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Capítulo 2

Forks, 2004.

Mavis se encontraba al fin en el pueblo de Forks, Washington. El viaje había sido mucho mas largo de lo que pensaba, al igual todo el procedimiento que debía hacerse tras los trasbordos de avión al siguiente vuelo, la fortuna y suerte le cuidaban sus hombros, debido a que el sol no la llegó a tocar estos días ni siquiera el asiento era muy cerca de la ventana. Había podido ver que el mundo de afuera era colorido, lleno de ruidos y bellezas exóticas que nunca antes había visto, olido y probado. En cuánto pagó el taxi que la había dejado justo en la puerta de la casa que había alquilado por unos meses, se sintió aliviada y con una sensación abrumadora al saber que desde este día en más, su aventura comenzaría.

Aunque se soba suavemente su trasero, sentía como si se les hubiera dormido la zona, sentía entumecido el lugar y extraño. La espalda parecía haberse quedado tenso como si quisiera ser un tempano duro, y por sobre todo, tenía mucha hambre, se había controlado muy bien como para no meter la pata y exponer a penas sacara un pie fuera del hotel. Por lo que, se aseguró de pagar al taxi, y luego agradeció.

Tras ello, el taxista le dio su maleta. Procedió a acercarse a la casa, tenía un buen patio por delante hermoso sin lugar a dudas, la casa era de un estilo colonial, amarilla de detalles blancos, un hermoso patio delantero como trasero, todo era muy alegre. Un cambio radical sabiendo del lugar de donde venía y dónde toda su habitación solo se mantenía en colores oscuros y para nada tan brillantes. La casa era de un piso, no necesitaba mucho más que eso, tampoco es que fuera a tener muchos invitados, ademas de que no podrían venir a verla a menos que fuera la época festiva de Halloween, tal vez allí pasarían desapercibidos y no expondría a verdad todo.

Entró a la casa, observó cada rincón con extrañeza, tenía lo justo y necesario. Una cocina, una sala comedor de concepto abierto, dos habitaciones una personal y la otra de invitados, así como un solo baño. Debía hacer muchos cambios entre los adornos o muebles pero eso lo haría con el tiempo, aunque lo que el dueño había dicho era que para su fortuna, el sheriff del pueblo vivía a su lado. Así que si tenía algun problema no dudase en perdirle ayuda.

Extrañada tras esa mención, aceptó la ayuda pero no iría aún. El hambre la estaba matando.

—Agh... Mucho tiempo sin comer hace mal... Me duele mucho la cabeza —gime mientras se soba las sienes, al igual de que sus colmillos se hacen mas presentes ante la sed que posee.

Se coloca una ropa más cómoda. Había escuchado de Mummy que había una tienda escondida en Seattle y Forks de bancos de sangre para personas específicas como ellos, por lo que, buscaría ese lugar específico. Tan solo esperaba llegar al lugar sin tener molestias, ya tenía mucha hambre, hambre suficiente como para enojarse con cualquier que se interpusiera en su camino. Por lo que, una vez lista, se pone una pequeña mochila negra con toques bordos oscuro. Sale de su casa, con dinero y su llave dentro de la mochila, para encaminarse por el pueblo, caminando regularmente rápido para no llamar la atención.

      Tras un buen rato caminando, al fin encontró la fachada de buscaba con tanta necesidad. Para su fortuna no estaba tan lejos de su nueva casa, abrió la puerta y el aroma añejo la hizo sentirse en casa. Respirando con alivio, la sangre de cada persona le incitaba a drenarlos pero no podía ser tan tonta como para matar a cualquier por hambre, por lo que dejó su paraguas a un lado, su excusa era la sensibilidad de su piel ante el sol, tipo una enfermedad genetica, le salían ronchas pero mientras no se incendiara nada llamaría la atención de los curiosos.

—Bienvenida a "Monstree Market" un lugar que solo podría ser visto de monstruo a monstruo. ¿En qué le puedo ayudar?—pregunta un triton con una especie de capsula de agua en su cabeza

—Oh, que suerte que he llegado al lugar correcto a la primera —contesta Mavis aliviada, acercandose al mostrador— ¿Tienes sangre tipo A y una docena de cajas de "Vampires punch"? Soy nueva en el pueblo, y se me terminó las reservas que tenía... Mummy me recomendó el lugar.

—Oh, como se nota su genética. Que gusto que Mummy siga siendo el mismo de siempre. Señorita Dracula —contesta encantado el señor triton— Está usted con suerte, me han llegado bastante de ambos lotes. Estaría cada docena unos...75$ dólares.

Mavis se sintió algo intimidada por el precio, pero sabía que pronto buscaría trabajo, tal vez su ahorro no duraría por mas de un dos meses, pero era mejor abastecerse de insumo para existir que preocuparse por el alquiler, por ahora ya contaba con dos meses pagados, esperaba no sentirse tan ajustada de presupuesto.

—Perfecto. Aquí tiene —contesta Mavis, una vez el triton trae las cajas.

—Gracias, ¿no le apetecería tambien llevarse unos aperitivos? Tengo "queso grito" que cuestan 13,10$ y las "Bu-nanas" a tan solo 1,70$. También suelo tener albondigas chillonas especial para caldo a tan solo 4,70$ el kilo—cuenta el señor triton agradecido por la compra aunque viendola demasiado demacrada— Por cierto, me llamo Tristan, como veo que se te han iluminado los ojos con lo dicho, te los obsequiaré a modo de bienvenida.

—¡Santa babia! ¡santa babia! ¡Muchas gracias, Sr. Tristan! No sabe lo mucho que me ha salvado, ya estaba cayendo en cuenta lo triste que sería mi vida sin esas comidas —contesta Mavis con ojitos brillosos y un puchero en sus labios, para luego sonreír en gratitud— Tal como lo dijo, soy nieta del Conde Dracula e hija de Dra, Mavis Drácula un placer señor.

—Nada de señor, jovencita. Tan solo dime Tristán. Que ahora serás cliente frecuente no hace falta tanta formalidad. —expresa encantado con la joven y su tierna actitud.

—Como desee usted... Digo Tristan. —toma los paquetes y bandejas pero luego se queda estática.

—¿No sería mejor que los mandara por delivery a su hogar?—pregunta comprensivo Tristan.

—¿Cuánto me costaría eso?— pregunta Mavis— mi casa esta a la mano derecha del hogar del Sheriff Swan. ¿Sabe dónde queda eso?

«Que diga que si, por favor, que ahorita no estoy muy familiarizada con el puebloooo»pensó suplicante Mavis.

—Claro que lo conozco. Llevo viviendo por aquí alrededor de casi dos siglos ya... Uhm... De aquí para allá solo te saldría alrededor de 4,11$ no has caminado tanto. —contestó Tristan sonriente y divertido.

—¡Eres el cielo, Tristan! En verdad que esta ha sido la primera bienvenida que he tenido desde que llegué hoy. Dalo por hecho, y muchas gracias pero me llevaré ya los aperitivos —expresa Mavis encantada. Dandole el dinero justo también por ello.

Siendo así, como tras unas horas. Mavis había recibido su compra. Ahora si podía estar comoda al menos por un mes y medio. Disfrutando de sus bu-nanas (paletas de piel de fantasmas con bananas), acomodando toda su ropa en el armario que venía con la casa. Oficialmente, Mavis Drácula había llegado a Forks.

—Nadie sospechará que soy nieta del Conde Drácula. Porque me apellide Drac... Espero que no... Ya que no tengo idea de si podría haber usado el apellido de soltera de mamá, sin que papá se hubiera molestado más...—piensa en voz alta Mavis.

Mañana sería su segundo día en este pueblo, y esperaba poder llegar bien para las inscripciones en la institución o poder ingresar al menos. Aunque según tenía entendido, Griffin había hecho su propia magia para hacer la fachada perfecta para entrar a estudiar entre humanos, despues de todo, estaría cursando solo el último año. Y poco después tan solo se graduaría.

Era perfecto para después, buscar un buen trabajo para subsistir sin morir pobre en el intento.

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