Conocernos
Lisa esperaba cualquier otra reacción por parte de la castaña; esperaba que gritara, que la golpeara, que intentara huir, o en el mejor de los casos; que la recibiera con los brazos abiertos.
Como si fueras así de fácil.
No esperaba que la castaña estirara su brazo sobre la mesita de noche, y luego le roceara sorpresivamente sus ojos con un tipo de gas, y todo mientras gritaba, se supone que a quien le está doliendo es a ella.
Jennie empujó de los hombros a la rubia y esta cayó por un lado de la cama. Lisa se sobaba los ojos desesperada ante el ardor, y sus lágrimas salían sin parar, a parte de la irritación en la nariz.
No podía ver.
Entre abrió los entre sollozos y se dio cuenta que Jennie estaba por correr fuera de la habitación.
_¡Espera! - la tomó de su brazo. Jennie giró asustada, y por instinto, lanzó una patada en la zona baja de la rubia. Lisa jadeo ante el doloroso golpe, y cayó de rodillas sujetándose la zona - mis...lobitos - se le fue voz.
El cuerpo de Lisa tembló por completo, cuando la castaña destrozó su alcancía sobre su cabeza, y luego solo se alejó con expresión de miedo.
Lisa cayó inconsciente.
****
La rubia despertaba con los ojos casi hinchados, pero la irritación ya se había ido. El dolor de cabeza le hizo recordar lo que había sucedido con quien sería su esposa. ¿Ese era su carácter? ¿viviría ante los golpes de esa mujer? En fin, seguro sólo se asustó, debió de ser mas cuidadosa con sus acciones. Pero de algo sí está segura, ella sería una gran protectora para sus cachorros. Pobre quien se meta con ellos, porque no sólo recibirá la irá de un gran lobo, si no también, de un peligroso chaqueke con ojos de gato.
Que miedo.
El ruido de un teléfono sacó de sus pensamientos a la rubia. Abrió los ojos por completo y miró extrañada el lugar en donde estaba. Era una pequeña habitación de tres paredes, y una gran reja de frente.
_Hola, comisaría Soo a sus órdenes, ¿en qué podemos ayudarlo? - escuchó a lo lejos.
Gracias a la sensibilidad de sus oídos, podía escuchar fácilmente todo lo que ocurría a su al rededor. Agudizó mas su oído, y comenzó a escuchar todo para saber en dónde estaba.
*Ronquidos*
*Discusiones*
*Café siendo servido*
*Una moneda lanzada al aire*
*Unos pasos corriendo con desesperación*
*Fréjoles quemados* eso lo sintió por el olfato.
Nada de lo que escuchó u olfateó, le dio alguna pista de dónde estaba. Se levantó del suelo limpiándose su ropa del polvo, y se acercó a la salida para irse. Tenía que hablar con la castaña, y no tenía tiempo para perder. Colocó sus manos en diferentes barrotes, y sin esforzarse, los dobló, formando el espacio suficiente para poder salir.
Cruzó tranquilamente y se dirigió a la salida. ¡oh! Casi se olvida su mochila. Regresó por él con una sonrisa en el rostro y se fue de esa comisaría sin que nadie se diera cuenta.
A excepción de un policía novato que había visto todo. Su café se mantenía en la altura de la boca mientras se derramaba sobre su camisa, todo por estar en shock.
****
Rosé caminaba aún asustada por lo acontecido hace horas. Seguía de noche y eso le daba un toque siniestro al estar caminando por la carretera, mientras era perseguida por la extraña mujer quien no dejaba de sonreír.
La pelinegra intentó tomar de su mano para caminar juntas, pero la rubia la alejó de inmediato; ni siquiera la miraba, sus ojos estaban en cualquier otro lado que no sea ella.
Después de que la besara, Jisoo trató de propasarse con ella. Había posado su mano en uno de sus pechos y eso ocasionó que recibiera una cachetada por su parte. La pelinegra se disculpó de inmediato y dijo que la esperaría. ¡Pero Rosé no entendía nada! ¿Cómo se supone que lo haría?
Rosé trató de ignorar el echo de que primero había visto un lobo, luego a una chica. Era algo que simplemente era imposible, ya que, sus pensamientos sobre hombres lobo, era totalmente absurdo. Sólo eran fantasías inventadas por películas.
Así que sin decirle alguna palabra, sólo se levantó aún en shock, y caminó directo a su auto. Lástima que Jisoo al perseguirla había saltado sobre él y por el peso, había destrozado el motor.
