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CAPÍTULO 30

Giyuu se encontraba rebosando de alegría por las palabras de la azabache, por lo que ahora la beso con calma, no quería asustarla por sus impulsos, hubiera seguido cuando recordó lo que quería decirle a Kagome, a la perspectiva de él este no era una de las formas que tenía ideada, pero estaba consiente que era mejor hacerlo antes de dar el siguiente paso de su relación, por lo que con el poco autocontrol que tenía logro separarse de ella.

- Sucede algo...- La ojiazul ni siquiera pudo terminar cuando el pelinegro la llevaba a la habitación en donde anteriormente ella se encontraba.

Al entrar, este la soltó para dirigirse al pequeño buro que tenía, dejándola un poco confundida. Cuando Giyuu encontró lo que estaba buscando regreso al lado de Kagome.

- Esto pensaba hacerlo en un momento más adecuado, pero dada las circunstancias no quiero que pienses algo erróneo si lo hago después de... ya sabes- Inhalo profundamente para de esta forma darse algo de valor - Tal vez sea algo apresurado para ti, pero quiero que sepas que estoy completamente seguro en lo que te voy a decir - Sin más se arrodillo haciendo que el corazón de la chica latiera muy rápido - Deseo con todo mi corazón que estés el resto de mi vida conmigo, quiero que seas la última persona que vea al dormir y la primera al despertar, que junto a tus hermanos podamos formar una familia, en este tiempo le has dado sentido a la vacía vida que tenía- Tomo delicadamente la mano de la chica, a la vez que le mostraba un hermoso anillo blanco adornado por un pequeño zafiro- Higurashi Kagome, la chica que pudo entrar a este difícil corazón ¿Podrías hacerme el honor y darme la dicha de ser mi esposa?-

Kagome sentía que el corazón se le saldría del pecho en cualquier momento, era tanta la emoción que le costaba un poco el hablar, por lo que inhalo y exhalo de manera pausada, logrando tranquilizarse.

- ¡Claro que sí Giyuu! ¡Por supuesto que sí! - Respondió con emoción mientras lágrimas de felicidad bajaban por sus mejillas.

Con una enorme sonrisa Giyuu se pudo de pie y procedió a colocar con cuidado el anillo en la mano de su ahora prometida, viendo que le quedaba perfectamente, para después dirigir sus ojos a las hermosas pozas azules de Kagome.

- No sabes lo realmente feliz que me has hecho- Tomo ahora ambas manos para besarlas con aprecio - Te amo Kagome-

- Yo también te amo Giyuu como no tienes idea- Respondió para después besarlo.

Mientras ambos chicos continuaban con esa pequeña muestra de cariño, la lluvia de cierta forma estaba en su apogeo, haciendo que el ambiente externo se tornara un poco frío, pero ese no era el caso en la habitación donde se encontraban la pareja de cazadores.

Con mucha delicadeza Giyuu cargo a Kagome entre sus brazos para así dirigirse hacia el futón y colocarla en el con suavidad, eso claro si dejar de besarse, con mucho cuidado se colocó encima de ella a la vez que empezaba a acariciar las descubiertas piernas de la chica, logrando que ella tuviera un leve estremecimiento.

Pero como todo ser humano necesitaban oxigeno, con un poco de pesar rompieron el beso y así el pelinegro colocara su frente con la de la chica; se deleitó con la imagen que tenía en este momento la azabache, la vio con la respiración levemente agitada, con las mejillas teñidas de un lindo sonrojo y los labios ligeramente hinchados de los besos que han compartido. Tan absorto estaba ante tal imagen que no se había percatado de la mirada cariñosa que Kagome le estaba dando, solo fue consciente de ello cuando ella acaricio su mejilla, para después responderle de igual forma.

