces llegó una mujer diciendo lo importante que es para un niño relacionarse con otros de su edad, luego me preguntó si estaba en la escuela, yo le comenté que no, porque aún era muy pequeño por supuesto me explicó lo que yo sé, que nunca es temprano para la educación y un montón de cosas que en ese momento me parecieron sin sentido.
Sé que lo que dijo es real y muy importante para el desarrollo de Nathan, y cuando más me debatía entre la razón y el corazón te vi, seguramente estarás de acuerdo con esa mujer porque es lo lógico, pero siento que he pasado muy poco tiempo con él y no quiero que se vaya y me olvide— Una lágrima traicionera se escapó por su mejilla.
Alex solo le abrazo, ya que su niñera estaba equivocada, él más que nadie quería dejarlo ir a ningún lugar y menos sin la supervisión de ella o él, temía por su seguridad, sin mencionar que lo extrañaría muchísimo, antes de Stephanie no pasaba tanto tiempo lejos de su pequeño, saber que iba con ella a la universidad le daba escalofríos a pesar de que confiaba plenamente, la parte más difícil de ser padre era dejar ir a los hijos.
—Ya, ya— Le limpió la lágrima traidora —Yo sé que no es fácil, además no es una decisión tomada por ahora, apenas es una idea que entraremos los tres en consideración, tu opinión como la de Nathan son muy importantes para mí, y en caso de que se decidiera que irá a la escuela o a la guardería, aún falta tiempo, tú ya haz empezado a educarlo temprano y la guardería diaria de tiempo completo es para aquellos niños que sus padres trabajan y no pueden cuidarlos, pero mi hijo tiene mucha suerte, estás ahí para él.
Step sentía su corazón calientito y cómodo con sus palabras, así que saltó de su posición para darle un cálido abrazo, Alex no alcanzó a prever ese movimiento y al girarse terminó con su rostro frente al de ella, era demasiada tentación para resistirla y ambos terminaron en un beso dulce y tierno cargado de amor.
—¿Mami?— La vocecita los separó, el miedo a ser descubiertos también ayudó —¿Estás enojada conmigo y papi?— Al parecer desde la posición en que estaba el pequeño no había alcanzado a ver lo que hacían la pareja.
—¿Por qué dices eso, cariño?— Preguntó curiosa.
—Porque le vas a pegar a papi— El pequeño estaba muy preocupado, por la posición en la que se veían.
—No cariño, no le voy a pegar a papá, y tampoco estoy enojado con ninguno de los dos.
—¿Entonces por qué estás enojada?
—No estoy enojada, estoy triste, porque ya estás grande y es importante que vayas a la escuela algún día, pero no me quiero separar de ti.
—Mami— El pequeño ahora se sintió traicionado de cierta manera y empezó a llorar —Yo no quiero ir allá donde dijo papá. Step miró a Alex confundida.
—Lo siento, Nathan sacó el folleto de tu bolso y le expliqué que era una guardería no pensé que llegara a creer que lo íbamos a enviar a allá.
Nathan se abalanzó sobre su niñera separándola de su padre, aunque este lo hiciera inconscientemente.
—Cariño, de eso hablábamos con papá y por ahora no queremos que vayas, pero seguirás creciendo y es importante que algún día asistas.
—Pues entonces, no voy a crecer más, así no iré nunca— Dijo enojado el pequeño mientras cruzaba sus brazos. Ella le alzó y luego se sentó sobre su jefe.
—Aunque queramos eso, no es posible, es parte de la naturaleza crecer, pero por ahora es muy pronto, además no será todo el día, lo haremos paso a paso o tu mami morirá de tristeza— Alex estaba muy enternecido por la resolución de su hijo y además el estar así con ellos, le daba cierta familiaridad que lo hacía sentir en su pequeño hogar.
—No importa cuanto crezcas, siempre serás mi chiquito— Añadió Step llenando de besos por las mejillas del pequeño.
Después de solucionada la cuestión los tres empezaron a hablar de los redecorar el espacio, de poner otros muebles y objetos que los identificaran además de agregar más espacios en la casa para ellos tres, por primera vez en muchos años la niñera se sentía en casa.
Por un momento recordó a sus padres y hermanos adoptivos intentando integrarla a su hogar, el esfuerzo que dedicaban y el amor que le brindaron, estaba sinceramente agradecida por todo lo que habían hecho por ella, y ahora estaba dispuesta a hacerlo por el pequeño que caminaba a su lado guiado por su mano.
En medio de la sensación de felicidad y calidez hogareña no pudo dejarse de preguntarse ¿Por qué a su lado no se sintió así? Fueron tantos años junto a esa persona, pero ni una sola vez sintió lo que estaba sintiendo por Alex en tan poco tiempo, y menos sentía calidez en sus caricias ¿Era solo sexo por compromiso o sencillamente había olvidado cuando le amó? ¿Alguna le vez le amó?
—Un peso por tus pensamientos—La voz de Alex la trajo de nuevo a la realidad.
