—¿Viste al chico nuevo? —Seokjin preguntó— Es muy lindo. 

—¿Se va Namjoon y ya estás buscando a alguien? —Yoongi habló llevándose un sándwich a la boca.

—Solo dije que es lindo, no insinué otra cosa.

—Pensé que tú y Namjoon aún tenían algo. —comentó Jimin.

—Terminé con él. No creo en las relaciones a distancia. No quiero que se sienta atado a mí, quiero que salga con otras personas aunque eso me duela.

—Oh, Seokjin... —Jimin dijo con la voz algo quebrada— ¿Ya no va a volver?

—Supongo que no —respondió cabizbajo—. Yo creo que no. Aún cuando me haya dicho que intentará venir para las vacaciones, nuestra relación no tendrá arreglo.

El rubio hizo un puchero con los ojos cristalizados, no le gustaba ver a Seokjin triste y apagado cuando la mayoría del tiempo era alegre y sonreía por todo. Miró a Yoongi, que tenía la mirada en su comida y sin decir ni una palabra.

—No estén tristes —dijo abrazándolo de la cintura—. Verán que volverá, no soportará estar sin nosotros.

Yoongi sonrió pero más parecía una mueca. Recordó cuando Namjoon le dijo que iba a irse del país, la tristeza cuando se despidió de él, la horrible sensación de pesadez en el estómago por la idea de ya no tener a su mejor amigo cerca.

—Ya lo creo. —le dijo depositando un pequeño beso en su frente.

•     •     •

—¿Siempre guardas tus sentimientos para ti mismo? —Jimin le preguntó mientras tomaba sus libros para la siguiente clase.

—¿Por qué lo dices? —Yoongi lo miró apoyándose en los casilleros.

—Estabas triste por lo de Namjoon, ¿por qué no me lo dijiste? —dirigió su mirada hacia él.

—No me... —soltó un suspiro— No me gusta mostrar mis sentimientos, mucho menos cuando estoy triste, siento que me hace ver débil. 

—Pero...

—Y luego viene gente que ni siquiera le importas a preguntarte qué tienes o cuál es la razón por la que estás llorando.

Jimin se mordió el labio inferior para no llorar, pero esto fue en vano ya que sus ojos se cristalizaron; no sabía que Yoongi se sentía así.

—No lo dije para que llores.

—No lo puedo evitar…

—No hables —le ordenó quitando con sus pulgares las lágrimas que se encontraban corriendo por las mejillas del rubio—. Y deja de llorar.

—Es q-que… Yoongi…

—¿Qué sucede?

—Siempre me has importado. —Jimin mostró una pequeña pero sincera sonrisa.

—Claro, te importaba cuando era un patán y te molestaba. —Yoongi soltó con ironía.

—Sí, tienes razón, te odiaba —secó sus mejillas húmedas con su manga y rió—. Menuda forma de llamar mi atención, deberías escribir un libro.

—Oh, cállate... —dijo un poco avergonzado— Hice lo que pude.

—Podrías haberme dicho… "Hola, Jimin, ¿quieres ser mi amigo?" No andar por ahí haciéndome sentir mal, gran idiota.

—Okay, ahora te estás desquitando...

—¿Sabes? Creo que te sigo odiando.

—Oh vamos, no me odies, pastelito —protestó intentando acercarse al rubio, pero este retrocedía—. No puedes odiar al padre de tu hijo. 

—Lástima, ya lo hago.

—¿Y si hago esto me odiaras más?

—¿Hacer q-

Yoongi tomó de las mejillas a Jimin y estampó sus labios con los del rubio.