- ¿Estas segura de continuar con esto? - Volvió a preguntar Giyuu - Aún estamos a tiempo de detenernos-

- Cariño, pensé que eso ya lo había dejado claro- Con sus manos enmarco el preocupado rostro del chico- Quiero ser completamente tuya en cuerpo y alma- En si ella estaba algo nerviosa, pero no era algo que pudiera controlar, además se encontraba con la persona que amaba.

Viendo la sinceridad y determinación de la ojiazul, Giyuu comenzó nuevamente a besarla, con su mano elevo un poco el mentón de la azabache para poder profundizar el beso, siendo correspondido, a la vez que sentía las pequeñas y suaves manos de ella acariciar tímidamente su descubierta espalda.

Kagome estaba a punto de reprocharle al chico la lejanía de sus labios sobre los de ella, cuando soltó un pequeño suspiro al sentir que este la besaba en el cuello, comenzando a disfrutar la nueva sensación que empezaba a recorrer su cuerpo.

El placer era tal, que la ojiazul no sabía en qué momento el chico le había quitado el haori, quedando completamente desnuda bajo él, en un acto reflejo ella cubrió sus pechos y ladeando su sonrojado rostro.

- No tienes por qué sentir vergüenza, para mi eres y será la mujer más hermosa- Murmuro con dulzura a la vez que retiraba con mucho cuidado los brazos de la chica.

No tenía frases para definir lo que veía, la palabra hermosa quedaba muy corta para describirlo, sus ojos poseían un brillo diferente, el cual resaltaba su fino rostro; su piel se sentía suave como la seda, en si todo en ella le parecía perfecto. Tomo con delicadeza la mejilla de la azabache para hacer que lo mirara mientras le daba una pequeña sonrisa antes de volver a besarla.

La mujer que estaba debajo de él, sumisa a los besos y caricias que le brindaba se diferenciaba mucho de la chica fuerte, valiente, intrépida y determinada que conocía todo el mundo, le encanto ser el primero y único en ver esta faceta de ella.

Esta noche, gracias a él, Kagome se iba a convertir en mujer, para ser más específico, en SU MUJER, era consciente de la gran responsabilidad que conlleva aquello, aun así, el deseo de hacerle el amor estaba más que presente.

Solo que había un pequeño detalle, para él este acto también iba a ser el primero y no contaba con algún conocimiento con el cual poder satisfacer a su amada, para que de esta forma minimizar lo mayormente posible el dolor al momento de la unión.

Sin más, él opto por ir probando poco a poco y así descubrir cada una de las reacciones de la ojiazul; estas no se dejaron esperar, ya que los suaves suspiros que ella liberaba y el modo en que enredaba sus delgados dedos en el cabello indicaba con suma claridad que lo estaba disfrutando mucho.

- Eres muy injusto Giyuu- Kagome pronuncio con algo de dificultad, mientras trataba en vano evitar que jadeos se escaparan de su garganta.

- ¿Porque lo dices? - Respondió sin dejar de besar el cuello de la azabache.

- Tú aun estas con algo de ropa - Soltó un suave suspiro cuando este volvía a acariciar sus piernas - No estamos en igualdad de condiciones-

- Para eso hay una rápida solución mi amor- Tomo la mano derecha de la chica para dirigirla hacia su cinturón- ¿Me harías los honores? - Pregunto mientras dibujaba una sonrisa seductora.

Kagome (algo nerviosa) hizo lo pedido por el pelinegro, fue un poco difícil hacer algo tan sencillo debido a la posición en la que se encontraba, estaba muy agradecida con su pareja, ya que él se mantuvo inmóvil en el momento en que empezó a desabrochar su cinturón ayudando de esa forma a tranquilizarla un poco y no solo eso, sino además de que el entusiasmo y deseo aumentaran.

Al ya no encontrase con ninguna barrera en su piel, Giyuu se acercó a besar el níveo hombro de su amada y sonreír satisfecho por los suaves jadeos y gemidos que ella liberaba gracias a él; sintiéndose un poco más confiado, el pelinegro coloco su mano sobre uno de los pechos de la ojiazul y empezar a masajearlo con suavidad, acción que provoco que inconscientemente esta arquera un poco la espalda deleitándose con la increíble sensación que recorrían su cuerpo.

Fue ahí donde Kagome no quería quedarse atrás, por lo que empezó a dar caricias más osadas y sonriendo victoriosa ante los gruñidos de placer que el chico hizo ante tales tactos.

- Eres una desvergonzada Kag- Se detuvo un momento para poder mirar a la chica - No sabía que fueras así-

- Solo digamos que eres y serás el único en conocer esta faceta, que sinceramente ni yo conocía, cariño-

- Debo entonces considerarme afortunado por ello- Dibujo una pequeña sonrisa al decir esto.

- Completamente, cielo-

En eso y sin previo aviso, la azabache toco el erecto miembro del pelinegro, provocando que este soltara ahora un profundo gemido, para después volver a mirarla.

- ¿Te causé daño? - Pregunto con fingida preocupación, ya que era consciente que eso estaba lejos de suceder.

- No es algo que me llegara a esperar de ti, pero siéndote honesto me ha fascinado -

- Y luego dices que la desvergonzada soy yo-

Ambos rieron ante tal comentario, para así nuevamente reanudar con las muestras de afecto, los cuales empezaban a sentir que no eran suficientes para satisfacer sus acalorados cuerpos, dando a entender que llego la hora de al fin ser uno solo.

Pero antes de eso a Kagome la volvió a invadir el nerviosismo, siendo notado por su pareja, por lo que junto su frente con la de ella para tratar de tranquilizarla.

- Tranquila amor, te doy mi palabra que tendré el mayor cuidado posible- Dice entrelazando una mano con la de ella para luego darle un beso en la frente brindándole seguridad.

Kagome dio un profundo respiro para trata de calmarse, al ya estarlo apretó la mano de Giyuu, para que este lo tomara como un indicativo de que estaba preparada, haciendo que este se posicionara mejor para realizar el acto.

Sin más el pelinegro empezó a introducirse lentamente en ella, mientras él avanzaba más, pudo sentir a la azabache aprisionar con más fuerza su mano, por lo que le devolvía el apretón como muestra de apoyo.

Giyuu se detuvo un momento cuando llego a esa delgada barrera, esa que le indicaba que solo él era el primero en la vida de la chica, el primero y solo el único, así que con un pequeño impulso logro por fin adentrarse en ella.

Cuando su amado empezaba a adentrarse, lo primero que sintió Kagome fue una molesta presión en su entrepierna y cuando por fin estaba dentro sintió una pequeña punzada que la hizo soltar un pequeño gemido de dolor, pero no era algo que no pudiera soportar.

- ¿Te encuentras bien? - Pregunto un poco preocupado el pelinegro al ver una pequeña mueca de dolor en la chica.

- Si, solo dame un momento, por favor-

Transcurridos algunos minutos, el dolor era casi imperceptible, por lo que ella movió un poco la cadera para darle a entender al chico que podía continuar, a la vez que el placer empezaba a ganar terreno, mientras tanto el pelinegro agradecía mentalmente el silencioso pedido de la ojiazul.

Con tacto y mesura se fue moviendo en su interior, saliendo y entrando con suavidad hasta que ella se acostumbrara a la sensación, la cual lo demostró con suaves gemidos salir de su boca, no pudiendo aguantar la increíble imagen frente a él, reanudo los besos sobre ella, pero esta vez eran con más pasión. Es ahí donde el ritual más antiguo entre los amantes daba inicio, unos con el propósito de solo obtener placer, otras por amor y muy pocas la combinación de las primeras dos, que para fortuna de los cazadores eran uno de ellos.

La lluvia era el único testigo de esta entrega entre dos personas que se aman con locura, mientras que ellos hicieron que la habitación se llenara de gemidos del más inmenso y puro placer por cada vaivén del pelinegro.

Era tanto el éxtasis que recorría el cuerpo de Kagome que provoco que gimieran con más intensidad a la vez que le exigía a su prometido aumentar el vaivén de sus caderas, logrando que este hiciera lo pedido por ella, aumentando la velocidad de sus embestidas y la intensidad de sus besos.

Ante esta increíble sensación, Kagome recordó de manera fugaz una que otra platica que había tenido con sus antiguas amigas con relación a la primera vez de una mujer.

- Que equivocadas estaban, esto está muy lejos de la palabra dolor- Pensó Kagome sin dejar de disfrutar del acto- Esto más bien es estimulante y endemoniadamente placentero-

La ojiazul sintió los brazos de pelinegro ceñirse cada vez más cerca de su cuerpo, proporcionándole la sensación de complementación al tener sus cuerpos unidos, debido a dicha cercanía pudo notar que el cuerpo del chico temblaba al igual que el de ella, intuyendo que el ansiado clímax estaba a nada de llegar.

Al sentir su liberación cerca, Giyuu aumento más la velocidad de las embestidas, en este momento se sintió realmente complacido al lograr que la azabache disfrutara al máximo este antiguo rito que se realizaba entre las parejas.

Una sonrisa vanidosa se formó en sus labios de Giyuu al escuchar los gemidos de su amada, esto como un indicativo de que ella al fin su cuerpo había llegado a su culminación, solo dos embestidas más fueron suficientes para que él al fin liberada su semilla en el interior de Kagome, para después dejarse caer suavemente sobre su prometida y así colocar su cabeza en el hombro de ella.

Ambos permanecieron inmóviles por algunos minutos, sintiendo la ligera capa de sudor que los cubría, como sus cuerpos poco a poco iban recuperando su temperatura normal y sus respiraciones retomaban la común frecuencia.

Cuando todo había vuelto a la normalidad. Giyuu levanto el rostro cuando sintió una sutil caricia en su cabeza, solo para encontrarse a una sonriente Kagome mirándolo fijamente con un hermoso sonrojo en sus mejillas. El pelinegro trato de quitarse de encima de ella, pensando que tal vez su peso podría incomodarla, pero grande fue su sorpresa cuando la chica se lo impidió al momento de enganchar su pierna derecha con la de él y como todavía estaba dentro de la ojiazul, esta soltó un leve jadeo al sentir la pequeña caricia interna que involuntariamente le había proporcionado.

- Aguarda un momento, por favor - Suplicó Kagome en voz baja, queriendo disfrutar lo más que se pueda la unión de sus cuerpos - Solo un poco más-

Giyuu hizo lo que le había pedido la chica, él tampoco quería separarse de ella, ya que quería grabar muy bien este momento en su mente y cuerpo, por lo que entrelazo sus manos a la vez que se deleitaba con la calidez que irradiaba su cuerpo, entonces recordó un pequeño detalle que por poco deja de lado, así que nuevamente levanto su rostro para ver a Kagome.

- Kagome ¿Cómo te encuentras? ¿Estás bien? ¿Te duele algo? - Por la manera en que el pelinegro realizaba dichas preguntas era notable su preocupación.

La azabache siguió viéndolo fijamente a los ojos para después sonreírle complacida, ese gesto por parte de él provoco en ella que el amor y la ternura le recorrieran el cuerpo tal cual como un fluido río.

- Estoy bien Giyuu, no te preocupes- Vio al susodicho fruncir un poco el ceño - En verdad estoy bien-

- ¿Segura? -

- Totalmente- Y para reafirma lo dicho, ella le volvió a sonreír con ternura esta vez, para después pasar sus brazos alrededor del cuello del chico y atraerlo hacia ella para besarlo, siendo correspondida casi de inmediato.

Giyuu observo como su prometida poco a poco estaba sucumbiendo al sueño, por lo que con lentitud salió de ella para poder acomodarse bien en el futón, sonrió un poco cuando la ojiazul soltó un pequeño gemido de protesta cuando hizo eso, busco con la mirada la manta encontrándola en sus pies, meneo un poco la cabeza para después tomarla, procedió a acostarse al mismo tiempo que abrazaba a la chica para acercarla a su cuerpo, para después cubrirse con la manta.

