Capítulo VI.
Tres semanas habían pasado demasiado rápido, el resfriado se había ido igual que como había llegado, a toda prisa sin dejar ningún recordatorio más que un agotador día, además los exámenes finales de la universidad, su tiempo con Nathan y un sin fin de detalles habían hecho de los últimos días un cansancio.
Step había evitado cierto tema que le incomodaba desde hacía ya un tiempo, pero le faltaba verdadero coraje para preguntar o en cuyo caso reclamar lo que había pasado... o no. Para su suerte, Nathan desde esa mañana controversial, había estado muy activo, sin mencionar que no se le despegaba ni un minuto de su amada niñera, así que los pensamientos de ese día quedaban cada noche en un viejo baúl en su mente, al cual iba a parar sus asuntos sin resolver.
Tique, el dios griego de la suerte es cruel, cuando una persona cree que lleva todas las de ganar por la confianza de sus anteriores azares, entonces se va, llevando toda su fortuna, y esa era el destino de Step, que después de una semana de agotador estudio llegaban unas cuantas de descanso, que traerían con ellas un montón de fantasmas guardados en ese baúl mental.
El asunto en sí no era algo que hubiera olvidado, y es que quedarse dormida en la bañera de su jefe y despertar en su propia cama medio vestida no es algo sencillo de dejar atrás, sobre todo cuando el silencio no decía nada.
El fin de semana había llegado, y después de todo, la joven mujer esperaba por primera vez en días dormir hasta tarde y casi lo logró, pudo llegar hasta las ocho de la mañana lo que en sí ya era un récord, pero no lo suficiente para recuperar las horas de sueño perdidas. Nathan entró como siempre a su habitación corriendo y de un salto llegó al bulto de cobijas que abrigaban los sueños de su niñera.
—Ya han pasado un montón de semanas, ya eres mi mamá— Dijo mientras saltaba sobre la cama.
No fue el ruido, ni la cercanía lo que despertó a la bella durmiente, sino su instinto de protección maternal, la idea de que el pequeño se cayera y se hiciera daño la hizo levantarse en un dos por tres, y tomar en un abrazo al pequeño invasor.
—Déjame dormir, es más ven a dormir— Suplicó ella.
—Dijiste que si pasaba unos meses serías mi mamá— Protestó el menor.
—Han pasado semanas, meses ni siquiera llevábamos uno, pero sé que las mamás quieren dormir.
—Quiero una mamá que me lleve al parque.
—¿No te llevo al parque?— Para entonces Step se había sentado en la cama y recostado contra la pared.
—Si, pero yo quiero ir hoy.
—Las mamás tienen que preguntarles a los papás sobre las reglas de los hijos y si hay eventos si también tienen su permiso. Así que si quieres ir al parque tienes que preguntarle a papá... —Nathan salió de la habitación haciendo pucheros, mientras Step esperaba que su jefe ya se hubiera marchado.
Se levantó como pudo de la cama, y fue a asearse, aunque no hubiera salida, ya Nathan se había despertado y eso era más que suficiente en cuestión de razones para mover su perezoso cuerpo.
Salió del baño unos veinte minutos después con una toalla cubriendo su cuerpo desnudo, deambuló de un lado al otro mientras escogía la ropa que iba a usar ese día, cuando alguien entró con toda su fuerza dejándola expuesta en aquellas fachas.
—¡Toca la puerta antes de entrar!— Dijo furiosa ante los intrusos. Nathan había entrado como cohete y su padre detrás de él, aunque este apenas se daba cuenta de lo que sucedía.
—Lo siento, pensé que ya estabas lista.
—¿Lista? ¿Para qué?— Su ceño aún estaba fruncido y su tono de voz aunque era bajo, demostraba su molestia.
—Nathan sal un momento, voy a hablar con Stephanie— El niño no sabía qué hacer, prácticamente porque no entendía porque la mujer que adoraba ahora estaba furiosa con él, así que con sus ojitos aguados salió de la habitación —Pensé que querías ir al parque.
—Nathan, quiere ir al parque...— Aún estaba molesta, pero ver sus ojitos llorosos le había hecho arrepentirse de su proceder.
