CAPÍTULO 99: ¿Os compro una capa?
Me encanta trabajar con Úrsula, es tan profesional, aparte de lo fácil que se hace gracias a su buen carácter.
Desde el principio hemos sido muy buenas amigas, es una persona confiable, siempre me apoya y está a mi lado cuando la necesito.
Salimos de la sala de archivos con los documentos que nos han pedido y nos ponemos a trabajar en la mesa de Úrsula.
- ¿Sabes que era lo que tenían programado para hoy?- le pregunto
- No, sólo me han dicho que nos ocupáramos de esto que ellos tenían que revisar unas cosas.
- Bueno, con el traslado de Ale aquí, tienen que organizar un montón de cosas. Por que llevan las tres sedes desde aquí.
- Si, ahora tienen más trabajo.
- Una cosa- miro alrededor- ¿No empezaba hoy Carla?
- Es verdad, no está por aquí…
- No.
- Que raro, se supone que ya debería estar en su mesa hace más de veinte minutos.
- Pue si es raro, por qué Carla será muchas cosas pero es puntual y responsable en su trabajo…
- A ver si se ha arrepentido de coger este trabajo…
- No creo… Bueno sea lo que sea nos enteraremos…
De pronto se abre la puerta del despacho de Alejandro y vemos salir a Carla con gesto altivo y molesto. Al vernos se acerca a nosotras.
- Bueno Gretita, ya tienes lo que querías…
- ¿De qué hablas Carla?
- No te hagas la tonta que sabes muy bien a lo que me refiero… siempre tienes que estar por encima de mí y joderme la vida, siempre has tenido todo y yo me he tenido que conformar con tus migajas… No has tenido bastante con quitarme al amor de vida que ahora también consigues que me quede sin este trabajo… Eres una maldita zorra… pero algún día la vida te hará pagar por todo lo que me has hecho…
- ¿Qué yo te he hecho? Carla vives tu propia realidad… Tú fuiste quien te metiste en mi cama con mi prometido, fuiste tu quién declarante en un juicio a favor del maldito loco que me secuestró…
- ¿Él no hizo eso? Tú le tendiste una trampa…
- Estás igual de loca que estaba él…
- Ni se te ocurra hablar mal de Diego… Te juro que vas a pagar por todo, el tiempo pone todo en su lugar y a ti te pondrá donde te mereces.
- Que equivocada estás… - me mira con cara de odio y se aleja saliendo de la editorial.
- Greta, ¿estás bien?
- No, estoy enfadada, ayer pensé que quedó clara mi postura acerca de Carla, pero veo que no…- me doy la vuelta y me dirijo al despacho.
- ¡Greta, espera!- oigo la voz de Úrsula llamándome pero no me detengo.
Llamo a la puerta del despacho y me dan permiso para entrar, aunque hubiera entrado de todas formas. Abro la puerta, estoy tan enfadada que mi entrada en el despacho es más brusca de lo que pretendía.
-¿Podemos hablar?...
Miguel y Alejandro se miran y vuelven la mirada hacia mi.
- Claro, siéntate amor…- me dice Miguel mientras Alejandro se levanta de su asiento.
- Os dejo solos…- dice Alejandro
- ¡No! Tu no te vas… tu también te quedas a escucharme…- Mira a Miguel y vuelve a sentarse…- ¿Me vais a decir que parte de la conversación que tuvimos ayer no os quedó clara?
- Greta…
- Greta…¿Qué?. Me pareció dejar muy claro que no quería que la echaseis, que quería saber cuales eran sus intenciones… ¡Pero no!... Aquí los señores se creen Ironman y el Capitán América y tienen que intervenir… ¿Os compro una capa?
- Greta…- Miguel vuelve a intentar intervenir pero le vuelvo a interrumpir.
- Greta…¿Qué?... ¿Te crees que soy una inútil que no puedo resolver mis batallas?...
- No… no es eso…
- ¿Entonces? Dejé muy claro que quería que siguiera en su puesto…
El rostro de Miguel va cambiando, noto que se está enfadando, pero me da lo mismo, estoy tan enfadada que no me importa.
- ¿Me vas a escuchar o sólo vas a hablar tu?- dice Miguel alzando la voz.
- ¡A mí no me grites!
- Greta, escúchanos…- interviene Alejandro intentando calmar los ánimos.- por favor siéntate y déjanos que te expliquemos.
Le miro y después miro a Miguel, está mirando la mesa y veo que está golpeando la mesa con los dedos.
- Habla tú… parece ser que a ti si te escucha…- suelta Miguel sin mirarme.
