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5.- El principio de un nuevo comienzo. [FINAL]

Tony Stark

Me miro en el espejo, terminando de afeitarme. Me inclino roseando un poco de agua en mi rostro, mi barba luce bien, mi cabello luce bien, yo luzco bien, o al menos eso me esfuerzo por creer y no sucumbir a un ataque nervioso que provoque que todo salga mal.

Me gusta tener el control de todo, si no lo tengo, lo consigo. Si no lo encuentro, lo creo. Pero si de algo jamás he poseído el mas mínimo control es de mi sentir, la forma en que mis emociones pueden salir a flote, logro ocultarlas, logro hacer que parezcan tan pequeñas que llegan a lucir inexistentes, sin embargo, mi sentir no, jamás he podido con ello.

Ahora mismo siento la mezcla entre los nervios y la emoción provocada por la incertidumbre. Fueron un par de días ciertamente lentos y tortuosos a mí parecer, me mantuve en contacto con mi chico, quise verme atento pero no hostigoso. Probablemente la palabra que escogería para describir mi comportamiento con él, seria... sutil.

Mientras que él, por su parte, era divertido, dulce —un adjetivo que rara vez en mi vida use para describir a alguien—, y lo peor de todo es que me encantaba eso. Lo tierno que lograba ser ese chico. Malditamente dulce y encantador.

Pepper alguna vez dijo que llegaría alguien que me haría soltar boludeces como un chiquillo enamorado, que pondría mis seguridades inestables y mi mundo se vería desestabilizado. Me reí en su cara, salí de su oficina y pase una buena noche. Siempre huyendo de lo que sea que me atase.

Y ahora yo mismo, me encuentro ansioso por ir a una cita.

La vida da muchas vueltas. Y espero mi parada —corta o larga— sea con aquel castaño que conocí en un café.

Salgo el baño con la toalla alrededor de mi cintura, me encamino hasta mi closet, me adentro pasando entre decenas de trajes, camisas, playeras, pantalones y sacos. Tengo claro que cualquier cosa se me vería bien, sin embargo, no sé si formal o informal sea lo correcto.

Froto mis manos entre sí, diciéndome.

Cuando me encuentro vestido con una camisa negra, pantalón de vestir, zapatos lustrados y un saco del mismo color que toda mi vestimenta. Reviso mi reloj, el cual marca pasado de las 9. Entonces sé que debo partir hacia él.

El camino hasta su departamento es lento, irritante y molesto. La ciudad se encuentra totalmente en movimiento, el tráfico es terrible y el ruido es inquietante. Al menos la nieve se ha asentado y no será un problema esta noche.

Recibo un mensaje de confirmación de Peter.

Para cuando estaciono frente a su edificio suspiro aliviado. Pienso en subir por él, pero me sorprendo cuando lo veo acercarse. Luce unos jeans negros, camisa del mismo tono, semi abierta dejando entre ver sus clavículas, y porta un abrigo el cual se encuentra abierto.

Malditamente dulce y encantador. Vuelvo a aclarar.

—Hola. —Me saluda.

—Hola, Pete. —Le sonrió, acercándome hasta él.

No sé si debo abrazarlo, besarlo o nada. Pero el coopera con la distancia y me besa, siendo corto y fugaz.

—Buena manera de iniciar la noche.

El ríe ante mi comentario al igual que yo. Le abro el asiento del acompañante y corro hasta subirme para comenzar a conducir.

—¿Todo ha ido bien? —pregunto.

—Sí, tuve algunos problemas en el café, pero nada grave. —dice, noto la molestia en su voz.

—¿Qué sucedió? —cuestiono, siendo sutil.

—Nada de importancia, solo una de las maquinas se estropeo y me queme. —Alza su mano, que hasta ese momento noto, tiene un vendaje sobre la muñeca—. ¿Lo ves?

—¿Te duele?

—Ya no tanto. Harry me hecho una pomada y la envolvió.

Frunzo la frente. ¿Harry?

—¿Quién es Harry?

—Ya lo conoces, o algo así. Es el chico que estaba con Lou aquella noche.

Hago memoria y lo recuerdo.

—Oh si, el novio del muy prudente de tu amigo ojiazul. —le respondo en tono burlón.

Se ríe.

—¿A dónde iremos? —Pregunta curioso, mirando por la ventana y después a mí—. Estas saliendo de la ciudad.

—Prometo regresarte sano y salvo. —Le sonrió—. Confiar en mí.

—Lo hago. —Su mirada se pierde mirando hacia delante—. Extrañamente lo hago.