—Le prometiste que irían al parque cuando terminaran los exámenes de la universidad, es obvio que está ilusionado— Alexander estaba a punto de perder la paciencia, lo último que quería en su vida era una persona más que decepcionara a su hijo —Sino puedes cumplir lo que prometes mejor quédate callada.
—Le prometí ir al parque de diversiones, el domingo... Es decir mañana, porque seguramente querrá que vayas también, hoy estás ocupado como todos los días, por eso especifiqué el domingo— Respondió ahora más ofendida.
—¿Entonces por qué te enojas con él?
—No me enojo con él, me enojo contigo por no preguntar si puedes pasar, ésta puede ser tu casa, pero mientras cualquiera esté viviendo en ella tiene derecho a privacidad.
—No sé que te molesta, al fin y al cabo ya te vi desnuda— Ante el comentario sin pensar de Álex, Step se sonrojó hasta el punto de parecer un tomate más en el mercado local.
—¡Eres un idiota! ¡Largo!— Aunque quería gritar no lo hizo, suponiendo que el niño estuviera cerca y no quería que lo malinterpretara.
—Ok... Ya me voy— Dijo un poco avergonzado de sus propias palabras, pues a decir verdad cuando entró ni siquiera había notado que la chica apenas tenía una toalla cubriendo su cuerpo desnudo.
Step se vistió rápidamente con unos vaqueros azules gastados y holgados, una camisa blanca sencilla que llegaba hasta la pretina del pantalón, y unos tenis bajos sin calcetines, no se peinó sino que hizo de su pelo un moño revuelto sobre su cabeza y salió tan aprisa como se vistió.
—Que una cosa quede clara, no estoy enojada, pero si vuelven a entrar a mi habitación cuando la puerta esté cerrada sin preguntar, sí, me voy a enojar— Pronunció la chica al llegar al encuentro de los dos caballeros que le esperaban en el comedor del primer piso.
—Lo siento, mami— El niño brinco de la silla y llegó hasta Step por un abrazo.
—Ya, ya, no es para tanto— Ella se agachó a su altura y abrió sus brazos para que el pequeño se acomodara en su pecho, y así se rodeara del cariño del que era suyo —No estoy molesta.
—Sí, no quieres no vamos al parque...
—Cariño, si vamos a ir al parque, pero el de juegos, si queremos ir al de diversiones hay que preguntarle a papá si tiene tiempo mañana para ir, no podemos solo decidir por él, sabes que tiene mucho trabajo.
—Hoy los acompañaré un rato al parque, y después iremos al de diversiones, saqué tiempo hoy para pasar tiempo con ustedes.
Step se sintió rara pero a la vez conmovida por el hecho de ser incluida en esa inocente oración, aunque por obvias razones, que Alexander no fuese a su trabajo no era por ella, era por su hijo, su adorado pequeño, esto no la hizo sentirse triste, al contrario, una dulce sensación desde lo profundo de su ser empezaba a nacer, algo que confundiría con admiración.
—Solo por esta ocasión vamos a cambiar los planes, pero ambos deben ser conscientes y responsables de que no es algo que podamos hacer todo el tiempo, así que vamos a desayunar primero y luego iremos al parque- No pudo evitar sonreír al ver la felicidad en los ojos tanto del hijo como del padre.
Para entonces la fémina pudo notar que ambos estaban vestidos para la ocasión, y como si estuvieran de acuerdo, él también vestía como ella... Una camisa blanca y pantalón de jeans, aunque la diferencia era abismal, porque a pesar de verse relajado a leguas, todo su outfit decía caro y sexy, ella solo era sencilla... El pequeño en cambio lucía adorable con su overol color caqui, y camisa oscura, y su nueva mochila de león, que hacía poco le había comprado su nueva persona favorita, Step.
La mañana pasó volando, ya que estaban acompañados, decidieron ir a un parque nuevo, mucho más grande y con más zonas verdes, donde pudieron improvisar un pequeño picnic, por supuesto las miradas no se hicieron esperar, después de todo la imagen de familia feliz era más que perfecta.
