Capítulo XL
—Pues he viajado mucho, pero sí he vivido allá por temporadas... Espera, espera, el mundo cada vez es más pequeño, eres mi linda Stephanie, ay bebé pensé que estabas muerta — La abrazó y unas lágrimas aparecieron en sus grandes ojos verdes —Mi bebé hermosa volvió a la vida, gracias —Decía mientras la llenaba de besos.
—Ey, espera, espera— Ella no podía dejar de sonreír aún así no se iba a quedar así provocando mal entendidos.
—¡No toques a mi mamá! —Se interpuso Nathan muy celoso.
—Tranquilo amiguito, es que hace muchísimo tiempo no veía a tus padres y estoy muy emocionado.
—¿También vas a besar a mi papá? Porque solo le diste un abrazo— Comentó muy intrigado.
—Es que mis besos son para mis amigos cercanos y para los que llevo mucho, pero muchos años sin ver, por eso tu papá no lo beso... porque son solo muchos y no muchos muchos, como a tu mamá.
—Ah, entiendo ¿Y yo? A mí nunca me habías visto.
—Si tus padres me dan permiso, entonces podemos iniciar una nueva tradición de besar a las amigos que recién conocemos —A ambos padres les pareció gracioso como giró la conversación y ambos dijeron que sí, entonces se agacho para quedar a la altura del niño y le dio un fuerte abrazo lleno de cariño, le beso las mejillas y la cabeza —Estos son unos besos especiales, porque somos tocayos o sea tenemos el mismo nombre, pero a los demás solo besos en la mejilla.
—Está bien.
—Bueno, creo que todo esto amerita un café, les ofrecería un trago, pero estamos en presencia de menores, así que ni modos.
—Eso suena muy bien, a mi me encantaría un café ¿Qué quieren ustedes?— Le preguntó Alex a Step y Nathan que estaban ansiosos por saber que hacer.
Nathanael los llevó a un hermoso lugar que aun estaba abierto a pesar de la hora, era un lugar amplio las sillas eran hechas en madera dándole un aspecto rustico y a la vez hogareño, las mesas estaban apartadas para darle privacidad a los comensales, pero lo suficientemente cerca para reconocer a las personas en las otras mesas. Habían varias familias cenando, niños corriendo y las risas no faltaban.
—¿Qué les parece el lugar?— Preguntó Nathanael —¿Qué quieren tomar?
—Se ve muy bien...— Habló Alex.
—Yo quiero helado— dijo la niña muy emocionada.
—Ni creas, prefiero enfrentar criminales que a tu mamá si sabe que te di dulce después de las seis de la tarde, no soy tan valiente.
—Ey, eso me hace acordar de ti, eras muy listo y no te metías en problemas que no podías resolver— Comentó Step mientras miraba el menú y sonreía por lo dicho— Aún sigues siendo muy listo.
—¿Qué era listo? Por favor, no me metía casi en problemas para meterme en unos sin solución, como cuidarte a ti, para que esa odiosa tipa que te cuidaba nos la hiciera de cuadritos, por cierto, te ves muy bien ¿Qué sucedió con esa mujer?
—Murió hace unos años, hasta donde supe hizo negocios con las personas equivocadas y bueno al no cumplir con su palabra, se convirtió en un número más en las cifras que dejan la violencia en las calles.
—¡Qué horror! Lo dices como si no te importara.
—Es que no me importa la gran cosa, lo único bueno que hizo esa mujer fue dejarme en la casa de mis padres adoptivos por dinero.
—¿Ofrecieron mucho?
—Imagino que sí, ya tenían uno en versión masculina, necesitaban la versión femenina del mismo adn.
—¿Qué? ¿Estás bromeando? ¿Tienes un hermano biológico?
—Más que un hermano biológico, tengo un hermano gemelo— Levantó las manos en señal despreocupada e inocente.
—Eso es super genial.
—La verdad sí, y tu ¿Hallaste tu familia?
—Sí, pero no me fue tan bien como a ti, resulta que son malas personas, lo irónico es que la única persona buena es la esposa de mi padre biológico. Se supone que la madrastra es la bruja del cuento.
—Lo siento mucho.
—No es para tanto, aún tengo los hermanos que fui haciendo a través del tiempo, eso es suficiente. ¿Y tu amigo mío?
—Siento que están en un concurso de vida miserable, así que solo les digo que mis amorosos padres me criaron bien, tengo una hermana preciosa una de las mejores en su campo profesional, tengo un hijo maravilloso, así que perdí.
—Olvidaste decir que una esposa increíble.
—No lo olvide, esa me la robé... Es la esposa de alguien más, pero ahora la tengo como rehén.
—Ok... ¿Quién tiene hambre?— Preguntó Nathanael divertido por la dirección que había tomado la conversación, en especial porque sabía que Alex no lo decía con mala intención o intento de sacar indirectas, sino por lo honesto que era.
—Yo quiero frappé de mango— Dijo Nathan después de repasar todo el menú pensando en que podía pedir sin que le dijeran que no, por lo mucho que había comido esa tarde, sus pensamientos estaban tan concentrado a resolver ese asunto que no había escuchado nada de la conversación de los adultos y solo había respondido por casualidad, los tres soltaron la carcajada.
Con la risa envolviendo la mesa la velada empezó, hablaron de cosas divertidas que habían hecho de niños, de lo que planes del futuro y lo que tanto querían lograr para las personas que amaban, los niños se durmieron antes de la medianoche y aunque Step luchaba consigo misma para mantenerse despierta el largo día le hacia cerrar los ojos cada cuantos minutos.
—Creo que ya es hora de descansar— —Comentó Nathanael al verla bostezar por undécima vez —Sí quieres los llevo al hotel donde se están hospedando.
—Nos estamos quedando en la villa Blanca, al oeste.
—La villa de Leland ¿No?
—Sí, esa precisamente.
—Vamos los acompaño... —Al llegar a la villa, acostaron los dos niños en la cama principal y Step en modo avión se acostó en la hamaca del balcón, como si esta estuviera diseñada exclusivamente para ella.
Dieron un par de vueltas por la villa para encontrar la cocina y así poder beber algo de café para poder seguir charlando.
—Por un momento olvide que tu chica fue adoptada por el señor magnate, claro que les dejaría su villa para vacacionar.
—¿Sabías desde el principio cual era su nuevo apellido?
—Claro que sí, la seguí cuando tuve la capacidad de hacerlo, me aseguré de que hubieras crecido bien, eras un buen chico y esperaba que lo siguieras siendo, después de eso la busqué... Y me encontré con una persona que no conocía, no era la niña que corría a esconderse mi espalda para que la protegiera de que la mujer que la criaba la golpeara hasta dejarla inconsciente.
—No sabía eso.
—¿Por qué habrías de saberlo? Es una persona realmente reservada y además yo fui policía.
—¿En serio? ¿Y que pasó? ¿Lo dejaste?
—Me dispararon en el cumplimiento del deber, entonces me pensionaron.
—¿En serio? ¿Solo por un disparo?
—Ocho en realidad, pensaron que moriría y pues decidieron sacarme de la fuerza, después de que me recuperé les dio miedo que me hiciera matar así que me dejaron ir.
—¿Ocho balas? Te creíste un colador y necesitabas llenarte de huecos ¿O como?
—Sí es que las puñaladas no cuentan porque son agujeros muy chiquitos.
—Que horror, no se como puedes beber agua y que no se te salga por todo tu cuerpo, como la Mascara— Nathanael soltó la risa por la referencia.
—Bueno, sabes que soy muy torpe para hacer las cosas y solo sé ir de frente, además cuando entre al cuerpo policial apenas era mayor de edad así que como todo un idiota, lleno de vigor juvenil me metía de frente al peligro, no pensaba en las consecuencias.
—¿Y qué cambió?
—La madre de Ali, cuando me estaba recuperando ella iba todos los días al hospital, en un momento de reflexión pensé, ella se quedaría sola, a diferencia de el resto de nosotros, ella no tiene a nadie... No encontramos a su familia.
—¿También era de la calle como tu?
—Sí, pero nadie vino por ella, Stephie y yo somos el resultado de que personas con mucho dinero decidieron no abortar o la aventura de unas cuantas noches sin condón de personas con mucho dinero como para responsabilizarse cuando les conviene, pero creo que en su caso o no les convenía volver por ella o solo eran simplemente pobres como la mayoría.
—Lamento mucho escuchar eso...
