1. Un último rodeo
—Los exámenes finales se acercan y ustedes aún son inútiles —dijo el profesor Crull desde el fondo de la clase.
El profesor de DCAO estaba de humor esa mañana, de hecho varios pensaron que se debía a la cercanía de las vacaciones, ¡Que emoción! No esperaba el momento para poder disfrutar de un merecido descanso.
De mi vida no había sido mucho luego de arreglar las cosas con Magna, tampoco había escrito todos los días que había vivido hasta ahora (que no eran muy relevantes) ya que estaba cuidando las pocas páginas que tengo disponibles para asegurarme de relatar lo divertido (o hacer garabatos).
—Espero que la maldición en el puesto de profesor contra las artes oscuras se mantenga, y no ver a Crull el año entrante —Murmuró bajito Natalia.
—Cinco puntos menos para Slytherin por andar cuchicheando.
Natalia arrugó la cara con una mueca de desagrado— Ush —se quejó.
El profesor nos informó que el examen era teórico-práctico, por lo que esperaba suma concentración para que no nos volásemos los dedos durante su hora de clases. Yo estaba tranquila, desde que Magna dijo: "para que el mal no te tocase" había tomado mucha más confianza, hasta el punto de poder pasearme por la biblioteca con suma normalidad...Se había convertido en mi lugar favorito.
—...¿Alguna duda? —dijo el profesor. Obviamente nadie levantó la mano, de seguro algún que otro estudiante tenía dudas pero preferían morir ignorantes antes que ocurriese una desgracia— Bien, pueden retirarse.
Como si el cielo hubiese tronado y nosotros estuviéramos en medio de un campo echamos a correr lo más rápido posible de ahí.
—¡Hermana!
—Bro.
Nos abrazamos como si no nos hubiésemos visto en la mañana. Sabía que el tenía clases con el profesor así que le advertí sobre su buen humor de ese día y que por favor no lo arruinara para que pudiésemos aguantarlo las semanas restantes.
Natalia se fue con la excusa de ir al baño pero sabía que estaba mintiendo, es decir... se fue por la otra dirección, pero tampoco me incumbía lo que haría.
No, definitivamente no.
—Spellman —me mordí el labio inferior frustrada ¡Si quería saber!
Voltee y me encontré con Potter— Albus —saludé de vuelta—, ya te he dicho que no me llames por mi apellido.
—Lo siento, Spellman, prometo que no volverá a pasar —sonrió y yo solo lo seguí mirando "ya agarró mucha confiancita, tan tímido que era" pensé.
—¿Tienes clases? —pregunté cambiando de tema mientras avanzábamos.
—Si, herbologia —comentó aburrido—, ¿Y tú?
—No lo se.
—¿Cómo no lo sabes? Es imposible que luego de todo este tiempo no te hayas aprendido tu horario —me dijo estupefacto.
—Estuve tan ocupada tratando de seguir viva que no pude aprenderme el horario, solo seguía a las gemelas o ellas me llevaban hasta mi nuestra clase —sonreí viendo al par caminar frente a nosotros— ¿No te diste cuenta?
Negó— No, es decir: Siempre te veía con ellas pero no sabía que era por eso —miró al frente confundido y aproveche el momento para sonreír maliciosamente.
—¿Me espiabas al salir de clases? Potter...
Rápidamente volteó a verme con los ojos abiertos como platos— C-cla-ro que no.
& • &
—El profesor Crull me castigó —dijo Javier sentándose de mala gana en el banco.
—¿Por qué? —exigió Amanda, extrañada a un lado de él.
Entonces Javier bufó— Porque moví mucho la varita y se me resbaló —apoyó su barbilla en la mesa—, y casi le saco un ojo a Georgia.
—¿Le cayó en el ojo? —le dije respondí dudosa.
—No, pero... pasó cerca —volvió a bufar, triste—. Todos los chicos que han recibido un castigo con el... parecen perder la memoria.
—¡Vaya! Espero que jamás me castigue a mi.
Javier se erigió de golpe junto con Amanda cruzaron miradas, asustados.
—A-Amanda...
—C-Camila —me regañó mi prima golpeando la mesa—, no es gracioso, Javier está realmente asustado.
—¿Qué se supone que deba ser gracioso? —respondí tranquila— El tiene razón, la gente parece cambiar luego de eso.
Mis familiares se volvieron a mirar entre sí— ¿Qué hay de esa vez que se te cayó el balde?
—¿Qué balde?
Entonces Amanda cubrió su boca con ambas manos y se inclinó un poco más para hablar.
—¿Qué sabes del profesor Crull?
—Que tiene mal genio y Fer se la pasa robando sus medias por alguna razón.
—¡Ese gato! —Javier se levantó— Tiene las respuestas el universo —Entonces se fue a la mesa de Slytherin y pareció preguntarle algo a Albus, Potter pareció negar y Javier levantó la vista a Amanda.
—¿Se están comunicando telepáticamente? —y miré a la rubia, quien me miraba absorta— Nosotros no podemos hacer eso, es injusto.
—Les han borrado la memoria —brinqué en mi lugar cuando las voces de las gemelas aparecieron en mi campo auditivo.
