¡Tercer día!
Capítulo 3: Al supermercado
Buenos días mundo, hoy es mi segundo día en mi nuevo hogar y me dirigo hacía la cocina para desayunar. Revisemos las tareas de hoy... llamar a papá, ir al supermercado y toda la tarde libre para hacer el vago ¡yuhuu! Mientras desayuno leo una nota:
Susan ve al supermercado y compra lo que necesites, te dejo el dinero en la mesita de noche de mi cuarto, no me esperes despierta.
Pd: te he dibujado un mapa de donde está por detrás.
Más que un "mapa" parecía un jeroglífico pero bueno al menos tuvo buena intención.
Cojo el movil y marco...
-Papá...-
-Susa , ¿cómo estás?, ¿ya quieres volver a casa?, te lo advertí era muy pronto para irte de cas...-
-No papá simplemente necesito la silla del escritorio , que está en casa, traemela cuando puedas, no hay prisa-le corté
-Vale vale, pues cuando te la lleve te aviso-
-Gracias, adiós papá -le dije cariñosamente.
Bueno voy a vestirme... suspiré
Salí del edifício, caminé sin darme cuenta de que caminaba sin pensar a donde iba. Que suerte la mia, ¡he olvidado el maldito "mapa"!, Susan respira... A ver no me he perdido solo que estoy un poco desorientada, ya esta nada más. Seguí diambulando por la zona y vi a dos abuelitas les pregunté por el supermercado más cercano y les agradecí infinitamente. Guau llegué sin ninguna pérdida, compré lo justo y necesario me puse en la cola y pagué.
Estoy sentada en un banco y ya no veo abuelitas a la vista para preguntarles el camino de vuelta, mi tia no coge el teléfono y me niego rotundamente a moverme del banco.
Han pasado diez minutos y sigo sentada en el mismo banco y me estoy desesperando... vale si, no tengo paciencia pero no conocer el lugar en el que vivo es un poco frustrante.
-Perdone, sabe donde está...- no enserio ¿cómo lo hace?
-¿Ya te has perdido?-dijo él
-Hola soy Maria, pero puedes llamarme Mari- dijo la mosquita muerta que le acompañaba
Pasé de ella. Simplemente fingí no haberla visto, ni oido.
-¿Cómo puedo llegar?-le pregunté cansada.
-Creo que no te has dado cuenta- otra vez llamando la atención
-Sí ya me he dado cuenta de lo pesada que eres, ya se que eres Marta pero ¡cállate ya!- si se lo solté asi...
Vaya por dios el imbécil disfrutaba viendome rabiar.
-Olvídalo ya me las arreglaré-fueron mis últimas palabras.
No se como lo hice pero acabé en el mismo banco de antes ujj.
-¿Todavía te apetece llegar a casa?-
-¿Que haces aquí?-
-Como siempre tan agradecida...- bromeó
-No necesito tu ayuda- Sí, lo sé mi orgullo es demasiado, lo heredé de mis padres es algo que no puedo evitar.
-Vale, nos vemos, bueno hasta mañana si esque llegas...-me dijo mientras se alejaba
No voy a caer en su juego, no voy a caer, no voy a...
-¡Espera!- ¿QUÉ ACABO DE HACER?,¡ACABO DE ENTRAR EN SU MALDITO JUEGO!
Él se paró y me esperó, ¿me ha parecido verle sonreir?, bah no importa.
-Deberías apuntarte mi número...-
-Buen intento, ¿Cuántos llevas?-
No se que le hizo tanta gracia pero se rió.
-Puedes decirme como llegar y volverte con esa zor... esa chica tan encantadora-bromeé
-¿Celosa?-
-Más quisieras imbécil, lo decía para no arruinaros a linda velada- en serio ¿qué gilipollez acabo de decir?
-Estás celosa de Marta...-
-¿No se llamaba Maria?- Dios era un mujeriego de los de verdad.
-Emm...¿que más da?-
Caminamos durante un largo rato hasta que vi el edificio.
-¡Puedo seguir yo sola campeón!- le dije. -Ah , y gracias por lo del otro día...- ¡¿pero qué me esta pasando?!
-¿Rubia estás enferma?-me tocó la frente burlandose. Cuando hizo eso noté como ardian mis mejillas , ¿qué me está pasando?.
-¡¡QUÉ!!, NOO, NO ESTOY ENFERMA-
¡Tengo que estar enferma!, ¿qué hago dandole las gracias?
Salí corriendo. Llegué al edificio y entré a casa.
Enserio estoy cansadísima, será un milagro si no se ha roto ningún huevo... Mientras guardo la compra suena mi móvil.
-Hola papá-
-Hola cariño, mañana por la mañana te llevaré la silla-
-Vale, ¿a qué hora?-
-Pues Susa... sabes que yo mañana trabajo asique será muy pronto...-
-Papá...-
-A las ocho estaré tocandote el timbre- dijo rápidisimo.
-!¿A LAS OCHO?!-le repetí atónita.
-Si, hasta mañana Susa- después de decir esto cuelga.
Uno, dos, tres... respira Susan solo tendrás que ponerte la maldita alarma nada más.
El día pasó lentamente y como sabía que mañana madrugaría comí y me puse a leer en la cama.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro