Capítulo XI
La reunión se había vuelto tensa de repente, era obvio que Alexánder King había sido ofendido, por ende Victor Miller.
Claro, ninguno de los no invitados eran felices ante la presencia de la mujer diferente, en ningún momento se había acercado a alagarlos o pedirles autógrafos, lo peor era que parecía ni siquiera saber quienes eran, sin mencionar que no tenía tiempo para ver a los hombres que la defendían, porque solo tenía ojos para su hijo en brazos.
Las estrellas en el lugar, sobre todo el público femenino, se morían de rabia por tal 'injusticia' después de todo, la única que no tenía nombre ni dinero, era quien más llamaba la atención en una fiesta ajena.
La rubia en especial hervía de rabia, ”después de escuchar a uno de sus compañeros proclamar que si pudiera saldría con la secretaria, ya que no tenía que envidiarle a las mujeres en el lugar", esas palabras resultaron ser la gota que rebasó la copa.
Se puso de pie dispuesta a ponerla en "su lugar", pero ya no estaba en la habitación ¿En qué momento se le perdió de vista? Así que para no demostrar lo que planeaba esperó pacientemente.
Mientras tanto Álex, Step y Nathan paseaban el lugar, pues el pequeño necesitaba un baño con urgencia, pero como todo niño olvidaba sus necesidades cada que encontraba algo que le parecía bonito o simplemente le atraía le había tomado casi veinte minutos llegar al lugar, el cual solo estaba a apenas cinco.
—Los espero en el salón, si se pierden me llaman...— Dijo Álex, luego de ser cambiado por su hijo y previniendo que se quedarán los dos en el camino.
—Ajá— Fue toda la respuesta que recibió Álex de Step, al parecer también estaba maravillada del lugar y no prestaba mucho atención a lo demás.
Alex se fue al salón después de recibir un mensaje de la anfitriona para conversar un poco.
Mientras tanto Step pensaba desde el sanitario que clase de comida servirían ¿Sería un banquete? O ¿Una especie de Buffet? ¿A la carta?
—Te espero afuera— Gritó el pequeño, lo que bajó de la nube rápidamente.
—No, no, no...— Step se subió rápidamente los pantalones, bajó la cadena y se lavo las manos en cuestión de segundos —No te vayas a ir...lejos. —Terminó de hablar para encontrarse un muy feliz Nathan.
—Mami no me iba a ir lejos.
—Lo siento, es que no quiero que te pierdas ¿Sí?
—Ok.
—Bueno y esa sonrisa ¿A qué la debes? Porque definitivamente no es por la fiesta.
—Mami, conocí un señor de la televisión y cuando le dije hola, me miró y me hizo así— El mismo se revolvió el cabello como demostración gráfica —Me dijo hola también y luego chao. Es muy bueno mami.
—Oh que bien... ¿Cuál señor de la televisión será?
—Ese que hace así— Empezó a bailar, aunque no lo hacía tan bien como creía, aún así para Step era el mejor bailarín del mundo, aunque no dejaba de reír mirando las piruetas que el pequeño intentaba imitar.
—Si volvemos a ver al señor de la televisión le podemos decir que es muy amable y gentil— Más que por recordarle tan bonita cualidad Step quería saber de quién se trataba pues no tenía ni idea de quién podría ser, después de todo Nathan no pasaba mucho tiempo en la televisión y menos con programas de adultos o las noticias, y si había visto un programa infantil era poco probable que esa persona estuviera allí en ese lugar o incluso en el país.
Antes de volver al salón, dieron un par de vueltas por el lugar, Step descubrió que Nathan y ella tenían algo en común, les gustaba mirar pinturas, ningún análisis o interpretación del dibujo, solo se quedaban viéndolo y ya.
Cuando llegaron nuevamente al evento más personas habían llegado, había pasado de unas veinte personas a unas cincuenta o incluso más, ya habían instalado una gran mesa y sillas, el personal empezaba a poner los cubiertos y platos, juegos de mesa, en fin de todo un poco mientras todos conversaban y al fondo se escuchaba unos instrumentos de cuerda.
Step creyó haberse confundido de lugar, hasta que vió a la anfitriona ser sacada a bailar por un hombre alto, moreno, muy parecido a ella, sonreía y parecía no importarles lo que los demás pudieran decir, sobre todo porque el lugar no parecía tener una zona de baile, la música cambió suavemente a un vals.
—Mami se parece a la Bella y la Bestia— Step miro la observación que hizo el pequeño, era verdad bailaban igual que en la película.
—Tienes razón, parecen una princesa y un príncipe.