—De cierta forma, es mejor así, yo hubiera preferido que no me encontraran, después de todo lo que he logrado ha sido por mi propio esfuerzo y no por ellos, igual no vale la pena mencionarlo. La única que siempre estuvo a pesar de que no tenía nada con que hacerlo.
—Entiendo que es muy importante para ti, para mi lo más importante es mi hijo, aunque lo único que haya hecho para ese merito es existir — Ambos rieron.
—Bueno, es hora de irme... ¿Nos vemos mañana?
—Por supuesto, en el parque...
La semana pasó rápido, después de todo divertirse hacía que el tiempo pase volando, Nathan había podido convivir con más niños sin presión por su inteligencia o estilo de vida, Stephanie también se sentía tranquila y en paz, sin tanta presión por el nuevo integrante dentro de su cuerpo, su situación legal y sentimental, mientras que Alex se sentía como un niño de nuevo.
—No puedo creer que ya se vayan mañana— Hablo Nia, la hermana de Nathanael con quien habían paseado casi toda la semana.
—Bueno, es que ya es hora de regresar a la realidad— Step suspiró, quería quedarse allí toda la vida sin trabajar y sin tener ninguna responsabilidad. Mientras lavaba los platos del almuerzo.
—Eso es lo malo de ser responsables... Tenemos que seguir trabajando, yo me tomé esta semana de descanso porque fue lindo reencontrarte, pero alguien debe dirigir la cafetería.
—Déjame en mi utopía sin compromisos... Solo correr en la hierba con el viento desordenando mi cabello y el sol del atardecer iluminando mi cuerpo.
—Eso en vez de parecer una utopía, parece un cuento de hadas para niñas de cinco años.
—No me dejas soñar— Ambas rieron, aunque las nauseas robaron la risa de Step, no pudo contener lo poco que llevaba en el estomago así que tuvo que salir corriendo para el sanitario, en el camino tiro los platos que recién había lavado y un gran escandalo sacudió la casa.
—¿Qué sucedió?— Preguntó Alex después de llegar corriendo al escuchar el estruendo.
—No estoy muy segura, estábamos hablando de tonterías y luego salió corriendo— Comentó Nia un poco ocupada —¿Está todo bien?
—No lo sé, iré a ver— Alex salió corriendo igual que ella, pero a diferencia de ella lo hizo por toda la casa porque no sabía su destino —Stephanie ¿Dónde estás?
No obtuvo respuesta solo sonidos que provenían del baño.
—Ay mi amor ¿Estás bien?
—¿Te parece que estoy bien?— Contestó irritada.
—Okey, Okey —Por primera vez Alex sentía pena por la chica que amaba, hacía un par de días las nauseas habían comenzado a aparecer, aunque apenas eran suaves, pero sabía lo que venía por como había visto con la hermana menor de su madre —¿Hay algo que pueda hacer?
—Vete, no te quiero ver.
—Estaré afuera.
—Ey aquí estás ¿Qué fue lo que sucedió?— Preguntó Nathanael mientras traía a Nathan en brazos —Nia está recogiendo un montón de trastes rotos.
—Parece que algo de la comida le sentó mal— Nathanael frunció el ceño, pero al final no le prestó atención.
—Se puede tomar unos digestivos para eso, creo que hay en el botiquín de la casa— Nathanael se marchó— Nia ¿Hay botiquín en la casa?
—¿Puedes tomar eso?— Preguntó Alex al abrir un poco la puerta, Step ya se había levantado y ahora se lavaba la cara.
—No, solo tráeme una limonada o zumo de limón...
—¿En serio? ¿Eso no les hará daño a los dos?
—Ya pasé por esto ¿Lo olvidas?— Alex hizo un pequeño puchero, se sintió herido— Lo siento, es solo que esto es horrible, y de solo pensar que se volverá a diario, me irrita.
—Ya, ya, tranquila, estaré aquí para soportarlo todo.
—Eso dices ahorita, por cierto dame os medicamentos, no los tomaré, pero quiero que siga siendo nuestro secreto ¿Sí?
—Claro que sí, nena— La besó en la frente.
—Step, dice mi hermana que si quieres ir a dormir a su habitación no hay ningún problema... Y aquí están los digestivos, pero que no te puedes perder la velada esta noche.
—Esta bien, solo descansaré un rato, espero no sea una intoxicación.
