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18. Hogwarts

Al final, el día en el callejón Diagon no termino tan mal, Albus gastó un par de bromas, mi padre y yo llegamos a un acuerdo por mi silencio y Javier consiguió más cupones.

Pasaron otros días en los cuales no sucedió nada relevante, más que pasear y lechuzas siguiéndome, algunas veces Fer las espantaba, aunque el frío que hacía no era de su agrado, así que se la pasaba más tiempo adentro que afuera.

Mi madrastra recibía constantemente cartas del ministerio, y aveces se veía con esa señora del desayuno.

Pero en fin, nada relevante ¡lo relevante sucede ahora!

—¡¿Dónde está mi interior de Spiderman?!

—¿Alguien ha visto mi cepillo de dientes? —entonces Fer se acercó a mi con el artefacto en su boquita—. Gracias.

—¡Dios mío, rápido, vamos a perder el tren!

—¡Mi ropa interior!

Mientras todos corrían de un lado para otro, yo estaba tranquila sentaba sobre mi baúl, debido a que preparé el equipaje la noche anterior.

Escuchamos el cerrojo abrirse, entonces, como si todos hubiesen adquirido súper velocidad, Javier ya estaba acostado sobre su baúl tratando de cerrarlo (de vez en cuando daba pequeños saltos), mi hermana estaba amarrando su trenza y el menor ayudando a Javier.

—Hola —apareció mi padre con una sonrisa—. Vamos tarde —entonces su amable sonrisa se borró, lentamente sus cejas se comenzaron a fruncir y sus ojos a desprender un sentimiento profundo mejor conocido como "ira"—. Muévanse —chasqueó los dedos y todos tomamos nuestras cosas para dirigirnos a otro lado.

—Miau —el gato se subió al baúl, así no tendría que caminar mucho.

& • &

Entramos a la estación, nunca había estado en una estación de trenes (en una estación de metro si, pero son cosas diferentes) y he de decir que esta estación es hermosa, nos estábamos acercando a los aden número 9 y 10.

—¡Hey! —un brazo se apoyó en mi hombro— No me extraña encontrarte aquí —los ojos verdes me miraron divertidos.

—¡Heyyyy! —mi padre se acercó separando el brazo de Albus con una sonrisa— Quita, insecto.

—S-si señor —llevó una mano a su frente tipo "saludo militar" y se alejó hacia otro rumbo.

—Estos niños de hoy en día, son unas bestias, no te dejes engañar Camila Celeste, a su edad solo buscan una cosa.

—¿Que cosa papi?

Entonces su rostro se ensombreció y solo siguió caminando con la vista al frente.

Llegamos al dichoso muro, es más alto en persona, así que afirmé el agarre de mis manos sobre el carrito, ¿y si no pasaba?

—Eeehh... bueno, primero las damas, Camila —mi hermano me miró con una sonrisa nerviosa.

—No, no pasa nada, tú primero.

—No, tú.

—No, insisto pasa tu.

—No.

—¡Vamos, niños! —mi papá nos colocó una mano en el hombro— Se que están nerviosos, pero es algo por lo que todos pasamos —mi hermano y yo nos miramos, entonces mi padre resoplo—. Al primero que pase le doy 10 galeones.

Como si hubiese sido un disparo que da inicio a una carrera, me adelanté a mi hermano y salí corriendo en dirección al muro.

El gato chitó en protesta de pánico (como si estuviese enojado, hasta yo lo hubiese hecho de ser el... pero no soy el) y la lechuza de mi hermano ululó desesperada por poder salir de su jaula y volar lejos del peligro.

Entre más me acercaba al muro, más era la adrenalina que corría por mis venas, sentía la sangre correr, mi corazón acelerarse, las manos frías y la espalda caliente, cuando debí chocar con el muro, en lugar eso, una sensación extraña me invadió como si hubiese saltado de un lugar muy alto y luego finalmente caí al agua... por una fracción de segundo vi todo negro, pero antes de que pudiese siquiera pensar "está todo obscuro" una luz reconfortante me invadió.

Esas diferentes temperaturas que tenia en el cuerpo se disiparon y se convirtieron en una sola, ese calorcito se apoderó de mi, desde pies hasta las mejillas, apostaría 5 galeones a que incluso estaba sonrojada, me aparté del muro y salió mi hermano disparado.

Nos miramos sonrientes y emocionados ¡Vaya! ¿cuándo esperé que algo así me sucediera?

—¡El expreso con destino a Hogwarts saldrá en 4 minutos, todos a bordo!

4 minutos no era suficiente.

—Beth, tengo meses sin verte y 4 minutos no serán suficiente para... —pero ella me abrazó fuerte.

—No pasa nada, nos volveremos a ver, te lo prometo. Te amo.

—Yo también —seguido abracé a mi padre, quien depositó algo en mi bolsillo.

Antes de que las lágrimas saliesen nos despedimos (bueno digo "antes" porque si decía que vi a mi padre soltar una lagrimita se enojaría mucho conmigo).

—Hola, bienvenidos, dejen su equipaje aquí —dejé mis cosas donde me indicaron y llevé al gato en mis brazos, cabe destacar que iba muy cómodo con los mimos que estaba recibiendo de mi y de cada persona que lo veía.

Guapeton, las tienes locas —el gato ronroneó con gusto y me reí un poco.

—Bueno Camila, arriba —me despedí una vez más con la mano de mi hermana y padre, el menor estaba muy ocupado abrazando a su madre mientras lloraba.

—Si.

Subimos y habían estudiantes que caminaban de aquí a allá, de todas formas nos movimos hasta encontrar un compartimiento desocupado (si, caminamos bastante hasta encontrarlo).

—Bien, aquí estará bien —Javier se desparramó en el asiento, yo veía por la ventana a mi padre haciéndole un "en el nombre del padre, del hijo y el Espíritu Santo" con la mano de lejos al tren, no pude evitar sonreír.

—Bueno ¿qué haremos ahora? —el gato de bajó de mis brazos y se posicionó al lado, enterrando y sacando sus garras del asiento— ¡No, Lucifer, no hagas eso!

Intenté apartarlo, pero no funcionaba— Lucifer, si te ven haciendo eso, yo... —pero vi como los hilos que se habían "deshilado" se volvieron a cocer por arte de magia— Ah, si es así, entonces hazlo.

—Traje cartas, podemos jugar algo.

Antes de poder decir "Póker" la puerta se abrió dejando mostrar a un niño de cabellos platinados, que al verme abrió los ojos.

—¡Oh! Yo te conozco —sonreí de medio lado y cruzándome de brazos.

—Si, bueno puede decirse —entonces también me sonrío.

—¿Se te perdió algo en la cara de mi hermana o que? —acusó Javier con el labio fruncido.

—No, no, no, estoy buscando a un azabache de ojos verdes, mejor conocido como "Albus Potter" ¿Lo han visto?

—No. —respondió mi hermano tajante.

—No, no lo hemos visto, lo siento.

—Está bien, gracias —cerró la puerta y se fue a preguntar en otro lado.

—¿Por qué eres así? —pregunté a Javier.

—¿Pir qui iris isi?

Tome las cartas y comencé a barajarlas.

—¿No dirás nada? —acusó mi hermano.

—¿Que quieres que te diga?

—¿Me vas a decir que no te gusta?

—¿Quién no me gusta?

—El muchacho que acabó de entrar, es guapo —entonces deje de mirar las cartas y le lancé una mirada acusadora y sorprendida, Lucifer dejó de arañar y también lo miro ladeando la cabeza, la lechuza apartó su vista de mi y la dirigió a él.

—Javier ¿Acaso tu...?

—¡No! M-me refiero a que a las chicas les gusta ese tipo de chicos, no que a mi me gusten, yo... —pero mi risa lo calló— eres insufrible.

A medida que avanzaba el camino, el paisaje iba cambiando, hace rato habíamos dejado de jugar cartas y pasó la señora del carrito, compramos unas cosas y comenzamos a comer como vacas. Pero claro, todos deben tener presente lo que hace tanto dulce en mi.

Nuestra puerta fue abierta, entonces me giré para ver.

—¡Albus! Que bueno que llegas, anda, siéntate con nosotros —el invité y el muy gustoso entró y se sentó al lado de mi hermano—. Javier te presento a...

—Si, yo se quien es —dejó la rana y le dio una mano—. Javier.

—Un gusto, Albus —se tendieron la mano y entonces Javier hizo algo extraño, giró la mano y se encontró unas pequeñas marcas en sus muñecas—. Ah... yo.

—¿Juegas al Royio? —preguntó sorprendido mi hermano.

—¿Tu lo juegas?

—¡Claro que si, soy nivel 23! —dijo lo último un poco vanidoso—. No sabía que en el mundo mágico jugarán.

—¡Genial! Yo tengo unos primos muggles, así que lo descubrí por ellos —muy entusiasmados no pudieron dejar de hablar sobre aquel tema, así que al rato me les uní.

De vez en cuando llegaban personas, así conocí a unos cuantos. Cuando ya estaba por caer la noche, toco salirme del compartimiento a esperar a que se cambiaran, mientras estaba en el pasillo, vi a un grupo de chicos que me produjo un dejavú, tres chicas y un chico estaban hablando de camino a mi dirección, riendo y haciendo sus cosas, me hizo pensar en el "¿cómo estarán en casa?".

—Camila, ya puedes cambiarte —se asomo Javier con una sonrisa.

Mientras estaba terminando de ponerme los zapatos, Fer no quitaba su felina mirada de mi y movía su cola de un lado a otro.

—Fer, soy tu madre ahora, no me mires así —entonces el gato saltó y por instinto me agaché, al darme vuelta y ponerme de pie, tenia una pequeña rana en su boca, entonces antes de que yo pudiera hacer algo, se la tragó—. Lucifer ¿qué demonios?

Entonces como si fuese a botar una bola de pelo, un ojo salió en su lugar ¿bastante extraño verdad? Lo verdaderamente extraño era que aquel ojo se movía de un lado a otro como si tuviese vida, lo tomé con ayuda de una servilleta.

—¿Qué crees que sea, Fer? —entonces el gato gruño—. Si, tampoco creo que sea bueno.

El tren se detuvo y salí del compartimiento con Fer en mis brazos— Lo siento señorita, pero el gato deberá quedarse aquí, le será devuelto después del banquete.

Fer me miró con esos ojos de "por favor no" yo tampoco lo quería lejos, pero aún así tuvimos que aceptar.

Camine hasta encontrarme con mi hermano— ¿A dónde vamos?

—A donde Hagrid nos diga —susurró el en respuesta, abrí un poco la boca en señal de sorpresa, seguimos el camino un poco húmedo hasta lo que parecía ser un pequeño muelle.

—¡No más de cuatro por bote! —rápidamente Javier y yo nos abrazamos en señal de "vamos juntos".

Subimos a un bote con otras dos chicas que al parecer estaban la misma situación (solo que ellas se tomaban de las manos al subir).

—Hola —saludé, ellas estaban derechas con un brazo entrelazado, piernas cruzas y sus manos sobre sus regazos.

—Hola, Camila —dijeron al mismo tiempo con una sonrisa, abrí los ojos impresionada, Javier me miró absorto abriendo y cerrando los ojos para saber si no estaba en un sueño. Antes de que pudiésemos pedir cambio urgente de bote, se comenzaron a mover—. No temas, no pasa nada —ambas niñas pálidas e idénticas trataron de consolarnos.

—¿Leen mentes? —preguntó mi hermano.

—No, amigo —respondió una.

—Curioso ¿no lo crees? —respondió la otra con una sonrisa.

—Si, bastante —respondió mi hermano interesado en esas gemelas.

Estando sobre el lago en calma que reflejaba todo a la perfección, daba la impresión de que estuvieses navegando en el cielo nocturno, se veía ese fondo aparentemente sin fin, con pequeños puntitos de luz (las estrellas reflejadas).

Cuando parecía que la imagen no podía ser más impresionante, entre el agua se comenzaron a ver unas luces más grandes y más fuertes, cuando levante la vista para ver su procedencia, ante mis ojos apareció el gran castillo.

—Es bellísimo —dijeron ambas gemelas al mismo tiempo, ilusionadas frente a aquello.

De mi no salían palabras, quería que esa imagen se quedase siempre en mi cabeza.

Avanzamos un poco más y Hagrid nos advirtió "bajen un poco la cabeza", pasamos un pequeño techo y nos comenzamos a bajar en aquel otro muelle.

—Ven Camila, yo te ayudo —Javier me estiro su mano y la tome por cortesía.

—Gracias.

—Ah, para eso estamos los hermanos —me sonrío y caminamos con los brazos entrelazados hasta arriba.

—Neville —saludó Hagrid—. Los de primer año —Susurro el semi-gigante

—Gracias, Hagrid —susurró de vuelta—. Bueno, a acomodarse todos, muy bien... esto si, bienvenidos a Hogwarts, en unos momentos procederemos a la selección de las casas... —siguió hablando el discurso que ya tenía una idea de que era.

Estaba nerviosa, el calor en mi espalda aumentó, y un calor en mi pecho creció de sobre-manera, creía que iba a morir ¿y si me llamaban y me desmayaba? ¿y si no estaba en la lista? Javier apretó su agarre.

—Tengo miedo —le confesé.

—Yo también —dijo tratando de sonreír, el asunto es que cuando estaba nerviosa comenzaba a reírme muy fuerte ¡y no quería reírme en ese momento!

Camila serénate, solo por hoy.

—ji, ji, ji... —me reí bajito por un segundo, pero nadie lo noto, coloqué mi cabeza en el hombro de mi hermano tapando mi cara, Neville seguía hablando y yo me estaba riendo en silencio, pero cuando una persona se ríe se nota, debido al pequeño movimiento que se produce.

—...¡Y que tengan un excelente año! —Al escuchar eso me salté y se abrieron las puertas.

Ese pequeño susto hizo que la risa de esfumara (gracias a Dios) comenzaron a avanzar por el gran... ¡GRAN! Comedor. En las mesas nos veían con rostros sonrientes, detrás de mi venían chicos más grandes, como dijo papá "habrán más grandes" pero al parecer los demás estudiantes hacían caso omiso a eso.

Llegamos hasta estar frente a un banco, y sobre el reposaba un sombrero.

—Camila, hay algo que debo decirte —susurró Javier.

Pero en lugar de continuar hablando el sombrero sonó su "garganta".

Otro año más, nuevas caras han de llegar,

Un año singular, cabecillas creativas ¡habrá!

Valientes y elocuentes, listos para la ¡acción!

Ayudamos unos a otros porque así ¡somos!

Un poco traviesillos pero astutos por nuestros ¡gustos!

Singular forma de pensar, aventuras en Hogwarts tendrán. Y aunque los tenga que separar, los lazos fortificados estarán. Extranjeros o amigos, aliados o enemigos, juntos hemos de estar.

Juntos hemos de estar.

¡Soy quien escogerá! Porque soy ¡El sombrero pensante!

Todos aplaudimos por la canción, aunque no la entendí del todo pero ¿cuantas veces en tu vida has visto a un sombrero cantar?

—Camila, es importante... —susurró un poco alto Javier entre los vítores.

—Si, ya me dirás después ¿crees que entre a Slytherin? Albus está ahí y es mi amigo.

—¡Elena, Pevense! —una niña se cabello negro subió al taburete, caminando lenta pero segura.

El sombrero se movía en silencio y la niña asentía o negaba, duró unos segundo y gritó "¡Ravenclaw!"

La mesa estalló a gritos y aplausos, la niña corrió muy feliz hacia su mesa, le estrechaban la mano ¡Vaya, quiero que sea mi turno!

—Camila... nuestro apellido... —quiso continuar Javier, pero los vítores de la mesa de Hufflepuff lo interrumpieron.

—¿El que?

—¡Zoé Blair! —una de las gemelas que estaba con nosotros subió a paso al taburete, le sonrió a su hermana, quien estaba al frente observándola (me imagino que de la misma manera), al colocarle el sombrero, se tardo un rato en tomar una decisión, sin embargo, al final, Zoé saltó un poco en el taburete cuando el sombrero dijo fuerte y claro "Gryffindor". Ella corrió hacia la mesa que le lanzaba virotes, se sentó derecha y un poco siniestra, dando saludos formales y se dedicó a observar a su hermana.

—¡Eva Balir! —La chica tomó asiento, el sombrero se tardó bastante con ella también, su hermana (que estaba en la mesa) se encontraba inexpresiva, Javier y yo nos miramos preocupados ¿sería capaz de separarlas? Entonces, Eva murmuró unas palabras y si veías bien las líneas del sombrero, juraría que levantó una ceja, entonces grito.

—¡Gryffindor! —la chica se quitó el sombrero y corrió a abrazar a su hermana, tomaron asiento y se miraban sin decir nada, pero se reían ¿telepatía acaso?

Pasaron distintas personas, "Slytherin" comenzó a sonar mucho, lo cual me daba cierto alivio, pensar que podría caer en esa casa... aunque Ravenclaw siempre sería mi casa favorita en secreto.

—Camila Spellman.

—Javier, se llama como yo ¡tengo tocaya! —dije en un susurro, pero Javier trago grueso.

—Camila Spellman.

—Es que eres tú —creí que era una broma, pero al ver que nadie se movía Javier me empujó y la vistas de todos se posó en "la niña" que dió un paso al frente.

Seguía creyendo que era mentira, comencé a sentir fuertes nervios, me temblaban las manos, de vez en cuando volteaba para asegurarme que no viniera alguien y dijera "espera, que soy yo", pero no pasó.

Me senté en el taburete y vi varios rostros sonrientes, Albus levantó los dedos pulgares desde su mesa. Después vi todo negro, supuse que me habían puesto el sombrero.

¿Y si me caigo del taburete?

Entonces ambos caeríamos.

Una voz se escuchó dentro de mi cabeza (cabe destacar que no era mi voz mental, esa que suena cuando leo o pienso).

«Que nervios.»

Esta bien sentir miedo de extraños, pero ahora... dime Spellman ¿quién eres?

«...»

Eres muy lista y astuta cuando quieres... pero dime, caja de pandora, ¿quién eres?

«¿Caja de pandora? ¿una latina? ¿nadie? ¿alguien? ¿Una Spellman? (que eso no lo sabía hasta hace un momento). Amigo no me hagas preguntas tan difíciles.»

¿Te gustaría conocer la respuesta?

«Esa pregunta se contesta sola ¡obvio, si quiero!»

La curiosidad mató al gato, Spellman.

«Pero yo no soy un gato.»

¿No? ¿y que eres entonces?

«Una bruja, y la más diva que conocerán todos aquí.»

—¡Gryffindor!

En ese momento me quitaron el sombrero y vi la mesa que estallaba en virotes, me dirigí hacia esa dirección, abrieron espacio y tomé asiento frente a las gemelas.

—Sabíamos que estarías aquí —comentó una.

—Si, felicidades.

—Bienvenida a Gryffindor, un gusto, Soy James —le di la mano al chico.

—¡Oh! Eres el hermano de... —pero me interrumpió.

—Si, de aquella cosa con ojos y boca, pero yo soy mejor —entonces me guiño un ojo y sonrío. No pude evitar soltar una risa.

Luego de unos saludos rápidos, gire a ver la selección, hasta ese momento interesante.

—Javier Spellman —entonces mi hermano subió a paso seguro, tomó asiento y le regalé una sonrisa, el me devolvió el gesto nervioso. El sombrero lo cubrió y estaba emocionada, siempre quise que estudiáramos juntos.

—¡Oh! —comentaron las gemelas al mismo tiempo.

—¡Hufflepuff!

Al quitarle el sombrero nos observamos totalmente serios, camino hasta su mesa con cuidado, nos dejamos de observar cuando lo comenzaron a abrazar, y no pude verle más la cara.

Las gemelas me miraron tristes y volvieron a lo suyo.

¡Por un demonio!

¡Albus está en otra casa!

¡Javier en otra!

¡Y me toca el par de gemelas!

Al girar vi a James colocando una cuchara en su nariz, haciendo reír a sus amigos y unas cuantas chicas coquetas.

¡Rayos!

Al terminar la selección, se dio inicio al banquete, bueno, eso me animó bastante, James (que estaba a mi lado) y sus primos/amigos estaban contando anécdotas.

—Y Camila ¿de dónde eres? —preguntó una chicha pelirroja.

—De Latinoamérica —contesté mientras tomaba otro pedazo de pastel.

Entonces las demás personas que estaban cerca de nosotros (que nos podían escuchar) voltearon a verme sorprendidos.

—¿Es en serio? —preguntó otro chico.

—¿Muy fabuloso para creerlo?

Luego de un segundo de silencio, todos comenzaron a hacer preguntas al mismo tiempo, que me saturaron.

—¿Es verdad que comen palomas?

—¿Cómo son las escuelas de magia allá?

—¿Que es el "día de los muertos"?

—¿Cómo celebran navidad?

—¿Cómo se dice "Mier..."

—¿Quien te enseño inglés?

—A ver, di algo en español...

—¡Wow! —dije en medio del bombardeo, entonces todos se callaron aguardando a que dijera algo más— ¿Es que jamás habían visto a un extranjero?

—¿De Latinoamérica? Nunca, americanos si y canadienses.

—¡Ah, y españoles! —entonces algunos asintieron.

—¿En serio? —dije incrédula.

—En serio, mi tía dice que una vez trabajo en una escuela ubicada en Argentina, decía que era buena. Pero ninguna mejor que Hogwarts, claro.

Entonces, luego de una animada plática sobre "porque una palabra puede tener diferentes significados depende del país" terminó el banquete y nos tuvimos que dirigir a la torre.

—¡Camila! —Javier corrió a mi y me abrazó— Lo siento —comento triste.

—Está bien, si tenemos clases juntos, prométeme que te pondrás conmigo —entonces me sonrío y levanto la mano en señal de juramento.

—Lo prometo, por el código de hermanos —un llamado lo hizo voltearse, entonces se despidió con un abrazo y se fue con su gente.

—Vamos Camila —la misma chica pelirroja pasó su brazo por mis hombros y me guió escaleras arriba—. Cuidado con este escalón, son escalones trampa.

Me enseño por donde debía pisar y por donde no, pero no creo que alcanzaría a recordarlo todo, aunque mi vida dependía de eso.

—¡Pevees! Quitate del camino, la escalera se moverá.

—¡Oh! Un prefecto ¡que miedo! ¿le bajarás puntos a mi casa? ¿me darás un castigo?

—No, pero podría llamar al barón sanguinario y pedirle consejos.

—No te atreverías...

—¡Baroooo...!

—Bien, adiós pequeñas sabandijas —y escuché un chasquido.

Seguimos el camino hasta el cuadro de la dama gorda (los de primer año estábamos al frente).

—Clave —dijo la señora.

—¡Oculus!

Y el cuadro nos dio paso a...

—¡Bienvenidos a la sala común de Gryffindor!

*^*^*^*^*^*
3542 palabras, es que abcs me supero xD

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