—Son una princesa y un príncipe ¿Acaso no sabes quién es el tampoco? ¿Cómo se puede ser tan ignorante?— Apenas la rubia los vió entrar, prácticamente corrió a su encuentro pero no por la felicidad sino para usar cualquier truco para hacerla quedar mal.
Step la ignoró y encontró a Alex con la mirada, quién sonreía contento al ver la pareja bailar, aún así miró hacia la puerta esperando la llegada de la niñera y su hijo, apenas los vió su sonrisa se volvió más grande.
Dió la vuelta a las personas que estaban alrededor mirando embelesados a los bailarines, entonces la canción acabó y todos aplaudieron, unos segundos después llegó Álex al lugar de Nathan.
—Qué lástima que se acabó la canción, sino con gusto te invitaría a bailar— Dijo Álex en forma de broma.
—¡Ja! ¿Quién te dijo que yo sabía bailar? Además no podría opacar a la cumpleañera con mi baile robótico en medio de ese tipo de música— Álex río a carcajadas al escuchar la respuesta de su niñera.
—Ahora me gustaría ver eso... Vals robótico. Claro está que si un día quieres aprender a bailar otro género que no sea el robótico, con mucho gusto seré tu profesor— Una sonrisa coqueta reemplazo la anterior, pero no tuvo una respuesta al menos no una verbal, sino un pequeño regaño visual por su coqueteo aunque la sonrisita de me gustas no pasó desapercibida para los presentes —Vamos, Has te ha ubicado al lado de la señora Miller, y al frente de la señora King.
Los mayores ya estaban sentados en el gran comedor charlando y riendo por lo sucedido, con pequeñas bromas y recuerdos de años atrás, por supuesto Step no los iba a interrumpir así que se sentó en silencio con Nathan a su lado, y ambos escuchaban.
De la improvisada zona de baile, venían los dos bailarines riendo felices, había algo en el moreno que le parecía haber visto a Step, pero no daba con ello, aunque quizás solo era su parecido con los Miller, en especial con Víctor, ella agachó la mirada mientras buscaba en sus pensamientos que era.
—Lo siento hermanita, sé que dijiste que querías algo pequeño, pero es obvio que nada que se trate de ti es pequeño o discreto, así que como tú hermano mayor, te traje una sorpresa... Algo que te gusta, muy ruidoso también.
Un hombre apareció en la anterior zona de baile, llevaba una guitarra y le pusieron un micrófono, empezó a cantar una melodía suave al compás de los tonos de su guitarra, debido a sus pensamientos y que muchos se hicieran a su alrededor, Step no le prestó mucha atención.
—Mami, mami...
—Perdón amor, estaba pensando en algo dime...
—Quiero ir allá—Señaló al tumulto de gente que miraba al cantante.
—No lo sé— De repente un escalofrío corrió por su cuerpo, sintió que una mirada indagadora recorría todo su cuerpo, se giró para encontrarse con quién la observaba para encontrarse con el moreno de antes, su mirada ahora seria, casi irritada, los señores también notaron la tensión del ambiente e incluso Álex que se había quedado en la mesa con ellos.
—¿Lauren?—Por fin habló el moreno.
—¿Se refiere a mí?
—Sí ¿Acaso estoy mirando a alguien más?
—Es que mi nombre es Stephanie Díaz, mucho gusto... ¿Señor?
—Ezra Miller— En ese momento Step entendió porque se le hacía tan conocido, pero no iba a dar el brazo a torcer.
—Mucho gusto en conocerle, soy la secretaria del Señor King, espero no incomodar— Se dirigió ahora al pequeño con tal de escapar —Vamos cariño, quieres ver el cantante ¿No?
—Después te explico...— Step alcanzo a escuchar a Álex, seguramente por el interrogatorio cognitivo que le hacía el nuevo Miller.
Step trato de respirar, pues estaba conteniendo el aliento, ser actriz no era uno de sus talentos así que ahora rogaba que ese hombre le hubiera creído, nunca se imaginó que fuese tan mala idea venir a una reunión de gente rica, y menos que todo puede empeorar en cuestión de segundos.
La niñera habia llevado a Nathan adelante justo a la vista del cantante, así que pronto se encontraron con la mirada y nuevamente quiso huir, pero no podía solo salir corriendo, así que se quedó ahí esperando hacer un buen papel, de otro papel que tenía encima... El problema de las mentiras es que siempre caen como un telón en el peor momento.
El cantante terminó su canción y todos aplaudieron.
—Es hora de comer y charlar, después le seguiré cantando hermosas canciones a mi hermosa amiga Has. —Sonrió, guardo apenas su guitarra, y corrió tras Step, cuando estaba intentaba irse.
La tomó del hombro y la hizo girar.