La noche era perfecta, no había ni una sola nube y las estrellas se miraban en el firmamento, Nia los había invitado a una noche en la playa, con fogata y tiendas de campaña, por supuesto los malvaviscos era el protagonista principal.
—¿Y la cerveza?— Preguntó Nathanael.
—No, no, nada de alcohol, hay niños a los que cuidar y no quiero cuidar de niños adultos, además siempre que hay niños hay que estar cien porciento atentos, todo se puede convertir en un desastre en menos de cinco minutos— Habló Nia, mientras sacaba los jugos naturales de la cesta de alimentos — Y ya que Stephie le cayó mal la comida en la tarde, traje muchas frutas y nada de carne.
—¡Que horror! Tenemos que conversar de verdad... Nooooo— Los demás rieron por el show que hacía su viejo amigo.
—Mami ¿Podemos jugar en la playa?— Pregunto Nathan.
—Sí, pero no tan cerca al agua ¿Va?
—Sí, mami...
—Nia ¿Los vigilas?
—No, yo lo hago, es mi turno—Dijo Alex mientras se paraba del tronco donde vigilaba a los chicos.
Después que los tres se retiraran, Nia puso una gran cobija en la arena con varias almohadas e invitó a Stephanie a sentarse.
—¿Cómo estás?
—Bien, ya me siento mejor.
—¿Sabes? Me alegro tanto poder volver a verte, sé que no te lo había dicho antes, pero fue muy difícil ver las noticias anunciando tu muerte, hacía poco habías aparecido en las noticias locales de que el caso que habías cerrado contra la banda criminal y que extrañaban a alguien como tu en la fiscalía, fue cuando mi hermano me dijo que eras la chiquilla valiente que me daba tetero cuando tenía hambre. No te recuerdo por mi memoria, pero si de lo que ese tonto que está ahí me contaba, la niña valiente que siempre sonreía a pesar de que estabas terriblemente golpeada.
—Yo no recuerdo eso.
—Yo menos, estaba muy pequeña cuando eso sucedió, pero ese tipejo de ahí sí, saber que estabas bien era suficiente para nosotros, para cuando dieron la noticia Nathanael ya estaba preocupado de lo que estaba sucediendo. Y entonces, dieron el anuncio, habías fallecido mientras ibas camino al hospital donde ibas a dar a luz— Las lágrimas aparecieron en sus ojos —No te recordaba, pero aún así mi corazón se partió en pedazos, ni siquiera te imaginas como se partió el de este hombre gigante. Cuando me dijo quien eras ese día en mi casa, vi su verdadera sonrisa en mucho tiempo, y entraste con tu hijo ¡Dios! Eso fue tan genial, estas viva y con nosotros.
—Nathan no es mi hijo, al menos no biológico,
—¡¿Qué?!— Nathanael que todo el tiempo estuvo escuchando la conversación todo el tiempo no pudo evitar intervenir.
—Cómo lo oyen, él no es ese bebé... Mi hijo si murió a causa de ese accidente, a Nathan y Alex los conocí hace relativamente poco, pero fue un encuentro algo triste y complicado.
—Yo... Lo siento— Nia estaba sorprendida y asustada por lo que había dicho, no quería asustar a su nueva amiga —Yo... yo no sabía.
—No te preocupes, no es como si no lo hubiéramos ocultado a propósito, la verdad es que no sabía que supieran en quién me convertí.
—Yo siempre lo supe —Habló Nathanael— solo que no quería molestarte. Y si pensé que ese niño era tuyo... ¿De quién es?
—De una prima de esposo.
—¿Una prima de tu esposo? ¿Damián Falconi? ¿Es en serio? ¿Cuál?— El hombre no dejaba de preguntar.
—Ey, para...
—Te contesto en orden— Step sonrío para calmarlos —Sí, Sí, Sí y Camila, no es muy conocida en el medio.
Nathanael sintió como se le iba el aire de los pulmones se le iba, se sentó en un tronco porque no pudo controlar lo que estaba bloqueando su mente, eso no podía ser cierto ¿Cómo pudo ser tan estúpido?
—¿Qué te sucede? ¿Estás bien?— Step se levanto al verlo pálido —¿La conoces?
—No, no, para nada, es solo que hasta ahora acabo de entender por todo lo que has pasado y guau, han pasado por mucho.
