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Diecinueve

Ella, volvió.

El color blanco predominaba en todas las paredes. El pelinegro no podía estar en paz, cada cosa dentro del lugar le recordaba a un hospital.

Nunca le habían gustado los lugares así, pero el hecho de que su tía fuera doctora le daba un poco más de tranquilidad.
Había pasado mucho tiempo desde que le había visitado, por lo que se sentía incómodo.

La recepcionista le miraba, tratando de adivinar sus pensamientos.

- Itachi - la voz de la pelinegra lo sacó de sus recuerdos - La doctora lo espera.

El azabache asintió con la cabeza, se acercó con una gran sonrisa hasta la puerta y sin decir nada, giró la perilla, después entró al consultorio.

- Pensé que no vendrías - la mujer rubia le miraba con mucha calma - ¿Pensabas dejarme abandonada?
- Claro que no - Itachi se sentó en una de las sillas y contestó entre risas - ¿Es que no puedo tener tiempo para mi?
- ¿Tiempo?
- Tía Tsunade - la rubia sólo pudo guardar silencio ante la mirada seria del pelinegro, pero después de unos segundos, suspiró.
- Bien, ya que estás aquí, quiero saber como has estado.
- Bastante bien, aunque quisiera salir de viaje, tomarme unas vacaciones.
- ¿Por qué no lo haces? - Itachi pasó su mano por su cabello, buscando la manera de encontrar una respuesta - Yo creo que no hay nada que te lo impida.
- Es solo que he tenido mucho trabajo.
- Trabajas sin motivo alguno - la rubia sacó de su escritorio una botella, que claramente contenía algún licor - Sasuke esta al frente de la empresa, y al parecer no le ha ido tan mal - sacó dos pequeños vasos y sirvió la bebida en ellos - Además, Kakashi está apoyándolo, no es necesario que sacrifiques tu tiempo - sin más, le ofreció el vaso y el chico lo aceptó - debes aprovechar las oportunidades que te da la vida.

Hubo un silencio entre los dos, Itachi consideraba las opciones que tenía, pero en todas había algo en común.

- ¿Tía? - no era la primera vez que le contaba sus secretos a la mujer, pero por primera vez, tenía miedo de decirlo, como si con ello, la realidad fuera a volverse ficción - Yo... Conocí a alguien... Y creo que estoy enamorado - Después de revelar su secreto, bebió el licor,  hasta el fondo.

**********

Era bastante temprano,  así que decidí disfrutar del resto del día en la piscina de la casa. Ya había perdido las clases, por lo que no tenía nada de que preocuparme.

Me puse el traje de baño y salí al patio, y note que Naruto estaba allí.

—¿También te tomaste el día libre?
— Sí y el día está perfecto para nadar.

Me senté y observé su torso, delgado y bien marcado.

— ¿No ha llegado Hina?
— ¿Quién? – al principio no comprendí de quien hablaba.
– Hinata – me miró, como si se tratara de algo cotidiano – La invité para que pasara la tarde aquí.
– ¿Desde cuando son tan unidos?.
– No se a que te refieres – el rubio se veía notablemente sonrojado, lo que me reveló sus sentimientos hacia mi amiga – sólo pensé que sería divertido estar aquí los tres.
– Claro – dije mientras me ponía los lentes de sol, una risita burlona salió de mi.

– No sé que estás pensando, pero no es nada de eso – alcé los hombros y me senté en la orilla de la piscina.

Pasamos el resto de la tarde jugando en el agua.

Cuando hina (pues así le llama Naruto) llegó, comimos pizza y jugamos los tres.

A media tarde, decidí darles un poco de privacidad a los tortolitos y puse la excusa de que tenía cosas que estudiar y subí a mi habitación. Kazumi estaba acostumbrándose muy fácilmente a la casa de los Uzumaki, pues ya estaba acostado en la cama.

Miré mi celular y había dos llamadas perdidas, una era del odioso Sasuke Uchiha, y la otra era de Itachi.

Pensé en llamar a Sasuke y hacerle enojar, sólo para divertirme un rato, pero opté por marcar el numero de Itachi. La línea me decía que estaba fuera del alcance, y me di por vencida.

Me acurruqué en la cama, esperando que algo sucediera, pero unos minutos de silencio hicieron que cayera en un profundo sueño.

*****

Las primeras horas del día habían sido un completo infierno para el azabache. El solo hecho de pasar tiempo a lado de Karin lo hacía enloquecer.

Aquella pelirroja lo frustraba a un nivel cada vez más alto. Además que tenía que soportar los temblores y tartamudeos que tenía la chica.

¿Qué he hecho yo para merecer esto?

– S…eñor U…chiha, s…su si…guiente reunión es… es en veinte mi…mi…minutos –Si tan solo tuviera un nuevo Iphone.
– Bien, pídele a Anna que tenga listo el auto.
– ¡Si! – la chica con lentes salió corriendo de la habitación, a lo que Sasuke solo soltó un suspiro.

Se recordó a sí mismo que aquella desesperante chica era eficiente, y que podía suplir a un teléfono móvil.

Se levantó de la mesa y se puso el saco, era la hora de irse a trabajar.

Miró su chip, pues era lo único que quedaba de su antiguo celular y pensó que aquella chica debía pagar por el mal momento que estaba pasando.

– No te olvidarás de mi tan fácilmente, esto me lo vas a pagar.

*****

Después de una charla motivacional con Tsunade, Itachi consideró que la rubia podría tener la razón.

No todo era tan malo. No todas las historias se repiten. Y lo más importante, no todas las personas son iguales.

Un mensaje de texto interrumpió los pensamientos del peli-negro.

Hola Itachi,  espero no importunar, pero necesito hablar contigo, es sobre algo muy importante. Marcame en cuanto puedas.

El numero de su mejor amigo era el remitente del mensaje.

Le pareció sumamente extraño que el otro akatsuki se comportara de manera misteriosa y decidió llamarle para averiguar de que se trataba todo.

– Bueno.
Hola Itachi.
– ¿Que sucede?
La he visto – la voz de su compañero se escuchaba alterada – Hoy cuando salí del cine.
– ¿De qué estás hablando?
Es ella Itachi, volvió.

La piel del Uchiha palideció y de pronto, sus sentidos comenzaron a fallar. Sintió que el frío se apoderaba de su cuerpo.
Aquello no podía estar pasando.

¿Por que regresaría después de tanto tiempo? ¿Que podría hacer ella de nuevo aquí? ¿Estaría con él?

– ¿Que debo hacer Sasori?

Un silencio se escuchó del otro lado de la línea.

Te veo en mi departamento en quince minutos.

*****

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