El pelinegro contempló la acompasada respiración de la ojiazul por un momento y con su mano libre apartó los cabellos húmedos de su flequillo que estaban cubriendo parcialmente sus ojos.

- No sé qué fue lo que me hiciste cuando nos conocimos- Beso con delicadeza la frente de la chica, quien inconscientemente sonrió - Desde entonces no me era suficiente con solo verte- Dirigió la vista hacia la puerta que daba al exterior, para después volver a mirar a la azabache - Agradezco al cielo que tus sentimientos fueron los mismos con los míos-

- Te amo Giyuu- Esa pequeña frase fue pronunciada en un leve susurro, sorprendiendo al mencionado, notando que Kagome estaba profundamente dormida.

- Así que habla dormida eh- Una leve sonrisa se dibujó en su rostro, abrazo un poco más fuerte a la ojiazul, para que así la acompañara en su sueño - Yo también te amo muchísimo, mi pequeña cazadora- Fue lo último que pronuncio antes de caer en los brazos de Morfeo, siendo arrullado por la ahora tenue lluvia de otoño.

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Kagome se encontraba disfrutando de la fresca brisa, hace un par de horas que se había despertado, lo primero que vio fue a su amado pelinegro, estuvo un par de minutos contemplando su sereno rostro, sonrió ante la imagen que tenía, ya que muy pocas veces podía verse al Pilar del Agua con esa expresión facial.

Acaricio un poco su mejilla sin llegar a despertarlo, para después levantarse, sintió una pequeña molestia en su parte baja, como un claro recordatorio de lo sucedido anoche, provocando un leve sonrojo en sus mejillas, pero con una gran sonrisa en su rostro.

Vestida con el haori de su pareja había decidido salir un momento al porche para analizar la plática que había tenido mientras dormía, razón por la que actualmente estaba afuera.

FLASHBACK**********

- Esto tiene que ser una broma- Fueron las palabras de la ojiazul al verse en esa situación.

Ella se sentía en una especie de Deja vú, haciéndola recordar la plática que había tenido con Ruka-san y Tsutako-san, por lo que no tuvo de otra a esperar si alguien se hacía presente en ese lugar.

Unos segundos después una luz blanca apareció frente a ella cegándola por un momento, cuando por fin pudo recuperar algo de visibilidad solo fue para llevarse una gran sorpresa; frente a ella estaba una persona que daba por hecho que no volvería a ver.

- ¿Mido...riko-sama? ¿Enserio es usted? - Fueron las preguntas que pudo hacer la ojiazul estando aun un poco asombrada, para recibir como respuesta un asentamiento - ¿Qué es lo que hace aquí? No vaya a pensar que me desagrada su presencia o algo por el estilo, es lo que pensé que no la volvería a ver- Escucho a la mayor soltar una pequeña risa, provocando un leve sonrojo en su rostro - Lamento mi comportamiento-

- No tienes porque mi niña, para mí es un gusto volverte a ver- Vio a la azabache sonreír- Y más al ser portadora de buenas noticias-

- ¿Buenas noticias? Podría ser más específica por favor Midoriko-sama-

- Lo que quiero decir es que tus poderes espirituales han regresado al nivel que tenías durante la batalla con Naraku-

A primera instancia Kagome no había comprendido lo dicho por la miko, tuvieron que pasar un par de minutos para abrir los ojos con sorpresa.

- ¿¡QUÉ FUE LO QUE DIJO!? No juegue conmigo por favor-

- No tendría motivos para hacerlo mi niña, es tal cual como lo escuchaste-

Kagome empezó a saltar de un lado a otro regocijada por la noticia, estuvo así por un rato hasta que una interrogante se hizo presente en su mente.