—Sí, pero no hay nada que podamos cambiar, solo enfrentar lo que nos viene a cada paso.
—Eso es cierto, linda. Por eso ¿Te puedo dar un consejo? No pelees.
—¿Qué? ¿A qué te refieres?
—¿Recuerdas cuando éramos pequeños y te decía que te escondieras de esa perra que tanto te maltrataba?
—Un poco, pero sí, al final siempre me escondías detrás de ti, pero ¿Qué tiene que ver con la conversación?
—Bueno, quiero que te escondas sí pasa algo, detrás de mi espalda, no pelees, solo prepárate para hacerlo y entonces ataca sin compasión.
—¿Ok?
—¿Qué te está pasando? —Preguntó preocupada Nia— ¿Por qué dices eso?
—Debe ser que estoy enloqueciendo, no me prestes atención Nia.
—Sí, ya de lo viejo estás enloqueciendo, ignóralo Nia, yo lo hago.
Después de comer y jugar un rato más, las mujeres y los niños se acostaron a dormir, Nia y los niños se quedaron en la tienda de campaña sobre colchones inflables, mientras que Step había jugado sus cartas y al final había conseguido que le instalaran una hamaca en medio de palmas, se había enamorado de ese mueble.
—Ey Alex ¿Quieres una cerveza?
—Pensé que Nia no había traído.
—Ay por favor, tengo unas escondidas en la hielera... Sabía que no me dejaría traerlas, pero si no preguntaba por ello, sabría que me habría traficado algunas.
—Entonces... Quiero una cerveza prohibida.
—Claro que sí— Destapó la primera — Oí que tu esposa no es tu esposa.
—Sí, necesito una cerveza si quieres saber eso.
—Toma.
—Gracias, pues que te puedo decir... No es mi esposa, ni la madre de Nathan aunque quisiera que eso fuera así.
—Claro, te gusta, Stephie me contó de quien es hijo, y cuando me preguntó si la conocía y le dije que no— Abrió la siguiente cerveza y bebió de ella un largo trago —Pero le mentí, sí sé quien es, y sé lo que es capaz de hacer.
—No te entiendo.
—Sé que me han estado guardando secretos, yo también, es lo normal —Suspiró —Antes de convertirme en policía, cuando apenas era un adolescente vino mi padre, porque quería reconocerme legalmente, su esposa había descubierto sus aventuras amorosas y me había encontrado, ella se lo exigió, sí mi padre no quería verme, no le importaba ni un poco... Pero sus otros hijos, la primera vez que estuve en su casa, bueno no recibía tanto odio desde que tus padres se enteraron de que me diste la tarjeta de crédito.
Fue muy difícil para mi, no quería estar en ese lugar y ellos tampoco, así que esa mujer se encargo de que tuviera una buena educación y me dejó volver por Nia, entonces una prima apareció, de la nada... Al principio, pensé que estaba huyendo de su terrible familia, pero solo me estaba vigilando porque había entrado en la policía, no quería huir, quería acabar con ellos.
Es una perra mentirosa que solo me ha utilizado, he estado haciendo su trabajo sucio.
—¿Qué trabajo sucio? ¿De que estás hablando?
—No matar gente y esas cosas, solo descubrir los negocios fraudulentos que hacía la familia, ahora soy investigador privado, me encargo de encontrar huecos financieros, fraudes sobornos... En estos momentos, la parte principal de la familia Falconi va a caer, solo falta algo más. Una víctima.
—No te estoy entendiendo.
—Bueno, que mi apellido oculto es Falconi, el perro de Camila... Quién se hará pasar por la víctima.
—Yo... No sé que decirte.
—Yo sí, si ella se llega a enterar de que Stephie está viva la destrozará, va a pasar la demanda por la patria potestad de Nathan, me envió a averiguar sobre quien era la mujer con quien salías para destapar cualquier cosa sucia que tuviera, pretende llevarla a la corte. Cuando sea la víctima perfecta que ha recuperado el hijo que tuvo que perder por el honor familiar se apoderará de las empresas principales. Yo nunca tuve la intención de investigar a tu novia, por eso me vine a ver a mi hermanita, cuando los encontré me di cuenta que no sabe quien es...
—¿Por qué me hace esto?
