Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

27. Mi gato endemoniado

—... y —sorbí ni nariz por última vez—... así es más o menos el resumen.

Hagrid me acompañó en mis lágrimas por un momento mientras contaba la historia que comenzó en el verano, y posteriormente nos había servido el té (el cual ya se había enfriado).

—Creo, que lo mejor sería que fuesen a sus salas comunes —mencionó el Semi-gigante.

Al ver por la ventana el sol poniente asentimos estando de acuerdo a la propuesta.

—Gracias por todo, Hagrid... intentaremos venir a visitarte lo más pronto posible —Javier le dio la mano en forma de despedida.

—¿En serio? Estaría muy agradecido si lo hicieran.

El par de albinas me tomó por los hombros y me hizo caminar fuera de la cabaña.

—Oh, Spellman ¿qué hacer?

—Velas... eso es lo que necesitas.

—¿D-de que hablan?

—Primero debes poner tu vida personal en orden... —anunció Zoé.

—Seguro, deberás conocer a la exiliada.

—¿Y para que son las velas? —pregunté curiosa, con las mejillas calientes y los ojos hinchados.

—En caso...

—¡Camy! —Javier llegó a nuestro lado y comenzó a caminar de espaldas para poder vernos a las tres— Deberas comenzar a organizar tu vida.

—Hermano, tengo 12, no 21.

—Tengo un plan infalible, ya verás —miré hacia otra dirección aguantando las ganas de gritarle—. Primero solucionaremos el asunto con Potter, investigaremos el asunto mágico... —en ese momento abrí la boca para interrumpirle—¡Y! Le enviaras cartas a tu madre.

Me aferré a mi túnica y trague saliva «Enviarle a mi madre ¿me perdonaría por irme?», fue mi culpa, al fin y al cabo.

—Y hacer tus tareas... —Comentó la primera albina.

—... Estudiar para los exámenes...

—... Practicar los hechizos...

—¡También puedes probar distraerte un poco! ¿qué tal juegos de sudoku o una sopa de letras? —interrumpió Javier ante las responsabilidades.

—Eva tiene varios periódicos —su hermana le piso el pie molesta por aquellas palabras— ¡Eva!

—¡Zoé!

De allí simplemente se miraron a los ojos, deteniendo así la marcha. En la guerra de miradas sin expresión alguna, Javier tomó mi mano y me sacó de ese lugar.

—No quiero que se lleven tu alma en medio de su discusión —volteamos por un momento y seguían igual, algunos de sus cabellos se movían por el viento, si no fuese por ese hecho, de seguro pensarías que son estatuas—. Es lo que faltaría.

Cuéntame más de tu plan.

—Ya vais a ver. Primero deberías descansar...

¡Spellmans! ¿qué hay de nuevo? —Una persona random nos saludo de lejos y le dedicamos un movimiento de manos amistoso.

—... debes hacer las pases con Albus mientras puedas, estuvo muy mal...

—¡Si, ya lo sé! No tienes porque recordarme. Solo necesito dormir.

(Sigo insistiendo hoy en día que esa semana me porte como una estupida)~

Apresuré el paso hasta el interior del castillo donde los susurros aumentaban. Molesta cerré los ojos debido al cansancio y caminé más lento. Los susurros disminuyeron cual señal de radio.

Había encontrado un canal.

—"Desde hace días he sentido una presencia obscura, señora".

—"Si no puede con su trabajo, profesor Crull..."

—"Si puedo, lo sabe bien".

—"Es mi última advertencia".

El sonido cambio nuevamente a borroso, para luego enfocarse de nuevo en alguna parte.

—"... no creo en las coincidencias".

—"En realidad si tiene sentido".

Ambas voces se hacían conocidas, pero al ocurrir tanto sonido al mismo tiempo parecían levemente distorsionadas.

—"Potter ¿Por qué lloras? Pareces una nenita de mamá".

—"No es tu asunto, Natalia".

—"Escúchame, no se quien le pateo el trasero a tus sentimientos. Pero yo si le pateare su real trasero".

Se escuchó una leve risa antes de que prosiguiera la charla— "No te preocupes, ya lo solucionaré por mi cuenta".

—"Avísame, y seré tu segundo".

—¡Cuidado! —un golpe me hizo salir de mis pensamientos. Alguien había tomado mi muñeca y en respuesta abrí los ojos.

—¿Q-que?

Frente a mi se hallaba uno de esos ventanales sin vidrio que alguna vez describí.