_Te vez hermosa - Jisoo pronunció - ¿cual es tu apellido? - Rosé no respondió - está bien, no respondas - sonreía - yo me llamó Jisoo, crecí por unas montañas ocultas de Canadá - Rosé la observó sin expresión alguna - me separé de mi manada para ir en tu búsqueda. Me fue difícil encontrarte, pero al sentir ese olor a pollito bebé, sabía que eras tú.
Rosé siguió caminando.
_¿Estás cansada? Hemos caminado mucho, según lo qué sé, los humanos se cansan rápido. Te puedo cargar si deseas - la rubia la ignoraba - mejor, ¿porque no te subes a mi lomo? - Rosé frenó en seco.
_¿Que dijiste? - giró a verla con temor.
_Tú sólo subete, no tengo problemas en llevar a mi futura esposa, madre de mis quince cachorros, sobre mi lomo.
Rosé se cubrió los ojos rápidamente cuando la vio quitarse la sudadera que llevaba, se estaba desnudando.
_¿Por qué te des vistes? ¡No lo hagas! - no recibió respuesta - ¿ho-hola? - silencio.
Intrigada por el repentino silencio que la rodeaba, se propuso abrir los ojos lentamente, quitando sus manos de a poco. Sus ojos se abrieron por la sorpresa de que aquel gran lobo polar que la había perseguido, volvía a estar frente a ella, pero esta vez, inclinándose en señal de respeto y haciéndola saber, que estaba a sus órdenes.
****
Lisa volvía a pararse frente a la casa de la castaña, y observaba por la ventana, la silueta de esa mujer ir de un lado a otro; como si estuviera arreglando el pequeño desastre de hace unos momentos.
No podía volver a ingresar de la misma manera, la asustaría más de lo que ya debe estar. ¿Pero qué hacer? Tal vez puede tocar y tratar de conversar, pero no ahora, necesita tomarse su tiempo y descansar, seguramente mañana estará más tranquila.
Lisa volvió a saltar la reja, y caminó al lado de la ventana por donde había ingresado. Abrió su mochila y sacó una pequeña mantita para poder cubrirse, se recostó en la hierba y usó su mochila como una almohada. Observó por la ventana como las luces eran apagadas, y suspiró.
_Buenas noches - sonrió levemente descansa...cariño - sonrió aún mas - muy pronto también dormiré sobre esa cama, abrazandote - cerró los ojos - ¡Ardilla! - se puso alerta.
Pero sólo era un pajarito en el árbol.
****
Momo posaba como un rana sobre la superficie del muro de la prisión, buscaba con la mirada a quién podría pertenecer ese aroma a dubu. Miraba cada rostro de todas las mujeres que se habían reunido sólo para mirarla incrédulas, pero no la hallaba.
Siguió buscando con los ceños fruncidos, cuando a lo lejos, en una esquina, estaba una mujer durmiendo sobre unas llantas con el rostro tapado por una revista de chicas en bikini.
Las mujeres se achicaron en sus lugares cuando la mujer dio un gran salto por encima de ellas, cayendo en una gran pose sobre el suelo, digno de un gran superheroe.
La chica que roncaba, sintió un piquete en una de sus mejillas, y una voz que comenzaba a molestarla. Cuando fue cargada repentinamente ante un gran susto de su parte.
_¡Hey, Hey! ¿¡pero qué haces!?
_Te llevaré - Momo sonrió.
Dahyun la miró incrédula.
_¿Qué? - hizo una mueca - ¿Pero a donde?
_No sé, ¿donde quieres vivir?
La rubia rió sin poder creerlo.
_Mira, aunque quisieras sacarme de este lugar, no vas a poder, ya intenté escapar miles de veces.
_Si te saco, ¿te casaras conmigo?
_Sí, sí, como digas. Sólo quiero que lo hagAAA! - fue puesta sobre su hombre - ¡espera!
Momo sonrió, y tomando vuelo, corrió directo hacia el muro con alambres de púas.
El guardia que regresaba del baño, quedó con la boca semiabierta cuando ambas pasaron por sobre el muro fácilmente, como si solo midiera cinco centímetros.
Rápidamente dio aviso a sus superiores.
_Cómo es qué...- Dahyun estaba en shock. Momo ya la habia bajado al suelo y sonreía tímida al pensar que ya se iba a casar. De repente, la rubia sonrió enormemente - ¡eres fantástica! - la atrapó de su cadera, e inclinándola de lado, la besó ante la sorpresa de Momo.
Las alarmas comenzaron a sonar y las patrullas salían a su búsqueda, soltando incluso a los perros.
Dahyun volvió a su posición a Momo, y sujetando su mano, salió corriendo junto a ella, que la miraba embobada.
****
Al día siguiente y a una temprana hora, Lisa se preparaba para tocar la puerta, cuando sus oídos se agudizaron y escuchó lo que la castaña decía.
_Sí, papá. Estoy bien, la policía se la llevó. No...no sé cómo ni porqué ingresó; gracias a dios tenía el spray. No lo sé, sólo comenzó a besarme, debió de ser una degenerada. Sí, papá, tendré más cuidado, y si la vuelto a ver, está vez le irá peor, usaré un tacón con punta - Lisa se cubrió a su amigo - te llamo luego, bye.
Jennie preparaba su desayuno cuando escuchó un golpeteo a su puerta. Dudosa en saber quién sería, se limpió las manos con una toalla y se encaminó a la entrada. Observó por el mirador de la puerta, pero no había nadie. Se separó confundida y alzando los hombros, volvía a regresar. Pero el golpeteo volvió a escucharse. Frenó su andar y girando a ver la puerta con extrañes, llegó a ella y la abrió de golpe.
Encontrándose con un "perro" con mochila, sentado, y con la lengua afuera, mirándola con la cabeza inclinada mientras movía la colita.
Antes de que pronunciara algo, el perro ya ingresaba rápidamente dentro de su casa y saltaba a su sofá, recostándose boca arriba.
_¡Hey! ¡No, no, no, no! ¡Bajate! - antes de que pueda atraparlo, el perro corrió a la silla del comedor y apoyándose en la mesa, comenzaba a comerse todo su desayuno que acababa de hacer - ¡NO! ¡NO! ¡Largo! ¡Deja eso! - Jennie detuvo sus gritos cuando el perro la miró y comenzó a correr hacia ella - ¡No, no! ¡no saltes! ¡no saltes! - tarde, Jennie ya estaba en el piso, con el perro acurrucandose en su cuello con sus ojitos cerrados - pe...sas...- pesaba como noventa kilos.
Luego de media hora tratando de quitárselo de encima, Jennie miraba con enojo al animal que no quería marcharse, a pesar de que intentó asustarlo con la escoba. Estaba sentada en su sillón con los brazos y piernas cruzadas, mientras el "perro" la observaba sentado frente a ella.
_Largo, antes que llame a la perrera - pronunció seriamente la castaña.
Lisa inclinó la cabeza no entendiendo su amenaza, pero lo que sí sabía, es que estaba molesta.
Jennie observaba curiosa su acción, el perro había inclinado la cabeza hasta el suelo, y comenzaba a sacudirse. Tuvo una leve expresión de sorpresa cuando se dio cuenta que hizo eso para quitarse la mochila que tenía.
Lisa presionó su mochila con una de sus patas, y con ayuda de sus dientes, comenzó a abrirlo lentamente, para luego meter la cabeza al interior por completo y sacar un pequeño papel.
_¿Qué es esto? - pronunció Jennie para si misma cuando el perro lo dejó sobre sus piernas.
Desdobló la hoja y leyó esa simple frase que estaba escrito con un corazón al final.
"¿Puedo quedarme? ❤"
Jennie bajó la hoja confundida, encontrando tras ella, al perrito que la miraba con la expresión más tierna y adorable que podía existir. Tenía sus orejas abajo, mientras sostenía una rosa en su hocico y movia la colita con expresión de tristeza.
Jennie suspiró frustrada.
_Eso es un sucio truco - miró al animal - lo siento, no puedes quedarte - seguia mirandola con tristeza - no hagas eso - movio mas la colita - dios, ¿por que amaré tanto a los animales? - se cubrió el rostro - está bien, serás mi nueva mascota.
Jennie volvió a sentir los noventa kilos del animal sobre su pobre cuerpo.
****
En otro lugar, Jisoo cargaba como humana, a una dormida Rosé sobre su espalda. La rubia estaba muy cansada, y caminar de pies, le era más fácil cuidar que no se cayera.
A pesar de haber caminado por mas de cinco horas con ella en la espalda, esa sonrisa no se iba de sus labios, después de tanto tiempo, por fin se sentía completa.
_Duerme, princesa, mañana esta lobita te explicará todo lo que desees saber.
Voten ❤
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