JUNGKOOK
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Jackson llegó a nuestra mesa con una expresión furiosa y a pasos totalmente duros.

—¿Eres gay?

La pregunta fue directa y totalmente a Jimin, recuerdo que Sana casi se ahogaba al escuchar eso. Jimin abrió los labios pareciendo casi a punto de reclamar, pero al contrario de eso se contuvo y torció la boca para preguntar:

—¿Qué te hace creer eso?

—Es fácil, siempre vistes de este modo tan llamativo, eres silencio, ni siquiera miras a las chicas y... —antes de continuar fue cortado por Sana.

—¿Eso qué tiene que ver?

Jackson rodó los ojos, se sentó frente a Jimin e hizo aquella sonrisa engreída que solía usar al estar tan seguro de algo que podía perjudicar a otros.

—Y... —marcó la letra sonoramente, Rosé miró con atención las expresiones de Jimin— Ayer estabas con Jin... con Kim Seokjin.

Inmediatamente la discusión en la mesa sonó, todos juzgando a Jimin y realizándole un millón de preguntas, atrapé su mirada incómoda que me hizo reaccionar rápidamente para comenzar a defenderlo.

—Que Jimin hable con Seokjin no significa que...

—¿No pasaste mucho tiempo con Jimin de la nada? —preguntó Jackson cruzando los brazos y poniéndose de pie nuevamente para verse más imponente—. Creo que tal vez tú sabías de esto, Jungkook.

—Déjame hablar, Jack —interfirió Jimin, se puso de pie y continuó ya con toda la atención encima—: Te diré la verdad, en realidad yo...

—Hey, ¿por qué atacan así a mi amigo Jimin? Pensé que ustedes eran sus amigos.

Todos boquiabiertos por la presencia de un nuevo integrante a la conversación se pusieron de pie. Me extrañé tanto sobre la intervención de este chico.

—T-Taemin... ¿Conoces a Jimin?

Un hombre muy conocido no sólo por ser hijo de un enorme empresario, sino también por su apariencia tan elegante y visual, y otro detalle más es que tiene a millones de mujeres detrás suyo con las que convive agradablemente todos los días, pero que sea un total promiscuo es sólo un rumor porque gracias a Jin conozco su secreto.

—Claro, Jimin es un poco tímido para aceptarlo, pero él y yo hemos ido a millones de antros —guiñó un ojo.

Busqué respuestas en su mirada confusa, cómo era posible que eso haya sucedido y yo no tuviera ni el más mínimo conocimiento de ello. Taemin pasa su brazo por el hombro de Jimin y sonríe.

—Pero... Entonces... —Jackson estaba tan confundido.

—Debiste de haber visto mal, Jackson. Me llevaré a Jimin un rato.

Ni bien pudimos responder ambos desaparecieron, la sangre me hervía, mis manos temblaban del enojo que me apoderaba. Sana tomó mi mano y me sonrió.

—¿Qué pasa, amor? —preguntó dulce y suave con esa voz tan melodiosa.

Negué con la cabeza. Mi mirada viajó entre todos hasta llegar a Jackson, a ese imbécil que sólo buscaba destruirme por una razón claramente estúpida.

Me fui de la cafetería y escondiendo mis emociones entre los libros de la biblioteca para no pensar más.

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Toda esa semana miré irritado las publicaciones de Jimin con su nuevo amigo, en los almuerzos se iba junto a él y de vez en cuando algunas chicas los acompañaban.

—Estoy celosa —declaró Rosé llegando a mi pupitre—. Jimin está todos los días rodeado de chicas lindas y de ese tipo guapo.

"Las chicas lindas son las que menos te tienen que importar"— pensé.

—Yo igual lo estoy —dije sin pensar.

—¿Qué?

—Pues... es mi mejor amigo y ya ni me habla.

—Nos está cambiando por un tipo que apareció de la nada —hace un puchero y se deja caer en su pupitre.

—Ahora somos menos importantes...

—Lo sé, se ha olvidado de nosotros —concluyé Rosé con tristeza—, no sé si se acuerde un poco de nosotros.

—Ninguno de los dos importamos.

Los recuerdos con Jimin se revolvieron en mi mente, me sentí fatal al imaginarlo con él, al imaginarlo reír con esa risa cristalina y hermosa, aprecié cada momento que resurgía del polvo en mis memorias.

—¿Tan mal te tiene que Jimin ya no se junte con nosotros? Los últimos días no parecían tan cercanos, —olvidé que Sana estaba ahí—, ¿A qué se debe?

—Pues Jimin era alguien con quien compartía muchos gustos, casi lo sentía como mi mejor amigo...

—Volverá, amor.

Suspiré con pesadez en un asentimiento. No podía ser tan obvio.

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—Jimin...

—¿Qué necesitas, Jungkook? —preguntó sin siquiera verme, sólo lavaba sus manos con la mirada fija en él, los sanitarios estaban desolados.

—T-Te... —permanecí varios segundos en silencio, él acomodaba su cabello esperando que siguiera—... Nada.

—Lo supuse, es tan difícil para ti decir tan sencillas palabras...

Bufó molesto y se devolvió a la salida. Tenía esas tremendas ganas de detenerlo y pedirle que se quedara conmigo unos segundos, pero parecía como si mi boca estuviera sellada con cinta. Tenía el corazón acelerado de los nervios y las manos sudando asquerosamente.

Se giró para mirar mi expresión frustrada, me miró fijamente con los labios abultados, estaba esperando a que dijera algo porque yo no era el único con esperanza, embobado lo observé, parecía estar usando un producto nuevo en el cabello porque ahora se miraba más brillante y esponjado, incluso podía notar que pensaba dejarlo un poco largo pero aún lo estaba dudando, también se había atrevido a usar las prendas que antes le daba pena ponerse por miedo a que no quedaran bien con él, el anillo que portaba en sus frágiles dedos era nuevo, esta vez llevaba un maquillaje más oscuro a los usales... Traté de concentrarme aún sin poder dejar de ver los detalles.

—Dílo, Kook... di que me extrañas, di que te arrepientes, di que no quieres perderme.. dime lo que sientes antes de que sea demasiado tarde.

Antes de poder reaccionar sus manos ya estaban en mi pecho y su mirada estaba fija en mis labios, sentí mi corazón tratar de salir. Acaricié sus manos y junté nuestras frentes.

—¿Todavía puedes amar a alguien como yo?

—¿Quieres que sea sincero? —preguntó alejandose lentamente.

—Sí, Jimin.

—Últimamente me cuesta.

—Entonces...

—Pienso que ya no te amo, Jungkook.

En ese momento definitivo empezó el drama. Jimin ya no era totalmente mío.

—¿Es por él? ¿Ahora te gusta alguien más?

—No tiene que gustarme alguien más para que este amor ausente comience a ser un recuerdo. Ahora ya lo sabes.

—Siempre lo he sabido.

—No puede seguir, —susurró en un suspiro—, aún aveces pienso que tal vez cambiarás por mí algún día.

—Mi familia igual piensa eso, también piensan que cambiaré por ellos algún día.

—Pero... ambos sabemos que si alguien te obliga a que cambies es porque no te ama realmente... yo sólo deseo que cambies tu perspectiva hacia nuestro problema, siempre te aceptaré tal y como eres...

—Jimin...

—Porque yo en realidad te amo.

Y salió de los sanitarios.