—¡¿Estas loca?! ¿eres sonámbula o algo así?

Mi piel se erizo al distinguir la voz que me hablaba, la fría brisa dejo de pasar por mi cara cuando me giré con bastante impresión en mi rostro.

—¿Albert?

—Si. No creas que me agradas... —me soltó amablemente, a diferencia de lo que esperaba en un principio— solo no quiero una colonia de indios con lanzas atacando el castillo porque una de su manada murió en nuestras manos.

Junté mis labios en una fina línea y los fruncí levemente, asentí sutilmente con la cabeza varías veces y le quite la vista de encima al muchacho. Segundo después suspire y lo mire nuevamente— Creo que... deberías chingar tu madre.

Albert me miro completamente confundido y con algo de recelo— No se que dijiste... pero me haré un hechizo de protección por si acaso. Espero que hayan sido las gracias.

Tal cual, dió media vuelta y se dispuso a irse por uno de los pasillos. No le presté mucha atención, en su lugar dirigí mi vista hasta el lindo agujero en la pared, un ligero vértigo se apoderó de mi cuando miré hasta abajo... una caída bastante larga. Lo más probable es que hubiese quedado invalida.

Apoyé una de mis manos en el marco y alguien gritó un fuerte "¡Boo!" En mi oído. Por inercia salté en mi lugar apretando mi agarre, giré violentamente y di un puñetazo al aire recibiendo una corriente que recorrió todo el dorso de mi mano.

—¡Cuidado! ¡me podrías mandar directo a la enfermería! —enfocando mi vista divisé a uno de los fantasmas del castillo. Pero no cualquier fantasma... Fred Weasley. Bufé debido al susto.

—Me asustaste cara de albóndiga ¿Te volsite loco?

Entendí hasta el "me asústate" no es correcto burlarse de los muertos...

Giré sin importarme nada y a zancadas caminaba hasta la torre de Gryffindor— ¡Pues me importa una oblea!

—¿Que es una "obliah"? ¿es algo que se come? ¿O es más como una mala palabra? ¡Ay! Que groseros son los jóvenes de hoy...

Fruncí el ceño y apresuré el paso, sin embargo el fantasma seguía detrás de la casa seguía detrás de mi, como un pollito.

—... ¿por que estás enojada? ¿te dejó tu novio?

—¡No!

—¡Ja! Te hice hablar, ahora me debes respuestas.

—Yo nunca aposté nada —me detuve a mirarle.

—¡Claro que si! —Flotó hasta estar completamente frente a mi—  Mientras me hacías la vista gorda te dije: "Hagamos una apuesta, si te hago hablar entonces responderás a mis preguntas" Pero me ignoraste. Así que luego dije: "Si no dices nada entonces es un si" ¡Y en efecto no dijiste ni una sola palabra!

—¡No es Justo! Eres un tramposo — me crucé de brazos molesta y tomé asiento en el mismo lugar donde anteriormente estaba de pie— ¿Qué quieres? Para que me dejes en paz.

—Saber porque tiene cara de perro rabioso.

—¡Aagh! —me quejé haciendo una mueca y torciendo mi espalda, dejando que la cólera me invadiera una vez más, luego de eso comencé a reírme... tal vez me estuviese riendo de lo que acababa de hacer o simplemente fue una risa sarcástica, pero la verdad es que me la vacilé.

—Oye... he visto muchas cosas pero esto es extraño...

—¡Bien! Me peleé con mi amigo. Y no se como remediarlo... es que la cosa se puso intensa y nos soltamos unos trapitos lo cual es grave porque fue en serio... —mientras le explicaba al fantasma lo que había ocurrido con Albus el solo se dedicó a asentir y a hacer pequeñas notas como "si, claro" "eso estuvo mal" "¡por las barbas de Merlin!"

Llevó las palmas de sus manos en sus mejillas, apoyándose los codos en sus rodillas mientras terminaba de hablar, luego se quedó en esa posición unos segundos más, miró al frente y se levantó... comenzando a flotar y tomar otro rumbo.

—¡Hey! ¿A donde crees que vas? Pensé que...

—¿Quieres mi sabio consejo? —me interrumpió y alzó un tanto sus fantasmales cejas.

—Si, si.

—Todo en esta vida tiene un precio... pero como has pasado suficientes desgracias por un tiempo, te lo dejaré gratis por esta vez —sonrió y se acercó a mi—, te lo diré una sola vez... así que acércate —me moví unos centímetros— . Un poco, más ¡vamos, soy un fantasma! no es como si pudiese morder o algo por el estilo.

