Capítulo 37
Al despertar como corresponde, cada uno tuvo que retomar sus actividades. Aunque Sam se podía haber comportado como un chicle innecesario, no quería que Mavis se levantara justo para las siete de la manaña, por lo que, la mantuvo abrazada por lo menos hasta las ocho.
Ella no tuvo de otra que acercarse su celular con telequinesis, empezando a ver de qué se trataba los mensajes recibidos hace unas horas atrás. Mientras ella se encontraba en pose cucharita, es decir, su espalda pegada al estómago y pecho de Sam, el rostro del nativo acunado entre su cuello y hombro aun dormitando.
«Las horas de vigilancia y la mudanza lo dejaron demasiado agotado. Pobrecito»pensó enternecida al primer minuto, sin embargo, quedó absorta en cuanto abrió el cajón de mensajes muevos, encontrándose con tres mensajes de Cleo y dos de Griffin.
Procedió a abrir los mensajes y...
Se mordió los labios al saber que había tema que charlar. Por lo que cerró su celular de dos piezas. Y se limitó a ignorar por un momento más lo que dirían los mensajes de su tío.
-¿Sam? -murmura con cuidado.
-¿Hm jum?-le responde somnoliento.
-¿Todos en la tribu pueden despertar su lobito oculto?-pregunta para no alarmarlo con lo que debía decir.
-No todos, solo algunas familias lo pueden despertar por cuenta propia, o una propia circunstancia antinatural los puede convertir parte de la manada. Por ... -dice Sam, aunque bosteza sin poder evitarlo-... ejemplo, en la tribu la genética activa se encuentra en las familias de: Billy Black, Harry Clearwater, y en algunos amigos míos como Jared Cameron y Paul Lahote.
-Ya veo...
«Entonces, estaba predicho que Leah cambiaría. Es Clearwater.»unió cabos.
-¿Qué es lo que quieres preguntarme, cariño? Si lo que te preocupa es despertarme, ya debía haberlo hecho en cuanto estiraste el celular para verlo-aclaró Sam, interesado totalmente en ella, empezando a dejar en segundo plano su propia somnolencia.
-Hmmm... Dejé a una amiga en el pueblo hace meses atrás, para vigilar a un pariente para que no te causara problemas. -empezó a comentar el contexto, aun cuando le diera algo de incomodidad tener que hablar de la ex novia de Sam. La última vez que la pudo ver, tenía una camisa de su clic, aún cuando hubieran roto su relación. Eso no era buen signo de superación.
«Aunque, ¿quién soy yo para opinar? Sam es mi primera pareja en toda mi existencia.»pensó tratando de calmarse ante el nervisismo que empezaba a invadirla por charlar del tema.
-Y no me han causado problemas. Al menos no me lo han notificado ni Paul ni Jared. -contesta Sam, mientras parece percibir su tensión- Estás tensa, ¿Porqué?
-No quiero sonar agresiva pero, si te digo lo que tengo que decir, no irás a los brazos de otra mujer sabiendo que soy tu impronta y compañera. ¿verdad?-pregunta inquieta. Tenía miedo de que Sam la abandonara.
«El primer amor nunca se olvida... había escuchado decir tantas veces a su papá»
-No tendría ni motivos ni ganas. Eres mi vida, Mavis. -contestó sin demora.
-Bien. Mi pariente es el hombre invisible, como coloquialmente lo conocerías. Pero se llama Griffin, y es uno de mis tíos y mejor amigo de papá. -empieza a decir un poco más aliviada, pero el nudo en su garganta aún amenazaba con tensarse más- Encontró a su enamorada en Leah.
Sintió un temblor invadir el cuerpo masculino de su pareja. Y luego escuchar un jadeo de sorpresa, enseguida lo vio entornando su mirada hacia ella, mientras se levantaba rompiendo la pose de cucharita en la cama para dejarla bajo el, con cada mano a sus costados y cada pierna a los costados de su cuerpo, curvado hacia ella. Aprisionada.
-¿Y qué pasó? No creo que haya salido herido si no se le puede ver -pregunta serio. Se notaba que la mención de Leah podía conmover aún un misero gramo en su pareja.
Lo cuál, la hizo sentir incómoda.
-No salió nadie con heridas, creo. Pero, mi amiga me comentó que entre una de crisis de celos, Griffin se le declaró sin más y ella... -dijo nerviosa.
-¿Qué...?-preguntó Sam, acercando sus rostros.
-Ella se volvió cuñada... Y cachorra. -contesta tal como Cleo lo había dicho.
La confusión fue primero lo que invadió el rostro de Sam. Poco después, la incertidumbre y finalmente, la incredulidad. El cuerpo de su novio se fue asentando sobre ella como si fuera un colchon más, la estaba manteniendo atrapada a su merced y aunque pudiera sacarselo de encima, no podía entender su necedad para hacerlo.
-Eso es imposible. Ninguna Quileute ha despertado el gen antes. -expresó Sam, totalmente incrédulo.
Frunce el ceño al notar que lo único que parece incomodarlo de sobremanera a su pareja es ese hecho y no la mención «cuñada.»
-Pues, eso es lo que Cleo ha dicho. Aunque debemos salir ya de la cama si quieres que vaya a descubrir más detalles del tema -propone mientras intenta sacarlo de encima.
Sin embargo, nota como Sam hace fuerza y no se lo permite. Lo mira con molestia, su curiosidad ya no podía esperar por más tiempo a ser calmada.
-Bien. Pero, ¿Estabas tensa por como reaccionara al mencionar a mi ex? Es por eso, Mavis?-pregunta Sam.
Cohibida. Apenada. Baja la mirada y se rehusa a mirarlo. Sin embargo, las manos cálidas de su clic, la toman y redirigen la mirada a él.
-Mavis...
-Sí, temí que fueras a querer consolarla y me cambiarás. Si ella no te pudo superar en cuanto la conocí, ¿Qué me asegura que no vayas a hacer lo mismo? No quiero ser lastimada y no es desconfianza, es que este tema es muy complicado y me da miedo que todo vaya mal por esa mujer -admite sus miedo en un ataque de vergüenza y pánico. No quería mentir ni ocultarlo.
Sam se queda con la boca cerrada. Sin embargo, gruñe por lo bajo al escuchar la suposición de sus labios.
-Nunca. Entiende. Nunca más temas de que te deje por otra. Amor, mi princesa, yo no sé más existir sin ti. Tú eres mi prioridad por encima de toda la tribu. Los lazos sentimentales con otras personas que no sean tu, ya no los tengo registrado en mi mente ni corazón, sí puedo ser humano y recordar con nostalgia el pasado como mis errores pero, ella se queda como ex. Tu misma lo dijiste, es una cuñada o más bien, un Tía prácticamente para ti. -aclara totalmente molesto. Tratando de demostrarle algo.
-Pero...
-¿Te he dado motivos para que desconfies de mi?-pregunta Sam, con una expresión molesta y dolida.
-No...pero...
-Entonces, te aclaro otra vez. Si me vieras ir donde esa mujer, como dices, sería para guiarla en su nueva vida como protectora de la reserva. Ser lobos no es fácil ni mucho menos manejar las emociones. Así que, en el único caso que me compete intervenir sería totalmente formal nada informal. ¿Entiendes? Como Alfa es mi deber guiar a los cachorros en el camino, y enseñarles a proteger nuestras tierras y seres queridos a defenderlos de nuestros enemigos. Solo eso. -vuelve a recalcar Sam, mientras le impide con un beso volver a decir ese «pero», ya no lo quería volver a escuchar.
Parecía haberle dolido que ella tuviera ese miedo, esa inseguridad hacia él. «¿Pero que podía hacer? Cualquiera con sentido común, esperaría eso de un humano y el error de retroceder por sus pasos siempre era una opción. Lo había visto varias veces en sus conocidos del pueblo»pensó apenada. Se había dejado llevar por lo que era comun ver, a lo que en verdad Sam le confirma y demuestra cada día.
Ambos comparten una mirada única. Y decide compartir y aceptar el beso, a modo de consuelo. Sus labios se separan tan solo unos pocos milimetros, los justos para una frase.
-Lo siento, Sam.
-Yo lo siento más, si me hubiese asegurado que nada quedara de mis cosas en esa casa, tu no sentirías inseguridad por mis acciones. -comenta Sam, mientras besa su frente.
El cálido gesto de ese beso. Era significativo. Sam quería protegerla y con ese beso lo decía todo.
-Pero habrán cosas que se me escapen de las manos. Pero prometo, que esto no será problema para nuestra relación. Eres mi pareja e impronta, no hay nada que nos pueda separar, Mavis. -vuelve a decir Sam, mientras la acuna con cariño y fervor- te amo tanto, que lastimarte supone un dolor en mi corazón que no te lo podrías imaginar.
-¿Un paro cardíaco?
-Una crisis. Si me da un paro, me muero y no vivo para contarlo. ¿sabes?
-Uff, tienes razón. Jijiji...
-En fin, vamos a solucionar este problema juntos. Por eso, conoceré a tus seres queridos: amiga y Griffin. Para evitar malos entendidos y luego, veré como intervenir lo del tema con Leah. Pero siempre y cuando estes a mi lado, quiero demostrarte que no solo digo palabras sino que soy muy capaz de llevarlas a cabo -propone Sam.
-Perfecto.
-¿Ahora estás mas tranquila?
-Si, es decir, no pensaba que me diera esta inseguridad pero, quedé mas que satisfecha con nuestra charla, cariño.
-Me alegra bastante que seas sincera. Sino, me imagino las miles de peleas que nos tomaría entendernos si no lo conversaramos. -admitió aliviado por ella y por él.
-Si, eso es porque somos almas gemelas. Estamos juntos para compartir la vida juntos, no estirar de lados opuestos y no avanzar. -comenta divertida mientras lo abraza mimosa, sin embargo, lo empuja con facilidad después de que logra que este baje la fierza con ese gesto. Librandose de ese agarre posesivo y dominante.
Sam jadea perturbado por el empujón.
-Solo debías decirme que me quite.
-Hace más de dos horas lo llevo pidiendo con buena cara.~ -canturrea ella mientras se levanta y se dirige hacia un costado del armario. Un mini heladera se encontraba allí, de donde saca una botella de ponche, para saciar su boca seca, y de paso quita un Boo-cream. Para empezar a comerlo.- ¡Ah! -grita el helado y luego ya no, una vez en su boca.
-Te diría que me perturba eso. Pero ya he visto de todo, en estos últimos meses.
-jajaja, entonces, no te demores mucho. Que ya debemos estar saliendo.
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