—Solo eres una víctima en su maléfico plan, pero no eres el único... Cuando surgió lo del accidente, empecé a averiguarlo, la mujer que arrestaron era demasiado estúpida para crear un plan tan exitoso, creo que la razón por la que confesó es porque mató a la persona equivocada y/o la amenazaron...
—¿Crees que el accidente fue provocado por Camila?
—No creo, estoy completamente seguro.
—¿Por qué lo haría? ¿Qué ganaría ella?
—Que dos de los mejores abogados del país intervinieran en su plan, y quitar del camino a la chica que le quitó su adorado cómplice. Ella en serio adoraba a Damián.
—No lo entiendo.
—El auto choco contra el acompañante del piloto, ninguna de las dos imaginó que una mujer que entró en labor de parto condujera por sí misma, mientras su esposo estaba en el asiento del copiloto.
—Ella intentó asesinarla— Se bebió toda el liquido de la botella de un solo sorbo —Claro que sí, ella es capaz de eso, ha secuestrado en dos ocasiones a Nathan. La primera vez estaba tan mal que no lloraba todas las noches, mojaba la cama y no quería recibir comida. Cuando se lo llevó la segunda vez, pensé que moriría, literalmente detuve mi empresa... Pensé que le iba a hacer daño ¿Sabes que hizo? Lo dejó solo en la entrada, Stephanie lo encontró y lo salvo, ella ha estado ahí para él, la hubieras visto estaba recostada en un árbol muriendo de frío mientras lo resguardaba entre sus brazos esperando a que vinieran por él, podría haberlo abandonado en una estación de policía y estaba bien, pero no lo hizo, se aseguró de que estuviera a salvo y calientito. Cuando le dan pesadillas, ella está ahí antes que cualquiera... Sí esa maldita lo llega a saber, les hará daño a los dos, incluso antes de llegar a un estrado— Alexander lloró amargamente en los brazos de su amigo, bebieron hasta embriagarse.
El viaje resultó fatal, aprendió de mala manera lo terrible que era subirse a un avión con resaca, así que cuando estuvo en casa sintió mucho alivio, sin pensarlo mucho decidió irse a dormir, estaba agotado física y mentalmente.
—Cariño no llores, sabes que puedes llamarme cuando quieras— Escuchó Alexander a lo lejos.
—Mami, no quiero que te vayas— Los sollozos eran cada vez más audibles.
—Lo siento bebé, yo no quiero dejarte, sabes que te amo mucho, pero tengo que hacerlo... Tengo que irme— La voz de ella también se quebraba.
—¿Por qué mami? No te vayas— Suplicaba el pequeño, Alex se levantó deprisa para ver la escena que terminaría de acribillar su corazón dividido Stephanie estaba en la puerta de la habitación con las maletas listas para salir, mientras su hijo se derretía en lagrimas.
—¿Qué estás haciendo?
—Lo siento, no quería despertarte, Víctor ya viene para aquí...
—¿Te vas? ¿Estás huyendo?
—Sí, me voy... Pero no porque huya, sino porque los amo a los dos con todo mi corazón, lo juro— Del bolsillo de su gabardina sacó un sobre roto, la demanda estaba puesta, era un orden para que Alexander se presentara en el juzgado en dos semanas —No te pediré que elijas entre los dos, no es justo, así que lo haré por ti.
—Debe haber una manera.
—Los escuche anoche, si es verdad todo lo que el dijo, no hay nada que pueda hacer, sí ella sabe que estamos vivos Damián y yo, no sé lo que haría, ella es capaz de todo, yo... solo me iré— El la abrazó mientras sentía que el dolor se apoderaba de todos sus sentidos —No te haré elegir que hijo debes perder, y eso es lo que sucederá si me quedo al lado de ustedes.
Para cuando Víctor llegó, ya no había rastro de la mujer que tanta alegría había traído a la casa.
—¿Qué está sucediendo?— Preguntó Víctor al ver a Alexander frente a la habitación de Nathan bebiendo una botella de whisky.
—Te odio, te odio—Gritaba el pequeño desde su habitación —Te odio, no te quiero ver, le pediré al abuelo que venga por mí, hiciste que se fuera, te odio, ya no eres mi papá...
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Perdón por no publicar antes, he tenido mucho trabajo, si puedo publicaré de nuevo esta semana, los quiero...
Y yo no estoy llorando, ustedes lo están haciendo T.T
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