Ahora era el momento de ir al parque de diversiones, y aunque ya se habían divertido mucho, pero la emoción del pequeño Nathan era tal, que ya todos esperaban ansiosos que llegara el momento de que abrieran, pero aún faltaba almorzar y es que un picnic sin comida, no era del todo picnic, así que Alex decidió por un bonito y sencillo restaurante, aún así era consciente de la atención que llamaba y optó por agregar un poco de misterio a sus outfits.
Lentes de sol, y gorras a juego, les daba un poco de privacidad y a la vez un aura de superioridad, aunque Step no creía encajar, la verdad era otra, parecía que a ese lugar le había pertenecido siempre.
Lo primero fue llegar al carrusel, donde los tres pudieron tomarse muchas fotografías mientras se divertían en tan infantil juego, para suerte de Alex, el pequeño aún no podía ingresar a la montaña rusa, porque no solo temía por su hijo, sino que el pánico de estar a kilómetros de altura de cabeza, eso en definitiva no era su idea de diversión, pero su suerte no era completa, porque la fascinación de su hijo y su niñera por las aventuras, lo hicieron subir a un paseo en troncos, el cual tenía ciertas bajadas temerosas, al menos para un padre con un niño de tres años.
Comieron tantos dulces y golosinas que Step lo vomitó todo, después de la casita del terror, y no porque hubiera sentido miedo al entrar sola, sino porque su torpeza combinada con mala iluminación le habían jugado una mala pasada, y tropezó tantas veces hasta caer al suelo.
La tarde culminó en la nora, justo para ver el atardecer llenar de dorados tonos el frío gris de la ciudad, el gran contraste solo lo le daba un tono aún más mágico al cuento en la imaginación de cierto pequeño, que se empezaba ilusionar con la idea de haber encontrado la princesa perfecta para su padre.
—¿Cuántos años tienes? ¿10?— Preguntó Álex al verla comer su tercer perro caliente.
—¿Cuántos años tienes? ¿60? Ni siquiera has comido uno, hasta Nathan se ha comido dos.. —Señala con el último pedazo de su comida.
—Como personas adultas hay que cuidarse con una alimentación balanceada.
—Como personas adultas sabemos que la vida es una sola, y muchas veces suele ser demasiado corta... Además perdí lo que comí en el día, y tengo que recuperarlo todo... Así que quiero comer otro más.
Alex solo pudo sonreír ante el comentario tan profundo y a la vez tan infantil de la chica que cuidaba con tanto amor a su pequeño príncipe.
Al llegar a casa, la situación era aún más graciosa, debido a que tanto al niño como su niñera llegaron profundamente dormidos, y aunque el único adulto que pareciera ser responsable intentó despertar a alguno, no lo consiguió, así que tuvo que llamar algo de ayuda, su chófer que había tenido el día libre.
—Por favor ayúdame a llevar a Nathan a su cuarto, mientras yo llevo a Step— Dijo Alex al hombre mayor.
—Sí señor...— Contestó un poco dudoso el empleado, pues le cedía a su hijo, su preciado hijo y no a la chica que apenas llevaba unos días en la casa —¿Necesita ayuda con la señorita?
—Necesito unas campanas de iglesia, y aún así no creo que logremos despertarla y me temo que a Nathan tampoco, no le pido el favor de que usted o alguien más la lleve, porque si Nathan es pesado al subirlo a las escaleras, Step será una tortura, pero bueno, es mi culpa por llevarle la contraria hoy… Pagaré con creces mi pecado.
El hombre rio, por un momento había desconfiado de la muchacha, pensando que se le metía a su jefe por los ojos, como una cualquiera, pero la verdad era otra, su jefe estaba considerando la edad de él, y no le había puesto una carga tan grande, que era transportar a una mujer de su altura y edad. Sin mencionar, que en su consideración también había pensado en ella, al no dejarla abandonada en el auto, después de todo tenía un gran jefe y por eso era muy querido por sus empleados y allegados.
Ser buena persona le había costado mucho, una mala mujer le había vuelto su vida al revés, y aunque lo había visto llorar de rabia y de dolor un par de ocasiones por causa de ella, lo había visto muy feliz con el fruto de esa relación tóxica, su hijo Nathan, quién ahora en pocos días, parecía muy feliz al lado de la recién llegada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro