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Capítulo 59: Una llegada inesperada...

Disculpen los errores ortográficos.

"hablar" personaje hablando.

"Hablar" personaje pensando.

"Hablar" nombres de las técnicas.

(Hablar) palabras del autor o aclaraciones.

############ Cambio de escenario o lugar.

Capítulo 59: Una llegada inesperada…

El templo aire del oeste, era de los pocos lugares que había sido recuperado recientemente por la rebelión, pero para evitar ser atacados al quedarse, decidieron solamente usarlo para caso de emergencias.

Dejando oculto en algunos lugares suministros y otras cosas, que serían usadas en caso de que la rebelión tengo que montar una nueva base.

Esa sabía elección, le había salvado la vida al avatar.

Usando todo lo que tenía a su alcance, Katara pudo sacarlo de su estaba crítico, acomodando sus huesos, tratando con sus heridas internas y vendándolo.

Huesos rotos.

Sangrado intento.

Casi colapso de uno de sus pulmones.

Y su cráneo casi destrozado.

Era un milagro que aún respirara.

"Tardara algunas semanas, pero estarás bien" Katara tenía sus manos contra el pecho del último maestro aire, que estaba hundido en una bañera de aguas manantiales.

El estaría como nuevo en menos tiempo, si lo tenía así algunas horas al día, era algo agotador y tedioso para los maestros agua hacer algo como esto.

Todo lo valía por el.

Mientras katara se estaba encargando de la recuperación delicada del último Maestro aire, desde la puerta estaban Sokka y Toph.

Ambos estaban teniendo una conversación, de un tema que les preocupaba desde que dejaron el corazón de la nación del fuego.

"¿Qué crees que sucedió?"

"En el mejor de los casos Aang ganó, y ese monstruo está muerto" dijo con calma Sokka, que tenía su mirada fija en el monje que flotaba en el manantial, sus heridas lentamente se iban cerrando, se estaba curando.

Tal vez para el final del día pueda decir que sucedió.

"¿Y si no está muerto y Aang apenas pudo escapar?" Toph estaba lejos de ser tan optimista como el guerrero de la tribu agua.

"Un contraataque"

"Si el Avatar no pudo con el, dudo que todos juntos hagamos la diferencia, aunque de todas formas no importa, quiero que ese monstruo muera, no importa como"

"…" Sokka no dijo nada, el también quería lo mismo.

Aunque también tenía que ser cuerdo, después de lo que sucedió en su primer encuentro, en su segunda pelea en Ba sing se, y finalmente está con Aang.

En ninguna de las veces tuvieron la mas mínima oportunidad, y terminaron huyendo para salvar sus propios cuellos.

Y lo peor, es que el no era su único enemigo.

La nación del fuego había demostrado este día, de lo adelantados que estaban, y que usarían cualquier medió para ganar.

¿Destruir la mansión del señor del fuego?

¿Usar sus propios hombres como carnada y carne de cañón?

Ni siquiera estaba ya sorprendido.

Por primera vez en tanto tiempo, pensó que la guerra acabaría, que pensamientos más infantil de su parte.

"¿Qué haremos ahora?" pregunto la bandida ciega.

"Descansar algunos días, esperar a que Aang se recupere lo suficiente, para poder volver a la isla kyoshi y hacer otro plan"

"¿Otro plan? ¿Acaso teníamos un plan B?"

"No… ¿alguna sugerencia?"

"Se lo preguntas a la persona equivocada, yo-" la dama de hierro dejo de hablar cuando lo sintió, en la zona noreste del templo hubo un golpe, como algo aterrizando, "¡Hay un intruso!"

Ella lo sintió, pasos de alguien que estaba circulando por el lugar.

"¿Cómo nos encontraron tan rápido?" Sokka ya tenía su arma en manos, aunque no fue tan frenética como la maestra tierra.

Que ya estaba corriendo por los pasillos.

¿Un solo intruso?

¿En un lugar como este?

No tenía sentido para el.

Toph ni siquiera se molestó en esperar al guerrero de la tribu agua, ella ya salió corriendo por los pasillos, con un fuerte golpe de sus pies, hizo que las placas metálicas de su armadura salieran de su habitación y volarán hacia ella.

Cubierta de pies a cabeza, atravesó varias paredes para llegar ante el tonto que se atrevió a poner un solo pie aquí, cuando ella estaba más que enojada.

Doblando por el último pasillo, la maestra tierra llegó para estar cara a cara con el intruso.

"Vaya, ¿Quién soltó la correa de la estufa?"

"…" Toph se quedó paralizada dónde estaba.

Esa voz.

No, tenía que ser solo su imaginación.

Por cada segundo que pasaba, la chica empezó a sentirlo, a escucharlo.

Las placas metálicas empezaron a caer de su cuerpo, y se quedó de pie dónde estaba, con la cabeza gacha, hundiendo sus pies y dedos en el suelo, para sentir todo en el templo, a la persona que estaba frente a ella.

"Oye, te dejaste crecer el cabello, aunque no perece ser lo único que creció en ti, pasaste de cerezas a naranjas"

"…"

"Lo siento, es una mal chiste, la verdad me siendo nervioso, pensé que no me reconocerían, me veo diferente… bueno, eso no es un buen punto"

Su sola risa hizo que la chica sintiera su mente volar entre cientos de recuerdos.

"Sabes algo, ¿Podemos comenzar de nuevo?"

"…" Toph arrastró sus pies por el suelo, su cabello ocultaba su rostro, y sus hombros empezaron a temblar sin control.

Cada paso que el daba, acercándose a ella era como un terremoto que hacía que se sintiera perdida, desorientada, confundida.

"Toph, soy yo… Naruto"

Toph retrocedió como si el quemara, pero no pudo evitarlo, el atrapo sus hombros con fuerza, para atraerla hacia el.

La sensación de sus brazos a su alrededor.

De su rostro apoyarse contra su pecho.

Escuchar los latidos de su corazón.

Era el…

Era él.

Sokka llegó hasta el lugar, y tan pronto como lo vio, el arma se cayó de sus manos, con sus ojos como platos y una sensación extraña en su pecho, parpadeo dos veces, luego tres.

"Aang tienes que descansar" poco después llegaron ellos dos.

El maestro aire recupero la conciencia de golpe, y casi salió arrastrándose del cuarto de sanación con tal de salir afuera, Katara no pudo detenerlo, así que tuvo que ayudarlo, para que no se hiciera más daño.

"Esta aquí… está aquí" la sonrisa del Avatar era grande mientras caminaba, fatigado y herido, no importaba, el lo podía sentir, había vuelto.

"No entiendo" Katara no sabía que estaba pasando, hasta que llegó dónde estaba su hermano mayor, que parecía que había visto un fantasma, antes que pudiera preguntarle qué pasaba.

Lo vio.

Todos ellos.

Naruto le dio una sonrisa suave al resto del equipo Avatar, dejando de abrazar a Toph, se separó lentamente de ella, queriendo ver su rostro después de tanto tiempo.

*Golpe*

El Uzumaki recibió un duro golpe en su estómago, qué lo dejo sin aliento e hizo que caiga de rodillas ante la dama de hierro, que nos había conformado con solamente un golpe.

*Golpe*

"¡Hijo de perra!"

*Golpe*

"¡Bastardo!"

*Golpe*

"¡Maldito!"

*Golpe*

"¡¿Crees que solo puedes aparecer así como si nada?! ¡Decir solo 'Hola, mírenme no estaba muerto!" los gritos de la chica casi desgarraban su garganta, su respiración se estaba volviendo frenética y las lágrimas no dejaban de brotar de sus ojos.

Tantas emociones que se apilaban una sobre la otra, hacia que le doliera demasiado el corazón.

"¡Eres una basura! ¡Eres despreciable! ¡Eres… eres…" su respiración tan acelerada estaba haciendo que le sea imposible hablar, se estaba hiperventilando.

*Golpe*

Toph ladeo la cabeza al sentir un duro golpe sobre su cabeza, que la hizo salir de su estado caótico para volver al mundo real, en que unas grandes manos la tomaron de sus mejillas e hizo que levantara la mirada.

"Puedo disculparme todo lo que quieras, pero sería difícil que lo haga mientras tienes un ataque neurótico, además tus golpes con nudillos de hierro duelen" dijo con una sonrisa juguetona, mientras pasaba sus pulgares por las mejillas de la chica.

Quitando esas lágrimas, no le gustaba ver llorar a la chica ruda del grupo.

Con facilidad el envolvió su brazo derecho alrededor de la pequeña chica, la levantado del suelo para apretarla contra el.

Toph por reflejo envolvió sus brazos alrededor de su cuello, devolviendo el abrazó con todas sus fuerzas, como si tuviera miedo de que el desapareciera.

Sosteniendo a Toph, el shinobi dirigió su mirada al resto del grupo.

"¿Ustedes también me van a golpear antes de abrazarme?"

Su respuesta fue un fuerte abrazo por parte de todos ellos, el tuvo que ser como un pilar de concreto para no caerse ante la embestida en grupo de los hermanos de la tribu agua del sur y el Avatar, el los cargo a todos ellos entre sus brazos, levantándolos del suelo sin problemas.

Tendría que lavar su chaqueta luego de esta emotiva reunión, que la dejo empapada de lagrimas.

"…" aunque Naruto quisiera mantener una sonrisa juguetona en este momento, el picor en sus ojos, fue una señal de que el también estaba llorando.

Riendo entre dientes solo abrazo a sus amigos con más fuerza, quería que este momento dure lo máximo posible.

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La nación del fuego estaba pasando por un momento complicado, aunque eso poco le importaba al señor del fuego, que miraba con desdén los escombros de lo que alguna vez fue su mansión.

"¿Señor?" Algunos soldados se habían acercado a su líder, esperando lo que serían las siguientes órdenes, esperaban un ataque con todo lo que tenían contra La Isla Kyoshi.

Estaba lejos de ser así.

"Quiero que todos nuestras fuerzas vuelvan, dejen los pueblos del reino tierra, y todas las colinas que estén fuera de nuestro antiguo territorio"

"…" Los dos soldados lo miraron con incredulidad por el pedido de su líder, hacer algo como eso significa movilizar a miles y miles de soldados, perdida de fábricas y materia prima evaluadas en fortunas incalculables.

Significaba perder todo aquello por lo que tanto lucharon los últimos 100 años.

Pero, viendo la expresión que tenía el señor del fuego, no dudaron en acatar sus órdenes y salió corriendo de ahí, tenían que mandar a todos los halcones que tenían a los diferentes puntos del planeta.

La gran nación del fuego estaba apunto de tener una gran cambio, para bien o para mal.

Dejando los escombros atrás, Ozai camino hacia una de las pocas estructuras del pueblo que aún se mantenían de pie.

Pasaron varios minutos, hasta que finalmente llego hasta la habitación en la quería estar, vio a varias enfermeras y doctores moverse de un lado a otro con urgencia.

Todo para los dos únicos pacientes del lugar.

"Señor del fuego" el doctor que llevaba las riendas se inclino ante su líder.

"Habla"

"La general Siu tiene varios huesos rotos, heridas y sangrado interno, es fuerte, muchos otros hubieran muerto en su lugar" Explicó de forma resumida el estado de la general.

Que estaba tendida en una de las camas, tratada por varias enfermeras.

"Ella se niega a recibir trasplante de piel y algo para el dolor, hemos podido tratar sus heridas lo mejor que se pudo para evitar una infección, aunque el dolor será algo perpetuo para ella"

"…" Ozai se quedó mirando como la hermana de la que alguna vez fue su esposa, se levantó de la cama, empujando a las enfermeras, que apreciando sus vidas se alejaron cuando ella se sentó en la cama y no dejo que nadie viera su rostro.

Ella estaba desequilibrada, ahora en todos los sentidos.

Dejando de pensar en ella, se fijó en el elefante de la habitación por así decirlo.

Sentado en una gran cama está el, el monstruo humano.

Que no mostraba alguna reacción de dolor, por las varias manos que estaban tratando el gran hoyo en su espalda, la tensión en sus músculos desapareció por completo, volviendo a la normalidad.

De inmediato tuvieron que saturar la herida, y transfusión de sangre.

Muchos pensarían que salvar a uno de los seres más poderosos del mundo, que tenía como objetivo acabar con ellos, sería una total estupidez.

Y lo era.

Ozai tenía pocas opciones, al final del día tenía que seguir uno de los refranes más antiguos de todos los tiempos.

El enemigo de mi enemigo es mi amigo.

El pilar Naranja había vuelto, más fuerte que nunca.

El Avatar seguía vivo.

Y la rebelión aún seguía haya afuera, debilitada si, pero no destruida.

Por más que odie el solo hecho de pensarlo, respetaría su tratado con el pilar Naranja.

La nación del fuego, por primera vez en cien años no saldría de su país, y bajaría la cabeza.

Solo por ahora.

Mientras el señor del fuego, pensaba en sus siguientes pasos.

El guerrero definitivo estaba sumido en sus propios pensamientos, el tenía su mano derecha sobre el rostro de la pequeña Uzumaki, que jugaba con sus dedos, con esa pequeña sonrisa inocente y pura.

El sabía lo que tenía que hacer.

Sus dedos rodearon la cabeza de la bebé, que ignoraba las venas que se marcaron en la palma de la mano de su padre, que había cubierto su rostro.

Los presentes en la sala se tensaron y aterraron por la mirada que tenía el Uzumaki, que tenía un aura asesina que hacía que sea imposible respirar para ellos.

El en verdad iba hacerlo.

Los ojos del guerrero definitivo se dilataron, cuando los delgados brazos de la bebé rodearon su mano derecha.

Ella lo estaba abrazando.

"…" dejando escapar un largo suspiro, el guerrero definitivo acarició con cuidado el cabello rojizo de su hija, con un grave gruñido, se puso de pie y las mangueras conectadas a su espalda salieron.

Tomando la sábana de la cama, el la envolvió alrededor de su pecho, para parar el sangrado.

Tomando otro trozo de tela, está vez la uso para atarla alrededor de su cuello, y con el cuidado que solo tendría un padre, tomo a la pequeña niña entre sus brazos y la coloco contra su pecho.

Sin mirar a nadie, el se la llevó.

No es como si alguien pudiera detenerlo.

Con su cabello oscureciendo su rostro, Siu enfoco su mirada en los dos Uzumakis que se iban de la habitación, con pesadez ella se levantó de la cama y los siguió.

Ozai miro todo esto con duda.

El mundo para esa bebé, iba a ser un infierno con esos dos como padres.

#########################

El primer paso para el cambio, es enfrentarlo.

Ellos ya no eran de la nación del fuego.

"¿Saben que decir verdad?" Mai dudaba seriamente que los dos hermanos estén en buenos términos con el equipo Avatar, ella misma aún los odiaba.

Pero lo toleraba, por solo una vez más darles una oportunidad.

No eran amigos.

Ni siquiera quería verlos, sin embargó tenía que superar esa furia por algo más grande que ellos.

El destino del mundo.

Y Ty Lee pensaba igual.

La chica acróbata estaba lejos de ser esa chica feliz y despreocupada que alguna vez fue, era algo que dolía ver a Mai, el ver cómo esa sonrisa había desparecido hace ya tanto tiempo.

Ellas tenían sus razones de apoyar a Azula ahora.

Solo esperaban no salir decepcionadas, de nuevo.

Azula podía sentir la mirada de las dos chicas en su nuca, ella sabía muy bien en qué términos estaban, no eran amigas, ya no más, solo las unía el mismo objetivo.

Ayudar al Avatar, terminar la guerra, traer paz.

No dejar que la muerta de tantos haya sido en vano.

Naruto y Iroh.

La princesa sentía el peso de la vida de ambos sobre sus hombros, por eso estaba preparada para todo, sabía que el equipo Avatar la intentaría matar apenas la vieran.

Y no los culparía por intentarlo.

El globo aterrizó en alguna parte del templo del oeste, por el humo que veían en el corazón del templo, parecía que ellos ya estaban aquí.

No es como si tuvieran muchos lugares al que ir.

"¿Estás lista?" Zuko miro a su hermana menor un breve momento, preguntándose qué pasaba por su cabeza.

"No, pero ya estamos aquí" dando un profundo respiro ella bajo del globo y empezó a caminar, seguida de su hermano y compañía.

Cada paso la hacia sentir sus pies como plomo.

La distancia entre ella y su destino se sentía tan lejano.

No se sorprendió, cuando un gran muro con estacas de rocas surgió del suelo y apunto directamente contra ellos.

"Alto" Azula hizo que su hermano y las chicas se detuvieran antes que pudieran intentar nada, y dio un paso al frente, "¡Toph! ¡Vengo aquí a hablar!"

"¿Te cansaste de quemar primero y pregunta después?"

El muro de roca se empezó a desbaratar, cayéndose a pedazos dejando ver a una sería Toph cruzada de brazos, acompañada de Sokka que tenía su rifle apuntando a la frente de la princesa, y una sería Katara que tenía un anillo de agua a sus pies.

"No vengo a lastimar a nadie" La princesa levantó sus manos y quiso dar un paso hacia adelante, pero una bala salió disparada junto a su rostro, cortando algunos mechones de su cabello.

"Da un paso más y manchare las paredes con tus sesos" recargando su arma, el guerrero de la tribu agua no daría otro tiro de advertencia.

"¡Quiero ver qué te atrevas!" Zuko no toleraría tal amenaza contra su hermana menor, sin embargó una mano sobre su hombro hizo que se detuviera.

"No hagas nada estúpido Zuko" Mai ya estaba demasiado tensa para tener que ahora lidiar con el temperamento volátil del príncipe marcado, "Deja que ella hablé"

"…" Azula mantuvo una expresión fría todo el tiempo, y si postura por primera vez no era de ataque, sino de rendición, "Venga a darles mi ayuda"

"¿Qué es esto? La parte de la historia en que te redimes, ¡No me jodas!" Sokka estaba tan tentado de apretar el gatillo.

Luego de todo lo que la nación del fuego hizo.

Lo que el monstruo que los dos príncipes llamaban padre había hecho.

Lo que más deseaba en este mundo, aparte de que la guerra llegué a su fin, es llenar de plomo la cabeza de toda la familia de la nación del fuego.

"¿Y me vas a disparar? ¿Dónde está el honor de disparar a alguien desarmada? ¿Dónde está tu honor Sokka?"

Fueron las duras palabras de la princesa, que dio otro paso al frente, mirando a los ojos a Sokka, que con apretó los dientes y su dedo temblaba sobre el gatillo.

"Pensé que eran mejor que nosotros"

"¡Cállate!"

Sorpresivamente el ataque no vino por parte de Sokka, fue una potente chorro de agua que golpeó a la princesa, que salió volando para terminar estrellándose contra uno de los tantos muros del templo aire.

"¡¿Te a través a querer hablar de honor?! ¡Escupiste sobre la fe de la única persona que te defendió y creyó en ti!" Con furia ciega, Katara creo un enorme espiral de agua, que se transformó en una lanza de hielo, que fue lanzada contra la princesa.

Que no se movió, aún cuando la lanza de hielo iba a atravesar su pecho.