—¿Extrañamente? —pregunto, sin entender.

—Apenas te conozco y siento que todo estará bien contigo.

Abro mi boca para expresarle algo, sin embargo, nada coherente y acorde sale. Lo ha hecho, me ha dejado sin palabra alguna que decir, solo sé que yo también. Apenas lo conocí hace no más de una semana, y me encuentro dispuesto a demostrarle que yo, Tony Stark, tengo corazón.

—Te ves muy sexi de negro. —Le digo. Veo sus mejillas enrojecer y él sonríe.

—Gracias. Tú tampoco te ves mal.

Le sonrió, me relamo los labios mirándolo y vuelvo a enfocar mi mirada en la carretera. Música suave suena en la radio mientras la luna nos encamina, cada cierto tiempo siento su mirada sobre mí, escucho pequeños susurros provenientes de él cantando y tarareando la canción. Sus dedos juguetones dando golpecitos en la puerta, y yo disfrutando la calidez de su compañía, llenando cada parte de mi entorno de calma. La sensación de compañía por primera vez siendo tan satisfactoria, tan alucinante en esta noche de fin de año.

—¿Ya me dirás a dónde vamos? —Pregunta—. Has conducido durante más de media hora y comienzo a pensar que me robaras.

Me rio.

—Que inteligente, Parker. —le digo.

—Siempre, así que, ¿A dónde me llevas?

—Ya casi llegamos.

—Cuando propuso salir nuevamente, creí que estaríamos frente a Time Square esperando las doce. O quizá en un café.

—Me gusta ser un poco... —pienso, buscando la palabra.

—¿Extravagante? —pregunta, y asiento.

—Extravagante. Que maravillosa forma de describirme.

—Solo describí la forma en que besas, Sr. Besos extravagantes. —Suelta con burla y yo me carcajeo ante su comentario.

—¿Sr. Besos extravagantes? —le pregunto. Esperando me lo explique.

Con el rubor en sus mejillas, no lo veo con intención de retractarse, al contrario, me mira fijamente, mientras yo estaciono.

—Lo que has escuchado. Tus besos son muy eso, me cuesta seguirte el ritmo. —admite, ligeramente avergonzado.

—Lo haces bastante bien. —le doy crédito de ello.

Ambos reímos en la oscuridad y silencio del sitio, su risa abrazándome y la mía sanando cada parte del pasado solitario el cual comienza a deshabitar de mis memorias. Tanto tiempo esperando sentir algo honesto y real, tanto tiempo deseando sentirme así, ¿A esto se refiere la gente cuando dice estar enamorada?

Volteo y lo miro, aun riéndose. Y ciento que sí, que así se siente. La sonrisa de alguien ajeno y a la vez tan cercano a ti, haciéndote sentir vivo y completo.

—¿Me trajiste aquí, a la oscuridad?

Tú me sacaste de ella. Quiero decirle.

—Algo así. —le respondo, bajándome del auto.

Me encamino para abrirle la puerta, pero él ya se encuentra saliendo cuando me acerco.

—Oh, lo siento —se disculpa, al ver lo que iba a hacer—. Estoy poco acostumbrado a que me traten así.

—¿Te disgusta la caballerosidad? —le pregunto, solo jugando.

—No. Pero nadie me ha tratado así nunca, al contrario. —Su sonrisa se difumina un poco.

Intuyo que un mal recuerdo fue el responsable.

—Ahora tienes a un Stark a tus pies, acostúmbrate.

—¿A mis pies? —ladea la cabeza, divertido.

Es mi turno de sentirme cohibido y ligeramente avergonzado.

—No tan literal. —Corto—. Acompáñame.

Le extiendo la mano, lo veo dudar, acercando su mano hasta la mía, cuando ambas se tocan siento su nerviosismo, me siento igual, termino enlazando nuestras manos, tratando de transmitirle un poco de la emoción que siento.

Caminamos un par de minutos, la poca luminosidad siendo proporcionada por el brillo del astro sobre nosotros, provocando un lindo reflejo en sus facciones.

—Comienza a hacer frio y no sé dónde me tienes.

—Tranquilo, Pete.

Cuando hemos llegado, la ciudad de Nueva York se divisa bajo nosotros a la distancia, él la mira asombrado y enternecido. Sin saber que esa no es la sorpresa, solo parte del buen lugar que escogí. Chasqueo los dedos, dando una señal. La luz comienza a inundar el entorno, y con ello la mirada confusa de Peter formándose. Las luces coloridas rodeando todo, la mesa con mantel blanco y copas encima se hace presente.

Noche buenas alrededor y lo que no podía faltar, un muérdago sobre nosotros colgando.

—¿Qué es todo esto? —pregunta, su voz siendo aún más suave y titubeante.

—Yo... quiero ser lo más sincero contigo.

Peter entre cierra los ojos ligeramente, puedo asegurar que no sabe que esperar.

—En todos los años, he pasado estas fechas solo. —Comienzo. Se que abrirme con él es un paso importante—. Pero solo no me refiero a personas a mí alrededor, sino al sentimiento de tener alguien con quien en verdad deseara pasarlo. Me pase cada año en estas fechas perdido entre proyectos en los cuales trabajar o en su defecto en casinos gastando dinero, bebiendo, teniendo sexo, perdiéndome en la penumbra de mi corazón, exponiéndome a los placeres simples y vacíos.

Suspiro, tomando sus manos, cuidando de no presionar su vendaje. Bajo nosotros la ciudad de Nueva York iluminada, miles de destellos mostrando la luz en la oscuridad de cada persona, la espera del nuevo año, nuevos sueños, nuevas metas, la oportunidad de comenzar desde cero. La oportunidad de buscar un camino, re direccionar todo, ir contra corriente por lo que el corazón anhele.

—Llevo años huyendo de todo, de mí, de la felicidad, pero todo, se detuvo cuando apareciste con tu sonrisa ocultando la tristeza a través de tus ojos, ofreciéndome chocolate y posteriormente la torpeza en tu voz invitándome a dar un paseo. —Subo nuestras manos, doy un suave beso sobre el vendaje, antes de enlazarlas hasta topar entre nuestros pechos—. Soy un asco al expresar mi sentir, pero quiero arriesgarme una vez en mi vida, mirar hacia el vacío y saltar, esperando que tú te arrojes a mi lado.

Su mirada confundida, su brillo destellando, sus labios titubeantes, mientras el acelerar de nuestros corazones aumenta.

—Comienzo a sentir algo por ti, y quiero descubrir hasta donde puede llevarme, quiero que seas la luz que ilumine mi oscuridad.

Me sonríe, haciendo presión entre nuestras manos.

—Sé que esto es bastante... demasiado... ¿muy extravagante? —Ladeo mi cabeza, sonriéndole—. Nunca digo lo que siento, y por primera vez haciéndolo no sé qué tan bien lo hago. Solo te traje aquí para mostrarte que no eres una simple conquista, que espero seas más, mucho más.

—Jamás hubiese imaginado que serias un experto con las palabras, ¿Este es el encanto Stark del que tanto se habla? —me pregunta.

—Es el encanto que tienes el placer de conocer.

—Entonces me gustaría conocer aún más de ello. —Comienza, su rostro tornándose ligeramente serio—. Me gustas, Tony. Y me calma el saber que sientes algo. Una historia no es más grande por el tiempo, es grande por la conexión. Y puedo sentir una fuerte conexión.

—¿Esto es un...?

—Técnicamente no hiciste la pregunta, pero retomaré algo que dijiste.

Frunzo el entrecejo, confundido.

—Acepto ser la luz en tu oscuridad. Así como deseo seas la mía.

Le sonrió, pensando en que decir.

—Veo que pusiste un muérdago, aunque eso es solo en navidad. Pero no deberíamos ignorarlo, tenemos uno aquí arriba y tal vez tengamos mala suerte de hacer caso omiso. —Comienza a decir, y recuerdo, las mismas palabras que yo use aquel día—. ¿Por no te acercas y me das uno de tus extravagantes besos? —sonríe, deshaciendo la unión de nuestras manos, posicionando las suyas sobre mi pecho atrayéndome hasta él.

Lo beso, me besa, nos besamos compartiendo más allá de todo lo que individualmente luchamos hasta el día de hoy, sellando el fin de una era y firmando el paso a una nueva que nos vendrá con nuevas aventuras, obstáculos, sueños y sentimientos.

Cuando los fuegos artificiales suenan y comienzan a iluminar alrededor de nueva york, marcando el inicio de un nuevo año, sonrió entre el beso. Agradecido de tener con quien iniciarlo a mi lado.

Deseando que nunca se vuelva un extraño.

Fin.

Así concluye está pequeña historia la cual surgió como algo navideño. :)
Me permiti unir dos de mis ships favoritas. Starker y Larry. Habrá un extra Larry. ✨

Gracias. ❤️

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