DIECISÉIS
Dedicado a: jimin95love
Jungkook
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Estuvimos hablando un rato el Lunes. Jimin pasó el día con nosotros. Aunque ambos estábamos incómodos por varios comentarios también lo veía sonreír un poco y eso me ponía tan feliz.
Sin embargo, sucedió algo extraño. Jimin, Sana y yo nos separamos del resto luego de un rato. Ellos me esperaron afuera de los sanitarios mientras hacía mis necesidades. Aquel momento salí antes de lo que creí, pero permanecí adentro al escuchar su conversación.
—Es muy raro verlos de amigos otra vez, Jungkook siempre ha sido muy cerrado... pero contigo es muy diferente —comentó Sana, en ese momento decidí quedarme un poco más para seguir escuchando.
—¿Celosa? —preguntó Jimin burlesco, ambos comenzaron a reír.
—Hablando enserio, Jimin, —Sana se puso seria—, cuando supe de tu relación amistosa con Seokjin me puse un poco molesta... bueno, es decir, se me hizo algo muy desagradable. No te imagino de amigo con él y pensar que llegaras a serlo me hace llegar a otras conclusiones.
—Tus amigos y tú se ponen muy tensos ante esos temas por lo que veo, —Jimin mantenía su tono seguro—, yo soy tolerante, pero déjame decirte que a veces ocurren cosas inimaginables... ¿Qué harías si por alguna razón tu novio se hiciera gay?
—Yo... —Sana permaneció en silencio unos segundos, pero luego soltó una enorme carcajada—. Sus padres me aman así que creo que si supiera que Jungkook es gay no dudaría en comentarles a ellos, también averiguaría quién es el maleducado que provocó esa confusión de sentimientos en él. ¿Cómo sería el hombre que lograra quitarme a mi Jungkookie cuando llevamos un buen rato saliendo? No me lo imagino y ojalá no pase, soy un poco salvaje cuando se trata de él, ¿sabes?
Lo último sonó como una amenaza, Jimin rió nervioso y después permaneció en silencio.
—Lo bueno que sólo es una suposición —susurró Jimin con dulzura para aligerar el ambiente.
Ella asintió riendo. El corazón se me aceleró de los nervios, regresé al lavabo y me refresqué el rostro tratando de relajarme, Jimin entró.
—¿Está todo bien? —preguntó acercándose con lentitud.
Me giré hacia él con rapidez y atrevido lo envolví en mis brazos tomándolo por la cintura, noté su sorpresa al ver sus expresiones a través del espejo, empujó mis brazos hacia abajo para que lo soltara, pero lo hice detenerse con un pequeño gruñido cambió su enojo por caricias, su mirada derrochaba lastimosa tristeza.
—Paciencia, mi Jimin, haré cuanto pueda para sacarnos de esto.
—No sé si lo sepas, pero estoy enamorado del léxico que usas al hablar conmigo, —susurra—, es como hundirse en un cuento de hadas.
—Jimin...
—Tenemos que irnos antes de que ella piense otras cosas...
Asentí con la cabeza, salí yo primero y detrás mío salió él. Sonreí avergonzado por haber tardado tanto, pase mis brazos por los hombros de ambos y volvimos a caminar, Sana le preguntaba tantas cosas a Jimin y viceversa, ocasionalmente me unía a la plática. Parecían llevarse bien y tal vez de haber estado en otro contexto hasta mejores amigos habrían sido. Incluso les gustaban los mismos cantantes.
Dejé de pensar durante el rato que estuvimos juntos.
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Estacioné el auto frente a mi casa y comenzamos a bajar todo lo traido para la cena. Jimin cargó todo lo que Sana planeaba tomar y se dedicaron una pequeña sonrisa, comenzaban a llevarse bien. Ella se nos adelantó a entrar a petición mía, tenía que ayudar a Jimin a controlar sus nervios pronto.
—¿Y si me reconocen? —preguntó en susurro.
—Has cambiado mucho y para empezar sólo te vieron como dos o tres veces cuando eras niño, relájate, vas a estar bien.
Me miró y sonrió suavemente, nuestros dedos rozaron levemente y tras ello cerré la cajuela. Entramos a casa donde mi madre y Sana reían sonoramente en la cocina. Jimin caminaba a pasitos de tortuga, inpeccionaba toda mi casa como estando alerta a cualquier golpe. Al entrar a la cocina mi madre inmediatamente dirigió la mirada a Jimin y sonrió.
—¿Es tu primo, querida?
—Oh, no, él es Jimin, nuestro amigo —habló Sana sonriente—, ya que es buen amigo de Jungkook pensé que ya les había platicado de él.
Jimin colocó las cosas en la mesa rápidamente e hizo una reverencia.
—Park Jimin, señora Jeon, mucho gusto.
—Vaya, eres un jovencito muy educado —la sonrisa en el rostro de mi madre liberó la tensión que se nos acumulaba. Suspiré.
Tal y como pensé ni siquiera lo reconocieron tanto, al rato llegaron mis demás amigos y comenzamos a platicar y jugar videojuegos un rato. La reunión fue un milagroso éxito.
Jimin y yo estabamos conectados.
Al jugar videojuegos nos pegabamos el uno al otro discretamente, bromeabamos entre nosotros, teníamos miradas discretas y seductivas. No podíamos contenernos más, este secreto pronto sería revelado en palabras o si no tendrían que ser nuestras acciones las que hablarían por sí solas. Esto me aterraba.
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Chale, prometí actualizar pronto, pero me hice casi un mes ;;
Pero ya tengo la mitad del siguiente episodio uwu.
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