—Lo siento ¿Qué decías?
—Estabas haciendo caras raras, hace rato no te veía hacerlas.
—Estaba pensando en algui...algo, pero ya no tiene importancia.
—Me imagino, me gustaría darte una moneda cada vez que te quedas pensando en ese algo que te hace arrugar la cara, eso que tanto te molesta.
—Nathan ¿Ya se quedó dormido?
—Sí, ya lo llevo a la cama— Dijo viéndolo dormir en el sofá donde los tres veían una película luego de haber cenado, y ya que ella cambiaba el tema tan abruptamente lo dejaría pasar —Por cierto, quiero ofrecerte una disculpa por lo que pasó en almuerzo.
—¿A que te refieres?
—A mi comportamiento... Parecía como si estuviera celoso.
—¿Acaso no lo estabas?
—Un poco, es cierto— La mirada de ella era de satisfacción —Aún así creo que no era apropiado que lo demostrara, después de todo tu y yo no tenemos ninguna relación.
—¿Cómo que no tenemos ninguna relación?— Alex no pudo evitar fruncir el ceño ante la pregunta de su niñera —Somos jefe y empleada, esa es una relación.
Del rostro de Step brotó su sonrisa victoriosa, esa había sido su represalia por el atrevimiento horas atrás ante el personal de la empresa.
—¿Soy tu juego favorito?
—Uy... Esa respuesta es un poco difícil, no podría decir que eres solo un juego, pero no niego que cuando te pones así, me divierto haciendo que sufras, hemos estado jugando al gato y al ratón esperando algún tipo de redención en la cual nos diga que ninguno de los dos saldrá lastimado ni lastimará a otros... El problema es que estamos tan quemados que queremos seguir jugando con fuego.
—¿Qué quieres decir con eso?
—No importa como lo mires, no está bien... Pero aún así insistes que sigamos con esto, tu escena de celos del mediodía, hacerme parte de las decisiones futuras de Nathan... Esto es demasiado.
—¿Acaso preferirías que no te consolara?— Preguntó extrañado.
—No se trata de lo que tu y yo queramos, sino de lo mejor para Nathan, hoy casi nos descubre, no quiero que se le ilusione en algo que no le podemos dar, no me molesta lo que pasó en el almuerzo, de cierta manera eso le enseñará a esas personas a respetarme, de por sí era de mal gusto que me coquetearan sin conocerme, y más porque iba con mi pequeño... Pero para ser honestos, ellos no son los únicos que pueden mal entender nuestra relación, en realidad sí somos solo jefe y empleada, y así debería de ser.
—No importan mis sentimientos ¿Verdad?
—Para ser justos, los míos tampoco...
—No entiendo muy bien, pero confiare en ti, porque no me queda más remedio.
—Lo sé, no hay otra opción...
Alex se levanto del sofá para llevar a su hijo dormido a la cama, con un profundo nudo en su garganta tenía muy en claro que por Nathan ella no quería arriesgarse, pero que era lo que tanto le impedía seguir adelante, era obvio que su amor era correspondido y a la vez no entendía si era solo su deseo lo que le hacía verla así. De repente el teléfono de Step sonó sacándolos a ambos de sus pensamientos.
Antes de la llamada estaba tan sumergido en sus pensamientos que no percibió siquiera que ella hacía lo posible por no llorar ¿Qué diablos pasaba por su mente?
—¿Hola?— Contestó con el ceño fruncido... Lo que sea que le dijeron por el medio de comunicación, la hizo caer al suelo soltando todo su aliento.
Como Alex aún tenía al pequeño en sus brazos, no pudo ayudarla para que no cayera al suelo de la manera en que lo hizo, puso de nuevo al pequeño en el sofá, para al menos ayudarla a levantar.
—¿Estás bien? ¿Qué sucede?
—...— Ella intentaba hablar, pero las palabras no salían de su boca, ni siquiera su rostro expresaba algo, estaba ahí totalmente ida, hasta que su consciente no pudo más y cayó en un sueño profundo. La línea al otro lado seguía hablando.
—¿Hola? ¿Señora aún está ahí? ¿Me oye?
—Disculpe, pero Stephanie se desmayó ¿Sucedió algo en lo que pueda ayudar?— Respondió Alex al teléfono, mientras yacía en sus brazos.
—¿Stephanie? Ah... Disculpe ¿Quién es usted? Es que la información es clasificada y no puedo compartirla con cualquiera.
—Soy su pareja— Resolvió por decir Alex en vista de las circunstancias, seguramente le diría algo si daba esa respuesta.
—¡Oh! Doctora King, hay otra persona en el teléfono y dice que es su pareja ¿Qué hago?— La mujer al otro lado de la línea hablo en voz baja esperando que no la oyeran —Dame el teléfono, yo me encargo ¿Hola?
—¿Natalia?
—¿Alexander?— La mujer al otro lado suspiró —Esto tiene que ser una broma de muy mal gusto.
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