4. Los bastardos, unidos ¡Jamás serán vencidos!
—... ¿Y por qué debemos ser los que paguemos? —comenté al final de mi relato, con lágrimas acumulándose en mis ojos— ¿no ven su ojo? Les apostaría mi cámara de Gringots a que mañana estará morado.
La actual directora de Hogwarts miraba con el rostro enternecido, mientras que el molesto y horrible profesor de DCAO arrugaba cada vez más la nariz.
—Señorita Spellman —prosiguió la directora—. Entiendo que se preocupe por su amigo —Albus seguía mirándome mientras que, eventualmente pestañeaba ante mi agradable actuación de víctima—, pero debemos proseguir con el protocolo —se llevó una mano al corazón—. Ordenarán el salón de Defensa contra las ates oscuras, cada que tengan clases hasta las vacaciones de navidad.
—¡¿Hasta navidad?! —la humedad de mis ojos desapareció por completo cuando Potter y yo gritamos al mismo tiempo.
—Si, el profesor estará presente asegurándose de que cumplan con la labor. Mientras ¿es muy tarde, no? —la señora se levantó de su silla y señaló a la puerta—, pueden retirarse, que tengan buenas noches.
El profesor perturbador nos miraba con su clásica cara perturbadora que emitía sentimientos de perturbancia ¿esa palabra existe? No lo sé, pero expresa mis sentimientos. Mientras nos llevaban hasta las salas comunes mi cabeza daba vueltas en sí ¡Caramba! Luego de que los estudiantes presentaban sus castigos con el profesor Crull algunas lagunas mentales aparecían en ellos, un concepto abstracto, la verdad.
—¿Qué ha sucedido?
—Nada interesante —le respondí al par mientras me lanzaba en mi cama—. He sido castigada... por el profesor de defensa.
—No...
—Puede...
—Ser. —concluyeron ambas.
Abrí mis ojos de golpe y me senté rápidamente para mirar a ambas— ¿Q-que? Les preocupa.
—Ese profesor no nos agrada —Mencionó una y la otra asintió.
—Nos asusta un poco.
Mis ojos pasaban de una a otra ¡Recapitulemos! Las gemelas son los seres humanos más extraños, impredecibles, honestos y perturbadores que he conocido. Expresar sus sentimientos es algo que no les va bien, cuando mencioné el asunto de la bruja ellas fueron las primeras en darme opciones y mencionar esto de la magia oscura y todo el rollo. Ahora, que me digan que algo (en este caso, alguien) les da miedo...
Esa noche no podía dormir, giraba de un lado a otro, tanto, que Lucifer tuvo que dormir bajo la cama, si no fuera por la posición de la luna no sabría cuando faltaría para la salida del sol, por fortuna, en algún momento mientras miraba la plateada luz que se filtraba por la ventana logré dormir.
¿Describo mi sueño? Fue un tanto loco, luego de haber batallado contra alienígenas y montar una vaca en el Empire State, a mi lado se encontraba una niña de tez blanca con el cabello castaño-obscuro trenzado, en realidad nunca le vi la cara, al girar al otro lado me encontré a mis amigos... daniela me sonreía alegre. El sueño cambió drásticamente y me encontraba debajo de una cama, veía como los pies de alguien se aproximaban y subían... del armario se escuchó el clásico chirrido de la puerta siendo abierta, Javier cayó fuera de él y el hombre se levantó de golpe.
—Que, incompetente.
—P-puedo explicarlo... —levantó las manos en su defensa.
—Dile eso a los ancestros —un rayo de luz verde fue arrojado y el sueño se volvió blanco.
& • &
Susurros...
El hombre de blanco...
Susurros...
Guarda un secreto...
Susurros...
Sus jinetes del sol...
Susurros...
El rencor...
Susurros...
—¡LLEVA LA SERVILLETA CONTIGO!
—¡Camila!
Dos gritos se hicieron presentes, sacudiéndome abrí los ojos, y en un movimiento rápido di una pata sin mirar.
—¡MEEEEWWWWW! —chilló el gato y posteriormente un golpe seco apareció en mi campo auditivo.
—¡Lucifer! —cuando me doble para levantarme una fuerza externa me empujó de nuevo a la cama— ¡No, flojera, vete de aquí! ¡LARGO!
—Sal.
—¿Qué creen que hacen? —una de las gemelas se subió sobre mi y me tomó por los brazos, inmovilizándome por completo— ¡Eva, suéltame!
La otra comenzó a hacer un círculo de sal alrededor de la cama.
—¡AAYU-mm! —cuando estaba por protestar que no deseaba nada de brujería en mi alma, el gato colocó en mi boca una de sus múltiples medias que habían sido robadas a alguien... sabían a Ace ¿no sabes que jabón es?, es que de seguro no has escuchado el "Ace, lo hace".
—Listo.
Eva se quitó de encima en un rápido movimiento, mientras que yo me senté y saqué la media de mi boca— ¿Qué creen que hacen?
—Esperar.
—¡¿Esperar que?! ¡Unos madrazos es lo que van a esperar! —me levanté mientras les lanzaba aquellas palabras y me dispuse a bajar de la cama, salir del círculo de sal a darle sus madrazos no hubiese resultado tan difícil en comparación con sacar mi brazo izquierdo de aquel lugar. Les explico.
No crean que soy un muñeco desarmable... es que pasé una parte de mi cuerpo primero, completamente normal, como si no hubiese sal. Pero al pasar mi brazo izquierdo grite, así de "¡AAAAAYYYYY!". Literalmente sentí como si me hubiesen untado y restregado la sal marina del piso en la herida que yacía cubierta por la venda. Así que retrocedí y decidí quedarme dentro del círculo.
—La sal funciona.
—Como siempre.
—Podríamos probar con un hechizo de invocación...
—Aún es muy pronto.
Y en ese instante, mientras me hincaba de dolor y sostenía mi brazo, el par se quedó mirándose como siempre solían hacerlo cada que procedía una discusión. Me lancé al suelo en posición fetal, por instinto me quite la venda y en efecto la imagen fue horrible. Al despegar lentamente la venda mientras sufría, podía notar como la herida de las garras se encontraba abierta, al rojo vivo y dolorosa.
—Miau.
—Oh. Por Merlin.
Jamás las había visto trabajar tan bien juntas... parecían una sola, pero mis ojos trataban de tragarse las lagrimas, recogieron la sal para que pudiese salir y llevarme a la enfermería, la venda estaba rota así que no fue suficiente para cubrir la herida abierta.
—D-debe haber una servilleta en mi abrigo... el rosa, si, ese —la servilleta fue suficiente para tapar del resto.
Corrimos escaleras abajo, apegue mi brazo a mi mientras las gemelas, cada una iba a un lado de mi.
—¡Hey! Spellman, me dijeron que eras buena en adivinación ¿me podria-?
—¡Desmaius!
Ese hechizo no fue mío, pero alguna de las albinas lo lanzó y pude notar que es el hechizo mejor ejecutado que he visto en un alumno de primer año. No tenía muchas comparaciones, pero estoy segura de que estuvo muy bien realizado.
En breve llegamos a la enfermería, el camino se hace mucho más rápido cuando Zoé y Eva se la pasan desmayando a todos los que se atraviesen a saludar o a preguntar por qué corríamos (o eso deducía que iban a hacer, porque caían redonditos antes de que terminasen sus oraciones).
—¡Enfermera!
—No el frasco de mermelada, ¡Por favor!
—Tú otra vez ¿tan mal va tu primer año, eh? —respondió la enfermera desde algún lado de la habitación.
—Su herida se ha abierto.
—¡Vaya! Vamos a ponerla en esta camilla —me senté en ella, exhausta de tanto correr y sufrir—. ¿Se puede saber que sucedió?
—Máteme, solo máteme, señorita... acabe conmigo y mi sufrimiento.
—Hemos hecho un círculo de sal y...
—¡Oh, no!
¿Alguna vez han escuchado a esos niños de los videos graciosos que cuando pasan cosas malas dicen un "Oh no"? Bueno, resulta bastante gracioso... en decir fue así por un momento, hasta que vi mi brazo.
—¡Malayación!
La enfermera rápidamente sacó su varita y murmuró un hechizo susurrado, en breve las líneas negras que se habían marcado por donde pasan mis venas se habían vuelto menos visibles... claro que, no ocupaban todo mi brazo. La señorita agitó su varita y un par de frascos comenzaron a acercarse.
—Fué muy insensato, imprudente e inmaduro realizar algo así ¡Debieron haber leído más al respecto!
La enfermera Patty siguió quejándose, y riñéndonos, hasta cierto punto porque comenzó a hablar en ruso... una parte de mi sabía que estaba insultando pero no entendía el "qué".
—Camy, lo sentimos.
Giré mi cara hasta otro lado sin ninguna expresión en absoluto.
El par se observó unos instantes y se levantaron para irse, no lo evité, estaba molesta ¡Y con derecho! Lo peor es que se fueron... dejando el pelero.
La poción no estaba mal, pero tampoco mejor, sin embargo en unos instantes la enfermera avisó que podría irme para la hora del almuerzo, puesto que me había dado fiebre y "debía asegurarse de que bajase completamente". Miré la pequeña mesa y como estaba la venda y la servilleta, me moví un tanto rápido para tomar el pequeño trozo y esconderlo bajo la almohada, con suerte no le perdería.
—Creo que un grano en el trasero sería mucho mejor que tener tu suerte —Natalia tomó asiento en la camilla mientras veía mi brazo.
Me encogí de hombros—Si, bueno... la enfermera Patty dijo que para el almuerzo ya podría irme, eso quiere decir que estaré disponible para mi castigo —sonreí de mala gana— ¡Estoy tan emocionada!
Natalia no pudo evitar reírse de mí situación, dentro de poco Albus llegó a la sala cubierta por separadores de tela y al verme puso mala cara—¡Caracoles! Y yo creí que me iba mal.
—Me encanta tu ojo morado ¿qué marca usas para que quede así?
—¿Hablas de esto? —señaló su ojo con arrogancia y adquirió una pose diva—. Querida, esto es marca Albert... de Channel. ¿Y tú brazo qué? —Comentó aún dentro de su papel.
—Lo conseguí en una barata, del 2x1.
Natalia volvió a reír y nosotros con ella, pero nuestro momento de dolor compartido se vió interrumpido cuando otras figuras aparecieron en la zona.
—¡Amanda!
—¡Camy! —Chilló emocionada.
—¿Y mi hermano?
—En clases de vuelo —comentó mientras se apoyaba en el respaldo de una silla—. Le fui a decir pero estaba tan alto que no logró escucharme.
—¿No quieres sentarte, rubia? —Nott la miraba inquisitivamente. Mientras que Amanda le devolvió la mirada con un tanto de recelo.
—No, debo irme... tengo clases dentro de poco —volvió a mirar a Natalia y la menor a ella. Entonces comenzó un duelo de miradas que no comprendía.
Mire a Albus buscando entendimiento y el me devolvió el gesto encogiéndose de hombros y haciendo una mueca que reflejaba su ignorancia en el asunto— Y... —interrumpí por un momento su contacto visual— ¿ustedes se conocen... O qué pedo?
—No —negó Natalia volviendo la vista a Amanda, quien apartó el contacto visual para responderme.
—Para nada —La rubia sonrió como habitualmente lo hace y dirigió una última mirada para luego irse—. Espero y te mejores, prima.
—¿Me llamó prima? —murmuré viendo como se iba— Nunca me había llamado así.
—¿Son familia? —preguntó Natalia.
Asentí— Si, como primas segundas —me miró incrédula y entendí su idea—. Tal vez terceras...
—Si, es que ella es rubia...
—¡Hey! —protesté— Podré ser castaña y medio morena, pero eso no impide los lazos sanguíneos.
—¡Camila, hermana!
—Media hermana, bandido —me crucé de brazos.
—¡No me niegues! —se acercó al área que sentía como mi casa y miró de reojo a Albus— Hola tú.
Potter se removió incomodo en su asiento bajo la mirada de mi hermano, quien me tomó en brazos dándome un agradable brazo— No te mueras.
—¡Hablando de morir! —salté emocionada en la cama— Soñé que te asesinaban. Fue muy loco.
Pestañeo varias veces y ladeó un poco la cabeza— B-Bueno...eso es curioso.
—Yo me largo —Natalia se levantó y salió por el portal—. Adiós, ridiculos.
&•&
Luego del imprevisto y explicarle a los que quedaron lo que había sucedido me dieron de alta, a buena hora para ir a comer. Las gemelas me pasaron los apuntes y prometieron hacer esos deberes por mi, así que decidí disculpares... sin rencores pero con memoria. Ya en el gran comedor la situación fue un tanto incómoda puesto que casi todo Gryffindor miraba mal al par de albinas, pero ninguno se atrevía a retarles.
—¡¿Otra vez?! Por las barbas de Merlin, Spellman, dejarás sin insumos a la enfermería.
—Ja-Ja-Ja —una risa sarcástica salió de mi garganta—. Muy gracioso.
—Ya en serio ¿a quién hiciste enojar para que te vaya tan mal? ¿una maldicion acaso?
«Mi vida es una maldicion.»
—No lo se, pero... —los susurros opacaron mis pensamientos y una sombra qué pasó a mi lado hizo que me callase, el olor a goma llegó a mis fosas nasales, dándome a entender de quien se trataba.
—El señor Potter y usted deberán asistir al aula hoy a última hora.
—¿Yo que? —contestó James.
El profesor Crull se dedicó a mirarle y sonreírle sin mostrar los dientes, dió media vuelta y salió del gran comedor.
—Ese tipo me produce escalofríos —soltó Potter—. Siempre se nos queda mirando al equipo de Gryffindor...
—Quizás quiera robar técnicas para el equipo de Ravenclaw —con un encogimiento de hombros, restándole importancia, Rose Weasley defendió su punto—. También he visto que espía a los demás equipos en sus prácticas.
—¿Cómo lo sabes? —me animé a preguntar.
—Lo he pillado cuando yo también he ido a ver sus entrenamientos.
No pude evitar reír con el resto, el tiempo para ir a clases se hizo breve, tomé la iniciativa y me dispuse a irme, herbologia no fue muy interesante, solo aprendimos en qué lunas es mejor plantar, transplantar, cosechar, cortar y fertilizar las plantas... y para que nos quedara grabado el profesor nos mandó un hermoso trabajo de "mínimo 2 papiros", eso "emocionó" tanto a la clase que el profesor de vio obligado a soltarnos temprano.
Todo el camino eran quejas, quejas y ¡Oh, adivina! más quejas de los alumnos de primero.
—¡Cuidado! —por instinto voltee a ver de donde provenía el sonido, la verdad no me dediqué a observar mucho a la persona que gritó puesto que me tuve que agachar a una velocidad sorprendente para esquivar la Bludger que se aproximaba a toda velocidad— ¡Lo siento!
—¡Hey, no deberían jugar tan cerca de los invernaderos! —riño el profesor— ¿Estás bien? Una vez conocí a un chico que tampoco tenía tan buena suerte.
«¿Está hablando en tercera persona o de alguien más?»
—Supongo que todos tenemos malos días —sonreí.
—¡Exacto! De hecho, tengo un amigo que una vez fue aplastado en un ascensor por una niña, fue todo un jaleo ahí dentro —miró al cielo y mi sonrisa se quedó congelada, di media vuelta y lo dejé hablando, estaba segura de que mi cara ya era una mueca de disgusto y vergüenza ¡¿Por qué a mi?!
Más tarde, me dirigí al aula de defensa, Albus se encontraba ahí moviendo un maniquí mientras el profesor lo miraba desde su escritorio. Entré y dejé mi mochila a un lado de la suya, fui a ayudarle pero el profesor interrumpió.
—No, no, no —negó y se levantó de su silla para acercarse a donde estaba, con sutileza di un paso atrás... no es que me asustara, bueno tal vez si y fue una acción involuntaria pero eso no es relevante ahora, lo que importa es mi espacio personal—. Usted organizará la vitrina...
Me hice a una lado para ver la vitrina, definitivamente es algo que llevaría tiempo, todo estaba regado, el vidrio sucio y apostaría a Lucifer que sus gavetas estaban igual que como se veía por fuera—... sin magia.
Mi cara debió ser un poema puesto que el profesor asintió y pasó de largo hacia la puerta— Debo hacer algo, confió en que cumplirán su labor (ineptos).
Cuando estuvo lo suficientemente lejos bufé, molesta patee el suelo— ¡Es injusto! ¿cuánto tiempo llevas aquí?
—Lo suficiente como para decirte que prefiero ser expulsado —gruñó.
Avance hasta la sucia vitrina y me encontré con un balde, esponja, pañuelo, jabón y las cosas suficientes para dejar el lugar de almacenaje completamente limpio— Rayos ¿Por qué no me deje matar en la sección prohibida?
—Hum. ¿Qué dijiste?
—Nada.
Abrí la vitrina y el olor a humedad llegó a mis fosas nasales, eso no me molestó, en absoluto, me gusta ese olor (no es sarcasmo) comencé por lo principal...
& Como limpiar vitrinas con Camila (ahora) Spellman &
1. Vaciar la vitrina.
Un paso bastante simple, eso si "simple" se compara a luchar con dragones, conforme mas cosas sacaba parecía que aparecían más y más y más... y no me alcanzara el libro para seguir describiendo ¿tendría un hechizo expansor o algo así?
Cuando quité lo que parecí ser lo último una cucaracha inmensa salió de su escondite.
—¡AAAAAAAAHH!
—¡¿Qué pasa?! ¡AY! —luego de la interrogante de Albus se escuchó un golpe, haciendo que el chico se acercara corriendo con una mano en la cabeza— ¿Por qué gritas?
—¡Hay una cucaracha!
—¿Dónde?
—Ahí, ahí —señale con el trapo, el me miró y luego a la vitrina donde estaba la bestia del infierno. No se en que momento ocurrió pero señalé desde el otro lado del escritorio... en realidad no se como llegue tan lejos de forma tan rápida.
—Ya la vi —vi como se agachó para quitarse su zapato, el resto fue simplemente magnífico, el acto más heroico que jamás presencié. El muchacho logró hacer que el insecto saliera y quedara del lado de afuera del vidrio (¿se entendió?) , posteriormente procedió a aplastarla... yestaba segura que yo tendría que limpiar eso.
—¿Está muerta? —pregunté mientras me acercaba.
—¿No viste como la mate? No hay forma alguna de que siga viva... —terminó de ponerse su zapato y me miró— hizo "Crack".
Fruncí los labios y arrugué la nariz en señal de "asco", el se rió; luego su cara fue un poema cuando apuntó a mi hombro, donde dirigí mi vista y vi algo negro. Mis ojos se ampliaron y sentí como el frío se apoderó de mi, luego subí un poco más la vista y me encontré que la cosa negra continuaba. Era mi cabello.
Mi expresión de horror hizo que Potter riera y yo le propinara un golpe en el hombro con el trapo que cargaba en la mano, por lo cual el se quejó.
—Autch —tocó su zona agredida— ¿No has pensado en ser golpeadora?
—Si —afirmé—. En golpeadora de Albus.
Rodó los ojos y seguimos hablando mientras hacíamos nuestras tareas, confesé mi pánico por las cucarachas y el me comentó acerca de su familia... en algunas partes me hice la sorprendida ¡Claro! Pero la verdad es que ya sabía hasta a qué hora iban a por el pan.
2. Limpiar la vitrina.
Aquí es fácil... por suerte la vitrina por dentro era de pana, así que solo tuve que aspirarla y echarle algo para el olor... para mas detalles, olor a limón.
3. Vidrio.
El vidrio se limpia con esponja y pañito ¡Porque está asqueroso! Albus ya había terminado con los objetos grandes, así que decidió ayudarme mientras se quejaba de lo molesto que podría llegar a ser su padre. Cosa que no sabía.
—... Y, siempre peleamos —asentí—, parece no entenderme ¡No soy James!
