7. Diciembre, el tren y el que se la rifó.
Frío. Frío. Frío. Frío.
Ese era mi único pensamiento por la noche. Comencé a dormir con doble cobija, medias y un sweater puesto. ¡No aguantaba! A los demás les parecía normal la temperatura, pero yo necesitaba ayuda extra. Noviembre sin ti había llegado a su fin, dando la bienvenida a diciembre, el gélido viento calaba mis huesos al salir del castillo, por lo cual, los chicos iban a visitar a Hagrid sin mi, ya no quería salir.
Utilice todas mis fuerzas por asistir a las clases del día, a pesar de las chimeneas y los hechizos, el frío era matador para mi. Mi hermano se encontraba en la misma situación... bueno, no en la misma, se me veía un poco más cómodo.
Durante la clase de transformaciones (su materia predilecta) no quiso mover un músculo, afirmando que estaba utilizando toda su energía para mantener el cuerpo caliente. Los chicos se rieron ante su comentario, menos yo... que los miré mal mientras me apegaba más a mi hermano para coger algo de calor.
Esa misma tarde las clases acabaron temprano, había presentado mi examen final de pociones donde había sacado una estupenda "S".
—Un "Supera las expectativas", vaya ¡Te ha ido mejor que a mi! —exclamó Albus contento mientras veía mi examen— ¿Cómo has hecho?
—Estudié —logré dejar mis temblores a un lado para decir aquellas palabras, nos encontrábamos de camino a la sala de defensa contra las artes oscuras a limpiar un poco más, si teníamos suerte, podría ser nuestra última limpieza en equipo.
—Ja, ja —me dió la hoja mientras soltaba su risa sarcástica—...
—¿Cuánto has sacado tu?
—Eso no importa —ladeó la cabeza y por un momento el suelo se veía súper interesante para el.
—¿Una T?
—¡Oye! ¿Me crees capaz de sacar una T? —deje un voto de silencio— ¿es en serio? —molesto se cruzó de brazos y evitó mi mirada con las mejillas sonrojadas.
—No —seguía sin mirarme—. Solo garantiza que nada de lo que diga pueda...
—¡Haste a un lado!
Giré bruscamente para enfrentarme a quien sea que haya gritado en nuestra dirección, me encontré a Scorpius, quien, en un rápido movimiento tacleo a Potter.
—¡¿Qué pasa?! —alanzo a decir mi amigo azabache mientras caía al suelo junto con su amigo— ¡Ay!
—Shhht —le calló, Albus trataba de quitárselo de encima con movimientos de gusano en apuros, yo vi en dirección del pasillo y no había absolutamente nada—. Camila —voltee a verle—, agáchate tú también.
—¿Y si no quiero q-? —una brisa gélida inundó el pasillo, así que comencé a agacharme lentamente, luego el sonido de un zumbido comenzó a aproximarse.
A máxima velocidad volaban por el cielo miles de aviones de papel completamente descontrolados, desde abajo no parecía tan peligroso... pero ya tenía malas experiencias con papel volador cortante, así que me hice una bolita mientras me cubría con la túnica lo más posible.
—¡50 puntos menos para Gryffindor! —escuchamos el chillido de una profesora a los lejos.
Cuando el zumbido había pasado me senté rápidamente— Ya... no mames.
—¡60 puntos menos!
Ahí se va todo mi esfuerzo de un trimestre.
Los merodeadores pasaron la largo casi tan rápido como los aviones de papel— ¡Esos muchachos!
—Camila ¿estás bien? —Albus también se encontraba sentado, mientras Scor estaba levantado.
—¿Yo? —miré hacia atrás para corroborar que era conmigo, sin embargo solo había una pared del pasillo— ¡E-eh! Si, si, estoy bien ¿y tú? ¿Que merengues era eso?
—Los chicos, esta ves si se lucieron —Malfoy ayudó a Potter para que se pudiese levantar. Como yo soy una chica independiente me levanté por mi misma, ambos tenían la respiración completamente acelerada. Yo solo me encontraba viendo por donde se habían ido corriendo mientras trataba de acomodar mi cabello.
No es que quiera lucirme, pero, luego de tantos atentados se necesita más que unos aviones de papel para...
—¡Camila!
—¡¿QUÉ?! ¡¿DÓNDE?!
Javier venía corriendo/trotando con cara de sufrimiento a mi dirección, yo caminé un poco para nuestro encuentro pero llegó relativamente rápido— Los... ¡hhhhhiiiii!... —pero apenas trató de hablar tuvo que respirar y apoyarse en sus rodillas, tenia las mejillas y orejas completamente rojas— y... —otra inhalación extrema— avión...
El frío que había venido a mi se fue y coloqué mi mano vendada en su hombro— Ya pasó.
—Ay, Virgen santísima... —se llevó una mano al corazón y se sentó.
—¿Por qué sacaste la varita?
—¿Qué varita? —rápidamente la coloque dentro del bolsillo de la túnica, Scor me miró sin entender y se dirigió a su amigo que ya tenía el ojo casi, casi normal.
—Te salve.
—Ui, si... ¿qué habría hecho sin ti? De seguro habría muerto desangrada... —levantó la mirada llena de terror— Es broma, ¡Es broma!... ¡Quita tus manos de mi cara! ¡Aparta!
—¿Existirá esa probabilidad? ¡¿Y si de verdad...?!
—Estas muy raro ¡Aleja...! —pero su nariz rozaba la mía y el peor pensamiento vino a mi en ese momento, mientras mis ojos se agrandaban el movía los suyos fugazmente a todas las áreas de mi rostro.
—¿Y si...? ¡AY!
—Uhhh... —los chicos se condolieron luego del golpe.
—¿P-por qué? —Esa "y" (Ya que obviamente lo había dicho en inglés) sonó como un susurro lejano lleno de dolor.
—Me asusté ¡Perdón!
—El perdón es relativo —se encontraba en posición fetal. Traté de sentarme a su lado pero no hallaba como consolarle.
—¿No tienes castigo hoy, Al?
Albus y yo miramos a Scorpius con mala cara, no hacía falta que nos lo recordara. Ajuste mi bufanda con dignidad y enderecé mi espalda— Si —afirmé, miré a Javier por última vez para fruncir mis cejas, el muchacho simplemente evitó mi mirada y procedió a mirar a la otra pared.
—Eres una malvada. —se abrazo a sí mismo para reunir valor y mirarme.
—No digas eso, yo, entré en pánico, Bro...
—Camy —Potter colocó una mano en mi hombro, dándome a entender que debíamos apresurarnos, miré su mano y automáticamente la quitó de golpe—. L-lo s-sie-ento, yo...
—No pasa nada —miré por última vez a mi hermano, triste.—. Lo siento. De verdad. Perdóname, no le digas a papá.
No dijo nada y se quedó cabizbajo, haciéndome sentir la peor persona de la galaxia.
Bro...
&•&
—Fui una estupida, lo último que se merece es que le haya golpeado en mis sobrinos... ¿crees que me perdone?
—No lo se —Albus se encogió de hombros mientras intentaba exprimir otro paño—, James y yo nos golpeamos todo el tiempo —hice un puchero mientras miraba el balde y mi reflejo bailaba en el agua—. Lo siento.
Resople triste y le quité el paño que tenía en sus manos para yo exprimirlo y dárselo de vuelta— No pasa nada.
—En verdad... —pero su voz fue acallada por otra más potente que retumbó el aula.
—¿Qué creen que están haciendo?
—¡Ampicilina! —un escalofrío recorrió mi espalda y me enderecé de un salto.
—Ya estamos por terminar...
—Recojan y salgan, necesito el aula.
—¡Señor, si, señor!
El profesor solo me miró mal y luego pasó su vista a Albus, no me fijé mucho más porque ya estaba llevando uno de los baldes por el pasillo.
—Camila —no le presté atención— ¡Camy! ¿Qué hacemos? —Potter me detuvo luego de haber cerrado la puerta, yo deje mi balde en el suelo y me dispuse a mirarle con cara de pocos amigos— ¿Dónde verteremos el agua? Nunca hemos hecho eso.
Tenía razón, siempre dejábamos las cosas en una esquina del aula y los elfos se encargaban del resto, pero yo la había regado con eso de salir rápido. Entré en pánico con la presencia del profesor. Me dediqué a verle, luego al balde, no conocía ningún hechizo o algo que nos ayudara en este momento...
—Si no se te ocurre nada, podemos intentar algo, ven.
Lo seguí por el castillo hasta que nos topamos con uno de esos ventanales abiertos, la brisa se filtraba sutilmente por ahí, produciendo una sensación de hormigueo por mis manos. Potter Se acerco a la ventana y subió el balde para apoyarlo en su rodilla, y posteriormente sostenerlo con ayuda del borde del ventanal.
—¿Estás seguro?
—¡Si, claro! Lo vi en una película muggle.
—No creo...
—¿Tienes una mejor idea? —entonces dejé un minuto de silencio, bueno, el chico tenía razón, con el asunto de Javier no podía pensar y menos con lo de Magna-Ancestra con problemas mentales.
Albus sonrió cuando me acerqué y me posicione junto a él— A la de tres.
Con mi poca fuerza subí el balde— Uno.
—Dos...
—¡Tres!
Volcamos los baldes. El problema es que mis brazos flacuchos tienden a fallarme aveces y dado que la piedra del marco se encontraba húmeda mi balde resbaló, cayendo al "vacío"— ¡Oh, no!
—¡JAJAJA! —Potter comenzó a reír por mi cara, puesto que estaba apoyada en el marco viendo como mi balde vacio caía persiguiendo el agua en una carrera que jamás ganaría. Y Justo pasó lo inesperado.
—¡AAAAAHHHGGG! ¡¿Pero qué demonios!? —"POOMM", el sonido del balde vacío se escuchó como una percusión— ¡AYYYY!
Me tape la boca con mis dos manos y me quité del ventanal rápidamente, Albus se agachó y me tomó de la mano para agacharme con el— ¡¿A quien le cayó?! —grité en un susurro.
—N-no lo se —Albus estaba tratando de aguantarse la risa—. Solo vi una cabeza pelirroja —apretó nuevamente los labios y miró al suelo.
—¿Sabes cuántos pelirrojos hay en solamente tu familia?
—¡Oh! —se escuchó desde la lejanía— ¿Se encuentra bien?
—Camila, hay que correr —dijo apoyándose en sus pies—. Ahora ¡Ahora!
Entre susurros gritados me tomó de la muñeca y arrojó el otro balde por la ventana sin mirar. Corrimos por el pasillo y seguimos escaleras abajo donde, durante invierno, solía ser más acogedor que el resto del castillo.
En el camino lamentablemente ralentice el paso del equipo, puesto que las risas me hacían perder la concentración, llegamos a un par de armaduras y nos detuvimos a echar un respiro. Lo cual era difícil para mi porque estaba en el suelo tratando de respirar mientras que las risas salían de mi.
Albus solo se reía de pie mientras sostenía su estómago, no lo podía ver mucho porque mis ojos cristalizados no me lo permitían. Pero estaba segura de que al igual que yo se estaba vacilando el momento.
& • &
—... No creo que los descubran, sinceramente —se rió una vez más—... lo veo complicado —Potter decidió contarle todo a su "Bff" (Malfoy), quien se reía a cada momento del relato.
—No le dirás a nadie ¿verdad? —pregunté incomoda en mi asiento, la sala común de Slytherin tenía verde. Mucho verde, me sentía en territorio enemigo por lucir prendas escarlatas.
—¿Cómo crees? ¡Jamás! —me vio por unos segundos y volvió a reír— ¿pero se te resbaló o lo tiraste?
Albus rió con el y yo me terminé de cubrir más con la capa invisible. La cual me habían dado para que el resto de la casa no comenzara a pelear porque había un león entre serpientes.
Más tarde, cuando sentimos que el peligro había pasado decidimos salir, las vacaciones estaban a la vuelta de la esquina y la verdad es que no queríamos arriesgarnos a pasar otro castigo que las comprometiera.
—¿Irán a sus casas para navidad? —comentaron en el camino.
—No lo se —Albus se encogió de hombros.
—Si no quieres pasarla en tu casa puedes venir a la mía ¡Mamá siempre se luce con la cena! —ofreció Scorpius.
Aprovéchala.
—¿Que?
—¿Qué? —ambos me miraron sin entender.
—Nada, nada. Creí haber escuchado algo —los chicos siguieron hablando de sus cosas y les avisé que debía ir al baño, ellos asintieron y siguieron su camino.
Entré en un cubículo y con el truco secreto hice pis sin sentarme en el inodoro (solo para entendidos), todo iba bien y estupendo para salir a limpiarme las manos, pero lo interesante ocurrió después, me vi en la obligación de subirme sobre el retrete para que no me viesen.
—Molly ¿pero de verdad te sientes bien?
—Si, el balde cayó de lado, no me golpeó con ninguna de sus orillas, sin embargo la enfermera dijo que un chichón es inevitable... —escuché como cerraban los cubículos— lo peor fue el agua.
—Hay querida, ya verás que descubriremos quién fue.
—Hablando de descubrir ¿te enteraste de la razón por la cual la chica Spellman y Albus fueron castigados?
—... No, la verdad es que no ¿eso importa? Lo que haga el chico Potter no es...
—Los encontraron juntos en el baño.
—¡Rayos! Sabía que esa niña daría problemas... —en mi boca se formó una "O" y una inmensa mueca de indignación se apoderó de mi rostro ¡Que malas! ¡ESO NO FUE ASÍ!
Abrí la puerta con estruendo y salí del cubículo, lavé mis manos rápidamente y me dispuse a retirarme.
—¡Ay! Había alguien.
Se me antojo gritar un "si" pero me aguante y salí de ahí hecha un demonio ¿quién les habrá dicho? ¡No deberían haberse enterado de esa forma!
Debe ser alguien quien realmente nos deteste, una persona sin escrúpulos y que se haya visto involucrada de alguna manera porque ese día no había nadie...
—¿Iras a cazar tu cena o pasarás al gran comedor?
«Albert»— Desgraciado homunculo.
—¡Hechicería arcaica! —el chico comenzó a correr en dirección al gran comedor. Pero no iba a ir tras el ¿ya toda la escuela lo sabrá? No creo.
Dudo mucho que un rumor tan ridiculo pueda salir tan pronto de un círculo familiar, lo dudo mucho.
Me encontraba frente a las puertas y pase con al cabeza en alto, actuando normal, pero, sorprendentemente todo estaba bien, cada quien en su asunto y algunos curiosos que alzaban las cabezas para ver quien había llegado.
—Spellman.
—Hola, chicas —las gemelas se encontraban comiendo una especie de puré de patatas.
—... hay muchos rumores por los pasillos.
—Lo que me faltaba.
Las albinas solo me miraban curiosas, en silencio y comían. Por mi parte debía tener la cara tan pálida como mis amigas. La pasta ya no se veía tan apetitosa, así que me quise conformar con unas galletas, las cuales perdieron el sabor una ve se introdujeron a mi boca seca.
Desde mi mesa podía ver a Javier mirándome decepcionado... si, había roto una de las reglas más importantes del código de hermanos "Regla número 8, no golpear..." esa va acompañada de una estupenda anécdota que será para otro día.
& • &
—... Y Señor, se que no hemos hablado mucho últimamente, perdóname y... por favor, apiádate de mi ¿si? Porfis, gracias. Amen.
No recuerdo el sueño de esa noche, pero si recuerdo que a la mañana siguiente toda la ventana estaba completamente empañada. Me levante de mi cama ya más acostumbrada al frío, limpie el vidrio y me encontré con algo maravilloso.
Según las chicas, esa mañana mis ojos brillaban como estrellas. Alcancé a cambiarme la ropa y atarme bien las botas. Esa tarde partiríamos antes de almuerzo a casa, en el tren. Pero me importo muy poco. Fer seguía dormido entre el montón de medias con aroma a lavanda y un toque de plástico.
Ya lista salí corriendo por la sala común, la casa entera me miraba de forma extraña por llevar tanta energía fuera de lo usual. Corrí escaleras abajo mientras me ponía los guantes y el gorro.
—¡Hola Spellman! ¿a donde...?
—¡Nieve! —fue todo lo que respondí.
Mis piernitas corrían bastante bien y no temblaban, llegué al patio del colegio donde solo veía blanco, los pinos tratando de sobresalir entre la nieve y la cabaña de Hagrid con su habitual humo. Quise colocar primero un pie pero un golpe en la espalda me hizo caer de repente de lleno en ella.
—¡Camila! ¡NIEVE! ¡Nevó mientras dormíamos! ¡CAMILA, ES NIEVE DE VERDAD!
Giré para verle de frente y saltarle yo encima— ¡Bro, lo siento!
—No importa ¡Pero mira la nieve! ¡ESTÁ BIEN BERGAS!
Sonreímos y comenzamos a correr, lanzar bolas de nieve es casi igual a lanzarse barro, así que no nos costó descubrir cómo se hacía.
—¡Que mala puntería tienes! —le recalqué mientas esquivaba otra bola de nieve, luego lancé la que tenia en mi mano, dándole en el trasero.
—¡Ayyy está fría!
—¡Yo te ayudo! —sentí una bola de nieve en mi cara, lo cual hizo que cayese de trasero en la nieve.
—¡Amanda, no es justo, tú estás en el equipo de...! —pero otra hola de nieve me golpeo el brazo— ¡Aaaaaahhh!
Me hice una bolita en el suelo mientras ellos me acribillaban, dando como resultado que se terminaran saltando sobre mi, aplastándome.
—¡No les hablo! Fetos.
Los chichos rieron y me ayudaron a ponerme de pie, caminamos hasta el gran comedor entre risas y llenos de nieve, nos sentamos en la mesa de Hufflepuff bajo la atenta y divertida mirada de la casa.
—Ya quiero volver a casa —tomé un sorbo de Cocoa. Delicioso, amo a este país y a todas sus maravillas invernales.
—Yo también, extraño a Ale.
—¿Y tú gato, Camila? —una chica a mi lado, con la cual había hablado un par de veces me dirigió la palabra— No le has traído hoy.
—Se quedó durmiendo, parece ser que en temporadas de frío se pone a hibernar —me estiré un poco en mi lugar— ¿Iras a casa para las vacaciones?
—No, pienso quedarme este año... ¡Los banquetes son fantásticos! —y le metió una gran mordida a su sándwich— Ñam, ñam.
Asentí, bueno. La chica tenía razón.
Luego del desayuno busqué mi baúl, y al gato, me despedí de las personas que se quedarían ese año, la verdad es que me impresionó la cantidad de personas con las cuales intercambio palabras... así que intenté calmar mi mente con eso de "como no somos tan amigos no les he de mandar regalos de navidad a todos".
—¡Nos vemos!
Con mi hermano buscamos un compartimiento, al fin tendría un descanso del colegio y de la bruja, por si acaso aún llevaba la servilleta en uno de mis bolsillos. Mi abrigo rosa había vuelto a la acción.
Natalia estuvo con nosotros un rato, pero se fue buscando a quien molestar, ninguno de puso en su contra, por mi parte solté al gato— Por favor, no robes nada.
—Miau —se acurrucó en mis piernas para mirarme con sus ojitos verdes... ¡Ojos verdes!
