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Trece

El efecto de una mirada.

Llegué a casa después de la comida con Itachi, y la verdad es que me la había pasado bastante bien. Antes de que se fuera, charlamos un poco y me invitó a salir de nuevo, acepté y nos despedimos.

Eran casi las cinco cuando decidí darme un baño para estar presentable para mi trabajo, me arreglé y casi una hora después ya estaba lista.

Comí unas galletas en la cocina y tocaron a mi puerta. Cuando la abrí, Naruto entro como un rayo buscando cosas a su paso.

-¿Naruto? - me sorprendió su forma de entrar - ¿Que te sucede?
- Hace un rato vine a visitarte, toque la puerta varias veces pero no abriste, me acerqué y se escucharon ruidos muy extraños, después la encargada me dijo que tú habías salido con un chico, te marqué varias veces al celular pero no contestabas.
- ¿Quieres decir que alguien entró a mi departamento?
- Eso creo, pero no creo que haya sido un ladrón, pues este tipo entró como en su casa.

Había alguien allá afuera que tenía una copia de las llaves de mi departamento. Buscamos por todos lados algún indicio de robo o algo por el estilo, pero nada había cambiado, a excepción por una cosa, los papeles de Amaterasu no estaban en su lugar.
Ahora si entraría en paranoia.

- No pienso dormir aquí.
- Calmate, existe la posibilidad de que sólo haya sido una falsa alarma.
- Probablemente, pero y si es un violador, un asesino, todo esto me da mala espina.

Naruto pensó un momento, suspiró y después me miró.

- Recoge tus cosas - estaba muy serio - Te vendrás a vivir conmigo.

********

Tomé todo aquello que me pudiera hacer falta, mi ropa, zapatos, y algunos cachivaches que tienen un valor sentimental para mi, mis lentes de la suerte, mi almohada, el collar de la abuela, en fin.

Kazumi no estaba muy de acuerdo con la pequeña mudanza, pues no se dejaba atrapar, de no ser por que ama a Naruto, probablemente no me habría hecho caso. Cuando el rubio lo tuvo entre sus manos se calmó y permitió que lo metiéramos a su caja.

Ahora estoy en el auto, con Naruto, rumbo a su casa.

- Bueno, hay algo positivo en todo esto.
- ¿A que te refieres?
- A que ahora, quieras o no, podré llevarte a la escuela.

El chico rió, y yo le puse mala, cara, pues tenía razón. Debía agradecerle que fuera tan bondadoso conmigo, pues no solo ha estado apoyándome, sino que, ahora me había brindado un lugar seguro donde dormir.

- Por cierto, ¿Con quien saliste hoy?

- Ammm, yo, esto, con un viejo amigo - si le decía a Naruto que conocí a Itachi la otra madrugada, se enojaría bastante - Su nombre es Itachi, y lo conozco de hace mucho.
- Vaya - siguió conduciendo con la mirada fija en el camino.
- ¿Pasa algo?
- ¿Hum?
- Estás muy distraído.
- Oh, lo siento mucho. He estado pensando en el futuro.
- ¿Futuro?
- Ya sabes, a lo que deseo dedicarme.

No supe que decir, pero gracias al cielo, habíamos llegado a la casa de el oji-azul.

- Listo, aquí es.
- Naruto, tu casa, es realmente bonita.
- Muchas gracias, ahora también será tu casa.

Bajó del auto y comenzó a tomar mis cosas, un mayordomo nos ayudó a llevarlas hasta la mansión. Si, el Uzumaki tenia una mansión, grande y bonita.

- ¿Quieres una recamara con vista a la piscina o al patio?
- ¿Entonces puedo escoger?
- Claro, de ahora en adelante tendrás el cuarto que más te agrade.

Entramos y el salón estaba muy iluminado, las enormes ventanas nos mostraban al radiante sol.

- Deja tus cosas ahí, te mostraré la casa.

El chico tomó mi mano y me mostró el lugar, eran bastantes habitaciones, una pequeña biblioteca, un salón de videojuegos, uno de música, un mini-cine, la cocina, el enorme patio con piscina y la sala de estar.

El lugar era un paraíso.

Decidí quedarme con una habitación con vista al jardín, y un hermoso balcón. Eran casi las siete de la tarde, así que decidí bajar y encontrar la manera de llegar al trabajo. Pero, me encontré con una gran sorpresa, los padres de Naruto habían llegado.

- ¿Entonces has pensado lo que te dije?
- Si papá, es sólo que aún no me decido.
- Sabes que cualquiera que sea tu decisión te apoyaremos, debes hacer lo que te gusta.

Entonces bajé las escaleras y Naruto me miró.

- Oh, papá, mamá ella es Alice - tomo mi mano y me condujo hasta donde la peli-roja y el oji-azul estaban - ella es de quien les había hablado, hoy surgió una emergencia y se quedará a vivir con nosotros por unos días.
- Hola, mucho gusto - les sonreí nerviosa, pues no sabía cómo podían tomar la noticia de que una completa desconocida llegara a vivir a su casa - Soy Alice White, espero y no sea una inoportuna.
- Claro que no hija, aquí eres bienvenida, mi nombre es Kushina Uzumaki, lamento que no puedas quedarte en tu casa, pero me alegra que haya una mujer más en este lugar, a veces los chicos me aburren.
- Yo soy Minato Namikaze, me alegra que ustedes dos puedan llevarse bien, puedes quedarte el tiempo que necesites, aquí serás bienvenida.
- Muchas gracias, de verdad.
- ¿Ya tienes habitación? - asentí con la cabeza y sonreí - Si quieres puedes decorarla cómo quieras.

Entonces mi celular sonó, era un número privado, por lo que decidí no contestar.

- Lo siento - guardé el aparato en el bolsillo del pantalón.
- ¿Algún problema?
- Oh amm, es sólo mi trabajo, debo irme ya, o si no llegare tarde.
- ¿Es muy lejos? - Minato me miró y noté que sus ojos eran iguales a los de Naruto - ¿Tienes auto?
- Oh no, hace casi un año que no tengo auto, así que usare el transporte público, además no está lejos.
- No papá, es solo al otro lado de la ciudad, casi a la vuelta de la esquina - Naruto y su ironía - pero la señorita no comprende que no debería ir sola tan tarde.
- Vaya, ir tan lejos y tu sola, eso solo significa una cosa, probablemente tienes un carácter muy fuerte. Me recuerda a alguien, pero no quisiera decirlo.
- Yo te comprendo querida, no siempre se necesita a un hombre para defendernos, nosotras también podemos golpear a los demás.

Reí bajito, pues el carácter de Kushina y Minato era de lo mejor, entonces comprendí la forma de ser de Naruto, era una perfecta fusión de ambos.

- Bien, bien, yo se que son independientes y las apoyo, pero deberías llevarte un auto - hizo una seña al mayordomo y este se fue, para luego volver con unas llaves - Presiento que no querrás usar al chofer, así que siéntete libre de usar este auto a tu gusto.
- Oh no, eso seria demasiado para mi, yo no puedo aceptarlo.
- De verdad, nadie usa ese auto - Minato me tomo la mano y depositó las llaves en ella - de hecho nos estarías haciendo un favor al darle el uso que se merece.

Le di las gracias otras tres veces, subí a mi "nueva" recámara para recoger mi bolso y de nuevo mi celular sonó, el número privado no dejaba de insistir.

- ¿Hola?
- ¿Acaso huiste de la ciudad? - se escuchó una leve risa - ¿De verdad es ese el efecto de mi mirada?
- ¿Quién habla?
- Sólo espero que no faltes al trabajo esta noche, pues si lo haces, te buscaré, y no dudes que te encontraré... Espero ver tus lindos ojos hoy, Alice.

Después de eso, sólo se escuchó el sonido de la linea de teléfono.

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