Con recelo me acerqué otro paso, Fred entrecerró los ojos y sonrió, se acercó a mi oído y susurró—"Empujale al lago negro..."

—¡No haré eso!

—¡Sshhht! Déjame terminar de hablar, respeta a tus muertos —quiso darme un lepe pero sólo atravesó mi cabeza dejándome una sensación fría, que recorrió mi cuerpo en forma de escalofrío... como si una de las brisas de Otoño pasaran sin aviso— "Empujale al lago negro y luego le lanzarás un embrujo".

Le mire incrédula, eso sonó más a algo que "haría" en lugar de algo que "debería hacer" ¡no puedo hacerle eso! Es uno de los pocos amigos que vale la pena y ya las cosas están mal.

—Bueno, tómalo o déjalo. Luego me cuentas qué tal ¡ahora! Debo ir a convencer a algunos niños de hacer cosas malas...

Tal vez Fred Weasley no fuese el fantasma más responsable... pero cumplía una buena parte de su trabajo.

Frustrada iba a patear el suelo, pero me contuve, a ese paso gastaría toda la suela de mis zapatos antes de Navidad (que era una de las pocas fechas donde podía convencer a mis padres de que me comprasen cosas), giré sobre mis talones y proseguí mi camino hasta la torre.

El frió comenzaba a humedecer algunas de las paredes del castillo que estuvieran más expuestas. Si sobrevivía hasta diciembre, entonces, viviría mi primer invierno. No lo había pensado hasta ese momento de cólera, quería olvidar todo por un momento y quemar un algodón ¿por que? No tenía ni idea... ¿cómo se verá un algodón quemándose?

Tras esos pensamientos cambiantes, en breves momentos llegue al cuadro.

—Contraseña.

Abrí la boca para decir la contraseña pero inmediatamente la cerré, la volví a abrir y seguidamente la cerré ¿la olvidé? ¡¿Cómo podría haber olvidado algo tan simple?! — Aah... No... no se.

Perpleja mire el dibujo de aquella mujer quien me miró de pies a cabeza— Sin contraseña no hay sala, lo siento querida...

— Se que era algo que tenía que ver con... "culo" ¡Ah no, espérate que eso no era! Era... como un hechizo ¿pero cual? —cerré los ojos con fuerza y la señorita del cuadro volvió a hablar.

—Como decía —Sonó su garganta—. Tendrás que esperar a...

—¡Mungus! No, no, no, ya va, aguanta un poco ¡Locu! ¡Ocus! Pocus, Lupus... ¡Santísima Virgen! —Si me tardaba más y llegaba algún profesor o prefecto...

—Oculus.

Una voz detrás de mi llego para auxiliarme, giré sobre mis talones y me encontré a otra niña de primer año, quien me sonrió amable— Anda, pasa tu primero.

—¡Ay! Muchísimas gracias —sin conocerla me lancé a abrazarla, noté como se tensó ante el contacto físico, sin embargo se dedicó a darme unas palmaditas en la espalda.

—Si... está bien pero...

—Claro, claro —la tomé de la muñeca por sobre la tela y la introduje a la sala común— ¿Cómo te llamas? ¿nos hemos visto antes? Claro, estamos en la misma casa...

Soltó una risita amable y negó— Me... me llamo... —Dejó sus palabras en el aire y llevó un dedo a su mentón — bueno, mis amigos me dicen —animada trató de seguir pero se detuvo por un otro momento dejando suspenso en el aire, emocionada me quedé mirando a la peli-marrón quien movió frenéticamente sus ojos por un fugaz momento—... suelen llamarme Manga.

—¿Manga? Es un apodo bastante curioso ¿a que viene? Si puedo preguntar, claro ¿es en español?

—Mi madre creyó que iría con mi historia, viene del Latín.

—¡Genial! Debo presentarte a mis amigas...

—¡No! —interrumpió bruscamente haciendo que me detuviese en seco y la mirase— Es que tengo clases.

—MEEEEWWWW.

Un grito particular se escucho detrás de nosotras, giré dando un salto encontrándome a la escalera y al pequeño Lucifer gruñendo sobre uno de sus escalones horriblemente alfombrados— ¡¿Qué te pasa?! —el gato se encorvó y su cola se erizó, dejando una imagen realmente perturbadora.

