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Capítulo 5 : ¿Me persigues?

Salgo de clases algo agotada. Este ya es mi último año de universidad y estoy deseando acabar. Cuando acaba la última clase salgo con una de mis compañeras y amiga de la universidad.

En mi vida no he sido una chica de tener mucho amigos, en el colegio si que tenía más amigos porque en aquel entonces mi padre no era muy conocido. Desde que entré en la universidad la gente se empezó a acercar a mi por interés, mi padre ya empezaba a ser conocido. La gente me pedía entradas para ver una carrera, se acercaban a mi para conseguir cosas y demás.

A las que si que puedo considerar amigas de verdad de aquí de Maranello, son a Alessandra y a Bianca.

- ¿Te parece si vamos a comer a algún lugar? - me pregunta Bianca, yo asiento.

Alessandra no podrá venir a comer porque junto a su familia tienen una reunión familiar.

Vamos a un bar que queda bastante cerca de la universidad, solo hay que andar unos pasos y llegamos. Es un bar bastante popular aquí y es que la comida es deliciosa.

Pido espaguetis a la carbonara, un plato muy popular italiano, que es mi plato favorito y que aquí lo hacen especialmente rico. Muchas veces vengo aquí a pedir espaguetis para llevármelos a casa y comermelos.

- ¿Este fin de semana te vas a la carrera? - me pregunta Bianca, mientras corta su pizza.

- Este fin de semana es imposible.

- ¿Por el examen verdad? - me pregunta y yo asiento. - Es complicado el examen.

- Y que lo digas, me trae por la calle de la amargura.

Le cuento a Bianca todo el cotilleo del Gran Premio pasado, a las dos nos gusta estar al tanto de todo y esto se lo tenía que contar a ella.

- Joder, algún día me tienes que llevar que ahí hay mucho cotilleo.

- Prometido.

Mientras voy llegando a casa, después de despedirme de Bianca,  su casa está a tan sólo dos calles de la mía, me fijo en un coche que está en el techado que tenemos para aparcar los coches. Y no me suena para nada ese coche.

Abro la puerta de casa y al entrar en el salón, me sorprendo al ver a Carlos sentado en el sofá junto a mis padres.
¿Qué hace él aquí?

- Chiara, ¿donde estabas? - pregunta mi padre. - Has tardado en regresar en regresar a casa.

- He ido a comer con Bianca. Por cierto, ¿qué hace Carlos aquí?

- Vaya rubia, pues si que te caigo mal - apunta Carlos mirándome con las cejas levantadas.

- Idiota -  ruedo los ojos.

- Ha venido para hablar sobre algunas cosas del monoplaza.

- Vale.

- ¿Te quieres sentar a hablar con nosotros? - pregunta mi padre,  niego con la cabeza.

- Subiré al cuarto a estudiar.

- Vale, pero Chiara no estés encerrada en el cuarto todo el día que te conocemos - avisa mi madre y yo asiento.

Subo a mi habitación y me pongo a estudiar. Como dice mi madre, siempre que tengo que estudiar me paso horas y horas encerrada en mi habitación, hasta que llega la noche y ahí es cuando siento que la cabeza me va a explotar.

Desde que pasó lo que pasó con Carlos evito hablar con él. Por Instagram ha intentado que hablemos, pero en cada una de las veces que me ha hablado lo he dejado en visto.
No es que me arrepienta porque para nada es así, pero si que es verdad que no sé como actuar y Carlos tampoco me lo pone fácil.

- Mamá me voy a dar una vuelta.

- Vale, no tardes en volver que ya mismo se hace de noche.

Estoy bastante agobiada por el examen. Me sé ciertas partes pero hay otras que ni por asomo me entran en la cabeza, y eso me estresa. Soy una persona bastante perfeccionista, en el tema de exámenes aún más, tengo que llevar todos los temas aprendidos de pe a pa.
Cuando me siento agobiada suelo salir a correr por las zonas verdes de esta zona. Me pongo el reloj para cuando acabe de correr ver los kilómetros que he corrido.

No sé cuanto tiempo llevo corriendo, pero las piernas ya las tengo agotadas tanto es así que ni me las siento. Me siento en el primer lugar que veo para descansar y recuperar algo de oxígeno.

- Chiara - escucho mi nombre y me asusto.

Giro mi cabeza y hay está de nuevo él.

- Carlos, ¿qué haces aquí?

- Pues supongo que lo mismo que tú, correr.

Yo asiento y él se acerca a mi.

- ¿Estás bien?

- Agotada - respondo, abanicandome con las manos.

- Toma agua, que seguro que te hace falta - me da una botella.

- Gracias - agradezco con una sonrisa.

- ¿Me puedo sentar? - me pregunta mirándome.

- Sí claro.

- ¿Sueles salir mucho a correr?

- No mucho, solo cuando estoy agobiada.

- ¿Y por qué estas agobiada? Si se puede saber, claro.

- El examen de la próxima semana.

- Seguro que te saldrá bien, tú padre dice que eres muy lista.

- Ya pero es muy difícil.

- Bueno ya no hay muchas cosas fáciles en la vida.

- La verdad es que no. Oye, ¿estás bien después de lo de Carmen?

- A la perfección - contesta con una sonrisa. - Me enteré de que me estaba poniendo los cuernos.

- ¿Enserio? - pregunto con los ojos abiertos.

- Sí, así que no soy el único que los ha puesto en la relación.

- Ya.

Cambiamos de tema porque sino vamos a acabar peleando.

- Creo que ya es hora de irme, si no mis padres me matan - digo al ver que ya casi es la hora del atardecer.

- Tengo el coche por ahí abajo, ¿quieres que te lleve a casa y así llegas antes?

- No seguro que es una molestia, además que yo sepa tú tienes que coger el vuelo ya de vuelta a Madrid.

- Se ha retrasado. Venga vamos que te llevo y no acepto un no.

Finalmente acabo aceptando y me monto en su coche para ir de vuelta a casa.

- Gracias por traerme, Carlos.

- No es nada, Chiara.

Dejo un beso en su mejilla y me bajo del coche.

- Suerte en el examen, te saldrá bien.

- Suerte en la carrera, ve a por ella.

Él me guiña un ojo y se va.

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