- Hay algo que no entiendo, usted me había dado a entender que mis poderes iban a estar limitados, entonces ¿En qué momento fue que los recupere? -

Midoriko rio quedamente al decirle la manera en como eso fue posible, ese gesto dejo un poco confundida a Kagome, sin ser consciente de la respuesta que iba a recibir.

- Eso sucedió cuando tu pareja destinada y tú al fin se hicieron uno solo- Le causo gracia el sonrojado rostro de la chica, dando a entender que sabía a qué se refería - Necesitabas un fuerte sentimiento de amor y cariño para hacer surgir tus poderes y eso se logra con una muestra de amor puro, el cual solo puede ser la entrega entre dos personas que se aman profundamente-

- Una pregunta más ¿Mis poderes serán ahora más efectivos para combatir a los demonios de este mundo? -

- Lamento no poderte dar una respuesta a eso querida, eso es algo que solamente tú tendrás que descubrir- Respondió con algo de pena - Lo que si te puedo asegurar es que las habilidades que adquiriste con la katana pueden fortalecerse hasta el triple de su poder original con tu reiki- Eso sorprendió a la ojiazul - Y me atrevería a decir que tus barreras adquirirán mayor fortaleza que antes y también podrás utilizar nuevamente tus flechas sagradas, pero como te dije anteriormente no sé qué tan efectivas puedan llegar a ser, por lo menos para defenderte serán útiles-

- Le agradezco mucho la información que me acaba de brindar Midoriko-sama- Hizo una leve reverencia mientras decía estas palabras - ¿La volveré a ver? - Vio a la mayor negar- Ya veo - Musito con tristeza.

- No pongas esa cara, aunque ya no pueda presentarme en tus sueños siempre estaré en tu corazón y no olvides que el amor de tu vida al igual que todas las personas que quieres y aprecias estarán a tu lado apoyándote-

Kagome sonrió ante las acertadas palabras de la miko, sin más Midoriko empezó a ser envuelta en una blanca luz para desaparecer poco a poco, pronunciando lo que serían sus últimas palabras.

- Cuando todo esto caos termine y el sufrimiento acabe, la vida premiara a todos tus seres queridos y en especial a ti por el doble- Lo último se escuchó como un susurro cuando esta había desaparecido por completo.

FIN DE FLASHBACK**********

- ¿A que se referiría Midoriko-sama con premiar el doble? - No pudo seguir con sus pensamientos cuando alguien la abrazaba por detrás, para después sentir un beso en la mejilla, haciendo que ella sonriera - ¿Por qué te levantaste? Aún falta para que amanezca-

- Esa pregunta debería hacértela yo- Escucho reír a la chica - Cuando desperté y no te vi a mi lado me preocupe un poco, estaba a punto de salir de la habitación cuando vi esta puerta parcialmente cerrada-

- No tenías por qué estar preocupado Giyuu, solo salí a disfrutar del agradable clima que la lluvia nos dejó-

- Me hubieras despertado para acerté compañía-

- No quería molestarte, además pienso que hubiera sido un pecado el sacarte de tan tranquilo sueño-

- Tu nunca serás una molestia Kag- Beso nuevamente la mejilla de la azabache al decir eso - Quiero que tengas presente eso-

- Gracias Giyuu, lo tendré muy en cuenta-

Y tras esas palabras permanecieron abrazados mientras esperaban el amanecer de un nuevo día.

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Primero que nada, no me vayan a matar 😣, es la primera vez que hago este tipo de narraciones, asi que trate lo mas posible para que estuviera dentro de sus espectativas 😅.

Independientemente de mi intento de Lemmon, agradezco mucho que sigan la historia, es una dicha ver que es el agrado de ustedes, les agradezco nucho el seguir esta trama 🥰.

Sin más que decir les mando un fuerte abrazo.

Les deseo una linda mañana 🌄/tarde☀️/noche🌙.

Nos vemos en el siguiente capítulo.

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