29. Todo mal
—¡Wow! ¡¿Qué demonios?!
—Javier, no te lo diría si no fuera en serio.
—No, no, no ¡Alto! Lo mejor que podemos hacer como hijos es encubrirlo.
—¡¿Perdón?!
—Camila, no puedes decirle nada de esto a nadie ¿capichi?
—No, yo no capichi ningún nada ¡Es molesto! ¿cómo se supone que le siga abrazando si de igual manera podría matarme en cualquier momento?
—Hermana —Javier colocó una mano en mi hombro—. Hoy es Halloween, disfrútalo, deberías...
—¿Sabes algo que yo no? —me miró por unos segundos antes de abrir la boca— Si lo sabes, descarado, soy tu hermana ¿dónde quedó el dúo dinámico?
—Camila, ya estás envuelta en algo grande. Tu plan en diciembre es ir a casa y buscar el libro de papá, tal vez luego puedas hacer eso.
Me quedé en silencio, el tenía razón, de pronto el pan con queso no se veía tan apetitoso.
—¿Terminaron?
Miramos a Amanda quien nos veía curiosos.
—Amanda ¿te puedo hacer una pregunta? —hablé sin pensar.
—Eh, si claro, dime.
—¿En tu casa hay un libro de tapa dura así como de mármol blanco?
Amanda tropezó sus manos con la copa que contenía jugo de calabaza, digo que contenía porque la derramó toda y se extendió por la mesa, sin embargo tan rápido como sucedió todo se limpió— ¿C-cómo...?
—¿Crees que podrías prestármelo?
—Camila ¿Qué te...?
Ignorando a Javier y con su mirada perdida asintió y luego negó— Hay una copia en la sección prohibida.
—¡Amanda! —Javier chilló con los ojos ensanchados, dejando que el pánico lo invadiera.
—¿Qué? ¿Es en serio?
—Cada parte de la familia tiene su copia del libro.
—¿Y qué contiene?
—No lo se, jamás lo he leído —Amanda se encontró de hombros miró su plato con el ceño fruncido—. Mis padres son muy serios respecto a el.
—¡Ay no, ya basta! —Javier se levantó y nos dirigió su mirada alarmante— ¡Están siendo unas bobas! Me iré a la sala común, no las soporto —dió un giro brusco arrojando algunas nueces al suelo.
—Javier, no has abierto siquiera tu caja sorpresa... —no volteó a mirarme y salió a zancadas del lugar, estiré mis manos sobre la mesa y levanté mis cejas para mirar a Amanda— chicos ¿quién los entiende?
Amanda de encogió de hombros conmigo y salimos directo a nuestras clases del día. Nada interesante ocurrió en ellas, salvo un par de chicos quejándose.
—... no me he podido sentar bien estos días, creo que tengo hemorroides...
Abrí los ojos como platos y oculté mis labios tratando de contener una risa "hemorroides" apresuré el paso hasta la sala de encantamientos, procedí a sentarme junto a Natalia, quien me vio extrañada.
—Pensé que habías muerto.
—¿Ah si? —asintió y tomé el banco que estaba a su lado— ¿qué te hace pensar eso?
—El rumor de tu posible muerte esta por todo Hogwarts.
Asentí lentamente, bueno no era sorpresa, los chismes en Hogwarts corren como la corriente del río.
—¿Soy una celebridad?
—No seas ridícula, tu y tu estupido hermano han llamado la atención desde que llegaron... por ser extranjeros ya saben, luego comenzaron a pasarles cosas extrañas.
Sin poder continuar la conversación la clase dió inicio.
—Buenos días clase, hoy les enseñaré el famoso hechizo "Alohomora" ¿alguien me puede decir para que funciona?
Levanté la mano junto con otros niños del salón.
—Deja de levantar la mano, pareces una sabelotodo —reprochó Natalia por lo bajo.
—Me leí toda una saga, debo hacer algo con mi conocimiento... es mucho más fácil que la escuela donde estudiaba.
—¿Si, señor Charles?
