21. Fiesta de gatos
¿Les había comentado que las duchas eran compartidas? Era algo perturbador, la vez pasada se me había caído el jabón... fue una gran oportunidad para practicar el encantamiento "accio".
—... Y días después me llego mi carta, (¡claro que sabía que era un Mago!) me sentí feliz... —en la sala común, James se encontraba sentado en el sofá frente a la chimenea contándole a todos sus anécdotas de vida ¡Por Dios! Yo estaba en una mesa tratando de enfocarme en el tema "mantenimiento para su escoba ¿Porqué encerar y pulir en diferentes direcciones?" Si, lo admito, estaba interesante ¡pero más interesante estaba el brollo!
Me hubiese gustado ir a estudiar en la habitación, pero si entraba ahí tendría que sentarme en la cama y lo más probable es que me quedase dormida, la otra opción segura era la biblioteca ¡Y vaya que no quería entrar ahí!
—¡Spellman! —levanté la vista cansada del libro para dirigirla hacia aquel lugar— ¿Por qué no nos cuentas como es del otro lado? —comentó una niña de dos colitas.
—Amm... —entonces me encogí de hombros con una sonrisa— Es que aún no he muerto —algunas risitas se escucharon.
—¡Oh, vamos! ¿en que parte te criaste?
Entonces me pareció curioso, coloqué un marca-paginas (con Proverbios 5:10 y dibujitos de gatitos) y giré la silla para hablarles— Bueno, en realidad me crié en varios lugares —Los ojos curiosos miraban desde todas partes—. Por alguna razón a mi madre le encantaba mudarse, así que distintas etapas las viví en distintos lugares y cada uno me enseñó distintas cosas: Peru, Chile, Argentina, Venezuela, Colombia y Mexico... fue el último lugar donde viví.
—¿Por qué mudarse tanto?
—No tengo idea la verdad, mi madre... —para ese momento una sonrisa tímida se asomó en mi rostro, concentré mis ojos en el brillo del aquel fuego danzante que producía la leña, tragué un poco tratando de eliminar ese nudo caliente que se formaba en mi garganta—... ella siempre parecía buscar algo, pero jamás supe el que.
—¡Vaya! ¿Y qué hacen durante el invierno?
—Viajamos a un lugar donde no nieve, a mi mami no le gusta... ¿alguien tiene hambre? —pregunté ya lo ultimo para que aquel calor que comenzó a acumularse en mis ojos no produjera ningún efecto de debilidad.
—Nosotras si —las hermanas bajaron las escaleras de forma elegante, ningún sonido se producía bajo sus pisadas, Lucifer bajo de la mesa (que estaba conmigo) y se dirigió hasta la habitación, al llegar junto a mi me tomaron como una a la otra entrecruzando los brazos, nos dirigimos hasta la salida bajo la atenta mirada de todos en la sala común.
—Gracias por salvarme —les regalé una sonrisa.
—No hay de que, hoy habrá pie de limón ¡amamos el pie de Limón!
—Eva —regañó su hermana.
—No importa, en realidad esta bueno saber eso ¿alguna vez probaron la... la... ? —en realidad no tenía idea de cómo se decía en inglés... es más no sabía cómo se decía nada ¡solo lo hablaba y ya!— La torta de tres leches...
—No, no la hemos probado —saltaron un escalón (escalón trampa).
—¡Mi abuela hace la mejor! Algún día la podrían probar, cocinaba junto a ella —Otro salto—, así que aprendí la receta, mi papá dice que saqué su don para la comida.
Al terminar de bajar las minuciosas escaleras, una risita en el pasillo se hizo presente, las tres giramos buscando el origen de aquella risa tan extraña— ¡Boo!
Admito que salte en mi lugar, pero las gemelas se quedaron estáticas— Pevees —señalaron mis compañeras hacia el frente, justo donde había aparecido el duende—. Criatura molesta —acusaron ambas.
Aquel duende reía y reía— ¡¿Vieron su cara?! —volvía a reír, yo le miré con el ceño fruncido, ese duende necesitaba su retiro con urgencia.
Rodeamos al duende que yacía retorciéndose de risa en el suelo y seguimos nuestro camino.
—Al fin llegan ¡Deben ver esto! —nos arrastraron hasta adentro de aquel gran lugar donde olía a estupendas delicias que aguardaban a estar dentro de mi estómago. Nos llevó hasta los medidores, donde claramente se veía a Hufflepuff con más puntos que el resto de las casas— ¿Como te quedó el ojo?
