CAPITULO 42
Marisol y Úrsula se dirigían en compañía de Sara a reunirse con la sumo sacerdotisa que había pedido su presencia, no entendían la razón de haberlas mandado llamar sí hace poco estuvieron reunidas con ella, cuando entraron al salón y vieron que todo el consejo también se encontraba en el salón la confusión fue más grande, después unos minutos en silencio, Aurora le dijo a los concejales que Marisol era la hija de Amelia, también dijo que Úrsula debió a ver tomado el puesto como la sumo sacerdotisa, pero cuando murió Amelia era muy joven, pero ya era hora que Úrsula ocupe el lugar que le corresponde. Los concejales al escuchar eso no se opusieron a la decisión de Aurora y decretaron que la ceremonia para nombre a Úrsula como la nueva sacerdotisa iba hacer realizada al día siguiente por la noche, antes de que el consejo abandonará el salón Marisol pregunto sí había un lugar donde sus guardias pudieran descansar, ellos contestaron que sí y uno dió indicaciones para que los dejarán seguir, después de un rato todos ya estaban instalados en una barraca descansando. Mientras eso pasaba los refuerzos de los licántropos por fin habían llegado, no fue una tarea fácil entrar a París varías manadas le lobos procedentes de varias ciudades que ya eran territorio licántropo sin ser detectados, pero se las ingeniaron para 400 licántropos pudieran pudieron pasar, después de recuperar fuerzas los alfas de todas las manadas se reunieron con el alfa supremo y acordaron que en dos días iban a invadir territorio vampiro, para forzar una rendición o al menos un acuerdo de paz que les favoreciera, sólo faltaba escoger un plan para poder franquear a los chupa sangre y híbridos que están en su territorio. Luego de deliberar por varias horas decidieron que unos lobos atacarán a las sanguijuelas haciéndolos creer que sólo era un contra ataque más mientras el reto se adentra en el corazón del territorio enemigo, saben que los que acepten participar en el ataque falso van a tener una muerte casi segura, pero es la mejor opción para tener al menos una oportunidad de ganar la guerra
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