—Funciona para abrir puertas profesor, significa "amistoso para los ladrones"
—¡Excelente, 5 puntos para Gryffindor! Deben saber que el hechizo no siempre funciona, por ejemplo, algunas de las puertas del castillo son inmunes a este encantamiento —nos miró detalladamente como si estuviese analizando nuestras malvadas intenciones—. Muy bien, quiero que por turnos nos dirijamos a la puerta y probemos.
El profesor nos hizo una seña y todos salimos como patitos apresurados.
—Señorita Nott —Natalia empuñó se varita con fuerza—, le pasaré el seguro a la puerta, y usted será la primera en intentar...
—Abrirla, si ya entendí el concepto —rodó los ojos y se puso frente a la puerta de madera, el profesor con un movimiento de varita pasó el seguro desde fuera "Crack" luego de una rápida demostración fue el turno de mi amiga— "Alohomora".
La puerta se estremeció, sin embargo no abrió. Varios alumnos pasaron seguidamente, unos lo hicieron a la primera, otros no lo lograron y Charles accidentalmente abrió uno de los botones de su pantalón.
Si les soy sincera lo logré como al quinto intento ¿muy fácil abrir puertas, no? De por si soy pésima abriendo cualquier puerta con llaves, con magia lo hice bastante bien. Odio a las puertas y ellas me odian a mi.
El resto de la mañana fue de lo más convencional, a la hora del almuerzo abrí mi caja sorpresa, una cara gritona salió disparada hasta centímetros de mi cara, hoy me da mucha risa, pero en ese entonces solo experimenté vergüenza... bueno hasta después de tres segundos que comencé a reírme de lo que había sucedido.
Pasaron muchas cosas sin tanta relevancia, las gemelas estaban más calladas de lo usual, en realidad, desde que desperté no habían hablado... o por lo menos no las había escuchado, Natalia estaba más enojada que de costumbre, los equipos de Quidditch estaban eufóricos, puesto que a principios de Noviembre se estimaba otro partido entre Gryffindor y Slytherin (el clásico). Tomé un sorbo del té de manzanilla.
—¿Quien almuerza con té? —Albert me miró de forma acusadora—, es un tanto extraño.
—¿Lo dice el británico? —lancé mi largo cabello castaño hasta a tras, para poder mirarle mejor—, creo que te estás buscando otro golpe en la nariz.
El muchacho abrió la boca e inmediatamente la cerró— Esto no queda aquí Spellman.
—Si, seguro.
El par miraba a ningún lado en específico ¿ellas serían capaces de resolver un caso policíaco si se los pedía? No, mejor no arriesgarse, pero ¿por qué ocurriría un homicidio en el 57-C? No tiene sentido y mucho menos por el hecho de que mi padre se viera involucrado. Ahora que lo pienso ¿por qué pedir vino? Se que su primera opción jamás sería el vino mientras existiera el ron y el whisky... ¿y si me estoy precipitando? ¿será posible que los hayan querido inculpar? Entonces... ¿por qué..?
—Tierra llamando a Camila —unos dedos haciendo chasquidos aparecieron en mi campo visual, luego la sonrisa de James— ¿terminaste con tu té? Me interesa saber si puedo leer tu fortuna.
Junté mis cejas y le tendí la taza vacía, el muchacho sonrió nuevamente y la tomó, a diferencia de su hermano, este representaba el lado más travieso que pudiese existir en un Potter.
—Muy bien, veamos... ¿quien tiene el...? ¡Ah!, muchas gracias, ahora si.
Le dió vuelta a la taza y comenzó a buscarle forma a las hojas, entonces pensé ¿qué tantas probabilidades existían de que tuviese el "tercer ojo"? Es decir, Ron (su tío) Weasley tenía buen ojo para la adivinación, sin embargo por la familia de su padre... levanté la mirada de la taza y la dirigí a él. ¿Y si descubría mi plan? ¿si acaso el futuro mostraba que mi padre era el culpable o el cómplice de un posible homicidio, o secuestro o...?
El pánico comenzó a apoderarse de mi, mis músculos estaban tensos y el frío recorría mis brazos, el corazón parecía a punto de salirse de su cómoda caja torácica, solo debía tomar la taza y lanzarla al suelo, tal vez me castigarían...
¡POR LAS PAPAS! Si me castigaban no podría ir a la biblioteca, el nudo en mi estómago creció y creció, por un momento no deseé haber bebido nada ni comido esa lasagna.
—Bien, según el libro...
—¡Aguarda! —me miró por un momento con las cejas levantadas— ¿No es mejor dejarnos llevar por la vida y las sorpresas del destino? ¿acaso el adivinar mi futuro lo puede prevenir? Creo que no, me gusta más vivir a la expectativa que... —su cara se convirtió en un poema, entre la incertidumbre y incomodidad— son mis hojas, no te doy derecho a tocarlas ¡Shu!
—Es que ya se lo que dicen —¿cuánto tiempo perdí pensando?—, ¿en serio no quieres saberlo? —levantó y bajo las cejas consecutivamente invitándome a caer en la tentación— ¿Y si te dijera que...?
Dejó las palabras en el aire, trague grueso y me quejé mentalmente— Bien ¿decirme que?
—OOhhhmmm... los espíritus han hablado ooOOOOOHHhhmm... —si incluir los sonidos de meditación era extraño es que no viste directamente los movimientos espiritistas que estaba realizando, colocó la taza en la mesa y comenzó a mover las manos sobre ella— ¡Sabalasa...! Veo, veo —abrió sus ojos y se inclinó a la taza y volvió a mirar el libro rápidamente— las hojas de té muestran un jarrón con una especie de luna, tal vez haga referencia a la caja de Pandora, ya sabes, cosas no deberían saldrán a la luz. ¡Ah, que detalle! La luna nueva aparece aquí ¡la luna de las brujas! —rió por un momento.
—¿Puedes traducirme?
—Ah, claro —aclaró su garganta—. Mmm, bueno, tal vez que... —volvió su vista al libro y pasó unas páginas— que no se, tal vez que descubrirás algo y lo comentarás, entonces terminará en tragedia pero algo bueno saldrá de todo eso ¿me pasas mas jugo?, gracias —volvió su vista a mi—. Y estarás bajo la protección de una mujer. Pero no me hagas mucho caso, es adivinación después de todo.
Yo estaba inmóvil en mi lugar, de vez en cuando James apartaba su vista de mi, veía la taza, callaba y volvía a hablar, en ese lapso de tiempo simplemente podía respirar, no hacía nada más, mi cuerpo era inútil.
—Bueno Spellman, gracias por ayudarme con mi tarea. ¡Nos vemos! —Dejó la taza frente a mi y se fue del lugar junto con sus amigos, automáticamente mi brazo tomó la taza y mire el interior, en efecto un jarrón con una luna nueva sobre el se encontraban ahí.
—Camila ¿qué sucede? —Albus llegó a mi lado e intencionalmente revolví la taza para que se deshiciera la figura.
—Nada, ya sabes... ¿qué tantas aptitudes tiene tu hermano para la adivinación? —cuestioné llevando una mano hasta mi mentón.
—Está viendo la materia por segunda vez.
—Eso es bueno, vamos, salgamos de aquí —mi error recayó en no haber destruido la taza en ese momento.
Nos dirigimos hasta el patio de la escuela, donde decidimos tomar un poco del sol antes de que los fríos de otoño empeorasen (según Albus aterrorizándome con aquellos comentarios).
—¿Y si nos matan allá? —le pregunté asustada a mi compañero de situaciones extrañas.
—Bueno, entonces habré perdido mi tiempo en la tarea de historia.
Sonreímos y salté en mi lugar buscando algo en mi túnica, cuando lo encontré se lo extendí— Al menos que quede en mi conciencia que te lo devolví al final.
—Lo tomaré —agarró el bolígrafo y lo guardó en uno de sus bolsillos—. Siempre es útil.
Y en silencio, contemplamos cómo Charles intentaba hablar con extraño gato para que le devolviese su calceta.
—Deberías hacer algo con Lucifer —mencionó Albus mirando la escena divertido.
—Si... debería.
—¡MEEEEWWWWW!
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