CAPÍTULO 55: Los cinco sentidos
Llegamos a casa después de una inolvidable puesta de sol y un fantástico viaje en moto.
Me he olvidado de todo lo que me preocupa, han sido una horas de libertad.
El mar cubriendo nuestros cuerpos mientras nosotros nos amamos en su inmensidad. Ver cómo el soltero minimizaba con el horizonte para dar paso a la luna, han sido un conjunto de momentos y emociones que jamás se me van a olvidar.
Mientras Miguel está preparando baño yo abro una botella de cava y cojo dos copas y unas cuantas fresas y uvas.
Voy al baño y pongo una lista de reproducción relajante.
- ¿Cava, fresas y uvas? ¿pretendes emborrarme para aprovecharte de mi?
- Si, y después cuando estés dormido por el agotamiento te robaré la cartera y todo lo de la caja fuerte...
- uyyy... ¡Que peligrosa!
- Ni te lo imaginas...
Se acerca a mí y me quita la ropa muy despacio. Y me susurra al oído.
- Nena, métete en la bañera, yo me ocupo.
- ¿De qué te ocupas precisamente?
- De ti...
Me sirve una copa de cava con una uva y una fresa en el interior.
- Toma y relájate.
- Vas a aprovecharte de mí...
- No, sólo a disfrutarte viéndote disfrutar gracias a mí...
Mi cuerpo reacciona a sus palabras, su promesa hace que mi mente se nuble y espere a que empiece a tocarme. Pero nada más lejos de mi imaginación, aunque por sus palabras esperaba algo más sexual, resulta que realmente está empeñado en que me relaje.
Cuando me tumbo en la bañera coge una toalla pequeña y la moja la escurre y me la pone en los ojos privando del sentido de la vista.
- Nena, déjate llevar y relájate...
Se levanta y lo oigo alejarse de mi lado.
- ¿Miguel?
- shhhh... -Oigo sus pasos volver hacia mí. Vuelve a coger la toalla para volver a mojarla - mójate el pelo y colócalo detrás de tus preciosas orejas.
- Ok. - obedezco y vuelvo a ponerme en la posición inicial y vuelve a ponerme la toalla en los ojos.
- Ahora mismo vuelvo.
- huhu...- asiento y noto que me coloca unos auriculares ahora vuelve a privarme de otro de mis sentidos el oído.
Estoy un rato en la bañera sin notar su presencia y de pronto un olor dulce llena la estancia, es un olor que me resulta familiar aunque no logro descubrir lo que es, cada vez es más intenso. Por fin noto la presencia de Miguel aunque no puedo ni oírle ni verle.
De pronto siento que acerca algo a mi nariz y justo es el olor que he notado en la estancia. Creo que es algodón de azúcar y lo acerca a mis labios y saco la lengua para ver si he acertado, me lo pone encima y noto el dulzor del azúcar en mis papilas, ese sabor me lleva a la infancia y miles de recuerdos preciosos se agolpan en mi mente. Él empieza a acariciar mi pelo masajeando mi cabeza.
Al cabo de poco para de masajearme y me acerca lo que por el roce en mis labios parece ser una fresa, la muerdo y con su sabor me trasportar a la primera noche juntos cuando en el hotel me preparo un baño como el de hoy y eso hace que de nuevo mi mente recuerde momentos preciosos. Mientas saboreo la frutilla el acaricia mi cuerpo de manera suave y relajante, aunque mi cuerpo le desea, las sensaciones que me está regalando son tan intensas que mi cuerpo aguanta ese anhelo.
Estoy a la espera de su siguiente movimiento, tiene totalmente entregada mi voluntad y mi atención.
Otro olor muy familiar me inunda... Es chocolate, me mancha el labio con él y yo me lo lamo y lo saboreo. Me coge de la mano y me incita a levantarme. Me quita la toalla de los ojos y los auriculares.
- Nena, siéntate en el borde de la bañera y apoya una pierna en él.
Coge la cuchara y va untando chocolate en varios puntos de mi cuerpo.
- Bien, ahora te ves aún más apetitosa... y tengo mucha hambre...
Estremezco de deseo, anhelo que empiece a besarme, tocarme y me haga suya de nuevo.
Lame cada parte de mi cuerpo que tiene el toque de chocolate, mi mira a los ojos mientras lo hace. Levanto la mano con la que no me estoy apoyando y le cojo del pelo... Se incorpora.
- shhhh... aún no puedes utilizar del tacto... no te he dotado de ese sentido... ¡Pórtate bien!
- ¿Pretendes matarme?
- De placer...
Sigue limpiando el chocolate de mi cuerpo, cuando ya lo ha limpiado todo, me mira, se acerca a mi y me susurra.
- Bueno Nena, ahora vamos a repasar todos los sentidos. ¿Te parece?- intento hablar pero me calla con su dedo en mis labios. - shhhh, sólo asiente.
Vuelvo a obedecer y asiento con un leve movimiento de mi cabeza sin apartar mi mirada de la suya.
- Muy bien, yo te iré guiando paso a paso y sentido a sentido... Recuerda, no hables, sólo asiente o niega ¿De acuerdo? - Asiento.- Así me gusta.- se acerca a mi oído y me susurra.- Está bien, este es el del oído. Te deseo no sabes cuánto, ahora vas a untar mi cuerpo de chocolate por donde quieras saborearlo, no tienes límites, pero sí prohibiciones. ¿entiendes? - asiento.- Eso es... la prohibición es que, no puedes tocarme con tus manos hasta que yo te lo diga, puedes utilizar todo menos tus manos. Te iré nombrando los sentidos que tienes que utilizar en cada momento, si no utilizas el sentido que nombre, pararemos y nos iremos a dormir sin más. - ¿empezamos?- asiento a la espera del desarrollo del juego.- Perfecto, pues ya puedes empezar a untarme con la crema de cacao.
Empiezo a repartir la crema en su cuerpo, pongo pequeñas cantidades en sus mejillas y en sus labios, bajo a su cuello y también pongo una pequeña porción, en su pecho y abdomen también preparo mi festín. Le miro de forma desafiante y bajo a sus piernas para untar un poco más de chocolate, lo vuelvo a mirar esta vez de forma maliciosa y el sonríe, sabe que voy a haber... así que meto la cuchara en el bote de cacao y saco una buena porción que unto en su miembro, ya no tiene escapatoria...
- ¿Quieres jugar y te aseguras la ganancia?
Como no puedo hablar me limito a encoger mis hombros a modo de resignación. Y espero su "orden".
- Bien, ¿has terminado de preparar tu banquete? - asiento- bien, te otorgo el sentido del olfato... puedes olerme pero ni tocarme, ni besarme y mucho menos lamerme...
Me acerco a él, y le rozo con mi nariz mientras su olor inunda mis fosas nasales, huele tan bien, sin pensar ni poder evitarlo emito un gemido cuando su olor me atrapa y desata mi deseo, se que no puedo hacer más de lo que hemos acordado y mi fuerza de voluntad gracias a dios hace su presencia y evita que rompa este momento por mi impaciencia. Sigo oliendo y disfrutando del olor que desprende su cuerpo mezclado con el cacao.
- Nena, te otorgo el gusto, necesito sentir tu boca y tu lengua sobre mi...
Empiezo a lamer el cacao de sus mejillas dejando un gemido en cada pasada, me acerco a su boca y paseo mi lengua suavemente sobre ella, sigo con el juego de lamerle unos instantes y acabo besándole apasionadamente y saboreando cada rincón de su boca. Ahora es él quien gime en cada uno de mis movimientos.
- Nena... no pares... ¡saboréame!
Asiento, y sigo con mi recorrido por sus piernas y dejo lo más delicioso para el final... El gime y se que está ansioso por que llegue a su miembro para darle el alivio que tanto necesita.
- Nena... Nena... uhmmm
Cuando he terminado todo el cacao de sus piernas lo miro y pido su aprobación. Y no sé hace esperar.
- Hazlo... hazlo ya... acaba de comerme.
Coge su miembro con una mano y con la otra mi cabeza, la cual acerca a su miembro, yo al ver y oler su miembro ahogo un gemido y empiezo a lamer su longitud con suavidad eliminando la untura, luego paseo mi lengua dando vueltas alrededor de su punta y finalmente lo introduzco dentro de mi boca succionando para eliminar todo rastro de cacao.
- Tacto, te otorgo el tacto... ¡ya!
Mis manos cobran vida, le acarició y me acerco a su rostro y le beso con anhelo, necesito de él y mi cuerpo está que estalla de deseo. Le acompaño con mis manos para que se tumbe en la bañera y me siento encima de él introduciendo su miembro en mi interior y bailamos dentro del agua mientras nos acariciamos.
- Te devuelvo la voz, Nena, háblame. Dímelo.
- ¡TE AMO MIGUEL, TE AMO! - grito en un gemido mientras los dos nos derramamos a la vez quedando exhaustos.
Terminamos de darnos el baño y nos vamos a la cama donde nos abrazamos y quedamos profundamente dormidos, satisfechos y saciados de amor.
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