
Capítulo 11: El extraño y tonto caso del baño
21/06/1998 a las 13:00
Apartamento de Helena y Chris
Londres, Gran Londres, Inglaterra, Reino Unido
Domingo 21 de Junio del año 1998, primer día de verano en todo el hemisferio norte, usualmente era recibido por un agradable calor que no quemaba demasiado, con una temperatura promedia a 25-30ºC, pero esta vez, el primer día empezó con una sorpresiva tormenta sobre la ciudad de Londres, o mejor dicho todo el distrito londinense, de todas maneras apenas se notaría diferencias entre un domingo cualquiera y uno lluvioso, entre ellas el hecho de que ahora daba la impresión de estar en una zona fantasma, ni siquiera algún perro callejero que logró salvarse de los atrapa perros, ni gatos que salían ocasionalmente de los edificios para observar el entorno, nada.
Si vamos al apartamento del dúo Martin-Galiano, más preferentemente a la habitación del primero, podemos verlo descansando de espaldas, en la misma posición que lo vimos al inicio de la historia de hecho, incluyendo algo de baba y unos suaves ronquidos, la fuerte lluvia que llegó esa madrugada fue incapaz de despertarlo de su profundo sueño, al menos una hora después de haber llegado de la fiesta, sus ganas de descansar todo su cuerpo y mente por un largo, largo rato eran mayores a la rabia del clima. Era divertido oír los ronquidos que hacía, más parecían suaves gruñidos de un animal feroz descansando tranquilamente sin inmutarse por lo que sucediera en el exterior.
No se podría decir con exactitud lo que nuestro rubio favorito había soñado esa noche, lo que sí es que un par de veces volvió a sentir a la misma joven hablándole, la primera fue cuando la luz se había encendido, aparte de sentirlo tan real, llegó a sentirse como si no fuera el mismo, mientras que la segunda vez sintió que algo se tiró sobre él antes de volver a encontrarse solo... sí, más extraño imposible, a la tercera vez que cerró los ojos todo se quedó en nada más que oscuridad hasta el momento...
Lentamente sus sentidos empiezan a despertar, haciendo que se levantara, suspira pesadamente un par de veces antes de mover su cabeza a un costado, mueve su cabeza al otro costado, da la vuelta, suspira otra vez y abre los ojos, primero estaba ligeramente confundido al no reconocer donde se encontraba, luego flashes de la madrugada en su camioneta pasaron por su cabeza, entre esas las partes donde ella le pregunta si quería vivir en su apartamento, sonríe un poco al darse cuenta que no había sido un sueño, de hecho allí es cuando se da cuenta del ambiente externo al apartamento, se coloca sus pantuflas para dirigirse al enorme ventanal que tiene frente a su habitación, al abrir la cortina, un rayo pasa no muy lejos de allí, iluminando la habitación de tonos blancos y azules un par de segundos, sin decir nada las cierra de nuevo.
Se da media vuelta dispuesto a arreglar su cama, luego de un rato truena los nudillos para enfrentarse a lo que sería un reto: ordenar ropa sucia, y su ropa limpia, truena su cuello un par de veces para abrir todas las maletas, la ropa limpia la guarda apiladas en shorts, pantalones, camisetas, camisillas y otras cosas mientras que las chaquetas —todas ellas— las cuelga en los ganchos de ropa, dejando una camiseta, pantalones, bóxers, un par de medias, pasta dental, cepillo de dientes, jabón, cepillo para su indomable afro, champú, acondicionador y una toalla sobre la cama, lo que sobra, en otras palabras su ropa interior y medias los guarda en los cajones superiores de la cómoda donde estaban guardadas las sábanas, luego estaban sus zapatos, esos los deja apilados en una esquinita como no sabe dónde más colocarlos, y finalmente queda la ropa sucia. Definitivamente va para después.
Tomando su toalla junto a sus otros elementos de higiene se dirige al baño, a juzgar por la falta de sonidos en el apartamento y la ausencia del aroma a comida podía deducirse fácilmente que Helena aún continuaba muy hondo en el mundo onírico, sonríe ligeramente al recordar la salida al Puente de la Torre y cómo acabó trayéndola, sigue su camino al baño teniendo eso en mente, al entrar cierra la puerta con seguro, en el momento en el que se dispone a quitarse la ropa se le ocurre hacerlo de la forma difícil, el cual era sacarse la camisa y los bóxers de una vez, primero se sube la camisa, luego se baja un poco su ropa interior viendo que poseía anatómicos, dobla la espalda todo lo que puede teniendo a la mitad ambas prendas, sacándoselas de un salto, la cara de victoria que esboza dura poco ya que choca con la frente contra la puerta deslizable de la bañera/ducha, dándose un buen golpe contra el mismo. Tres sílabas y un solo pensamiento: Idiota.
No se había dado tan fuerte, al menos no como para dejarle un chichón enorme en la frente, lo único que piensa es que debería ser algo más atento respecto a lo que hace y lo que se le ocurre, sino la próxima se reventaría más contra otra cosa, quien sabe, tal vez con la necesidad de usar unos cuantos puntos si eso pasaba. Alrededor de veinte minutos después de bañarse con agua casi hirviendo por el simple gusto de usarlo, lavarse el arbusto sobre su cabeza y resbalarse en la bañera un par de veces cantando en voz baja, sale ahora con la toalla alrededor de su cintura, para las fangirls leyendo esta historia, lamento decir que no tenía músculos marcados, pero sí se notaba que tenía algo marcados los bíceps, en ese momento donde pasa frente la habitación de su amiga, la misma iba saliendo también con una toalla en manos, cuando se ven, se vuelven lo más parecidos a tomates andantes... más él por el hecho de rondar desnudo por el apartamento...
—H-hola Helena... —saluda nervioso —yo... uh...
—Hola Chris... —saluda nerviosa —yo mejor... me... ya sabes...
Sin decir nada más se dan media vuelta para huir, uno a su habitación, la otra al baño, cuando cierran las puertas desde la habitación del rubio se oye que la pelinegra se cae, alarmándolo, haciéndole olvidar por un rato que estaba calato, abre la puerta del baño y la encuentra intentando ponerse de pie, al parecer cayó sobre su brazo izquierdo ya que estaba intentando ponerse de pie sosteniéndose con ese lado, rápidamente le ayuda, cerrando la tapa del inodoro le indica sentarse sobre el mismo...
—Gracias... —dice ella con una sonrisa
—No hay de qué...
Flop
Ahora eran dos semáforos andantes en el mismo baño, difícilmente se podría decir quién está más rojo que el otro, nerviosamente el oji-celestes se agacha agarrando la toalla del piso y cubriéndose las partes nobles, retirándose de espaldas más nervioso que nunca, ella... bueno... no se sabría qué le pasó...
— ¡¡Esto es chiste!! —exclama ahora un totalmente vestido Chris con su cara escondida en una almohada, aún sigue más rojo que el semáforo de la noche anterior por el hecho de que la condenada toalla se deslió de su cintura —Ay Dios... Helena me vio... desnudo... y lo peor es que no dejaba de fijarse en... ¡Ooooooooohhhhhh! Y todo por querer ayudarle...
Y eso, damas y caballeros obtienes cuando vives con una mujer que es solo tu amiga, más cuando acabas de salir del baño y quieres ayudarla a ponerse de pie mientras usas una toalla. Tratando de olvidarse de ese momento tan... raro, toma ambas maletas de ropa sucia para llevarlas a la lavandería que se supone se encontraban en el subsuelo o sótano, la razón por la cual se llevaba ambas era para tratar de seguir digiriendo lo que pasó, aprieta el botón que llama al ascensor, luego el que es para el subsuelo, al llegar al fondo se encuentra frente a un pasillo que se divide en dos, habían señales que indicaban tres cosas: escaleras de emergencia, garaje del edificio y lavandería, el de la derecha lleva a la lavandería y escaleras, como allí es donde quiere ir, va por la derecha.
Luego de varios minutos de separar la ropa por colores y eso para evitar que se destiña alguna cosa, secarlas todas en las secadoras y volver a meter todo en ambas maletas regresa arriba, toda la subida se pregunta cuál sería la mejor manera de encarar a Helena sin cagarla, él lo sabía, tal vez ahora también era su apartamento, pero eso no le da derecho de recorrerlo todo desnudo, a menos claro que estuviese solo, allí sería otra cosa, pero volviendo al punto, simplemente no tiene idea de qué hacer... la tiene parda.
La puerta del elevador se abre en su piso, traga duro tratando de no hacer una tontería por los nervios, el denso olor a comida le hace olvidar... conoce el aroma que inunda el ambiente, caldo de carne con fideos y papas hervidas, admite que la primera vez fue extraño, pero luego de probar le gustó, ahora el ambiente lluvioso realmente dejaba el antojo de algo caliente como lo sería algo de caldo, su estómago ruge un poco ya que aún ni había desayunado por la hora en la que despertó, lentamente va a su habitación para dejar sus cosas, ahora casi como un zombi va acercándose a la cocina mostrándose hambre en su mirada, al llegar la ve casi terminando...
—Huele tan bien... —dice él —no puedo esperar para tomar un poco...
—Tranquilo, no vas a morir por no comer una vez. —responde ella
—Tal vez no, pero sí cuando es tu comida.
Ella sonríe un poco, contagiándosela.
— ¿Y tu camioneta? —pregunta Helena
—Aún sigue afuera... he visto que hay un garaje pero no sé si...
Antes de terminar la oración ella se aleja, al regresar le pasa un control, las llaves de su Jeep que había dejado con las otras llaves y un paraguas, la lluvia se había calmado algo, pero no había dejado de caer, por lo que estaba forzado a utilizar dicho elemento. Sin decir nada se da media vuelta para hacer su camino afuera, antes de salir abre el paraguas, mira a ambos lados de la calle para ver si siquiera venía alguien,, por un egundo also se cruzo por el rabillo de su ojo, pequeño, se fija pero no ve nada, cerca de allí en una esquina podemos ver algo pequeño bajo la lluvia observando a nuestro rubio británico favorito, quien va acercándose sigilosamente.
Él sube a su auto, cierra el paraguas, la puerta, enciende el motor, busca donde sea que esté la entrada del estacionamiento, al encontrarlo lo abre usando el control, ignorando el hecho de que algo estaba siguiéndolo de cerca; cierra el portón para seguir buscando el lugar que le corresponde, encontrándolo un rato después, apaga el motor, bloquea la puerta con la alarma y se dispone a regresar, siendo aún seguido por algo.
Luego de otro rato podemos verlos disfrutando de comida, viéndole con una enorme sonrisa de satisfacción en el rostro, más por el hecho de que por fin comía algo que por otra cosa. Sobra un poco de comida para sorpresa, cosa que tapan y esperan que se enfríe antes de meterlo en el refrigerador, lo que resta lo lavan y secan con su rutina del lavado, antes de ir a la sala a tirarse en los sofás para planear qué hacer ahora que llovía y básicamente no había nada que hacer, se escucha algo rasguñando una puerta...
— ¿Soy yo o también escuchas rasguños? —pregunta él
—Sí... yo también los oigo...
Nuevamente se escuchan los mismos sonidos, proviniendo de la puerta correspondiente a la salida de emergencia, la mujer busca la llave de la salida seguida por su rubio amigo, al abrir la puerta no ven nada, aunque al bajar más la vista, ven algo que no se la esperaban: un pequeño cachorro de perro Shiba (1), su pelaje estaba mojado con algo de barro, el pobrecito no parecía tener más de tres meses, además de eso temblaba ligeramente, con la mirada les pedía un lugar para quedarse, Helena se agacha con ternura, invitando al perrito para entrar, éste mueve levemente su cola, Chris también se agacha para tomarla, haciendo que le mirara con una pequeña sonrisa...
—Que linda perrita —dice él
— ¿Es hembra?
—Sí lo es... —dice mirándola —iré a bañarla, tiene mucho frío...
—No vas a bañarla...
...
Podemos ver a Helena y Chris bañando a la Shiba Inu en la bañera, ella sosteniéndola y él enjabonando, era un poco difícil ya que la misma no deja de moverse, de vez en cuando sacudiéndose para secarse, mojando a sus dos anfitriones con todo, luego de otro rato la enjuagan, usando una toalla vieja del rubio más una secadora, terminan de secarla, dejando que recorriera la casa con la constante supervisión de ambos, él sonríe bastante...
—Es extraño que un perro ande por la calle bajo la lluvia y que encima de todo sea un cachorro —dice él —, tuvo suerte de evitarse a los atrapa perros.
—No creo que tenga dueños, pero tampoco parece estar desnutrida...
Se acerca a la cocina, preferentemente al refrigerador, luego de hervir un poco de leche lo sirve en una bandeja metálica que no utilizaba, indica al oji-celestes que trajera al cachorro para darle de comer, la acercan al plato, indicándole que comiera, sin problemas empieza a beber del líquido, los dos se sientan en un par de sillas mientras la observan...
—Al parecer la abandonaron hace poco después de enseñarle a comer por su cuenta —dice la mujer —, de otra forma no hubiera subido sola las escaleras ni estaría comiendo del plato ella sola...
—No entiendo cómo alguien puede abandonar a una cosita tan hermosa —dice él —, solo mira.
La Shiba mueve alegremente su cola mientras bebe del plato, la cosa más adorable era su apariencia zorruna y su colita enrollada, los dos por igual retienen un ataque de ternura...
—Desgraciadamente hay gente que es así en este mundo...
—Sí... es una lástima...
El perro termina de comer, dejando vacío el plato, el británico sin despegar el trasero de la silla se agacha, comenzando a silbarle, el animal primero le mira, preguntando con la mirada si le llamaban, él repite la acción añadiendo unos chasquidos para llamar más su atención, haciendo que se acercara sumisa, se pone de pie y la alza en sus brazos para ponerla como un bebé entre sus brazos, la pequeña Shiba le agradece dándole un par de lamidas en el rostro...
— ¿A poco Lina no es adorable? —pregunta él
— ¿Lina...? —pregunta — ¿Quieres que se quede?
—Martin, recuerda que no vives solo en el apartamento y tienes que consensuar con ella cualquier cambio que quieras hacer... además, el apartamento le pertenece a ella, no a ti... —piensa mientras enrojece —No, yo... solo le puse un nombre... ¿acaso no puedo ponerle un nombre? —dice nervioso, a leguas se nota que quería conservarla
Ella suspira, con una sonrisa en su rostro...
—Chris, si quieres conservarla solo pregunta, pero tendrías que hacerte cargo de una parte de la responsabilidad mientras no estoy...
—Claro que no quiero...
Helena le mira directo a los ojos sin expresión fija, pero diciéndole que sea sincero con la mirada, no aguantando más las ganas de convencerla estalla:
— ¡Por favor Helena solo mírala! ¡Mira su linda carita! Es un amor de perro, además es lo más parecido a un zorrito bebé... "Por favor tía Laney, mira mi dulce carita y deja que me quede a vivir con ustedes"
—Está bien
— ¡Oh por el amor de Dios! ¿Por qué no puede... espera qué?
—Dije que puede quedarse, de todas maneras ya me conquistó cuando llegó, realmente no puedo decirle que no a una cosita tan linda como ella.
Los orbes celestes del rubio británico del barítono se iluminan con felicidad ante la aceptación de su compañera de piso-platónica-amiga, esbozando una sonrisa de niño pequeño, prometiéndole que al día siguiente iría a llevarla a chequeo veterinario para controlar que no tuviera nada malo, conseguir un plato decente, comida, caja de arena y una cama para que tuviera un lugar para dormir, escuchan el sonido de la puerta del elevador abriéndose, van a ver de quién se trata, encontrando que eran los chicos, sorprendiéndose de encontrar a su amigo en casa de la mujer al tener en cuenta que alguien tenía planeado "huir" a Devon...
— ¿Y ese perrito? —pregunta Will
—Se llama Lina —responde el rubio, se nota que irradia más energía que una central nuclear —, creo que me siguió desde la calle y subió todas las escaleras hasta aquí.
—Supongo que por la cantidad de energía que Chris parece irradiar —dice Guy —, el Shiba Inu (1) es suyo —el mencionado asiente —. Es el perro más pequeño entre las razas de perro japoneses, mide hasta cuarenta y pocos centímetros por lo que es ideal para tenerlo en apartamentos, además son muy... ah... ah... ¡Achús!
—Y comenzamos... —dice Phil
Guy Rupert Berryman era alérgico a los perros, la mujer se da media vuelta por una pastilla antialérgica, algo de agua y tal vez una caja de pañuelos, los otros se sientan en el sofá, el azabache aún luchando con sus estornudos con algo de dificultad, la pelinegra regresa con las cosas y se lo da, un rato después se tranquiliza...
—Gracias Lan... Helena...
De no ser por la mortal mirada del rubio oji-celestes diciendo "Termina la frase y te mato" escondido tras una mirada sin expresión, ellos sabían que el único con derecho de llamarla así era el mismo Chris por más de una razón que ustedes ya conocen bien, el escocés se pone la nota mental de traer pastillas antialérgicas las veces que viniese de visita para no sufrir con ello... aunque eso no evita que tenga afecto por los animales, sobre todo a los perros, de hecho le pide a su rubio amigo que le pasara a Lina, quien se la tiende con una sonrisa, la perrita movía lentamente su colita enrollada, el bajista la agarra...
—Es una cosita muy linda —dice Jonny —, ¿cuándo la trajeron?
—Me siguió desde afuera y subió todas las escaleras cuando salí a guardar mi camioneta —responde el rubio—. Tiene como... una hora de vivir aquí.
—Oh y... ¿no habías dicho que regresarías a Devon luego de la graduación? —pregunta Will
—Eh... —el rojo delata algo que no había comentado
—Ahora vive conmigo... —dice ella —de hecho yo le ofrecí quedarse a vivir aquí...
Sorpresa, eso era la cara de los cuatro presente, quienes se miraron entre ellos para volver a observarlos en señal de saber si habían oído bien, el baterista cierra los ojos, suspira, le pide a su compañero de banda para hablar en otro lado donde tuvieran privacidad, yendo a la habitación del rubio oji-celestes, allí él le pregunta qué demonios pasó para acabar viviendo con la que le gustaba, allí comenzando a contarle lo de la camioneta, más sorprendido Will que Chris por ello... y también se atreve a contarle lo del baño...
Resultado: vergüenza ajena. Una gran vergüenza ajena. Por lo menos al final logra convencerlo que realmente fue un accidente que la toalla se cayera al piso exponiendo sus partes nobles a una mujer, y sí, también quiere darle una bofetada para que aprendiera a no ser tan idiota, y también prefiere no volver a tocar ese tema nunca ya que fue... incómodo... más incómodo de lo que creía... en fin, cuando salen regresan a la sala para hablar por al menos una hora antes de ponerse a jugar con Lina, quien aprendía rápido cómo jugar a la pelota y cosas así, la lluvia había cesado al menos un par de horas después, permitiéndoles a sus amigos escapar antes de que volviera a llover, dejando a los dos solos nuevamente...
Lo que queda de la tarde se la pasan mimando a la pequeña Shiba Inu, dándole algunas caricias, jugando nuevamente con ella a quién tenía más fuerza, rascándole la panza, algo que la hacía más tierna era la posición de relajamiento total cuando abría las piernas, mostrándose una carita llena de felicidad por encontrar un lugar donde quedarse por fin, al llegar las nueve y tanto de la noche, los dos se quedan sentados al borde de la cama de Helena, el rubio sosteniendo a Lina entre los brazos, y ella ya usando su vestido de noche, rascándole la cabeza...
—Gracias por dejar quedármela Laney... aunque no debías de hacerlo...
—De todas maneras quería que se quedara aquí, no tienes que agradecer nada Chris...
Quedan en silencio por un rato, las imágenes de lo que pasó temprano esa mañana saltaron a su cabeza de improviso, haciendo que enrojeciera de vergüenza, sintiéndose un tonto...
—Helena yo... en serio perdón por lo de... ya sabes... —dice él, color rojo semáforo —lo del...
—Fue un accidente, no te preocupes de eso... —responde ella —solo quisiste ayudarme y... se cayó...
—No tengo idea de por qué se cayó... —dice —nunca me... me...
Ella coloca su mano sobre el hombro para indicarle que dejara de lado el tema, él sonríe un poco indicando que así será, se pone de pie para despedirse de ella, cuando cruza el marco de la puerta con Lina aún en sus brazos, la mujer le dice:
—Por cierto, tu amiguito es grande.
Nota el tono de broma en su voz, él sonríe nerviosamente antes de enrojecer más de lo que se podía, rápidamente se va a su habitación dejando a una burlona Helena, quien cierra la puerta y apaga la luz, cuando él llega a su cama, deja a la perrita sobre la misma, indicando que podía quedarse sobre la misma por ahora en lo que conseguía una cama nueva, curiosa huele las mantas hasta encontrar una posición dónde descansar, quedándose cerca del borde de la cama, él se tira de espaldas haciendo que la cachorra se asustara, llamándola sobre su pecho para que descansara...
—Si fuera tan fácil decir lo que siento...
Le era más sencillo escribirlo en forma de canción, pero por ahora no está inspirado en mucho, solo en algo similar a algo de "Que no cunda el pánico"... saca a la Shiba Inu de su pecho para ir rápidamente por sus notas, guardadas en un cajón, agarra una hoja de papel comenzando a trazar las letras, algún rato después nuevamente ya tiene una canción... y digamos que los versos del final eran sus favoritos... porque era cierto, más con lo de ese día y el pánico a que pasara algo estúpido después...
Oh, all that I know, there's nothing here to run from
Cos yeah, everybody here's got somebody to lean on...
Todo lo que sabe es que no hay nada de qué correr, porque todos tenemos a alguien sobre qué apoyarnos...
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(1) Es una aclaración de traducción: Estaría mal (según yo) decir "perro Shiba Inu" ya que es una redundancia. Inu es perro en japonés, nada más que eso, las dos formas correctas de decirlo serían "Shiba Inu" o "perro Shiba".
N/A: Cuarta semana consecutiva :OOOOOO estoy sorprendida ;v; no estoy realmente segura de cómo seguir ahora, una parte quiere hacer saltos, la otra dar un seguimiento a cómo se adaptan Chris y Helena al vivir juntos y ahora con un perrito xD y otra quiere dar un enfoque a un día dentro de la vida de Axel, no sé ustedes pero... auxilio plz.
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