Cuando volví a voltearme mi nueva conocida había desaparecido, sin dejar rastros, en esos fugaces segundos pareciera como si nunca hubiese estado ahí.

Lucifer adelantó sus pasos (aún encorvado) hacia donde había estado la castaña, olfateó el lugar y volvió a gruñir, sin embargo para entonces ya estaba más calmado.

Me acerqué al animal tratando de acariciarle, en lugar de que se tranquilizara levantó una de sus patas delanteras y con sus garras afiladas arañó el lugar donde yacía la venda.

—¡AAAAAHH!— grité y corrí bruscamente escaleras arriba, la adrenalina se hizo presente cuando mi corazón comenzó a bombear más rápidamente y la sangre comenzaba a enrojecer mi cara, por un momento giré para ver donde se encontraba el gato, en ese momento sentí el verdadero terror. Lucifer haciendo honor a su nombre infundió un terrible horror casi congelante en mi, encorvado con las patas un tanto separadas se encontraba corriendo a una distancia peligrosa de mi cuerpo.

—¡MEEEEWWWW! —¿alguna vez has escuchado un gato gritando como un bebé o como si fuese la misma llorona? Pues así fue su grito cuando sus ojos se conectaron con los míos.

—¡AAAAAAAAGGGGGHHH! —inmediatamente busqué la varita de entre mis bolsillos— FUERA SATANAS ¡TE REPRENDO!... —empujé la puerta de la habitación y saqué aquel pedazo de madera, ingrese a la habitación y como bailarina de ballet di un increíble (asombroso) giro sobre mis pies y apunte la varita hacia la puerta.

De un salto el gato ingresó a la habitación completamente poseido, dio otro gran salto satanico en dirección a mi cuerpo— ¡Petrificus totalus!

El gato se congeló en el aire, y antes de que se pegase en el suelo lo atrapamos en el vuelo. Ahí te estarás preguntando ¿atrapamos quienes? Albus Potter se encontraba frente a mi. ¿cómo subió? Eso es una respuesta interesante.

Más tarde, en la misma habitación Natalia contó cómo se habían colado en la sala común, bajo la capa invisible habían pasado por los pasillos hasta el cuadro de la señora gorda, aguardaron pacientemente (según Natalia, durante unas desagradables 2 horas llenas de miseria) hasta que un alumno dijo la contraseña y entró, se colaron y se encontraron al segundo problema. "Las malditas escaleras" al final Natalia tuvo que cargar a Albus en su espalda hasta que entraron en la habitación. Muy quietos en una esquina, hasta que escucharon los gritos.

—... y el muy estupido salió, arruinando todo nuestro elaborado plan para ayudarte, antes de que pudiésemos salir entraste con Lucifer pisándote los talones, no sabía que podías correr tan rápido con esas piernas, Spellman.

Terminé de escuchar el relato de piernas cruzadas en el suelo junto a mis compañeros, la incomodidad estaba un tanto camuflada en el ambiente, gracias a que Natalia absorbía toda la tensión.

—Sin embargo eso no explica porque hicieron todo ese viaje —Eva dijo una elaborada oración por sí misma, dejando que una oleada de frío recorriera mi espalda.

—Sabía que Camila era muy orgullosa para disculparse hacia Albus. Entonces lo arrastre hasta este horrendo e iluminado lugar para que hablasen, solucionarán sus problemas y me dejen comer tranquila —finalizó lanzando un sonido de frustración y colocando los ojos en blanco.

—Yo... Camila, hice mal en hablarte así....

—No te eches la culpa, fue... fue... bueno —Tragué grueso y cerré mis ojos por un momento dejando que la calma, por un momento, corriera en mi—. Fue mi culpa, yo exploté en el peor momento y me descargué contigo ¡cosa que no debí hacer!

—Si, tienes razón.

—¿Perdón?

—Es verdad, explotaste, como...

—Si pusieses a un hámster de cabeza —Nott se cruzó de brazos y Zoé le dedicó una mala mirada.

—...No exactamente —Albus dejó de observarla para mirarme—. Pero entendemos el concepto...

—¿En serio nunca han dejado a un hámster de cabeza?

—Eso es horrible, Natalia —Zoé la miro con asco, otra de las pocas expresiones que había visto en el extraño par.

—Entonces... ¿compañeros?

—De situaciones extrañas, si —le extendí mi mano y el la tomó gustoso.


No entiendo porque los adultos se tardan tanto en disculparse, resulta tan simple.

/\

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro