SEIS
JIMIN
•
Un suspiro tembloroso escapó de mis labios, Jungkook me abrazó con fuerza y depositó un beso sobre mi cabellera rubia.
—¿Qué haremos?
—Jimin, sé que la idea no te va a gustar, pero yo creo que vas a tener que aceptar, si no lo haces van a llegar a la conclusión de que eres gay, no tienes que hacerlo mucho tiempo, ella podría aburrirse de ti y todo terminará bien.
—No quiero...
—Hazlo por nosotros, por favor, Jimin.
—No, no quiero, odio fingir, gracias a esto yo tendría que convivir con aquellos... —apreté los dientes, los detestaba—, es mucho para mí.
—Yo he convivido con ellos y lo he soportado, Jimin.
—Yo no soy tú.
Nos quedamos en silencio. No decidí terminar con todo porque era una decisión peor que difícil, no estaba en mis pensamientos sacar a este hombre de mi vida. Levanté la cabeza para mirarlo fijamente, sus ojos oscuros se mantuvieron puestos sobre los míos, disfruté de acariciar su cabello castaño y sedoso, disfruté de pasear mis dedos por su piel perfecta, disfruté de tocar su pequeña cicatriz e incluso disfruté de sentir un cálido beso suyo al final del tacto inocente.
—Ahora sólo nos tenemos a nosotros mismos —dijo sobre mis labios.
Sana fue a buscarme, tuvimos un encuentro realmente tenso por parte mía y divertido por parte suya.
—Hola, creo que me conoces, soy Sana, estoy en el club de béisbol.
—Ah, sí, te he visto jugar —guardé mis libros en cuanto llegó, evitando a toda costa la plática—, lo haces bien.
—Gracias, pero ese no es el punto. Tengo una amiga a la que le agradas mucho, es un poco penosa, por eso vine yo.
—Ah, s-sí, que s-sorpresa —reí con nervios—, no es algo que me sucede todos los días.
—¿No estás en una relación, o sí?
Oh, claro que sí, pensé, estoy con tu novio, cielo.
—No realmente, pero estoy muy metido en el estudio y...
—Ven a comer con nosotros —me interrumpió, su sonrisa era impecable—. Tengo muchos amigos, les vas a agradar, en especial a mi novio, es muy amable con todos, de hecho dice conocerte de vista.
Terminé dándole mi número y de ahí me fuí lo más rápido que se pudo. Ella es muy perfecta, por unos minutos pensé que Jungkook en realidad no quería soltarla y por eso no se enfrentaba a sus padres.
Soy un chico inseguro, aveces supongo muy rápido y sé que es un defecto muy grande en mí, cuando algo me lastima me cierro rápidamente sin siquiera imaginar lo que las otras personas están sintiendo y pensando.
—Mira el lado bueno.
—¿Hay un lado bueno? —pregunté con sarcasmo.
—Podremos salir al cine juntos, tal vez no solos, pero al menos podremos hacerlo y no conviviremos sólo una hora al día.
—Pero será un tiempo en que no seremos nada.
—Algo es algo —se encoge de hombros—. Traje gomitas.
—Al menos traes de mis dulces favoritos —contesté ya más relajado.
Mientras comíamos y veíamos videos graciosos lo admiré un rato. Todo valía la pena cuando se trataba de Jungkook.
°
•
°
•
°
•
°
—¿Qué te gusta hacer, Jimin?
—Umm, me gusta mucho bailar, es una pasión que me ha acompañado desde niño. —Todos comienzan a halagarme, nunca imaginé que los amigos de Jungkook fueran así de ruidosos, gritando, riendo y aplaudiendo por lo más mínimo.
El restaurante era un lugar enorme y elegante, no el mejor de la ciudad, pero nada usual para mí comer en un lugar así sin motivo de festejos. Por lo menos Jungkook avisó el código de vestimenta antes de venir y me puse lo mejor del armario.
—Mira, es una bebida muy exótica, se llama lemmon palace, pruébala —Jungkook me extendió la mencionada.
—Es muy ácida —advierte Rosé—, no te va a gustar.
—A Jimin le gustan las cosas ácidas —dijo Jungkook más por instinto que por otra cosa. Todos lo miraron y permanecieron en silencio, somos malos disimulando—. Lo dijo hace rato, ¿No lo escucharon?
La tensión desapareció en segundos, quedando sólo risas divertidas. Di un sorbo a la bebida ácida, no sabía nada mal, quedaba muy bien con mis gustos, sabía mejor que todo el refresco que me habían dado durante la incómoda comida. Le agradecí con la mirada, él me sonrió a escondidas y golpeó mi pie con el suyo, bajo la mesa.
