capitulo 2
Miro el reloj que se encuentra en la pared del restaurante, éste marca las 10:27 p.m., faltan tres minutos para salir así que empiezo a ordenar todo, una vez que el reloj marca la hora me despido de mis compañeros y comienzo el camino hacia mi departamento que se encuentra a unas pocas cuadras de aquí.
Mientras camino, no puedo evitar pensar en lo mucho que ha cambiado mi vida. Hace apenas unos meses vivía encerrada por culpa de mi padre el cual me vendió. Cuando murió mi madre todo se vino abajo, mi padre se volvió alcohólico y en una borrachera por conseguir dinero para seguir bebiendo me vendió. Lo hombres que me compraron eran crueles, me maltrataban hasta casi dejarme muerta, todo mi cuerpo está lleno de cicatrices así que no me gusta usar ropa que descubra mis brazos o piernas.
Un día estaba en el cuarto donde me tenían encerrada cuando los escuche hablar que ya era tiempo de que Emma, ósea yo, trabajara. Al principio no comprendí hasta aquella noche, cuando aquel hombre entro al cuarto y me empezó a manosear. Intenté alejarlo, pero era más fuerte que yo, a pesar de eso no dejé de luchar para que me soltara y sí lo logre; pero esa noche fue la peor de toda mi vida, por castigo me dieron la peor paliza de mi vida, creí que ese era mi fin pero no, logré sobrevivir.
Una semana después me enteré que me iban a vender para prostituirme, así que decidí que esa misma noche debía escapar. A la hora de la cena golpeé al señor que traía mis alimentos y escapé, corrí y corrí hasta que me sentí segura.
Antes de morir mi madre me dijo que tenía una cuenta de ahorros para mí, nunca le dije a mi padre. Con el dinero de la cuenta el cual no era mucho, por cierto, logré mudarme a Canadá y renté un pequeño departamento. Ahora mi hogar es aquí, en un pequeño pueblo ubicado en medio del bosque.
Por suerte conseguí trabajo de camarera en un restaurante llamado Big Burger, es un buen empleo no me puedo quejar, las propinas son lo mejor, ayer gané 100 dólares que me sirvieron muy bien, aunque no siempre son buenas.
Sin darme cuenta aquellos recuerdos provocan que las lágrimas empiecen a caer una tras otra, estúpidamente las limpio con mi mano.
Alzo la mirada que antes estaba puesta en el suelo y me doy cuenta que ya llegué al edificio de mi departamento, sin dudarlo entro.
-Buenas noches, Don Víctor-. Saludo al portero.
-Oh, buenas noches señorita Emma ¿Cómo le fue? -. Me pregunta muy amable.
-Muy bien... No me puedo quejar- Me encojo de hombros.
-Me alegro por usted, señorita Emma-
Me despido de Víctor y me dirijo a mi departamento, una vez ya adentro me quito los zapatos y muerta de cansancio voy directo a mi recámara dispuesta a dormir.
Al día siguiente.
Ring, ring, ring, ring, ring, ring.
Escucho el ruido del despertador, siempre lo pongo temprano a pesar de que entro tarde a trabajar, simplemente lo hago para tener tiempo suficiente para recoger y estudiar en línea.
Con frustración me levanto y noto que me dormí con la misma ropa de ayer, así que me dirijo de inmediato al baño dispuesta a darme una ducha.
Me dispongo a desayunar para iniciar mis clases en línea. Me preparo dos huevos, que es lo único que encuentro en la alacena, junto con un paquete de pan tostado.
<<Bueno, es mejor que lo que comimos ayer >> Pienso.
Una vez ya terminado mi escaso desayuno me dispongo a recoger. No demoro mucho en terminar, ya que no cuento con muchas cosas en mi departamento.
Me pongo a estudiar, desde que me escapé he reanudado mis clases, ahora estoy cursando el tercer semestre de preparatoria. No voy muy mal que digamos, tengo buenas calificaciones y lo mejor es que puedo estudiar en casa, sólo cada final de semestre voy a realizar un examen al edificio de la institución. Algo que me alegra es que no les importó mi edad, pues tengo 18 años, al parecer ellos sí toman en cuenta la frase "más vale tarde que nunca" y eso es lo que me encanta, así tengo más confianza en ir a realizar los exámenes.
Una vez ya terminadas las clases, me dirijo a mi habitación a cambiarme, no es necesario bañarme ya que en la mañana lo hice, así que sólo me cambio y una vez ya lista me dirijo a mi trabajo.
Bajo las escaleras del edificio y saludo al portero.
-Buenas tardes, Don Víctor-. Saludo mientras le regalo una sonrisa.
-Buenas tardes señorita Emma ¿Ya se va a trabajar? -. Me pregunta amablemente.
-Sí ya. Lo veo al rato Don Víctor-.
-Está bien, con cuidado señorita Emma-.
Le regalo una sonrisa y emprendo mi camino al trabajo.
El día se ha pasado volando, el restaurante está repleto de gente y no he parado en todo el día, mis pies duelen a mares, pero lo bueno es que las propinas son muy buenas.
Finalmente, después de un agotador día, ya es la hora de salida. Me despido de todos y empiezo a caminar a mi departamento, pero no sé por qué siento la sensación de estar siendo observada.
Recorro con la mirada mi alrededor, pero no veo a nadie, las calles están solitarias. Estoy a punto de volver a retomar mi camino cuando siento que alguien me toma de la cintura.
-Mía...sólo mía-. Alguien susurra en mi oído.
- ¿Disculpe? -. Digo mientras me intento separar de él, pero eso sólo provoca que intensifique más su agarre.
Siento como se acerca más a mi cuello y respira con fuerza, logro sentir cómo se tensa y se separa con brusquedad de mí.
- ¡ESTO ES UNA MALDITA BROMA! -. Grita haciéndome sobresaltar.
-Disculpe, ¿Está usted bien? - Le pregunto, el hombre se ve muy alterado.
-No me toques- Su cara de asco es más que evidente - Esto no puede estar pasándome-. Dice mientras toma entre sus dedos su cabello y voltea al cielo con una expresión de frustración.
No es por nada, pero me esta comenzado asustar. Intento alejarme de él, cuando volteo a verlo bien, veo que empieza a salir algo como vapor su cuerpo, empiezo a escuchar un sonido seco y sordo, como cuando a alguien se le rompen los huesos.
-Oh por Dios-. No puedo evitar que la frase salga de mis labios al ver lo que tengo enfrente de mí.
Doy un paso hacia atrás asustada, una criatura parecida entre un perro y un lobo gigante está a unos cuantos pasos de mí, algo feroz en su mirada me hace dar cuenta que está dispuesto atacarme.
Se abalanza hacía mi dispuesto atacar provocando que caiga al suelo, por inercia cierro los ojos esperando el ataque, pero no pasa nada.
Abro los ojos y me encuentro con su mirada, no lo puedo negar, es hermoso. Me dan ganas de tocarlo, pero me aguanto, estoy paralizada, el terror de extender mi mano y que de una mordida me la arranque puede más que mis ganas por tocar tremendo ser.
Él me mira y por un segundo creo que me va atacar, vuelvo a cerrar lo ojos, pero después siento como se separa de mí. Abro los ojos y alcanzo a ver cómo el ser se pierde al inicio del bosque.
Después de unos segundos de estar paralizada en el suelo, me levanto como resorte y corro a mi departamento.
Cuando me encuentro enfrente del edificio, me detengo por un par de minutos esperando a que se regularice mi respiración, una vez que ya me encuentro mejor entro al edificio, mi cuerpo se relaja al entrar y ver que nadie se encuentra en el piso y menos el Señor Víctor.
Subo las escaleras y entro a mi departamento, aún alterada me deshago de mis zapatos y me encamino a mi recámara.
Me coloco mi pijama, el cual es un pants desgastado y una blusa gris vieja, me sirven perfectamente para dormir.
Me recuesto en mi cama tratando de dormir, pero no puedo, las imágenes de lo que pasó hace apenas unas horas se repiten a cada instante.
-Eso no puede ser real...esas cosas no existen-. Esa frase se repetía constantemente en mi cabeza.
Pero a pesar de lo que mis ojos habían visto no me lo creía, pero tampoco creía que eso hubiera sido causa de mi imaginación o algo por el estilo, eso se veía muy real.
Al final me decido por tratar de olvidarlo, fingir que eso nunca pasó a pesar de que tal vez fue real era lo mejor para mi mente. Al final, con esa decisión me dejé caer en los brazos de Morfeo.
Me despierto gracias a mi alarma, hago todos mis deberes matutinos, bañarme, desayunar y recoger.
Trato de no pensar en lo que pasó anoche, pero las imágenes se repiten a cada instante. Con frustración me dirijo a mi recámara para cambiarme ya que falta una hora y media para entrar a trabajar. El día de hoy no me preocupo por mis clases pues el día de hoy no tenía, algo que agradezco mucho ya que no me hubiera podido concentrar.
Bajo las escaleras del edificio hasta llegar a la recepción donde me encuentro al Señor Víctor como siempre.
-Buenas Señor Víctor ¿Cómo está? -. Le pregunto una vez ya estando enfrente de él.
- Buenas tardes señorita Emma, estoy muy bien ¿Y usted?
-Pues... anoche pude dormir bien pero aparte de eso estoy bien-. Contesto restándole importancia.
-Bueno, me alegro señori...-. Lo interrumpo.
-Señor Víctor ya le he dicho que me puede decir sólo Emma-. Le digo con una sonrisa.
-Lo siento, pero ya es la costumbre-. Dice con una sonrisa.
-Bueno lo veo al rato que ya se me hace tarde, adiós-. Le doy una sonrisa
-Adiós señorita Emma, con cuidado-. Sonrío por la forma en cómo se dirige a mí. Ay, ese Víctor.
Mientras camino al restaurante pienso en cómo el Señor Víctor me ha ayudado desde que llegué y no sólo con comida y antes de que consiguiera trabajo, también con su forma de tratarme. Le he tomado mucho cariño, ya ni mi supuesto padre me trataba así.
Cuando menos lo espero me encuentro enfrente del restaurante, por inercia volteo al lugar donde me ataco esa cosa, agito lentamente mi cabeza para alejar todos los malos pensamientos antes de entrar al local.
Una vez ya dentro saludo a mis compañeros y me dirijo a mi casillero para colocarme el uniforme, éste consiste en un mandil anaranjado con una enorme hamburguesa en la parte de enfrente y una gorra del mismo color. Cierro el casillero y salgo lista para un nuevo día de trabajo.
[...]
Miro nuevamente el reloj esperando la hora de salida, faltan dos minutos para salir, pero espero que ya nadie entre o sino tendré que atenderlo.
- ¡Sí! -. Festejo en mis adentros que el reloj marca mi hora de salida, empiezo a recoger mis cosas, pero, como la vida es injusta, entra un señor de traje que a simple vista da miedo.
- ¿Qué esperas? Atiéndelo-. Me ordena mi jefe.
Con pereza tomo una de las libretitas junto con un bolígrafo y me dirijo al señor.
-Buenas noches, bienvenido a Big Burger ¿Qué desea ordenar? -. Pregunto con una sonrisa totalmente falsa ya que si no hubiera entrado ya estuviera rumbo a mi departamento en el cuál estaré sana y salva.
-Una cerveza-. Responde. Su voz da más miedo, si es que eso es posible, da más miedo incluso que su apariencia.
- Okay, enseguida se la traigo. -
Me dirijo a la cocina para servir su cerveza y una vez que se la entrego me dirijo a la puerta. Hay algo en él, además de su espeluznante apariencia, que me da mala espina pues cuando voy saliendo puedo ver que me seguía con la mirada.
Trato de restarle importancia y me encamino a mi departamento, nuevamente la sensación de ser observada me invade, volteo para intentar ver el causante.
Una sensación de pánico se apodera de mí al ver que el señor del restaurante me sigue, apresuro más mi paso y escucho cómo él hace le mismo. Cuando estoy a punto de correr siento como un trapo es colocado es mi nariz, trato de no respirar, pero me es imposible y termino por olerlo.
Lo único que alcanzo a ver es cómo el señor me carga en sus brazos. Intento mantener mis ojos abiertos pero la droga en el trapo hace de las suyas conmigo y caigo en la inconsciencia.
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Hola aquí les dejo el capitulo, les quiero informar que voy hacer un booktrailer de la historia cuando este listo se los haré saber.
Capitulo corregido por: chicadejimin
Besos....
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