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Capítulo 4

Había pasado más de un mes desde que se acostó con Yoongi. Y en estás últimas semanas, había estado experimentando constantes vómitos y mareos. Al principio pensó que tal vez era algo que había comido, pero al no desaparecer, llegó a la conclusión de que era algo más.

Eso le atemorizó porque su vida cambiaría. No se sentía listo para hacerse cargo de un niño o niña porque –aunque cuidó a su hermana menor hace años– no tenía idea de cómo ser padre. Pero, una de las cosas que más le daba miedo era el hecho de quedarse solo, hacerse cargo él solo de su bebé. 

Y como las cosas ahora cambiarían, no le gustaba el hecho de tener que pasar por diferentes cambios de humor y soportar los vómitos, tener tantos antojos y... no tener a nadie que los satisfaga.

Cuando la última clase terminó, Jimin se escabulló entre los alumnos hasta llegar al baño de hombres y encerrarse en un cubículo. Del bolsillo izquierdo de su mochila sacó una prueba de embarazo, lo sujetó con tal fuerza que pareciera que la podría romper, pero sus manos estaban temblando. Minutos después, luego de haber hecho todo el procedimiento, reunió toda su voluntad para ver la prueba. Esta dió positivo. Pequeñas lágrimas rodaron por sus mejillas, pero esto no duró mucho, ya que tiró el pequeño objeto a la basura y salió del baño totalmente furioso. 

«Todo era culpa de Yoongi. Todo era su maldita culpa». Caminó por los pasillos a paso acelerado para encontrar a aquel paliducho entre la gente.

En ese momento Jimin no sabía lo que iba hacer, solo se dejaba llevar por la furia que crecía dentro de su cuerpo. 

En el instante que miró a Yoongi, quien estaba apoyado en los casilleros riendo junto con Namjoon, apretó los puños y fue directo hacia el chico de tez pálida, jalándolo del cabello hasta llevarlo a un pasillo donde nadie estuviera.

—¡Auch! ¡Vuelve a jalar mi cabello y te rompo la nariz! —Yoongi exclamó molesto.

Pero eso a Jimin no le importó, le empezó a golpear su pecho con todas sus fuerzas. —¡Te odio! ¡Eres lo peor! ¡Imbécil, te odio! ¡Te odio!

Yoongi lo tomó fuerte de las muñecas y lo acorraló contra la pared, con su cara ahora roja de lo molesto que se encontraba. —¿Qué mierda te pasa, mugroso? —preguntó haciendo más presión en las muñecas del chico de cabellos rubios.

Jimin hizo una mueca de dolor, pero aún así gritó—: ¡¿Qué me pasa?! ¡Tú me pasas! ¡Estoy esperando un hijo tuyo, Yoongi! ¡Hijo de puta!

Yoongi soltó a Jimin y este cayó al suelo soltando un jadeo de dolor. 

—¡Todo esto es tu culpa! —agregó el rubio cruzándose de brazos cuando se levantó.

—¿Mi culpa? Si mal no recuerdo tú saltabas sobre mi polla todo necesitado —Yoongi respondió ahora con una sonrisa engreída—. Esto es culpa de los dos. Sin embargo, ¿cómo sé que es mío si andas de puta con todos. 

Ahora sí cruzó la línea.

—¡Eres un idiota! Típico, todos dicen eso cuando quieren librarse de ese problema, le echan la culpa a la madre... En este caso padre. 

—No es mi culpa que seas una perra.

—¡Es tuyo porque no he estado con alguien más desde que tuvimos sexo!

Yoongi sonrió con diversión. —Así que te gustó... Apuesto que quieres repetirlo.

—Esto es algo serio, ¿sabes? ¿No te puedes tomar algo en serio por primera vez en tu jodida vida?

Yoongi había pensado que era una broma de mal gusto, pero borró su sonrisa al notar lo rojo que ahora estaban los ojos del rubio y en la manera en la que se veía, tan… indefenso.

—Jimin... —musitó sintiendo por un momento la necesidad de tomarlo en brazos.

—No sé qué hacer. —dijo con la voz quebrada 

Yoongi pasó sus manos por su rostro no sabiendo qué responder al respecto, pero cuando por fin había encontrado las palabras el timbre sonó, así que solo se limitó a decir—: Creo que es mejor hablarlo después.

Esperó una respuesta de parte del rubio, pero parecía que este no había prestado atención, así que lo tomó del brazo y lo estrechó contra su pecho.

Jimin enterró su rostro en el cuello de Yoongi empezando a llorar, y este último solo se limitó a acariciarle sus cabellos. 



•     •     •



En las últimas horas Jimin no se podía concentrar, se sentía avergonzado por la manera de hacer las cosas sin plantearlo en su cabeza primero. Había sido un impulso. En parte era bueno porque de no haberlo hecho no habría podido decirle en otro momento a Yoongi que estaba esperando un hijo suyo, y se sentía mejor haberle dicho. Descargarse llorando en realidad lo necesitaba; pensaba en la manera en cómo Yoongi lo había tomado en sus brazos, las caricias en su cabello que le había dado, los susurros. Yoongi se había portado lindo.

El timbre lo sacó de sus pensamientos, así que tomó su mochila y salió del salón encontrándose con su amigo. 

—Hey. —Hoseok lo saludó animado.

—Hola. —respondió sin ganas.

—¿Qué pasa? ¿Te encuentras bien?

—Estoy bien, solo quiero llegar a casa, ha sido un día largo —Jimin mintió empezando a caminar—. Hasta mañana.

A él no le gustaba ocultarle nada a Hoseok, pero conociendo a su amigo, haría una escena, le haría un montón de preguntas y hasta iría con Yoongi para darle una patada en los huevos, de eso estaba seguro. 

—¡Déjalo en paz!

Jimin escuchó a sus espaldas la voz de Hoseok reclamarle a alguien, y cuando volteó se encontró con Yoongi acercándose a él.

—Hola, ¿ya estás mejor? —preguntó Yoongi con las manos en los bolsillos.

—Eh, sí. —respondió dándose la vuelta para seguir caminando.

Yoongi frunció el ceño por el acto y lo siguió. —¿Qué fue eso? —cuestionó un poco enojado poniéndose enfrente del rubio.

—Una despedida. Tengo que ir a casa, ¿puedes quitarte?

—¿Puedes dejar de ser un tonto? Estoy tratando de hablarte.

Pero Jimin no le contestó, siguió caminando hasta perderse de su vista.

Yoongi escuchó unas carcajadas y, molesto, se dió la vuelta encontrándose con Namjoon.

—Sí que la tienes difícil, hermano. 










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