Desvié la mirada cuando Sana lo encerró en su burbuja romántica, se hablaban silenciosamente y ella se pegó más a él. Me introduje en la plática de los chicos de la mesa, reí y bromeé un poco prohibiendo que nuestra charla muriera ahí sólo con la intención de cubrir mis oídos de la plática que tenían Kook y Sana.
Poco a poco mi frustración creció, la comida parecía extenderse aún más de lo normal, el sencillo hecho de fingir sonrisas ya no me funcionaba nada bien, al contrario, lucí un poco más cansado de lo normal, busqué excusas en mi pequeña imaginación, pensé durante minutos algo bueno para salir de aquel círculo social al que yo no pertenecía, examiné lo que estaba a mi alcance, ya no habían temas que sacar por mi parte, sólo ellos hablaban y me hacían preguntas tontas.
Obtuve una muy buena idea tras un mensaje de mi madre, y dije:
—Lo siento mucho, tengo que regresar a casa.
—¿Enserio? ¿Qué pasó? —interrogó Rosé con preocupación, la hacía muy bien de a niña dulce y atenta a todo.
—Problemas en casa, mi madre está un poco enferma.
Sana enseguida se despegó de Jungkook y se puso de pie. Tal vez Sana no era una máscara, Jungkook había hecho una muy buena elección cuando sus padres le exigieron que consiguiera una novia, ella era divertida, inteligente, social y atenta, de verdad.
—Te acompañaremos a la puerta —Rosé habló y se puso también de pie, hice lo mismo.
Me despedí de todos en la mesa agitando mi mano, de ahí caminamos hasta la puerta Rosé, Sana, Jungkook y yo, parecía que iba a llover dentro de muy poco, por unos minutos temí en caminar bajo ese clima abrumante pero mi deseo de irme pronto era aún más fuerte.
—Deja que mi novio te lleve a casa, su motocicleta es muy rápida.
Ambos nos miramos unos segundos, asentí en respuesta, me despedí de Sana con un apretón de manos sutil y de Rosé con un cálido beso en la mejilla. Al final de todo ese era el objetivo, darle lo que quería Sana, para que salieramos ilesos de toda esa situación.
Jungkook se subió en la motocicleta y me dió el casco, finalmente antes de irnos dediqué una sonrisa a ambas chicas.
Casi a una cuadra de mi casa un par de gotas comenzaron a impactar contra nosotros, Jungkook aceleró y justo estando en la puerta ya llovía acantaros.
—¡Ven, entra! —grité bajo la fuerte lluvia escandalosa.
—¡No puedo!
—¡No seas ridículo, estaciona acá tu motocicleta y entra!
Supe que gruñó sin necesidad de escucharlo, pero estuve satisfecho cuando hizo lo que le pedí y entró a mi casa detrás mío.
—¿Estás molesto? —preguntó, no respondí, sólo me deshice de su chaqueta de cuero y la puse en un lugar donde pudiera secarse bien, insistió—: Jimin.
—¿Por qué no me dijiste que habías comprado una motocicleta?
—Lo siento...
Rodeé los ojos, me quité mi suéter y me eché en el sofá sintiendo la cabeza palpitarme del dolor, aunque era más estrés que otra cosa.
Se sentó en otro sofá y revisó su celular, oí al teclado ser pulsado por sus dedos con gran velocidad, cerré los ojos y cubrí mi rostro con el dorso de mis brazos. Traté de relajarme.
—Luces muy bien a su lado.
—Jimin, basta...
—Estaban muy pegados, pero así está bien, eso hacen los novios.
—Jimin...
—Ella sonríe mucho cuando está contigo, es una chica buena, es muy perfecta y todo.
—Jimin, por favor...
—Ya entiendo por qué la elegiste, parece un ángel, ni un defecto grande, es tan atenta y considerada con todos. Incluso la envidio, yo ni aunque fuera mujer soy una persona buena para ti.
—¡Jimin, ya cállate!
Temblé al oírle gritar, sus pasos apresurados llegaron hasta el sofá y sus fuertes manos apartaron mis brazos de mi rostro que ahora estaba hecho lágrimas.
—¿Qué demonios te pasa? —preguntó con la voz rota.
—Todo, me pasa todo, Jungkook. ¡Todo! —Las emociones me comían vivo, destrozaban cada parte de mi alma y mi mente, rasguñaban las paredes de mi corazón y gritaban con furia en mis oídos.
Me calló en un beso duro, un beso desesperado en el que al final terminaron por fusionarse nuestras lágrimas saladas, un beso que acabó en un sollozo profundo y un gemido que me erizó la piel. Dejó caer su cuerpo sobre el mío, hundió sus lágrimas en mi pecho y sus maldiciones en mi corazón frágil.
Soy débil cuando se trata de Jungkook. ¿No?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro