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Capítulo 54

Mavis se encontraba atendiendo a los Clientes de Caver Café; Cora se encontraba muy contenta de tenerla ese día trabajando a su lado. Sin embargo, tras atender a una pareja de viejitos, ve de soslayo ingresar a Bella a la cafetería, y sentarse justo dónde está Charlie, escuchando sin ganas la reunión padre e hija, estando cerca del mostrador y hablamdo disimulada con Cora acerca de unos pedidos.

—Disculpa la demora. Proyecto de Biología —había saludado Bella.

—Pedí una ensalada de espinaca, espero que te guste —comentó Charlie.

«Por más que los escuche agradables, el aroma de Bella es muy dulce... Mi instinto me advierte de que es presa, y siento que ella sabe que lo es»pensó incomoda agarrando el pedido de Charlie para llevar a su mesa.

Sin embargo, la nueva mesera Wendy, toma de entre sus manos el plato. Sonriéndole juvenil.

—Trae, yo lo sirvo. Tu cara refleja que no quieres hacerlo, Mavis —dice sin más, yendo a entregar el plato. Aunque ni un minuto queda tranquila esa mujer de cabello con rulos y piel morena, figura delicada y delgada; ya la escucha hablar como chismosa y sin respeto al almuerzo familiar— Jefe, los muchachos quieren saber. ¿Encontró alguna pista en el Lago Queets hoy?

Charlie entorna la mirada incómodo, ver de reojo a su hija y Wendy fue incómodo, por lo se resigna a responder una frase simple.

—Si, una huella humana. Pero sea quién sea ya dejó el pueblo, lamentablemente el culpable se ha ido a la fuga sin poder hacerlo pagar por su delito —expuso Charlie, con pesar y molestia resignada.

Wendy y algunos señores que escucharon esa respuesta, decidieron agradecer y dejarlo comer en paz. No a gustos de esa noticia, lo dejaron pasar.

—Ni siquiera en el almuerzo le dejan respirar al pobre sheriff. —regaña Mavis a Wendy con cierta aspereza.

—No lo entenderías Mavis, aunque quisieras, pero el señor Waylon fue una gran persona para muchos... Un gran amigo, y nos cuesta llevar la pena en paz sabiendo que el culpable ronda por las calles haciendo de las suyas —se queja con una voz triste, frustrada.

—¿Y si ya tuvo su merecido sin hacerlo público? No es justo que las personas sigan el paso con la mejor actitud, ¿Así los querría ese señor que esten tras su partida? —preguntó incómoda.

—Seguramente no lo querría, como siempre intentó que la fiesta se lleve con risas y bromas...—murmura con un deje nostalgico, Wendy.

—Si llegara a fallecer, en mi caso, me gustaría que fueran felices y no se mataran por buscar venganza. Ese camino no lleva a que devuelvan a la vida lo que ya fue hacia el descanso.

La morena la ve con sorpresa, y refleja enseguida una mueca, negando ante ello, quedando incómoda sin saber que decir, por lo que Cora interviene.

—Mavis, tu turno ya ha terminado por hoy, tu chico ya ha venido por ti, velo por ti misma —dijo Cora con una mirada significativa.

Sus ojos celestes fueron a mirar hacia donde los ojos de su jefa guiaron, y se encontró con la manada y su lobito, esperando fuera entre risas y bromas.

—Espero haber podido ayudar un poco más hoy... En serio extraño trabajar aquí, Cora. Pero las tutorías de estudio en serio consumen tiempo —comenta con un puchero de nostalgia.

—Ya verás que el fruto de tus sacrificios es lo que te hará babear de felicidad, querida. Por mi, ni te preocupes, que aquí cada tanto con verte ya me alegras y ayudas un montón —expresó sincera su jefa, mientras la abraza por encima del mostrador— Ahora, vete a disfrutar de este fin de semana.

—Esta bien, jefa. Adiós Wendy.

Y sin más, agarró su pequeña mochila roja y dejó su delantal en la percha. En cuánto iba a abrir la puerta, pudo ver de reojo como la castaña Swan se levantó, pidiendo disculpas a su padre para acercarsele.

—Mavis...

Se quedó quieta, mirando por el vidrio a sus cachorros y lobito, quiénes se tensaron al escuchar quién le hablaba.

Decidió poner la mejor actitud, y saludar, no entendía con qué intenciones la Swan quería conversar con ella en estos momentos.

—¿Podemos hablar un momento?

—Oh, Hola Bella. ¿Hmm... Bueno?

Y sin más, ambas salen por la puerta, Sam tomando su porte serio, mira por encima de su impronta a la hija del Sheriff, la escudriña un poco pero la saluda reacio a decir más que un cabeceo a modo de acción social.

—Te esperaremos cerca del auto, preciosa —avisó Sam, por reflejo Mavis se acercó a él, acercandole su mochila— No te demores.

—Dale, cariño. No lo haré.

Mavis sintió el cálido beso en su frente, un gesto protector hacia ella. Y sin más, tomó la mochila para dirigirse con los chicos lejos de ellas, para darle su espacio íntimo.

Bella caminó un poco hacia el bosque, sentandose ambas en un tronco caído, pero sim entrar mucho a la espesura de los pinos, solo para mirar el pueblo a orillas del bosque.

—¿De qué querías hablar, Bella?

—Eh, esto... —empezó a decir, aunque se mordiera los labios con nerviosismo— Desde que nos conocimos, una duda ha estado carcomiendo mi mente.

—¿Ah? —pregunta Mavis, mientras la mira con una ceja alzada.

—Tu... Eres muy pálida, tu estilo de conversar y actuar son de otra época, no te juntas mucho con otras personas... Y no te agradan los Cullen. ¿Porqué?—preguntó Bella tras dejar en claro sus sospechas de forma directa.

Mavis decidió hacerse la desentendida, mantener su postura despreocupada sin tensarse, y tratar de mantener su enojo por debajo de ser posible no sentirse, lo cual era difícil. No la toleraba ni un momento mas.

—¿Y... Yo debo responderte a eso por qué...? —responde con una pregunta y tono desinteresado— Discúlpame que sea descortés, pero he crecido en la alta cuna con muy buena educación cultivado por mi padre en mi. ¿Porqué siquiera debería saciar tu curiosidad hacia mi persona si nisiquiera somos cercanas? —pregunta con toda la pasividad posible y paciencia que puede otorgarle.

Bella cuadró sus hombros tensa, la mira nerviosa y tuerce el gesto.

—Somos amigas, te conocí por amigas en común...—murmura.

—Pero a parte de ello, no hemos ni coincidido para salir, ni siquiera has buscado la manera para ello. A mi no me engañas, Bella. ¿Quién te dijo para que me investigaras?—preguntó Mavis.

Bella salta en su lugar, su corazón da un vuelco y empieza a negar con nerviosismo, como si hubiese dado en el punto.

—Nadie me ha enviado. Solo he querido saber más de ti, es que me pareces una chica muy diferente a Jess y Angela.

—Pues dejame decirte que esas sugerencias que dijiste con respecto a mi aspecto, la forma de actuar, habla muy mal de la intención que me quieres ofrecer ahora. —debate con voz incómoda— A diferencia de los Cullen, yo tengo trabajo en Caver Café, gente que me adora, con la que convivo diariamente, no soy ni reservada ni apática como para estar solo con un sequito de acosadores.

Bella traga saliva y baja la mirada al notar la molestia presente.

—Lamento haberte comparado con ellos, he visto que no eres igual a ellos...

—Bella. Dime de verdad, ¿Con qué intenciones has querido hablar hoy conmigo? Cómo veras, me están esperando ...

—Yo... Jake me dijo algo, y yo... Sentí curiosidad, investigué y descubrí algo que quería que me confirmarás. —murmura nerviosa mirando para todos lados como si fuera a ser descubierta, bajando un poco la voz, preguntó:— se dice que en la tribu...son lobos los que cazan vampiros, y se cree que los vampiros son los Cullen. He leído un libro de aquella librería al que fuimos, y... Encontré información...

—Bella, ¿tu sabes para qué existen los libros?—preguntó interviniendo— Existen para entretener, no para hacerle creer a toda la gente que existe tal criatura si y sino... Es para aligerar el estrés cotidiano, ¡por Dios!

La castaña hace una mueca de disgusto al escucharla, empuña sus manos sobre sus rodillas y la mira abnegada.

—No. Edward me confirmó lo que son, y yo creo que tú eres un vampiro.

Mavis sonríe como si hubiera escuchado un chiste. Pero en su fuero interno su bestia rugía por matarla.

—Ya fue suficiente con esto, he perdido mi tiempo contigo...

Al decirlo, se levanta y se dirige hacia Sam con los chicos pero, su muñeca es detenida por la cálida mano de la Swan.

Los chicos notaron los ojos rojos. Enseguida vienen corriendo hacia ellas, Mavis respira profundo y con mirada molesta pero ahogando su mirada rojiza que esta por intervenir sin control sobre el asunto. Lo percibe en la punta de su lengua, sus colmillos.

—Bella...

—¿No sabes que los lobos son mala compañía para ti, Mavis?

La tensión a cada instante se estiraba más, la vampira respira y cuenta hasta diez, tratando de mantener la postura.

Se suelta del agarre de la intrusa.

—Los lobos son animales salvajes, inofensivos y comen como todo ser humano a los animales, ¿En serio, quieres tener un debate de ese estilo ahora mismo?—pregunta con tanta ironía que sentía que su sobreprotección a sus cachorros estaba por reventarle la cara a Bella.

—Pero yo no estoy hablando de los animales, yo estoy hablando de...

Mavis agarró el cuello del polo de Bella, y se acerca hacia ella con total seriedad.

Susurrante le dice:

—Recuerda esto, tú eres una visitante. Yo llevo tiempo en el pueblo, mi pareja me ama y yo a él, no tengo NADA, ABSOLUTAMENTE NADA que ver con lo que estás insinuando...

Bella tiembla al verse intimidada, pero ligeramente mareada ante el tono dominante en la voz de la chica mayor.

—Pero ellos...

—Lo que diga esa familia de mi, me tiene sin cuidado —aboga frivola.

Seguidamente a eso, Mavis percibe la cercanía de su clic cerca, con suavidad logra que sus manos delgadas dejen de apresar la ropa de la humana; las besa y atrae hacia el, dando consuelo a su malhumor a tope. Atrayendola hacia su calidez, dopandola.

—Isabella Swan, ¿sabe usted que esta clase de acusaciones puede ser tomado como acoso hacia mi pareja? —pregunta con toda la seriedad del mundo Sam, totalmente protector.

—Así mismo, podemos decirle al Sheriff que acosas a nuestra amiga. —dijo Jared con los brazos cruzados.

—No te conviene meterte con nosotros, Swan. —sisea Paul com advertencia.

Bella retrocede torpemente con miedo.

—Yo... Yo lo siento...

—No nos vengas con falsas disculpas. —murmura Jared a la defensiva.

—Es mejor que no te involucres con Jacob si solo buscarán crear pelea. Ya no somos bebés para pelear por quién se chupa el biberon —advierte Paul.

—Vamonos chicos. Se terminó esto.

—Pero...—quiso decir Bella.

Sin embargo, los chicos decidieron ignorarla, y escoltar a Mavis con Sam, lejos de esa humana curiosa.

Esta vez, Isabella Swan había probado un poco de la sugestión de Mavis. Sentía advertencia hacia ella, como si su instinto le dijera: Allí no es.

Pero Sam y los demás, habían visto de primera mano lo que esa curiosidad por la que tanto Mavis había advertido, era realmente algo para tomar cartas en el asunto. Los Cullen y Jacob estaban haciendo sus malas elecciones en conjunto con la joven Swan.

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