Sin embargó, antes que la tocará, una gran llamarada de fuego hizo que la lanza se redujera a solo un charco de agua.

"Es suficiente" con una expresión mortalmente sería, Zuko piso con fuerza, quedando entre el equipo Avatar y su hermana menor, "No dejaré que me arrebaten lo poco que me queda en este mundo"

"Entonces largo… ¡Lárguense!" el grito de Katara se pudo escuchar en todo el templo.

"Tenemos que irnos" Mai sabía cuándo algo ya no tenía caso, era más que obvio que el equipo Avatar no quería recibir ayuda por parte de ellos, todo fue una perdida de tiempo.

Es mejor pensar ahora en otra cosa, buscar un lugar donde ocultarse hasta que la nación del fuego caiga o ellos ganen, en cualquiera de los dos casos ellos estaban condenados.

Vaya vida adolescente.

"Azula… tal vez haya otras formas de ayudar" Zuko ayudo a su hermana a ponerse de pie, tal vez su acercamiento había sido demasiado precipitado.

Y el que no estuviera el Avatar aquí, el más pacifico y noble del grupo, hacía que este intento de hablar en buenos términos sea una perdida de tiempo.

Había otras formas de ayudar en esta guerra.

Por ahora, el estar aquí era un error.

"¡No!" Azula empujó a su hermano fuera del camino, y camino hacia el equipo Avatar, que estaban a punto de atacarla, hasta que lo vieron.

El fuerte golpe de sus rodillas y frente golpear el suelo, su espalda curvándose, sus uñas enterradas en el suelo.

Los hermanos de la tribu agua y maestra tierra, se quedaron en silencio ante la princesa que cayó de rodillas ante ellos.

"¡Yo quiero ayudar! ¡Por favor no me importa lo que hagan! ¡Golpéenme! ¡Insúltenme! ¡Ódienme! ¡Incluso si tratan asesinarme! Yo… seguiré siguiéndolos y ayudándolos"

"Esto es un engañó" Katara no creía una palabra de todo esto, solo quería cortar su cabeza y arrojarlo hasta la parte más profunda de un pozo, "¡Vayan-"

Antes que la maestra agua pudiera atacar de nuevo, una mano la tomo de su muñeca y la hizo parar.

Sokka bajo su arma lentamente y Toph levantó una ceja ante la llegada inesperada de alguien que hizo que la atmósfera se volviera más pacifica.

"…" Aang soltó la muñeca de Katara, y dirigió su mirada hacia la princesa, que en ningún momento levantó la cabeza del suelo.

Los de la nación del fuego pensaron que este les daría una oportunidad.

"Por favor váyanse"

O tal vez no, el último maestro aire apenas se molestó en mirarlos, herido y con cuidado, el hizo que sus amigos lo siguieran, no tenían nada más que decir.

"No…"

Pero eso no lo decidían ellos, se detuvieron al escuchar a la princesa, que lentamente levantó la cabeza.

"…" Los miembros del equipo Avatar se pusieron en guardia, cuando vieron que la chica saco una daga y un círculo de fuego azul se formo a su alrededor, ellos pensaron que los atacaría.

Que equivocados estaban.

Esa daga no era para ellos.

Azula apunto la punta de la daga contra su pecho, justo donde estaba su corazón.

"Mi muerte será una prueba de lealtad, Zuko será un gran maestro fuego para ti, Mai sabe cada ruta y secreta de nuestra nación, y Ty Lee pueda enseñarles todo lo que sabe sobre cómo lidiar con los maestros fuego"

"¡Azula! ¡¿Qué haces?!"

A Zuko, Mía y Ty Lee no le estaba gustando nada lo que tenía en mente la chica.

"Ella no lo hará" Katara no creía ni por un segundo en la palabra de la maestra fuego.

"Ella lo hará" Toph si lo creía, la forma en que su corazón latía, su postura, su voz, ella estaba hablando muy enserio.

Tomando la palabra de la maestra tierra, el resto del equipo Avatar se quedó mirando, como el fuego azul creció, evitando que cualquiera pudiera acercarse a la princesa.

¿Este era su propósito?

Era lo mejor que podía hacer.

Azula solo lamentaba el tener que reunirse antes de tiempo con su tío, ignorando los gritos de su hermano y chicas, apretó el cuchillo con todas sus fuerzas, y lo empujó contra su pecho.

...

Fue extraño.

No sentía la cálida sensación de la sangre y el frío abrazo de la muerte.

Abriendo sus ojos, Azula se encontró con el rostro sombrío de Toph, que sacudió el suelo haciendo que el círculo de llamas se apagará, y tenía su mano derecha sosteniendo la hoja de la daga, deteniéndola a solo un centímetro de una muerte seguro.

Con la palma de su mano manchada de sangre, la maestra tierra le quitó la daga y la rompió en pedazos.

Por un breve momento, las miradas de las dos chicas se cruzaron.

"Vaya, ¿Es mal momento para decir que el almuerzo está listo?"

Azula frunció el ceño, era mal momento para tener una de sus alucinaciones, aunque está vez no veía a la versión 'antigua' de Naruto, sino una que parecía mayor y por alguna razón usaba delantal.

"Imposible"

La princesa ladeo la cabeza confundida, al mirar sobre su hombro la expresión de incredulidad de su hermano mayor y sus dos antiguas escoltas, que miraban en la misma dirección que…

"Escuche mucho ruido, lamento no haber venido de inmediato, estaba poniendo la carne en el caldo, es una sorpresa verlos a todos aquí, hola chicos"

"…"

Los de la nación del fuego no sabían que pensar, estaban viendo a un fantasma, a alguien que creyeron muerto por casi dos años.

Y Azula al darse cuenta que está no era una ilusión, se puso de pie.

"¡Oye!" Sokka apenas vio cuando la chica corrió entre ellos, más rápido de lo que había pensado ella paso entre ellos como hasta llegar hasta Naruto.

Azula derrapó sus pies por el suelo, antes de llegar a el, su expresión doloroso mostraba lo frágil que se sentía, con su mano derecha que temblaba sin control.

Ella lo toco.

Su rostro.

Su cabello.

Esas marcas en sus mejillas.

El era real.

En verdad estaba aquí.

La princesa parpadeo cuando sintió el picor de su mejilla derecha y la sacudida de su cerebro, una fuerza la derribo contra el suelo, dejándola tendida con una mirada atónita.

Con su puño derecho en alto, Naruto se mostró mortalmente serio.

"Eso fue por dispararme un maldito rayo"

Azula ya podía sentir el picor de las lágrimas en sus ojos, tenía que haber visto venir esto, aún así, no le importaba.

"Yo…" ella se sentó en el suelo, con su mirada oscurecida empezó a temblar, jadeando ella rompió en llanto, "… estoy feliz de verte"

La expresión de Naruto se volvió más suave, al ver la sonrisa temblorosa de la chica que lloraba a sus pies.

Con un suspiro de resignación, el se arrodillo lentamente y paso sus manos alrededor de la chica, que de inmediato se abalanzó sobre el, abrazándolo con todas sus fuerzas.

El dudo un segundo, pero finalmente envolvió sus brazos alrededor de ella.

"Creo… que al menos podemos invitarlos a comer"

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Chan

Channnnnn

Channnnnnnnnn

Channnnnnnnnnnnnn

¿Qué les parece?

Déjenme en los comentarios que les pareció, como siempre les deseo la mejor de la suerte y salud a ustedes y sus familias, recuerden como siempre, mientras más comentarios, más rápido será la publicación del siguiente capítulo.

Y tú tienen alguna pregunta o idea, no duden en darla, después de todo nunca está de más algo de ayuda

Sin más CHAAAAAAUUUUUUUUU y que les vaya bien.

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