10/11. Llamada
—... mija ¿Cómo así? ¿y los papeles?
—Me los envío el colegio por correo.
—¿Pero como así? Mi muchachita, tú no deberías irte a estudiar allá, aquí tenemos lo suficiente —cuando pensé que no podría estar peor escuché como sorbía su nariz— ¿Por qué? ¿alguien lo sabía? No me gusta la idea de que vayas a un internado, en la rosa de Guadalupe contaron que pasan cosas feas.
—No, mami... fue una sorpresa —tenía que admitirlo, mi garganta quemaba, no se si desde el otro lado de la línea se escuchara tanto, pero si no me concentraba todo iba a terminar peor.
—Pero alguien te tuvo que haber recomendado ¿no? —antes de que pudiera decir otra cosa volvió a hablar— No quiero, no quiero —su voz temblaba cada vez más— ¿Qué haré cuando llegue a vieja? ¿quién me visitará? No voy a conocer a mis nietos, viviré sola, mis hijas no me aman.
—Mami —mi voz se quebró, no podía, mi corazón se partía cada vez más mientras la escuchaba llorar— Yo te amo, nosotras te amamos, pero es una buena oportunidad, al terminar podría pedir que vinieras a vivir conmigo a Londres ¿no te gustaría? Con nosotras y tal vez me consiga un novio y le hagas preguntas incómodas.
—¡No andes pensando en novios! No me quiero quedar sola por tanto tiempo ¿vas a venir a visitarme?
—Si, voy a ir cada que hayan vacaciones.
—¿Y pasaré navidad sin ninguna de mis bebés? —volvió a sorber su nariz, la conocía bien, demasiado bien, el dolor que sentía ahora no debí ser normal... porque ella nunca llora.
—No, aquí es diferente... es decir si, si estaré para engordar dos kilos en navidad.
—¡Ja! Tu no engordas ¿Te vas a cuidar? Hazle caso a tu hermana, no hagas nada tonto, ni andes de alborotada como la Daniela.
—¡Mami! Daniela no es alborotada —la escuche medio reírse, y aún con mis ojitos aguados levante la mirada, y papi apunto repetidas veces al reloj de su muñeca en señal de que el tiempo se agotaba—. Mamá...
—Dile que se joda —habló nuevamente—, te amo ¿Cómo haremos para comunicarnos?
—¿Te gustan las cartas? —el silencio del otro lado de la línea me dijo suficiente—, es broma, ya resolveremos, tenemos unas semanitas antes de que comiencen las clases, puede que encuentre algo, mami, por favor come y duerme.
—Haré mi mayor esfuerzo, pero yo te pari a ti, la que está preocupada soy yo, te amo.
—Bendición.
—Dios te bendiga, te ampare, te favorezca... —Estaba comenzando a soltar una sonrisa hasta que la llamada se corto de repente, cerré los ojos y apreté mi mano derecha que sostenía el teléfono, abrí los ojos y recorrí el cable con la mirada hasta su punto de origen, un dedo medio grande había presionado el botón de colgar.
—Listo.
Apreté los ojos unos segundos más y fruncí los labios «¡DEMONIOS!».
Lancé el teléfono al suelo y me levanté rápidamente para salir de la habitación.
—¡No comiences con tus boberías, si sales por esa puerta te voy a joder! —tomé la manilla de la puerta y la jalé, dando paso al pasillo del hotel.
No podría ir muy lejos, pero si salía de esa habitación sería suficiente, podría ir a por unas papas fritas en el restaurante del hotel, si... eso haré, papas, descargaré mi ira de ser mortal con ustedes.
¿Entonces fue así de sad?
-Firma: Amanda
Así parece...
-Firma: Lucia.
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