—Ya vengo.
—No me dejes con las gemelas, por favor. Camy.
—Diviértanse —me despedí con al mano y Fer siguió mis pasos, varios estudiantes pasaban alegres y aveces me asomaba por los compartimientos a saludar ¡Ay, que divertidos son los europeos!
Me encontré con James Potter y su banda de mal portados, quienes me invitaron a gastar unas bromas, me negué.
—No.
—¡Por favor!
—¡Jamás! No me importa quien sea...
—Es para Albert.
Mis ojos se abrieron de golpe, los mantuve cerrados para no caer en sus encantos, pero ¡Era una propuesta completamente aceptable!
—Bien ¿Qué quieren?
Por primera vez en mi vida me sentí verdaderamente útil. No era muy difícil, sólo debía conseguir un cabello del chico, así que inventé una riña absurda la cual no tardo en seguirme, basto con que le dijera que el comunismo no da resultados.
—¿Qué va a saber una salvaje como tú?
El tirón del cabello vino solo, luego me fui sin decir nada y el quedó peleando por si solo.
—Tu cabello —entré al compartimiento y se lo entregue.
—¿Qué te dijo? —inquirió James emocionado.
—Muchas cosas —fruncí la nariz.
Le pondrían amortentia en forma de chocolate a "Sally-acosadora-Soler" esa mujer necesita una intervención cuando se enamora de alguien.
Los chicos fueron a entregarle los chocolates de parte de un admirador secreto. Toda una farsa. Lo bueno es que Albert no se podría liberar de la chica por el resto del camino y menos de sus cartas todas las vacaciones.
No me quede a ver todo el resultado porque en ese mismo lugar estaba Molly, y sinceramente no la podía ver a la cara, aún menso con ese chichón.
Pasé de largo y me encontré con Charles, quien salió corriendo cuando vio a Fer. Al se encontraba solo en su compartimiento, así que entré con todo el entusiasmo del mundo, su hurón saltó al ver al gato, pero Fer solo se quedó detrás de mi.
—¿Puedo?
—A-ah s-si, claro, por supuesto —cerré la puerta y me senté frente a él— ¿Que tal?
—Todo bien... ¿y Scor?
—Fue, a hacer algo —miró la puerta transparente con esperanza—. Pero se ha tardado.
—De seguro se ha quedado descompuesto en el baño —Potter levanto la mirada completamente rojo.
—¿Crees que necesite papel?
Su forma tan natural de decirlo hizo que me riera, al mover una de mis piernas accidentalmente patee a Fer, el cual chillo e hizo que Albus riera más.
—¡Ay, perdón!
—¡Meeewww! —se quejó mientras "Atacaba" Mi bota.
—¡Ay, ya cálmate! Siempre es lo mismo contigo.
Potter seguía viendo divertido el show que montaba el gato y su fabulosa actuación de víctima. Asombrado, me explicó como aveces su hurón también hace cosas extrañas, una vez uno de los chicos de su casa le había dicho algo que le molesto (le pasa a menudo) y su hurón "tomó venganza" haciéndole pis a toda su ropa dentro del baúl.
Seguimos hablando animadamente durante el camino, hasta que Scor regresó y se unió a nuestra charla.
Mas tarde llegamos a la estación, me despedí de ellos en el tren y corrí a por mi baúl para bajar ¡Mi hermana!
Amanda me invitó a conocer formalmente a sus padres, al salir del tren, traté de ver sobre la multitud al mío, pero fue en vano, así que la seguí, al menos no estaría del todo perdida.
—¡Mamá! —Efectivamente su madre no era la tía Elizabeth, se fundieron en un abrazo.
—¿Qué tal tu año? ¿Quién esta chiquilla? —me sonrió y yo le hice el mismo gesto devuelta.
—Camila Spellman, un gusto —le extendí la mano y gustosa la aceptó.
—Mamá, es la hija de Erick Spellman.
—¡AY! Pero que ricura —me abrazó alegremente, el olor a un perfume que de seguro costaría más que mis útiles escolares llegó a mis fosas nasales— ¿Y tú hermano?
—¿Javier? El... debería buscarle ¿me daría un momento? —la señora asintió y se ofreció a cuidar mi baúl, no me tomó mucho encontrar a Javier. Apenas estaba bajando del tren— ¡Bro!
—¡Sis!
Corrió a mi y le mostré el camino, la señora se alegró mucho de verle y le comenzó a preguntar muchas cosas referente a papá, por mi parte, me distraje viendo a Albert huyendo de Soler. La venganza se sirve en un plato frío.
Entre la multitud (ahora un poco más mermada) se encontraba un montón de cabezas pelirrojas, al parecer asegurándose de que estuviesen todos completos ¿y cómo no? ¡Son un montón!
—Es Harry Potter.
—¿Dónde? —le murmuré a mi hermano de vuelta.
—A un lado de Fred.
Achine los ojos y en efecto, lo vi, ahí estaba, viendo como sus hijos se acercaban a él.
—¡Que no me vea!, tápame.
—Pensé que querrías su autógrafo.
—Si, pero cuando no pueda reconocerme.
James abrazó a su papá y posteriormente a su madre, mientras Albus se limitó a "pasar de largo" a su padre.
Albert seguía peleando con Sally, diciéndole que era muy agradable y todo pero que le dejara en paz, la chica con amortentia le hizo caso omiso, jurándole amor eterno, los padres de la chica tuvieron que arrastrarla hasta la salida. James rió y le señaló a la "feliz pareja" yo reí en respuesta, me hizo una seña para que fuese hasta allá pero negué con la cabeza, lamentablemente mi mirada se desvió hacia su padre.
Supongo que James pensó que me daba pena que su papá fuera "Harry Potter", pero el no conocía el trasfondo histórico, y me imagino que si lo hubiese sabido habría tardado menos en formular un plan maquiavélico en su cabeza. Una sonrisa malvada apareció en su rostro y automáticamente mi instinto de supervivencia de activó.
—Bueno, fue un placer conocerlos —tomé mi baúl y Fer salto de el—. Espero verlos en vacaciones ¡Hasta pronto!
—¡Hey! ¡La del gato negro! —escuché su grito a mis espaldas y apresuré el paso.
En ese punto de mi vida solo sentía la adrenalina correr por mi cuerpo y las varias miradas posándose en mi.
—¡Bella! ¡BETH! —La llamé por sus nombres cuando la vi.
—Que no me llames Beth... —rodó los ojos, fastidiada.
—¡Ayúdame! —corrí hacia ella.
—Spellman, Potter te está llamando —avisó algún alma inocente a mi lado.
—Si, déjale que siga.
—¿Por qué te está llamando ese muchacho? —Bella alzó y bajo sus cejas consecutivamente.
—Es James Potter, hijo de Harry Potter. El hombre que tumbé en el ascensor —mi cara de terror tuvo que ser suficiente, ella siempre me ayuda. Pero en lugar de ser grata y protectora comenzó a reírse y apoyarse de la pared.
—¡Camila Spellman! —James alargó la "n", pero me negaba a voltear. Escuché que su padre le dijo que me dejara tranquila, pero su hijo era tan persistente como su padre en tiempos de juventud.
—¡No te rías!
Bella se excusó con la idea de que "el karma siempre viene a por ti", luego se le ocurrió la brillante idea de decir en voz súper potente que— Camila, tus amigos te están llamando.
Pero es que lo dijo fuertísimo la chama, me volví loca. Entonces volteé y ya no era sólo James el que saltaba en su lugar, si no su grupito que cree que todo es chiste.
—¡Ya le digo que vaya! —Javier me tomó por el hombro con su sonrisa de venganza— Te llaman.
—¿Y papá?
—No está.
«Estos hermanos que me gasto.»
Me armé de valor y le indiqué a Lucifer que me siguiera, a paso decidido caminé a su dirección, el resto de alumnos se apartaba cuando veían al gato-cleptómano.
—Ahí viene.
Frank comenzó a reírse y los padres de los chicos me miraban con pena. Por mi que no se preocuparan. Me arremangué el abrigo y los chicos abrieron sus ojitos de par en par.
—¡Camila, cuidado con lo qué haces, aguanta!
Entonces, Fer, para llamar la atención maulló.
—¡James, Spellman trae el gato!
—No será...
Albus sonrió de lado tras el pánico de su hermano, cuando llegué al lugar Fer se paseaba delante de mis pies.
—... el gato —con un hilo de voz dirigió una fugaz mirada al gato negro que lo miraba caprichoso.
Conservaba bien mis distancias, podría ir confiada pero jamás segura del todo— Estoy aquí baboso ¿qué? —me crucé de brazos y Fer se sentó frente a mi moviendo la cola.
—Te quiero presentar a mi viejo —pasó los su brazo por hombros de su padre—. El famoso, el invencible, el elegido...
—Harry Potter, un gusto —Harry me cae bien, por qué se ofreció voluntariamente a callar a su hijo.
De reojo podría apreciar al santo grial con una "tos" bastante extraña. La sonrisa de Potter (James) era cada vez más grande, como la tos de sus primos.
—Camila Spellman. El gusto es mío —le correspondí el apretón de manos, en ese momento solo podía pensar una cosa: «ESTABA TOCANDO A HARRY POTTER AAAAAAAAAAAAAHHHHHH», nos soltamos las manos, definitivamente podría hacer un Patronus con eso en un futuro.
—Si, si, me alegra que se lleven bien porque es mi novia.
Momento de silencio.
Al parecer me volví el punto de atención de esa familia. Dejé de mirar al fabuloso señor Harry Potter para proceder a ver a James con una perfecta cara de póker face, Albus había desfigurado su rostro en una mueca de desagrado extrema. En esos segundos de silencio sonreí. El quitó su brazo de los hombros de su padre.
—Ahora si te la rifaste.
—¡Oh! Es extranjera —escuché a alguien decir.
—¡Ya quisieras tu! —dije finalmente— ¡Poder conmigo! —entonces di un paso al frente y el retrocedió dos más con una fantástica sonrisa en su rostro— ¡Animal del monte! ¡¿Crees que saldría contigo?! Tu, que ni siquiera te bañas antes de tus prácticas de Quidditch porque dices que igual vas a sudar.
Entonces su sonrisa se borró— ¡Hey! —el santo grial, quienes habían permanecido en una tos aguda, evolucionaron a unas carcajadas bien contagiosas, pero yo estaba muy ocupada defendiendo mi honor— ¡No digas esas cosas!
—¡Pero no lo niegas!
—¿De verdad no te bañas? —su hermanita murmuro haciéndose a un lado.
—No, Lily, ¡¿Cómo le vas a creer?! —la pelirroja miro de arriba a abajo a su hermano con una cara de asco— ¡Spellman! ¡Te he salvado muchas veces como para que tomes venganza!
—¡¿Me vienes a sacar eso en cara?!
—Fue un placer, lo siento... —Javier me quiso tomar por los brazos pero Fer le gritó feo— ¡Camila, tu gato está haciendo esa cosa de nuevo!
—James ¿podrías comportarte? —le riñó su madre.
—¡Ella empezó!
—¡Claro que no!
—¡Yo te iba a invitar a pasar navidad con nosotros!
—¡Mentiroso! —Exclamé. Harry achinó sus ojos por un momento y luego chasqueo los dedos.
—¿Te he visto en otro lado, cierto?
Olvidé el enfrentamiento que tenía con su hijo y cometí el error de mirarle— Tal vez, soy influencer.
:Nota de la autora, rompiendo la cuarta pared: El capítulo es de 4879 palabras, si hay un error avísenme ;(. Porque no se si he corregido todo bien.
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