- Siéntate por favor.- me siento y Miguel sigue sin mirarme- A ver Greta, tanto Miki como yo, no hemos querido molestarte, pero… El ambiente iba a estar muy incómodo con Carla por aquí, a parte de que no nos fiamos ni un pelo. Mira Miguel lo paso muy mal cuando Diego te secuestró, no puedes culparlo de no querer volver a pasar por otro momento así.- me quedo callada, no sé qué decir, quizás he sido injusta- Greta, te aseguro que lo que le hemos ofrecido contentaría a cualquiera.
- ¿Qué le habéis dicho?...
Alejandro me expone todo lo que le han propuesto a Carla para mantenerla alejada de mí. Me siento mal, Miguel no me mira, está molesto por mis formas.
- Miguel…
- Ahora no Greta, ahora no…- se levanta y sale del despacho.
- Déjalo, se le pasará…- Asiento, me levanto y salgo del despacho.
En mi camino me cruzo con Úrsula que me mira y me sonríe de modo comprensivo.
- Greta. ¿Estás bien?. ¿Qué ha pasado?. He visto a Miguel salir del despacho con gesto molesto.
- Bueno, me he sobreexcedido y ahora Miguel está enfadado conmigo…
- Tranquila, ya se le pasará.
- Si, pero me siento mal, porque en ningún momento he pensado en él…
- Bueno… pero eso nos pasa a todos, sin querer anteponemos nuestras razones a las de los demás.
- El problema es que quiero disculparme pero el no me quiere hablar.
- Déjalo un rato, ya verás que el te buscará y podrás disculparte.
- Necesito salir un rato y tomar el aire para pensar. Voy a salir, ahora vengo.
- Greta no se si es buena idea…
- Ahora vengo…
Cojo mi bolso y mi teléfono y salgo de la editorial. En el ascensor cojo mi móvil y le escribo un mensaje a Miguel.
“He salido a despejarme. Siento mucho como me he comportado. No tardo. Te amo”
Salgo del edificio y observo la calle, miro a la gente pasear, muchos hablando a través del móvil. Miro el mío pero no tengo respuesta de Miguel, así que lo guardo en el bolso y me pongo a caminar entre los demás transeúntes.
Pienso en todo lo que me ha dicho Carla, me da pena que sienta que yo soy la culpable de su desgracia.
De pronto me chocó con alguien.
- ¡Perdón!- Al levantar la vista me doy cuenta que es Matheo.
- Hombre Greta… Me alegra verte. ¿Estás sola?
- Buenas, He salido un momento de la oficina pero ya voy a volver.- tengo que librarme de él.
- Espera, ¿quieres un café?
- No, tengo que volver…
- Es solo un café, te invito, es más lo cogemos para llevar. No me lo desprecies. – me guiña un ojo.
- Está bien un café para llevar y vuelvo a la oficina.
- perfecto.- me sonríe y aunque parece amable tiene algo que me da escalofríos.- Oye Greta, a ver si venís algún día por el local…
- Bueno, quizás algún día… últimamente no salimos demasiado.- me incómoda esta situación.
- Me he enterado que te casas…
- Sí. Miguel y yo nos vamos a casar.
- Pues ojalá y vaya todo bien. – No se como tomarme esa respuesta.
Llegamos a la cafetería y Matheo pide los cafés, es extraño pero pide mi café preferido, capuchino con doble de nata y cacao y él se pide un doble expreso con un toque de cacao. Y entonces mi mente manda una descarga a mi corazón. No puede ser…
- Toma tu café,
- ¿Matheo, como sabías como me gusta el café?
- No sé, intuición.
- ¿Intuición?... ¿Quién eres Matheo, de dónde sales?- me da la sensación que pasa algo, sino fuera por que es imposible… me recuerda a Diego… pero es imposible, Diego está muerto.
- ¿A que refieres Greta? Soy Matheo De La Riba Costa.
Entonces noto una mano que me coge de la cintura.
- Amor, he salido a buscarte. ¿Qué tal Matheo, como tú por aquí?- La voz de Miguel suena desafiante
- Buenas Miguel, pues estaba paseando y ví a Greta y le insistí para invitarla a un café
- Gracias, ahora con tu permiso nos iremos que tenemos trabajo pendiente.
- Si, claro… yo también me tengo que ir… Adiós Greta, me ha gustado verte, disfruta de tu café.
- Adiós Matheo.- si ya estaba incómoda con la aparición de Miguel fue a peor.
Matheo se va y nos quedamos Miguel y yo solos, nos miramos.
- Miguel, yo…
- Shhh… vamos a la oficina a trabajar, esta noche ya hablaremos. Tira ese café.
No voy a discutir, tampoco me apetece tomármelo, así que lo tiro y subimos a la editorial a seguir trabajando.
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