Negué— No, claro que no.
Una vez terminado con la esponja, llegó el momento del pañito.
—... Pero tu padre si parece excepcional, por lo que tu hermano comenta.
Entonces me reí.
—¡¿Mi padre?! ¡Ay, por Dios! Tu no sabes lo bien que te tratan en tu casa...
Así que comenzó mi momento de despecho mientras aguantaba el picor en los ojos ¡¿Por qué debo llorar por todo?! Le preferí echar la culpa al cloro mientras le contaba cómo había faltado a todos mis bailes y días importantes ¡Y encima me culpaba por creer que iría cuan el tipo era un "hombre muy ocupado"!
4. Limpiar todo lo que va dentro de la vitrina.
Albus y yo estábamos en el suelo limpiando los objetos para luego guárdalos, mientras me comentaba como lo habían estado fastidiando desde primer año por "no estar a la altura" negué molesta cuando habló de como Rose no le hablaba como antes. Scor se había vuelto más su amigo de lo que esperaba, puesto que era el único que el defendía.
5. Dejar todo en su lugar.
Cuando habíamos terminado de limpiar comenzó a pasarme los objetos y yo los iba guardando.
—¡Es un asco! —se quejó una vez más mientras limpiaba otra de sus lágrimas.
—Hey —reproché sorbiendo mi nariz—, yo lo veo limpio.
—Sabes a que me refiero.
Objeto tras objeto pasamos el momento, terminamos en silencio, dejando que solo se escuchara el tintineo de las cosas llenar la sala. El trabajo en equipo era nuestro fuerte, especialmente luego de habernos despechado. Terminamos de colocar todo en su lugar y estaba agradecida porque le fin de semana estaba a la vuelta de la esquina.
—¿Has estado todo este rato sin guantes?
—Ehh... si —contesté cerrando la puertecita del mueble.
—Pero, te vas a arruinar las manos.
—No —negué—. Siempre lo he hecho así, para mi, es un mito de las señoras.
—No te creo, es que parece que jamás... —dejó las palabras en el aire y sus mejillas se tiñeron de un color carmesí.
—¿Que jamás he tocado ni una mopa? —el chico asintió mirando al suelo— ¡Bah! —moví mis brazos restándole importancia— Son tonterías, tú mismo has comprobado que mis manos de princesa dan golpes más fuertes de los que aparentan ¡Mira!
Sin previo aviso tomé las manos de Potter y el levantó la mirada, la verdad estaba más concentrada en sus manos. Pero rápidamente el colocó las mías boca arriba.
—¡Se te han arrugado los dedos! Ahora si tienes manos de bruja.
—¿Qué hacen? —Una voz autoritaria se hizo presente en el salón dejando un eco.
—¡Ibuprofeno! —salté en mi lugar y voltee en dirección del profesor de herbologia.
Albus se llevó una de sus manos tras su nuca— Cumplíamos nuestro castigo, profesor.
—Ajá —respondió no muy convencido. Junté mis manos y empecé a jugar con mis deditos.
—Si, mire las manos de Spellman —le miré ofendida por no haberme llamado por mi nombre ¡Que mala costumbre estos ingleses!—. Están llenas de trabajo.
Levanté mis manos siguiendo el teatro, dejando a la vista las arrugadas yemas de mis dedos.
—Está bien —afirmó pasando la mirada de Albus a mi—. Pero salgan del salón.
Ambos asentimos y salimos del aula, no sin antes tomar nuestras mochilas bajo la atenta mirada del profesor. Entonces sucedió lo que me faltaba... el típico sonido de algo rasgándose se escuchó con un imponente eco, posteriormente los golpes en seco de las cosas cayendo.
—¡Por un demonio! —mi mochila se había roto, me la quité de encima y me agaché para recoger las cosas, al final termine por sostener todo en mis brazos (tampoco es que tuviese muchas cosas dentro y Albus me ayudó con algunas)— Gracias.