—¿A dónde vas linda?
—A sentarme como los demás— Step pensaba en fingir demencia.
—Mami, él es el hombre de la televisión.
—¿Mami?
—Es una larga historia.
—No estarás haciendo lo que ella...
—¡Cállate!— La mirada de Step ardía en ira y dolor, se detuvo de darle una bofetada porque tendría que dar muchas explicaciones —Te dije que es una larga historia.
—Tienes quince segundos... Antes de que alguien más se acerque. —Amenazó.
—Soy su niñera, pero tengo qué fingir... Soy su madre mientras tanto— Aunque nadie más la escuchara, Nathan si, y por él hacia todo eso, así que no le rompería el corazón diciéndole que solo fingía ser una madre para él.
—Step— Le llamó Álex, queria rescatarla del cantante ese, que seguro le estaba coqueteando.
—Ah, es mi jefe.. Soy su secretaria— Explicó al artista, quién comprendió todo en ese instante, la conocía lo suficiente, para entenderla incluso si no hablaba —Vamos Nathan.
—Nathan... ¿Me das un abrazo?— Preguntó el artista, y este se sintió tan feliz que se acercó para conceder el deseo.
—Mi nombre también es Nathan, bueno Natanael, pero pues todos me dicen Nate o Nathan— Le dijo el artista al oído del pequeño y este sonrió, así que el artista aprovechó para alzarlo —Bueno, ¿Dónde es NUESTRO asiento?
Stephanie seguramente estaba muy pálida, y Álex enardecido de ira, mientras que sus conocidos le miraban sorprendidos.
Ahora Step ya no se podía sentar cerca de las señoras como había planeado antes, sino que se sentía sentada frente al moreno de antes, a punto de ser juzgada y enviada al infierno.
Frente a ella se hizo Ezra, a su lado derecho Álex, y a su izquierdo Nate, con el pequeño en sus piernas.
Los dos tocayos se la pasaron riendo y hablando en secreto, mientras pasaban las cartas, casi todos hablaban de lo que iban a pedir o porque no pedían eso.
—Mami no entiendo el menú— La mayoría de calló en ese momento.
—Cariño, es porque la mayoría de los platos está en francés, pero si reconoces algunas frases inténtalo...
—¿Cordon Bleu?
—Sí, esa es una.
—A poco ¿Ya sabes leer?— pregunto admirado el cantante.
—Sí, mi mamá me enseñó, y también los colores en inglés y en francés— El comentario les sorprendió a los que le oían, inclusive a Álex que no sabía eso.
—Guau, tu mamá está haciendo un trabajo increíble.
—Sí, mi mami dice que los que no aprenden y no leen, solo pueden obedecer como ovejas.
—Sí tu mami tiene un punto, las personas que leen suelen tener una mente abierta y también te ha enseñado los números.
—Sí, y a sumar y a quitar. Así cuando hago mis pruebas con el profesor me califican bien.
—¿Profesor?— Preguntó Has impresionada.
—Sí, mi mami me lleva a la universidad, y yo también estudio.
—No sabía que estabas estudiando— La miró el artista.
—Hay muchas cosas que no sabes, y para tu próxima pregunta, lo pago con mi sueldo, trabajo y me gano mi dinero.
—Ok...
—¿Cuántos años tienes niño?— Preguntó otro personaje.
—Mi nombre es Nathan, y tengo 3 años— Mostró sus deditos para afirmar su respuesta.
—Imagino que el padre debe estar muy impresionado y orgulloso, tiene un niño muy listo— Comentó el mismo hombre.
—Lo estoy— Declaró el cantante.
Step escupió el agua que se había empezado a tomar y todos se quedaron en silencio.
—Perdón, señor Miller— Dijo tratando de limpiar al moreno con una servilleta, pues a él le había caído el chorro de agua que salió de su boca —Ah... Eres un idiota— Mascullo en un tono de voz más baja.
—¿Qué es un idiota?— Preguntó el inocente bebé.
—Al parecer yo— Explicó con ganas de reírse el futuro cadáver.
—Mami, yo también quiero ser un idiota— Ahora todos querían reírse, pero por disimulo intentaban no hacerlo.
—No cariño, no los niños no pueden, cuando seas grande podrás hacerlo, pero no es bueno para tí.
—Bueno... ¿Quién tiene hambre?— Dijo el artista levantando de nuevo la carta.
De nuevo el silencio se apoderó del lugar, pero este no era incómodo más bien era oportuno para calmar el ruido pero distraer la mente.
—Aquí no hay nada que me guste, por favor tráiganme una hamburguesa de carne al carbón, con cebolla caramelizada, a la dama y a su hijo lo mismo por favor... Ah y sin salsas, no le gustan.
—Está bien— Dijo Step molesta, pero sin tener opción de dar vuelta atrás.
Debido al artista muchos más copiaron su ejemplo y pidieron comida rápida sencilla, luego el ruido de las conversaciones se hizo de nuevo, todo volvió a la normalidad.
Mientras comían y hablaban, los empleados vinieron nuevamente y empezaron a reacomodar el salón, sacaban y traían muebles, pero está vez para un exhibición de reliquias antiguas e invaluables, una por una fue puesta en su respectivo lugar y en el centro una preciosa silla de oro y piedras preciosas.
El tema era un estudio de fotografía para personas valiosas, por supuesto la anfitriona sería la primera, así que no pudo probar un bocado más por la ansiedad, quería que todos terminarán de comer y empezarán con las fotografías, pero algunos empezaban apenas y en el caso de Nathan, había agregado unas manchas verduras a su look.
—Menos mal te traje ropa de cambio...— Le dijo a Step mientras veía el desastre en el que se había convertido su ropa.
—Y sí nos cambiamos todos, el lugar está de cuento de hadas y aquí ya hay gente de la realeza ¿Por qué no vestirse para la ocasión?— Habló con la boca llena Nate.
—Esa es una excelente idea— De pronto se levantó Hasley ilusionada con la idea —Después de todo soy una princesa ¿Quieres ser un príncipe también?— Le preguntó al pequeño.
—Solo si mi mamá es la reina.
—Ella ya es una reina, es tu mamá después de todo— Las palabras de Ezra sorprendieron a los oyentes, al menos los que los que sabían la verdad de ese asunto en especial.
—El vestuario ya lo están trayendo... Mi hermano mayor también vendrá.
Step se puso de verdad pálida, mientras que Hasley se sonrojoba, su primer amor estaba a punto de llegar con un vestido que le haría ver como una princesa de verdad.
—Aunque me gustaría tomarme unas fotos ahora, soy muy sexy de todas maneras— El cantante no podía quedarse callado por más de dos minutos —Ven.
Halo de la mano a Step y la llevó con ella y al pequeño Nathan a la silla...
—Mientras ustedes se preparan yo me tomaré unas fotos...
—¿Qué? No...— Step no pudo protestar cuando ya la habían sentado con fuerza en el lugar, Nate se sentó en el borde de la silla y Nathan en las piernas de Step, luego le abrazó y le dió un beso en la mejilla.
Ambos sonrieron para la cámara, una foto perfecta, una sonrisa genuina de ambos y una complicidad irrompible, a la que se unia Nathan perfectamente, como su ese fuese su lugar desde siempre.
—Hubieras dejado que cambiara a Nathan, quedó con su ropa sucia.
—¿Para qué? Contigo no puede ser un niño y menos con tu jefe, así que para eso estoy yo, para malcriarlo junto con Víctor... ¿Sabes? ¿El y yo hacemos una buena pareja?
—Como siempre eres un idiota...—Step reía divertida.
—Soy tu idiota, de por vida...
—¿Aunque te cases?
—Aunque me case, tenga hijos, nietos, siempre seré tu idiota, porque no es como si pudiera negar mi sangre, te extraño cada vez que desapareces de mi vida, eres mi media mitad... Compartimos el vientre y aún así, cada vez que puedes te separas de mí. Eres de lo más cruel— Sus ojos habían empezado a brillar por las lágrimas que querían escapar.
—No pareces mi hermano, eres tan llorón.
—Respetame, soy tu hermano mayor...
—No es cierto, es obvio que yo nací primero...— Step empezó a acariciar la cabeza de su hermano mientras le abrazaba junto con el pequeño que no entendía lo que hablaban los dos adultos.
—Ven vamos es hora de cambiarnos, juguemos con nuestro niño...
Los tres fueron a un salón lleno de disfraces, y vestidos, probaron un montón de cosas mientras reían, ni Alex supo a donde habían ido así que no pudo seguirlos.
Después de mucho jugar, Nate saco un vestido de una maleta.
—¿Y ese vestido?—Step veía la tela rosa satianada sobresalir.
—Es tu vestido, James envió casi todas tus cosas aquí, al menos las que deprimen papá.
—Podemos ser hermanos, pero es tu padre, no el mío... No quiero hablar de eso ahora.
—Esta bien... Cuando Nathan se vaya...
—Va a doler mucho, siento que me quitarán el corazón del pecho de nuevo, pero ese es el ciclo de la vida ¿No?
—Esta vez si estaré ahí para tí, lo prometo Lauren— Dijo Nate limpiando las lágrimas de su querida hermana pequeña.
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