Capítulo 19: Roma
Llevo sin ver a Carlos desde hace por lo menos tres semanas. Tres semanas metida entre libros y apuntes. Casi tres semanas sin salir mucho de casa, de la universidad a casa y de casa a la universidad. Tengo muchas ganas de terminar este año ya. Menos mal que es el último porque yo ya estoy que no puedo más.
Aunque no lo haya visto físicamente, hemos hablado por videollamada todos los días. Que al menos es algo porque podría ser peor.
Mi móvil suena, al ver que es una videollamada de Carlos no tardo ningún segundo en cogerla.
- Hola - saludo, y él sonríe.
- Hola preciosa, ¿entre libros? - pregunta y yo asiento haciendo un puchero - No me pongas esa cara, por favor.
- Es que estoy estresada y me agobio.
- Necesitas salir un poco.
- La verdad es que si, ¿Tú que tal?
- Bien, echándote de menos y descansando un poco para las siguientes carreras.
- Ojalá podáis hacer un buen final de temporada.
- Ojalá, queremos acabar de la mejor manera posible.
- Seguro que lo haréis.
- ¿Vendrás a algunas de las carreras que quedan?
- Pues no lo sé, Carlos - contesto resoplando. - Me encantaría poder estar allí.
- Ojalá puedas venir a alguna, me daría mucha suerte.
- Lo intentaré - digo y veo su amplia sonrisa - Pero no te prometo nada.
- Con eso me vale. Bueno que te veo muy concentrada estudiando, después te llamo ¿vale?
- Vale, te quiero.
- Y yo.
La llamada se corta y sigo estudiando.
La relación con Carlos va muy bien, aunque la distancia es una mierda pero cuando nos vemos disfrutamos del tiempo que estamos juntos. Y prácticamente nos olvidamos de todo. Es como que nos encerramos en una especie de burbuja en la que sólo estamos él y yo.
La distancia la llevamos regular, es muy fastidioso, el no poder vernos todos los días, no poder besarnos, no poder pasar tiempo juntos y hacer una vida de pareja normal.
- Chiara, están llamando a la puerta, ¿puedes abrir? - pregunta mi madre.
- Si voy.
Abro la puerta creyendo que es mi padre, pero me sorprendo al ver a Carlos.
- ¿Qué haces aquí? - pregunto abrazándolo .
- Darle una sorpresa a mi novia.
- Te quiero.
- Yo más.
- Carlos, aquí tienes - mi madre le da una maleta, mi maleta.
- ¿A dónde vamos? ¿Para qué llevas mi maleta? ¿Me secuestras? - pregunto y los dos se ríen.
- Pásatelo bien y disfruta hija - mi madre me da dos besos.
- Vamos al coche - indica Carlos.
Nos montamos en el coche y me quedo mirándole.
- ¿A dónde me llevas?
- A un sitio.
- ¿Está muy lejos?
- Algunas horas de viaje hay.
- ¿Te has compinchado con mis padres?
- Puede ser - responde, alzando los hombros y riéndose. - Que preguntona estás .
- Es que te presentas así de una en mi casa, de un momento a otro mi madre saca una maleta, la mía, y te la da a ti, y tú me dices móntate que nos vamos. Pues si quieres me callo y no digo nada.
Me quedo dormida en la mitad del viaje.
- Chiara, despierta.
- Cinco minutos más - pido acomodandome.
- Venga, va que hemos llegado.
Abro los ojos y miro a Carlos.
- ¿Me vas a decir ya dónde estamos?
- En Roma.
- ¿En Roma?
- Sí.
Entramos al hotel y dejamos las maletas en la habitación.
- Bueno qué, ¿te apetece dar un paseo por Roma?
- Claro que me apetece.
Roma es una de mis ciudades favoritas, una ciudad cosmopolitana, que cuenta con gran influencia mundial en arte, cultura y arquitectura. Las ruinas antiguas como el Foro y el Coliseo evocan el poder del antiguo imperio romano.
Por sus calles hay tanto que ver, que no te cansas de mirar hacia un lado y hacia el otro.
- ¿Compramos un helado? - me pregunta Carlos.
- Nunca puedo decirle que no a un delicioso helado.
Los helados italianos están de muerte, bueno en definitiva, toda la comida italiana está de muerte.
Hacemos una parada en la Fontana Di Trevi, y como es todo un ritual ya, tiramos la moneda hacia atrás.
- ¿Qué quieres pedir? - le pregunto.
- Risotto.
- Siempre te pides lo mismo - digo.
- Es que esta muy bueno.
Después de haber cenado seguimos caminando por la ciudad. Las luces ya están encendidas y todo parece aún más bonito.
Mientras estoy disfrutando de las vistas del precioso Coliseo, escucho un flash proveniente del móvil de Carlos.
- Me has pillado - dice riéndose.
- Eres más descarado.
- Pero mira ha valido la pena porque sales muy guapa. Vaya dos monumentos.
Yo me pongo roja y él se ríe.
- Te sonrojas cuando te digo cosas bonitas - afirma elevando la ceja.
- Porque me pones nerviosa.
- Me gusta la sensación de ponerte nerviosa.
- Se nota demasiado - digo, él me guiña un ojo.
- Pero que sepas que no voy a dejar de hacerlo.
- Nadie te ha dicho que no lo hagas - hablo, y él sonríe satisfecho - Es más, podría decir que hasta me gusta que lo hagas.
- Es que todo lo que yo haga te gusta.
- Bueno ya aparecio el Carlos chulo y egocéntrico. - digo rodando los ojos.
- ¿Y ese no te gusta?
- A veces si y a veces no.
- Explica eso.
- Pues que me pones mucho de esa manera - confieso, él sonríe pícaro - Pero a la vez, me dan ganas de matarte.
- Bueno las dos opciones están bien - dice riendo - Aunque que te ponga me parece la mejor opción, soy un bombón - dice señalándose.
- Bajate el ego un poco, guapito - digo y él se ríe.
- Tenerlo un poco alto tampoco está mal.
- El problema es que tú lo tienes alto día si y día también. - Carlos no habrás sido capaz de publicar la foto - digo al ver que me ha llegado una notificación en Instagram.
- Míralo por ti misma.
Abro la notificación, y evidentemente era lo que yo pensaba, ha subido la foto.
- No sé que hacer si comerte a besos o matarte.
- La primera opción me gusta mucho más.
@carlossainz55
@carlossainz55 : Roma e te ✨
@landonorris : escapada romántica 🤔??
@charles_leclerc : está de acuerdo Binotto con esto 😜?
@georgerussell63 : que bonita es Roma 😍
@pierregasly : y mi invitación??
@chiarabinotto : ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro