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Capítulo 45

...............Bandeja de Entrada(3)..............
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Jess:
Hey! Nos tienes muy olvidada Mavs, te invito a una salida a Seattle. En el instituto tendremos un baile pronto y necesitamos vestidos, nos vendría bien una opinión tuya. Además, tenemos nueva compañera, se unió a mitad del semestre, es un poco rara pero de seguro podrás verle un visto bueno.
07:10 am
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Angie:
Holaaa!, te extrañamos mucho, Mavis. Jess me dijo que te invitó a nuestra salida, pero solo es si estás libre. No queremos molestarte en tu vida universitaria. Espero no te moleste que hayamos invitado a Bella.
07:15 am
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Jess:
Por cierto, último chisme antes de entrar a clases. Se llama Isabella Swan, y parece que le interesaron los Cullen.
07:20 am
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Mavis al recibir ese mensaje, ese Lunes no dudo en dejar de nuevo el celular contra el colchón. Hace media hora había vuelto a ducharse, y bueno otra ronda de sexo con su pareja. Estaba demasiado suceptible a la cercanía, distancia y toque de Sam. Por lo que, se sentía muy extraña.

—Eso es extraño.

—¿Hmm?—ella murmura sin ganas.

—Has visto el mensaje pero no lo has contestado. Tanto te afecta la marca, ¿Necesitas que veamos a algún médico...? ¿Sangre? ¿Te sientes bien?—pregunta preocupado Sam, mientras la atrae hacia su pecho desnudo. Besando justo en la su hermosa marca donde había sus iniciales en una letra bastante extraña ϨѪ, entrelazados.

—No, no. Bueno... No me puedo mover todavía por... pereza, pero el tema de conversación no me atrae mucho. —responde Mavis somnolienta.

«Aunque también sea porque siento mi zona baja muy sensible»pensó para sí misma, intentando no cohibirse.

—¿Quieres compartirlo?—pregunta Sam mientras le acaricia la cintura, de forma cariñosa y relajante.

—No te gustará el tema, tanto como a mi. Desde ya, te aviso —le advierte.

Sam frunce el ceño.

—Jessica me invitó a una salida de compras en Seattle. Y Angie me confirmó que me extrañan. —prosigue a contar el contexto— Sin embargo, invitaron a alguien más en la salida.

—Sino estás cómoda, quiere decir que puede haber relación con los cara pálida —supone Sam, mientras roza su nariz lentamente y suave por la piel del hombro, cuello de su impronta. Intentando relajar su molestia.

—La hija de Charlie llegó el mes pasado a Forks, la invitaron a la juntada —comenta Mavis, soltando un suspiro. Disfrutando de esa caricia cálida.

—Pensé que te alegraría conocer a su hija. Estabas muy curiosa a ello en estos últimos meses.

—Si, pero... Tiene interés en los disque vampiros, y sabes que si algo empieza así, tendrá la estupidez de querer la inmortalidad. —contesta concisa y sincera— La mayoría de los humanos que conocen alguien inmortal, lo quiere y haría cualquier cosa por ello.

Sam se abstiene a gruñir. A veces la forma en la que hablaba Mavis le hacía notar cosas que como protector a la vida y a su gente, le molestaba bastante escuchar, ser un vampiro no era opción para un humano.

—Comprendo tu punto. Pero no creo que sea tan estúpida como lo sospechas. Cuando Charlie conoció al doctor Cullen, se mantuvo reservado e hizo una amistad formal. Si su padre experimentó el peligro y no se acerca, ¿Porqué su hija no lo sentiría?—comenta Sam, poniendo sobre la mesa el beneficio de la duda y el sentido común en la hija única del Sheriff.

Mavis se voltea hacia su Alfa, y lo mira apática marca in Drácula ante la inocencia de alguien que ha vivido muy poco en la vida sobrenatural. Por más que un siglo y medio fuera poco en ella comparado a la existencia de su padre, ella podía comprender mas cosas que una persona que ha vivido dieciocho años en la tierra.

—Cariño, el que advierte no es enemigo. Si la humana se interesa en uno de esos disque vampiros, debo decirte que su sentido común e instinto de autoconservación no existen. —dice mientras le acaricia el mentón y la mejilla suavemente, hasta dejar su pulgar sobre los labios de su Alfa— La belleza de esos disquevampi resalta bastante, y los humanos a esta edad se escandilan demasiado por las cosas brillosas, hermosas y más si hay mucho dinero de por medio. Claramente no son todos los humanos así, pero hay un buen porcentaje comprobado que verifican este hecho.

Sam la mira incómodo. Esa mieada divertida pero palabras tan profundas por ese instante lo hicieron sentir como un niño ingenuo.

—Estás juzgando antes de conocer, Mavis. —regaña el nativo.

—Solo digo la verdad.

Ambos se debaten ante esa probabilidad, con la mirada. Sam con un malestar en el estómago al imaginar en la verdad de ese hecho, la tristeza que aquello ocasionaría al Sheriff y al pueblo, la desgracia en efecto dominó. Billy y Harry eran las cabezas del concejo más cercanos a la familia Swan.

—No quiero pelear, solo te aclaraba algunas cosas que tus ojos no logran ver —murmura Mavis, mientras deposita un ligero beso en esos labios.

Sam muerde sutilmente los labios de su mujer, y la abraza hacia él.

—Si dices que traerá problema, apártate, porque sé que no toleraré la presencia de los cara pálida y más si traen problemas —advierte a modo de consejo— Y si determinas que ella no supone lo que dices, no la dejes acercarse a ellos.

—Cariño, no por el hecho que tenga el poder de manipulación, quiera decir que me interese involucrarme en la vida de personas torpes. —dice entredientes, ya la espinita de incomodidad estaba varada en ella.

—No la juzgues. Conócela y luego dime que tal te fue, por favor.

—Bien. Pero si no me agrada, tienes prohibido involucrarme en esos asuntos. Si veo que es un problema...—empieza a declarar Mavis inflexible.

—No llegará a eso. Por favor, no te estreses por algo que no ha pasado.

Sam besa la frente de su impronta. Y Mavis resopla, al notar que ha cerrado con ello la conversación.

—No quiero ir...

—Ni yo te dejaré ir a ninguna parte.

Mavis se sorprende y se ríe ante esa absoluta dominancia de la frase.

—Bueno, una cosa es que yo no quiera, ¿Porqué no lo quieres tú?

Sam ríe levemente, y la apega hacia él, de una forma más íntima.

—Te he puesto mi marca hace poco, estás demasiado susceptible a mi. ¿Cómo crees que sería apartarte de mi lado si ya estando lejos de mi te sientes vacía?—pregunta sugerentemente.

—Oh. —suelta sin saber que decir ante esa pregunta— pero... Debo cumplir con mis labores, cariño...

—Esta semana no lo será. Además solo estas para apoyar, no es como se mueran sin tu presencia —comenta Sam, mientras se apega más al cuello de su impronta.

—Pero...

—Además, el concejo de la Tribu ya sabe nuestra situación actual. Nos respaldan, así que, relájate y luego te pones al día. —gruñe posesivo.

Mavis frunce los labios. Aún no entendía como es que esta tribu manejaba a su antojo a las personas. Parecían tener todo solucionado.

—Espero que nos respalden por lo susceptible que estamos, y no porque vayan a esperar cachorros. —murmura resignandose a la idea de salir a trabajar esa semana.

—He dejado en claro que si nos molestan con ese tema, nos mudaremos a Rumania. No voy a cederles mi vida, la tuya o nuestros cachorros, mi prioridad eres tu. La descendencia llegará cuando deba ser o lo quieras —contesta mientras va deslizando su mano por la cintura desnuda de su mujer, y la introduce entre esos pliegues íntimos.

—S-Sam...

—Sht, Sht, tengo muchos preservativos cariño... Además debo atender tus necesidades.

Mavis siente calor en la zona baja. Y si fuera un humano, sabe perfectamente que estaría completamente sonrojada. Al lobito ya no se le escapaba ni un detalle de su estado anímico.

—Y una cosa más, nuestra marca nos permite saber, sentir y buscar mejores soluciones a las necesidades de nuestra huella, alma gemela. Así que, ya nada es un misterio para mi, a partir de ayer en más —Sam explica y sonríe pícaro.

Y fue allí cuando sus ojos celestes dejaron de ver, sentir, al igual que su mente dejar de funcionar.

«En dónde me fui a caer...»fue su último pensamiento cuerdo.

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