El día es hermoso, el sol se encuentra en su punto más alto y el calor que desprende es agradable no es muy fuerte pero si lo suficiente para mantenerte con un agradable calor.

Veo como la Sra. Viky se mueve con destreza y agilidad por toda la cocina mientras yo no puedo encontrar un cuchillo para poder cortar los vegetales. Y finalmente después de buscar literal por todos los cajones por fin encuentro un cuchillo, esta cocina es enorme para mi que en toda la cocina cabría por completo mi departamento, bueno más bien mi ex departamento.

El sonido del cuchillo al cortar los vegetales y el sonido que emiten las cucharas al topar con las cacerolas es lo único que se escucha en toda la cocina por durante casi una hora.

-Ya termine de leer el libro que me presto Sra. Viky, esta muy interesante y aclaró varias de mis dudas-. Mencionó para romper el silencio. Dejó el cuchillo aún lado y echo los vegetales a la hoya que se encuentra en la estufa.

-Me alegro que le aya servido para aclarar sus dudas mi niña-. Sonríe con ternura.

-Sólo, Sólo que no aclaro una de mis dudas-. Indicó.

-y cual fue?.

-En el libro no menciona nada de humanos..nada de mates humanos, todos son licantropós pero ninguno es humano..

-Eso es de suponerse, nunca se a visto que una humana sea mate de un licantrópo...-. Veo como seca sus manos en el delantal para seguir hablando. -...Es muy raro que la diosa Luna la aya mandado a usted como mate del joven Derek y sobre todo siendo humana..pero la diosa Luna nunca se equivoca-.

-Probablemente con migo si-. Murmuró por lo bajo, olvidando me por completo que ella es una loba y de su oído desarrollo.

-la diosa Luna nunca se equivoca, ella sabe por que hace las cosas mi niña.

-Pero no entiendo por que a mi, ¿por que yo?, yo intentaba tener una vida normal, feliz pero tuvo que aparecer el y cambiarlo todo..

-Pues tú cambiaste por completo mi vida..-. Me sorprendo al escuchar su voz. -Y no precisamente para bien, créeme que yo estaría mejor sin haber te encontrado..

-Derek!-. La voz de la Sra.Viky interrumpe su oración.

-Déjenos solos Victoria-. Ordena.

-Pero..

-Ahora victoria-. Su voz se eleva unos cuantos tonos más de lo normal.

La figura de victoria desaparece a los pocos segundos.

-¿Qué quieres?-. Pregunto directo  grano.

-No tienes que ir contándole a todo mundo tus malditos problemas.

-yo no ando contándole a todo mundo mis problemas-. Desmiento.

-¡A no!, y entonces eso que fue.

-Yo no tengo por que darte explicaciones de nada-. Mi voz suena segura aunque por dentro mi órganos esten temblando por completo.

Doy la vuelta e intentó salir de la cocina pero enseguida siento su mano encerrarse en mi muñeca y jalar fuertemente de ella haciéndome regresar con fuerza y estampar mi espalda con su duro pecho.

En un intento por que me suelte sólo provocó que sus manos se ciñan con fuerza en mi cintura.

-Su-suelta me Derek-. Siento como el calor de sus manos traspasa mi ropa provoca que mis poros se cierren y mi piel se erice.

-No me gusta que me den órdenes mi querida Emma-. El tono sarcástico que utiliza sólo logra que me renueva más para ser liberada de sus enormes brazos.

Hago acopio de toda mi fuerza y me liberó por fin de sus brazos, pero desgraciadamente celebró antes de tiempo ya que sus brazos me vuelven a tomar pero esta vez me gira para quedar frente a él.

-Eres una humana muy escurridiza-. Su cálido aliento acaricia mi rostro y enseguida un escalofrío me recorre de pies a cabeza.

Yo no me muevo, mi cuerpo no se mueve parece como si su sólo cuerpo hipnotizara al mío y mi cuero reacciona a la cercanía de el, siento como si su sólo tacto quemara.

Siento como coloca su barbilla en mi cabeza y huele ahí mismo, su nariz se entierra en las hebras de mi cabello y aspira con fuerza. Su nariz empieza un recorrido hacia abajo para enseguida enterrarse en mi cuello.

Sus manos me toman con más fuerza acercándonos cada vez más.

Mis ojos los mantengo cerrados, no los quiero abrir, no se si por miedo o vergüenza..

-¡Joder!, hueles tan bien-. El gruñido que sale de su boca retumba en mis deltoides causando que la piel de esa zona se erice por completo.

-..por favor suelta me-. Mi voz sale en un simple murmullo ya que sus caricias empiezan hacer estragos en mi cuerpo.

Ignora por completo mis palabras y sigue con su recorrido.

-En este lugar me gustaría marcarte, clavar mis dientes en esa sensible piel, que todo mundo sepa que eres mía-. Sus dientes jalen la piel de mi cuello mientras involuntarios jadeos salen de mis labios.

Saco de todas mis fuerzas y lo empujó aunque no muy lejos pero si lo suficiente para liberarme de la cárcel de sus brazos.

-N-no me vuelvas a tocar-. Ordenó aunque por dentro me esté muriendo por sentir nuevamente sus caricias en mi piel.

Una sonrisa socarróna se forma en sus labios al terminar de pronunciar esas palabras.

-No necesito de marcarte para sentir tu excitación Emma..tus mejillas sonrojadas, tus pupilas dilatadas y el latir desbocado de tu corazón secundan mi aclaración-. Mis mejillas se calientan más al escuchar sus palabras, no creí que fuera tan notoria.

-N-no es cierto-. Miento descaradamente tratando de que crea mis palabras.

-Crees que puedes engañarme, mi lobo aclama por hacerte mía al sentir tu excitación..no lo niegues.

¡joder!..

-Yo n-no..-. En un cerra y abrir de ojos ya lo tengo enfrente de mi. La distancia que nos separa es mínima, puedo sentir su aliento rozar mi rostro causando me cosquillas.

-No lo niegues Emma-. Y entonces la distancia que nos separaba desaparece por completo, sus labios se unen a los míos en una suave caricia, sus labios se mueven lentamente como una melodía de vals, como queriendo sentir cada parte de ellos, grabarse mi sabor y de más.

Sus manos se posan con suavidad en mi cintura y ahí se quedan estancadas, no se mueven sólo se mantiene ahí aferradas, como queriendo que yo no es cabe de el.

El sabor de sus labios es embriagante la combinación de la menta con su olor personal causan una droga en mi que ya empieza a surgir estragos en mi cuerpo. Las típicas maripositas en mi estómago se empiezan hacer presente con forme los segundos pasan al igual que las pequeñas descargas eléctricas que recorren mi cuerpo de pies a cabeza.

Su sabor nubla mis pensamientos por completo, no me permite pensar ni actuar, nada.

Definitivamente creo que soy adicta al sabor de sus labios...