—¡Eso es imposible! hasta ayer Gryffindor iba empatado con Ravenclaw, aquí hubo tramoya —me quejé desde mi lugar.
—Pues... —Javier pasó su brazo sobre mis hombros— no mames, somos los mejores, no hay explicación.
Gruñí y me aparte de él, me senté en la mesa (de mi casa), tomé la rebanada mas grande de pie de Limón y la comencé a comer sin temor a un mañana.
—Eso no se ve muy sano ¿por qué no mejor pruebas las bolas de chocolate también? —comentó el fantasma de la casa Gryffindor ¿Nick casi decapitado? No, el dejo de ser el fantasma luego de la batalla en Hogwarts, puesto que perdió la cabeza (literalmente) así que se unió al club de decapitados, en su lugar alguien se ofreció para el puesto y fue totalmente bienvenido...
—¡Hola tío!
—¡Ah! Pero si es mi sobrino favorito ¡Mi tocayo! —Festejó el fantasma de Fred Weasley, recibiendo malas miradas de varias cabezas pelirrojas (y unas pocas de otros colores).
—Se parece mucho a mi tío George —comentó Albus Potter tomando asiento a mi lado.
—¿No eran gemelos? —respondí de mala gana sin mirarle (hoy en día me arrepiento de haberlo hecho).
—¿Sucedió algo? —preguntó tratando de entablar contacto visual, pero y solo lo mire de reojo.
—Pues si, ¿cómo ves? Me pique, soy mala perdedora... —antes de continuar quejándome un comentario de Fred Weasley (ahora fantasma) hizo resonar un poco la mesa.
—¡Bueno, amigo! Este será tu último año como bateador, debes irte como un campeón ¿cuando comenzará la temporada?
—El primer partido será Ravenclaw contra Hufflepuff, el 13 de Octubre.
—¿Que no cae viernes? —preguntó una morena.
—Que día tan terrible para un partido —comenté haciendo que todos voltearan a verme (buscando una explicación) me removí incómoda y dejé en tenedor en el plato—. De donde vengo "viernes 13" es un día de "mala suerte" —comente haciendo comillas con los dedos—. En lo personal nunca me ha pasado nada malo ese día, pero ¡hey! Yo soy la que tiene un gato negro que le pasa todos los días al frente.
—Lo sabemos —le mire incrédula a la chica que me contestó—. Sabemos que viernes 13 es de mala suerte.
—¡¿Entonces por qué me miran así?!
—Porque tu comentario fue irrelevante —comentó James chocando puños y soltando risitas con sus amigos.
—¡Tu cara es irrelevante! —me miró sorprendido y Albus (junto con otros) rieron por lo dicho ¡Bueno estaba de mal humor! ¿qué esperaban? ¿que lanzara flores por la boca?
Antes de que James o alguien pudiese decir algo más, un prefecto nos invitó a retirarnos "por favor" por no decir que nos echó antes de que nosotros empeoráramos las cosas ahí.
Iba lanzando fuego por los ojos y dando zancadas ¡Es que ya ni se puede cenar tranquilo!
—Nos echaron, por la latina enfadosa —me acusó James con sus amiguitos. Iba haciendo caso omiso a sus palabras, el sabía que lo estaba escuchando y solo buscaba provocarme ¡conozco ese ganado!
—No le prestes atención... —murmuró Albus— De todas formas casi siempre lo sacan del gran comedor.
—Y pensar que no se dejó hacer una pequeña broma, convivir con los de su clase era más fácil cuando andaban con taparrabos y trepaban árboles... —comentó otra voz que no había escuchado.
—Albert, eso no tiene gracia... —trató de pararle el mismo James.
—... Porque solo hacían lo que les decías.
Sin mas, me di vuelta para verle de frente, el muchacho no pudo terminar de sacar su varita cuando ya le había dado un golpe tan fuerte en la cara que lo hizo retroceder y quejarse—¡Mi nariz! ¡maldita sea, la salvaje me rompió la nariz!
—"¡Mi niriiiiiz! ¡Milditi siiiíí!" ¡Así suenas, rata de dos patas! —antes de que pudiese seguir insultándole o agredirle de otra manera, Albus y las gemelas me sujetaron y trataban de tapar mi boca con sus manos.
—Demonios ¿cómo es posible que tenga tanta fuerza?... ¡Ay!—Se quejó Albus mientras yo pataleaba.
—¡Déjenme darle sus pataditas!
"Albert (la rata)" fue revisado por sus amiguitas.
—¡No la suelten! —el muchacho se sacudió las manos preocupadas de sus compañeros y me miro con ojos de furia mientras sujetaba su nariz ensangrentada.
Las gemelas me tomaron una por los hombros y la otra por los pies, así levantándome un poco del suelo pasa sacarme del pasillo, lo ultimo que pude escuchar fue a Albus disculparse.
—Es que... es de carácter fuerte.
Sin mas, me rendí y me digne a subir las escaleras— Es que si lo veo, lo reviento —Albus se había ido por el otro lado debido a que su sala común quedaba en las mazmorras, las gemelas se ocuparon de que llegase hasta la cama.
Lucifer hizo acto de presencia mordiéndome el dedito— Miau.
—¿Tu que me ves? —el gato enojado gruñó y me clavó bien esos pequeños dientes que se sentían como pequeñas agujas perforarme la piel para hacer un lindo bordado— ¡Ay! —saqué el dedo y me lo llevé a la boca—Imbecil ¿crees que es gracioso?
El gato bajo con gracia hasta su tazón de comida, dispuesto a degustar de esa cosa extraña que le obligaba a consumir.
—Yo le hubiese lanzado un embrujo en tu lugar —comentó Zoé acostándose en una parte de mi cama, la otra hermana imitó su acción para terminar de invadir mi territorio. Entre las dos se miraron por un momento y soltaron una risita (ese tipo de cosas, hasta hoy en día me siguen perturbando).
—Porque te criaste con cosas mágicas... —me acosté finalmente en medio de ambas— De todas formas, no me arrepiento... y si hubiese esperado a tener un duelo mágico de seguro habría perdido —«O mejor si me hubiese lanzado un hechizo», «tal vez si le hubiese dicho otra cosa» ¡Demonios, pude haberlo insultado mejor! (detalles que ocurren luego de un enfrentamiento) comencé a relajar mis manos que yacían en puños, para así soltar un suspiro y tratar de que aquel calor en mi cuello disminuyera.
—Descansa —cada una me dio un beso en una mejilla y se fue a poner el pijama. Yo quede con la boca entreabierta ¡eso si que había sido extraño!
& • &
A la mañana siguiente, si no hubiese sido por Lucifer tal vez no me hubiese despertado... y hubiese cruzado la reja de bronce.
—¡MEEEWWW! —traté de tapar mis oídos con la almohada, pero era un sonido que simplemente no pasaba desapercibido, los gatos gritaban histéricamente en lo que parecía ser una batalla de maullidos espantosos en el techo.
—Camila, calla a tu gato.
—Ya me gustaría a mi ¡Pero no cierra la...! —Un grito gatuno diferente se escuchó.
Al parecer todos los gatos de Hogwarts se habían puesto de acuerdo en hacer una convención, donde el evento principal era "quien dejaba dormir menos a sus dueños" al ver el reloj que yacía en la mesita hizo que quisiera llorar, marcaba las 3:00 am.
Cuando parecía haber un poco de silencio y que la situación se había acabado, cuando estuve dispuesta a quitarme la almohada... todos esos sucios gatos gritaron al mismo tiempo ¡definitivamente no creo que estén ensayando para una coral!
—¡Maldicion! —gritó una de las gemelas, la verdad me sorprendió escucharla maldecir, tomó su varita y comenzó a murmurar unas cosas, poco a poco el ruido de los gatos se escuchaba menos y menos, hasta que simplemente no se escuchaba nada. La niña de cabellos plateados respiró fuertemente, dejó la varita a un lado y se lanzó de nuevo a dormir, tal vez refunfuñando algunas cosas, no la culpaba, la verdad sentía que yo tenía la culpa... Lucifer de seguro había ido a esa convención y debía ser parte del ruido.
Solté un poco de aire y giré para volver a dormir, por primera vez en varios días no sentí los pequeños susurros, lo cual me inquietó un poco al principio... sin embargo quise asociarlo al hechizo silenciador.
Al amanecer Lucifer se encontraba en la habitación, durmiendo plácidamente como si nada hubiese pasado, ambas gemelas se levantaron para llegar al desayuno... me había quedado un rato más dormida... si, unos minutos más, hasta que mi estómago dijo "levántate, arriba, aliméntame".
Al llegar a las duchas sólo habían unas cuantas chicas, en realidad estaba casi vacío, pero como siempre, habían unos cuantos murmullos.
—¡Hola! —Saludé alegre al grupo de chicas, quienes solo me vieron y volvieron a lo suyo— Okey... —murmuré entre dientes entrando a una de las duchas más alejadas, al abrir la llave instintivamente mire mi mano, la cual no tenía ninguna marca de evidencia por lo ocurrido la noche anterior, sonreí por un momento mientras sentía el agua caer, haciendo que el resto de los sonidos fueran insignificantes, o eso creí... entre los pequeños susurros se abrió paso a unos un poco más fuertes, en cuestión de segundos logré escuchar claro, como si se tratase de una frecuencia de radio.
—Fue ella, la chica Spellman —entreabrí mi boca por la sorpresa.
—¿Ella? Pero si no mataría ni a una mosca... —comentó la otra voz diferente.
—¡Tal vez eso es lo que quiere que creamos! —la tercera gritó en un susurro.
—¿Pero porqué romperle la nariz?
—No lo sé, dicen que él se lo busco —murmuro una de ellas—, sin embargo, ahora la atención volvió a estar sobre la extranjera—automáticamente me señalé a mi misma con una mueca.
Hubiese querido escuchar más pero otros pequeños susurros taparon esa conversación ¡rayos!, cuando comenzaban a ser útiles.
Terminé de bañarme y asomé la cabeza por la cortina, no había nadie ¡excelente!, me vestí lo más rápido que pude (asegurándome de quedar decente) y salí de aquel lugar.
—Lindos zapatos, Spellman —halagaron parte de mi atuendo de camino al desayuno, la verdad no entendí la razón ¡pero que cosa! Solo eran zapatos con agujetas.
Al pasar por la puerta con un libro sujeto a mi mano, me vi forzada a aferrarme aun más a él, por un momento me sentí diminuta, aun así reuní valor, era mi momento (quítate tu que llegó la caballota...) y emprendí la marcha hacia donde estaban las gemelas, (... la perra, la diva, la potra...) sentándome frente a ellas.
—¿Por qué todos me miran? —les susurré dejando aquel libro sobre la mesa.
—Golpeaste a Thompson, Alfred Thompson.
—Pero apenas fue ayer en la noche...
—Y naturalmente todos lo saben —respondió la otra gemela— ¿Quieres cereal? —Asentí aún sin dejar de verla, vaya que los rumores corrían rápido.
—Hola, chica matona —Javier llegó a mi lado atacándole con el Bullying— ¿Sabes? Si hubiese un periódico escolar, de seguro estarías en la portada —hice un pequeño puchero y jugué con mi cereal—. Es mi culpa...
—No, en serio no, es la de él —señalé con la cabeza al muchacho que tenía una venda en su nariz—. Me busco y me encontró.
—Pero... el código de hermanos dice que debí estar ahí para ti —recostó su cabeza en mi hombro— ¿Qué puedo hacer por ti?
—Perder puntos para tu casa —entonces me miro mal— ¡Bien!... intenta que tu equipo pierda el partido y luego hablaremos.
—Camila, no seas así —gruñó cruzándose de brazos y una pequeña risa se apoderó de mi.
—Solo trata de aparecer para la próxima —le abrace, y el muy gustoso me correspondió—. Y lo sostienes para que yo lo golpee.
—Trato —al terminar su comida se dispuso a esperarme. Al poco tiempo Albus llegó a su lado para hablar, personas de otras mesas también se acercaron a sus amigos (y de nuestra mesa se fueron a otras) yo me concentraba en mi cereal y en algunas palabras.
—Las pruebas de Slytherin serán la próxima semana...
—... Entonces, de la nada, ella me golpeó...
—... De tantos lugares ¿Fueron al baño?...
—... El club de encantamientos ya comenzó sus actividades...
—Spellman ¿podrías pasarme la sal? —me tuve que levantar un poco para pasarle la sal a mi amigo desconocido que se encontraba un poco más allá— gracias —le regalé una sonrisa y le compartí un "de nada", por un momento todo iba bien, hasta que le escuche— ¿Vieron?, no me golpeó ¡hasta me sonrió!
Junté mis labios en una fina línea, o así fue hasta que tome un buen bocado de cereal para ahogar las penas ¿no se le puede poner más azúcar a esto? Necesitaré bastante energía si pienso continuar mi día.
& • &
—Arranca —le dije a un chico en la biblioteca, al hablarle en español no me comprendió, pero por la cara y la seña que le hice lo entendió todo, soltó mi libreta y dejó libre mi asiento, el cobarde se fue corriendo hacia otro lado ¿cuál es la manía de meterse donde no los llaman? Este lugar me estaba cambiando para peor... el asunto es que lo sabía... pero debía adaptarme, sobrevivir y vencer.
Ese era el plan ¡apégate al plan!
Pero era más fácil decirlo que hacerlo, especialmente luego de haber traído una bruja desterrada y llena de rencor al colegio.
¡Buscando día tras día y nada! Pero eran demasiados libros, las únicas que podrían saber de esto eran las gemelas, aunque eso implicara explicarles el hecho de que les mentí en un principio, no quería chocarme con sus miradas que inspiraban terror ¡prefería morir a manos de esa bruja que de aquel par!
—... Spellman... —un susurró frío se escuchó a mis espaldas, un escalofrío se comenzó a partir de mis pies, subía y subía como una corriente de aire que simplemente no puedes evitar, en segundos cruzo mi espalda haciéndome temblar. Aquella voz fría y antigua solo me hizo querer llorar—... pequeña Pandora... —aquella voz se escuchaba cada vez más cerca, una sensación terrible de apoderó de mi. Como si estuviese frente al sol con los ojos cerrados y una persona se posara delante de mi, así, sentí la presencia de aquella cosa extraña.
—Fuera, Satanas —murmuré, pero aquella cosa parecía moverse cada vez más cerca de mi—. Cruz, cruz, que se vaya el diablo y venga Jesus —una mano fría tocó mi hombro— ¡Te reprendo!
—¿Camila?—Voltee y se encontraba la chica de Slytherin, aquella Natalia Nott... que en una oportunidad me perdonó la vida.
—¡Shhh! —acusó la bibliotecaria que pasaba por ahí.
Antes de que la chica pudiese preguntar o decir algo salte para abrazarle— Oye ¿pero que..? —comenzó a quejarse en un susurro, sin embargo mis pequeños sorbos de nariz la callaron— Oh... —dudando un poco levantó sus brazos y comenzó a palmear mi espalda con amor, comprensión y ternura—. Ya, ya, no llores... pareces estupida.
Aunque Natalia Nott mirase para todas direcciones asegurándose de que nadie las viera, Camila agradecía no estar sola, aquella sensación de frío había desaparecido casi tan rápido como en el momento que comenzó, aquel instante marcó la vida de ambas niñas.
Natalia prometió no decirle a nadie que vio a Camila llorando en la biblioteca.
Y Camila prometió que jamás ¡de los jamases! Diría que Natalia le abrazó para consolarla.
Ambas habían experimentado cosas nuevas aquel día. Una descubrió lo que era el verdadero terror y la otra llego a sentir aquel cariño que nunca le habían dado, a pesar de venir de una extraña.
Algunas veces se crean lazos con personas que llevan poco tiempo de haberse conocido, incluso, esas personas pueden establecer en ese corto lapso de tiempo una confianza más solida que en las relaciones que hayan podido tener anteriormente (y que tienen más tiempo existiendo).
Ese fue el caso de Camila Spellman y Natalia Nott. Dos extrañas que se saludan como viejas amigas desde aquel día.
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Hola soy yo ¿Ya le dieron comida a sus mascotas? ¿Bebieron agua? 3300
palabras ¿Y por qué 3300? POR QUÉ SOMOS MÁS DE 3K
Y YO PENSANDO QUE LE ESCRIBÍA AL AIREEE AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Yo sé que dirán "tampoco es tanto" ¡Pero para mi si! ¡VIVA EL AMOR!
¡Hagan el amor y no la guerra amiguitoooos, aaaaaaaaaaaazuuuucaaa!
COMENTEN, VOTEN, COMPARTAN, díganme qué tal la historia y qué tal sus vidas. Tell me!
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No se guarden la varita en el bolsillo trasero jajajja asies.
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