—No hay de que —me sonrió y seguimos nuestro camino ignorando al profesor Neville, avanzamos por los casi vacíos pasillos—. Hoy ha sido tu mejor día ¿a que si? —lo miré mal y el rió. Entonces pasó otra cosa que me dieron ganas de gritar, James (y su manada de bandidos) pasó corriendo y tumbó mis cosas de mis delgados brazos.
En lugar de simplemente agacharme junto con Albus, hice lo que cualquier persona razonable haría... salí corriendo tras James mientras gritaba ciertas cosas que habrían logrado mi expulsión del colegio católico—... ¡TE PATEARE EL TRASERO, POTTER...!
—¡Nos está alcanzando! —gritó uno.
—¡JAMES, SACÓ LA VARITA!
—¡CORRAN, CORRAN!
La risa del resto de los estudiantes se hicieron presentes, pero las ignoraba mientras pensaba un hechizo decente. Pero eso no hizo falta, al ser más pequeña y rápida alcancé a mi objetivo principal rápidamente, brinqué a su espalda y logré que perdiese el equilibrio.
—¡Huyan, sálvense ustedes! —sus fieles compañeros siguieron corriendo— Malditos...
—¡Gracias, James!
—¡Te recordaremos como un héroe!
—¡AAAAAH! —tomé su pierna e hice que la arqueara sobre su espalda.
—Dis-culpate —hablé apretando los dientes, mi corazón latía a mil y traté de concentrar mi fuerza en las piernas, para hacer presión y que así no se levantara.
—Nnn-NO... ¡Suéltame! ¡¿De dónde sacas tanta fuerza?!
—¡De puro limpiar y llorar! —apreté mi agarre.
—¡AYYY! Lo siento, lo siento.
Le solté la pierna y me levanté con dificultad (he de admitir que me tuve que apoyar de la pared), respiraba pesadamente, Dios, me dolía todo el cuerpo.
James rodó quedando boca-arriba, quien también se encontraba respirando pesadamente— ¿Ha-Has pensado en entrar al equipo?
Posé mis manos sobre mis rodillas tratando de regular mi respiración— ¿Cual equipo? —le miré en su estado de agonía.
—Gryffindor... —movió uno de sus brazos tratando de explicar— quidditch. ¿No te suena?
—Los de primero no juegan.
—Mi padre lo hizo.
—Si... —afirmé recobrando la compostura— porque era Harry Potter.
James ladeó la cabeza dándome la razón y sin más, comencé a caminar en dirección de donde había venido, usando voltee me di cuenta de la cantidad de alumnos que habían— Ay, ya, sáquense.
Al final del tumulto, un poco más lejos se encontraba mi amigo.
—¿Te hizo algo? —comentó sosteniendo mis cosas como podía, tomé lo que tenía en brazos y comencé a cargar casi todos mis útiles.
—No... —negué— pero creo que olvide mis clases de protocolo —dije con una mueca que reflejaba cansancio y diversión.
—No es posible —murmuró ofendido— ¡Que vergüenza! —reí— Vamos, Spellman, ya ha sido suficiente por hoy. Te harás más famosa de lo que ya eres —sacó su varita y golpeó mi libreta ligeramente, haciendo que uno de sus capullos se abriera, dejando a la vista una flor crecida entre varias cerradas. La transformación fue linda de ver, puesto que ahora la flor se movía suavemente como si hubiese una ligera brisa.
—¡Que chido! ¿Algún significado en específico? No soy muy filosófica —Realicé una sonrisa de lado que luego se convirtió en una boca entre abierta por la sorpresa, mientras miraba la carátula pase la mano por ella, haciendo que la flor se moviese.
—N-nada en especial —carraspeó—. Es un hechizo que siempre quise probar ¡Jamás me había salido! Como me encantaría ver la cara de la profesora de transformaciones ahora.
Asentí alegremente sin verle, en breves momentos me avisó que habíamos llegado al retrato de la dama gorda "oculus" fue suficiente para que me cediera el paso, me despedí de Albus sin dedicarle una última mirada, puesto que seguía concentrada en las mil cosas que podía hacer la flor, tanto así que cuando me golpe con el marco simplemente seguí avanzando ignorando la risa ahogada de Potter, quien supongo se fue a su sala común.
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