—¿Habrá sido el profesor? —les respondió Amanda.
—Si alguien me hubiese tratado de borrar la memoria, lo habría impedido —llevé una mano a mi pecho, orgullosa de mi nivel de agresividad.
—Entonces quieres decir que probablemente le hayas herido en alguna parte.
—Si, pero no pasó. Ya dejen de inventar cosas, tuve un año difícil y...
—Miau.
¿Alguna vez han escuchado que los gatos negros son de mala suerte? Bueno, no estaba segura de esa teoría pero si podía confirmar el hecho de que cada vez que Fer aparecía sin avisar en lugares públicos cosas malas pasan.
& • &
—Fer, me preocupa que le robes tantas medias... ¿qué crees que nos hará si te descubre?, ¿Eh?
—Miau.
Fer saltó a la cama e introdujo su cabecita por debajo de la almohada, sacando así el diario.
—No puedo escribir ahora —me senté a su lado—, ya me estoy quedando sin páginas y las debo cuidar.
Entonces comenzó a maullar, como si se le hubiese doblado una pata o algo lo estuviera masacrando. Maullaba y maullaba a gritos así que tomé el diario de golpe y se cayó.
—B-bien, lo siento... no era mi intención hacerte llorar.
Abrí el diario en una página en blanco y cuando me dispuse a escribir el gato volvió a gritar.
—¡ÁCIDO FÓLICO! —y solté la pluma, Fer se cayó y miraba atento mis movimientos.
—Miau.
Aún bajó la presión de sus ojos entrecerrados tomé la página para pasarla a otra nueva y rápidamente retrocedí cuando volvió a formar un griterío. Iba retrocediendo las páginas, aún no sabía hasta que punto pero la mirada del gato evitaba que me detuviera.
Si, no me detuve hasta que maulló salvajemente otra vez, entonces devolví la página y el gato gritó aún peor.
—¡MEEEEWW!
—¡Pero bueno, chico! ¡¿Y entonces?!
Pasé otra vez la página y se quedó tranquilo "Página 40" marcaba la enumeración. Soné mi garganta y me preparé para hablar en voz alta.
—... ordenarán el salón de Defensa contra las ates oscuras, cada que tengan clases hasta las vacaciones de navidad... —luego releí lo que había escrito.
Definitivamente eso lo había escrito yo, esa es mi letra y... ¡Espera, espera! ¡¿En qué momento...?!
—Oh, mi Dios.
Javier si corría peligro.
& • &
—¡Albus! Nos han borrado la memoria —llegué a decirle cuando finalmente lo encontré en la biblioteca.
—¿Por qué todos hablan de-?
Pero no lo dejé terminar de hacer su pregunta cuando le mostré lo que había encontrado en mi diario.
—N-no voy a leer tu diario —dijo con un sonrojo en sus mejillas mientras apartaba la vista—, además, es ilógico.
—Hay que reunir a la banda.
Luego de buscar al resto, les comencé a relatar la página del diario (saltándome algunos puntos) y los que aún tenían la memoria intacta hacían acotaciones.
—¿Molly? —preguntó Albus— ¿Estás segura de que a ella le cayó el balde?
—Bueno, confío en lo que escribí.
—En la mañana comentaste que si alguien trataba de borrarte la memoria no se lo dejarías fácil —habló Amanda...
—Yo no-
—¿Y si le dejaron una marca? —preguntó Javier.
—No podemos simplemente desvestirlo —Albus se inclinó luego de decir esas palabras.
—¿Qué hay de la enfermera? —preguntaron las gemelas mirándome.
—¿La señorita Patty? ¿qué pinta ella aquí? —habló Natalia subiendo los pies a la mesa.
—Si alguien sale herido...
—... irá a la enfermería —respondió el par.
Me llevé una mano a la barbilla, pensando. Mi preocupación principal era Javier, no quería que le sucediera nada extraño. Mirábamos el diario abierto en el centro de la mesa ¿Podría preguntarle a Patty (Magna)?
—¿Y que más tienes escrito ahí?
—¡Nada! —salté y tomé el empastado para guardarlo en mi mochila.
—Nosotras iremos con la señorita Patty —las gemelas se levantaron y salieron.
—¿Para qué me llamaron? —preguntó Nott de brazos cruzados— Nada de esto tiene que ver conmigo.
—Necesitamos idear un plan —Amanda sacó lápiz y papel— ¿Cuándo es tu castigo?
—En la noche del viernes —Javier parecía un perrito escondido de los relámpagos durante una terrible noche de tormenta.
—Tenemos dos días.
—¿Tenemos? —comenté—Natalia ¿Si te unes?
—Me uno a todo lo que esté relacionado con dañar al idiota del profesor Crull.
—¿Y tú, Al?
Estaba distraído viendo a la mesa, cuando lo llame respondió sin apartar la mirada del objeto— Quiero saber qué pasó con mi memoria —se cruzó de brazos—, y tal vez así...
Pero dejó las palabras en el aire, nadie preguntó nada más y nos concentramos en idear un plan infalible.
—Y yo que quería terminar el año en paz.
—¡Ánimo! —festejó Potter dejando una mano en mi hombro— Nuestro último rodeo.
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