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12. Ministerio

Pasaron los días, de vez en cuando Albus "situaciones locas" y yo nos veníamos por casualidad. Pero cada vez menos consecutivo.

Lo malo es que no pude pegar un ojo en toda la noche, algo me revuelve el estómago, como una sensación de adrenalina y una brisa extraña que recorría mi espalda.

Los toqueteos en la puerta y la luz que ahora se filtra por la ventana me dieron a entender que logré dormir un poco.

Los toques cesaron y escuché un leve "click".

—Háganse los dormidos —susurró Javier mientras todos nos enrollábamos entre las sábanas tomando la posición más realista que podíamos producir... pero sin embargo faltaba algo.

Los pasos hasta donde estábamos cada vez eran más fuertes, y el espacio que debería estar ocupado a mi lado esta frío.

«¡Maldita sea!»

Ajá si, más dormidos se encuentran los hombre-lobo en luna llena que ustedes —seguimos sin movernos, si Bella no llegase a realizar ningún sonido extraño... nosotros, tal vez...

El silencio se apoderó de la habitación; poco duró ya que sonó la cadena del baño, el sonido (que me irritó los tímpanos) se propagó por la habitación, seguidamente el seguro de la puerta siento pasado y las molestas bisagras de la puerta siendo rechinadas a falta de aceite.

—Bella —saludó mi padre—. Por lo visto estás lista para ir a ya tú sabes donde.

—¿A donde van? —preguntó el del medio ¡El y su molesto código de hermanos, el artículo 65..!— ... donde cada hermano merece lo mismo que le dan a los demás, así que, si ella va, por derecho, nosotros también. A menos que exista alguna prohibición por parte del tutor, padre o... —

—Hermano, ya valió —dijo el menor, quien salió a abrazar a papá para luego ir al baño.

—Y el mago, lo hizo otra vez —me levanté he hice una reverencia en la cual el karma hizo su efecto instantáneo, debido al mareo que obtuve casi vomito en la alfombra, sin embargo, me dirigí a mi equipaje para sacar ropa.

& • &

Estábamos por las frías calles de Londres, doblamos unas esquinas y bajamos hacia la estación del metro.

—¿Hacia donde vamos hoy? —pregunté curiosa mientras quitaba algo de sudor frío que yacía por mi frente.

—¡Oh! Bueno, es obvio ¿no?, vamos hacia el ministerio —respondió mi madrastra con una amable sonrisa.

—Oh, claro, que tonta ¿qué otra cosa podríamos hacer en una estación durante un día cualquiera? Jejejeje —giré el rostro hasta la izquierda, donde supuestamente veríamos al tren llegar, y me encontré con un rostro familiar.

—¡Hey, Camila! —venía con una sonrisa hacia mi dirección, dejó atrás a un señor con traje, pero al parecer su contentísimo no lo detuvo y aún menos el viento repentino que se siente cuando el tren está llegando.

—Hey, Albus ¿Como estás? —pero alguien tiró de mi y me arrastraba en dirección al tren que ya había llegado— ¡Papá, espera, mi...! —pero la tira de mi mochila quedo atrapada en medio de las compuertas cuando estás se cerraron.

Desde el otro lado vi a Albus despedirse con la mano y abordar otro vagón.

Tuve que estar todo el rato parada hasta que llegamos, y el 65% de los asientos estaban disponibles, pensé que nada podía ir peor hasta que escuché un celular tomar una foto ¡genial!

Cuando llegamos a la estación salimos en dirección hacia algunos baños un tanto particulares, de los cuales ya sabía su existencia.

—Bien, chicas por allá, nos vemos en tú sabes donde —mi padre se despidió de su esposa con un beso y nos separamos.

Cuando entramos al baño Bella colocó una mirada de disgusto y por la cara que tenían las demás supuse que había algún mal olor, pero no percibía ningún olor en realidad. Bella tomo mi mano y nos metimos en un cubículo.

—Toma mi mano y no te sueltes, entra el excusado—Sin embargo cuando me sujetó mejor, colocó una cara de extrañeza— ¿Te sientes bien?

—¿No es más fácil si solo nos aparecemos...? —pero me dio un leve empujón, solo veía esa agua y me hacía dudar de que la magia existiera ¿en serio entraría en un retrete y aparecería totalmente seca en otro lado?

—Arriba, las demás esperan —metió sus pies dentro del wc, algo dudosa imite su acción, solo veía el agua tapando mis zapatos, cuando vi que medio movió su varita, tape mi nariz y apreté los ojitos.

Tuve que dejar mi labor de aguantar la respiración, cuando sentí que un estornudo venía con toda potencia; pero sentí que di mil vueltas en un segundo, sentí que me comprimía y me volvía a estirar... también sentí cosas extrañas en ciertos lugares.

—Ya, abajo, abajo —abrí los ojos y salí un poco mareada, me tomo rápido de la mano y me llevó hasta un ascensor—. Departamento de menores.

Giré mi cabeza (ya con una visión menos ortodoxa) y me encontré con unos ojos verdes— ¿Albus?

—¿Eh?

—¡Atchu! —gracias a Dios coloqué mi antebrazo, sin embargo... la punzada de dolor que vino a mí después de eso no fue normal, rápidamente saqué mi lengua de aquellas muelas que la presionaron vilmente mientras me quejaba en voz baja.

—Salud —me contestó aquel Albus alto de traje.

Pero un tirón hacia abajo hizo que me sujetara bruscamente de Bella, haciendo que ella resbalara y se apoyara del portero, este trató de sostenerse sobre un señor, pero el mayor derramó su café y por consiguiente resbaló, chocaron algunas espaldas y todos terminamos en el suelo, cuando quise levantarme un tirón hacia la derecha me hizo rodar, luego hubo uno hacia atrás y no me di de lleno en la cabeza debido a que un pecho (al cual creo que le saque el aire) amortiguó el golpe.

Las puertas del elevador se abrieron y sentí que la luz me llamaba, pero alguien me hizo reaccionar.

—¡Oh, señor Potter! ¿se encuentra usted bien?

—¿Ah? —dije en un momento de confusión donde veía todo borroso y el sudor en mi aumentó, si escuché bien dijo "Potter" el problema radica en que "escuche bien" ¿por qué le entendí?, yo no sabía inglés.

—Si, no se preocupe —la persona tras de mi se puso en pie y me ayudó a levantarme, me regaló una sonrisa y acomodó sus anteojos, luego se dirigió hacia la señora—. Usted debe saber que soy un imán para... los imprevistos ¿te encuentras bien? —comentó lo último mirando hacia mi persona.

—¿Quién? ¿yo? —cuando mi vista mejoró un poco pude ver algunos rostros sonrientes, otros molestos y por allá unos indiferentes— Ah si, claro, no es nada yo lo siento, mi... —Pero la mujer abrazó al señor que tomaba como mi salvador— ¡Oiga!

—¿Si?

—Gracias por salvar mi cabeza —mi hermana, tomó mi mano y salimos mas tranquilas de ahí—, que pena —sentía mis mejillas calientes, como si hubiese corrido una maratón— ¿E-es-ese era?

—Si —hizo una pausa—. Ese era Harry Potter.

«¡Maldita sea! La oportunidad de oro y la arruiné por completo... ¿quién sabe hasta cuándo tendremos otro encuentro?» «bueno, en realidad espero no encontrarlo de nuevo luego de esa escena».

Vamos, camina —aún con las pocas fuerzas que me quedaban, tomé la mano de mi hermana. Seguimos por un pasillo, en el comenzó a hacer calor.

—Bella, todo me está saliendo de la patada hoy... me siento mal.

—A ver —nos detuvimos un momento y examinó mi rostro—. Estás algo pálida, pero debería ser curable.

—Soy morena... —me rasqué un ojo—, no creo que este bien que me vea pálida.

Bella colocó su mano en mi frente e inmediatamente su rostro sonriente se fue deteriorando, sus cejas se fruncieron en forma de extrañeza y sus labios se dieron espacio, para así dar forma a un rostro preocupado.

—Te llevaremos a revisar más tarde, pero esto es importante —dejó un beso en mi cabeza y seguimos andando.

& • &

Llegamos a una oficina con una gran ventana... desde la cual se podía visualizar el espacio, algunos sillones antiguos hacían presencia en la sala, junto con algunas estanterías: globos terráqueos e instrumentos de astronomía.

Comienzas a sentir la magia cuando ves las primeras fotos que se mueven, el diario "el profeta" y otras revistas sobre una mesita que estaba entre los sillones.

—Si ¿en que puedo ayudarles? —una señora... la cual se me hacia parecida nos recibió en lo que preveía que sería su oficina.

—Somos... —pero mi hermana no termino de hablar cuando mi madrastra entró por la puerta, seguida de sus hijos y mi padre.

—... Nosotros —terminó la esposa de mi padre. Mi hermana, giró sus ojos sin ver a nadie en específico, caminó hasta los sillones y tomo una revista.

—Ohh... vienen por lo de eso.

—¡Hey! "Eso tiene nombre" —me queje cuando vi que me apunto con su varita ¿no le enseñaron que señalar es de mala educación?

Camila, pasaremos a otra oficina, quédate aquí con tus hermanos —me comentó papá, asentí con la cabeza y caminé hasta sentarme en un sillón.

Al fin sentía un momento de paz luego de todas las desgracias que me habían pasado... me quedaré tranquila ¿si no hago nada, qué puede salir mal?

Estiré mi brazo para poder tomar "el profeta" y al fin leerlo por primera vez, pero mis oídos se taparon y vi borroso por un segundo, coloqué mucho peso en la mesita y esta se cayó junto con todas las revistas que habían ahí.

Fruncí los labios y tome el periódico, mientras mis hermanos recogían mi desastre.

«No espero nada de mi... y aún así, logro decepcionarme.»




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