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CATORCE

JIMIN

Una amarga sensación me abrigó al tener a ése frente a mí con aquella mirada radiante llena de culpa, pegué a Quesito aún más a mí y retrocedí unos pasos por instinto.

—Por favor, escúchame y deja que te explique las cosas... —rogó Jungkook con desespero que incluso Taemin que estaba a mi lado consiguió notarlo.

Sentí las manos de mi acompañante alrededor de mis hombros brindándome protección emocional, me separé y lo miré fijamente pidiéndole con la mirada que me diera un rato a solas con Jungkook.

—Envíame un mensaje cuando estés en tu casa —pidió Taemin y luego me dio unas remarcadas palmadas en el hombro, noté en sus acciones que en realidad buscaba darme un abrazo, pero no era el momento para eso—, y no vayas a caer.

Esperé a que Taemin se alejara entre la gente y entonces acaricié a Quesito sin decir nada, Jungkook lucia más nervioso que yo. En realidad acariciar a nuestro bebé me hacía relajarme para reflexionar seriamente sobre el asunto.

—Debería de quitarte a nuestro bebé... —susurré vacilante y una sonrisa forzada se asomó en sus labios—. No quiero hablar aquí.

—Dejé a San-

—¿Quieres hablar o no? —pregunté con dureza tratando de no doblegarme como se lo había prometido a Taemin.

—B-Bueno... entonces entremos a algún restaurante o...

—Ahí, —señalé un callejón—, ese lugar es lo único que necesitamos para terminar con todo esto.

Tragó saliva, asintió con la cabeza y comenzó a seguirme. Conforme avanzabamos el nivel de gente descendía, una vez dentro el silencio oscuro nos recibió con un frío abrazo cargado de dolor. Los maullidos de un gato casi inexistente al no estar en mi campo de visión sólo me provocaban más escalofríos y nervios, la humedad del lugar me hacía sentir incómodo, estaba asustado.

—Te extraño, —empezó serio—, no puedo parar de pensar en ti y cada día me siento más culpable de todo lo que he dicho y hecho, siento que todo esté tiempo no vi por ti, tal vez estás mejor lejos de mí, pero yo no estoy bien, Jimin. No estoy listo para soltarte, —lágrimas se acumularon en sus ojos—, no puedo dejarte ir, todavía soy un tipo débil que no se atreve a revelar las mentiras que en su pecho palpitan. Por favor, no me dejes, no me odies.

Mordí mi labio inferior y aparté mi mirada de sus expresiones deprimentes. Pasaron unos segundos frustrantes donde en mi mente busqué palabras adecuadas para acabar con todo lo que nos atormentaba, pero no las había, tenía que ser directo si quería intentar no salir herido.

—No puedo seguir contigo y no es porque te odie... te estimo demasiado, fuiste mi mejor amigo en la infancia cuando no tenía nada y los niños de nuestra clase me molestaban, fuiste mi novio cuando me encontraba en difíciles tiempos e intentaba salir del clóset, fuiste mi soporte principal, —tomé aire antes de seguir—, yo intenté ser tu soporte, te ayudé en todo, te di mi apoyo emocional en todo, ni siquiera he ampliado mi horario de trabajo sólo porque ilusamente algo en mí cree que podrías volver, pero esto... no puedo seguir así... Sé por todo por lo que has pasado, sé perfectamente qué es aquello que te atormenta, sé que perdiste a alguien muy importante...

Limpié una lágrima que asomaba rebelde en mi mirada, di un beso a el pequeño perro antes de colocarlo en el suelo, era tarde y ya estábamos llegando al final de la discusión, no había mucho que decir.

—No quisiera alejarme de ti, pero...

Ni bien terminé de hablar sus labios cubrieron los míos, mis ojos se encontraron con sus pestañas largas brillando por la humedad de las lágrimas, dejé escapar un gemido en sus labios por la sorpresa, su mano tan suave y fuerte me tomó de la nuca para acercarme más, un estallido de emociones hizo salir cristales de mis ojos que cerré para deleitar su posible último tacto, con mis brazos rodeé su cuello y acaricié su sedosa cabellera negra, nuestras respiraciones frenéticas se combinaron para demostrar esta plenitud máxima, sus besos liberaron mis emociones encerradas, una armonía de chasquidos lentos se extendió por el aire, sentí entonces su otra mano cernirse con fuerza en mi cintura para que no escapara de sus besos, como toda emoción intensa la felicidad y el placer llegaron a su fin, coloqué mis manos en su pecho e intenté alejarlo suavemente.

—Déjame ir, hablaremos después... —como respuesta física sólo sentí como aumentaba su agarre y escondía su rostro en mi cuello. 

—No puedo... tengo mucho miedo de que este sea nuestro final, tengo miedo de no volver a tener tus sonrisas y palabras dedicadas a mi ser, tengo miedo de perder tu amor, por favor, estábamos tan cercas de la luna, te habías transformado en mi oxígeno, ver el ardiente atardecer era mi actividad favorita sólo porque se trataba de tenerte a ti a mi lado, no me obligues a vivir sin ti... tengo miedo de quedarme solo...

Sus palabras se rompieron en un intenso llanto que me quebró el corazón y debilitó mi mente, cuántas veces más el seguiría siendo mi debilidad.

—¡Maldición, Jungkook! —devolví el abrazo con la misma fuerza que él y entonces lloré en su pecho, ya no eran esas respiraciones frenéticas y esos chasquidos, ahora era la armonía dolorosa de nuestro llanto—. Es tu última oportunidad para que seamos felices juntos... te daré ese tiempo que tanto pides, pero después tienes que tomarme de la mano y salir adelante, ¿entiendes?—escuché su débil asentimiento—. Bien.

Nos separamos y secamos nuestras lágrimas en silencio, Quesito sólo merodeaba por ahí y olfateaba el suelo explorando la zona. Me agaché a recogerlo. Salimos de ahí a pasos lentos y entonces caminamos hasta donde según él había aparcado su coche, no dijimos nada en absoluto.

Al llegar Sana ya estaba ahí y sonrió con alivio al verme sostener al pequeño perro.

—Santo cielo, qué bueno que encontraste al pequeño, Kookie.

—Jimin lo encontró y cuando llegué ya estaba con él —contestó ligeramente nervioso—. Se hace tarde, te llevaré a tu casa, Sana, también iré a dejar a Jimin a la suya.

—Me parece genial.

Los tres subimos al auto, yo me fui en la parte trasera con el pequeño en brazos, esté no dejaba de dar vueltas y lamer mi rostro, llevábamos un largo rato sin vernos.

—Veo que Quesito te quiere mucho, no sabes cuánto me costó ganarme su cariño, pero contigo parece que te conoce de toda la vida —sonreí por su comentario, claro, Quesito me conocía de toda su vida.

—Sí, parece... —contesté.

—¿Quieres venir de compras con nosotros el Martes? Ya tiene que no sales con nosotros.

—Sería genial, gracias...

Me acosté en el asiento y seguí abrazando a Quesito.

Sentí entonces mi celular vibrar repetidas veces en mi bolsillo, lo saqué y leí los mensajes.

"Seokjinnie"

•Eres increíble•
20:03 hrs.

•Taemin quedó loco por ti, es tu oportunidad•
20:03 hrs.

•Qué?•
20:04 hrs.

•Ahora que ya no estás con Jungkook puedes intentar algo con Taemin•
20:04 hrs.

"Tae Tae"

•Ya me dijo Jin 7u7•
20:01 hrs.

•No le digas a Jin ni te vayas a enojar, pero creo que estoy en problemas D:
20:05 hrs.

"Taemin"

•Me gustó mucho el día de hoy•
20:08 hrs.

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