Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Ocho almas... un destino


Krysta y sus compañeros llegaron corriendo a la casa de Virgo. Hades recién había dejado el lugar y podía versele a la distancia a medio camino de la casa de Libra.

—¡Andando! —Dante echó a correr a toda velocidad—. Le alcanzaremos antes de que llegue a la siguiente casa, si es que nos damos prisa.

—"El que se apresura a la calamidad, solo encontrará su ruina"

Al escuchar aquella voz todos frenaron su carrera en seco y algo extrañados, giraron en dirección al sonido. Dieron por sentado que nada había entre las ruinas del lugar, que estaba vacío igual que la casa de Leo, así que no prestaron atención a la débil presencia a su alrededor -eso y que solo tenían en mente detener a Hades-. Detrás de algunas piedras que antes habían sido columnas y paredes, estaba Sora de Virgo, permanecía en posición de flor de loto, flotando como un espíritu y con los ojos cerrados; su cosmo resplandecía con intensidad pero de manera intermitente, entre las juntas de su armadura -que lucia agrietada- corrían hilos de sangre que se acumulaban bajo él.

—¿Por qué, es que han venido hasta aquí? —interrogó Sora sin perder su postura.

—¡Hemos venido a apoyar al Santuario! —respondió Dante sin vacilar y Sora, poco satisfecho por la respuesta anterior, inquirió nuevamente.

—¿Es esa, la única razón? —El anillo de Krysta resonó con el cosmo de Sora y él le señalo—. Acercate, ¿quién eres?

—Soy Krysta, guardián del Palacio del Invierno.

—¿No deberías estar allá, resguardando los conocimientos de la Gran Biblioteca del Norte, como corresponde a tu cargo?

—Bueno, yo... —Ante tal acusación, comenzó a tartamudear un poco mientras buscaba una explicación—. Yo, solo soy la sucesora de ese cargo, en realidad... Lady Krysta es quien permanece allá. Nosotros... ¡simplemente no podíamos quedarnos con las manos cruzadas! ¡no, cuando observábamos marchar a 3 ejércitos contra el santuario!

—¿Entonces, sabían ustedes quienes nos atacaban?

—No a ciencia cierta —respondió Cannon, que estaba de brazos cruzados, recargado en los restos de un pilar—. En un inicio creímos que eran los tres jueces del inframundo, atacando desde diferentes puntos, lo que claramente dejaba en desventaja al santuario. Pero, al llegar ...

En ese momento, no solo él, si no todos los presentes ensombrecieron y se tensaron al recordar la muerte y desolación que encontraron a su paso.

—Todos esos cosmos extinguiéndose a la vez —Sora rememoraba lo ocurrido—. ¡Fue como si un agujero negro se tragara las estrellas!

Después de una breve pausa continuó:

—Y ahora que conocen a lo que se enfrentan, ¿que pretenden hacer?

—Detener a Hades antes de que llegue con Athena —Otra vez quien respondió fue Dante.

—Que propósito tan arrogante - las palabras de Sora parecían llenas de decepción.

—¡¡Tú nos preguntaste!! —Dante ya se sentía frustrado—. ¡Esa es la razón del porqué vinimos!

—NO —corrigió Krysta.

Ella había permanecido en silencio hasta ese momento, su respuesta, dejó sorprendidos a sus compañeros, pero una ligera sonrisa se dibujo en el rostro de Sora al escucharla.

—No fue esa la única razón —explicó Krysta—. Ellos vinieron siguiéndome porque yo tenía miedo de que él pudiera perder la vida en una batalla como ésta.

—Con nuestra ayuda, tendría más posibilidades de sobrevivir —Ilitia tomó la mano se su amiga mientras hablaba.

—¿Quién es "él"? —Sora seguía preguntando, no porque no supiera las respuestas, más bien, quería conocer lo que guardaban sus corazones.

—El guerrero sagrado del Cisne —dijo Krysta—, él es...

—Tu esposo —aseveró Sora antes de que ella terminara la frase.

Krysta abrió sus ojos con sorpresa y un poco de temor, esa declaración era cierta, pero un tabú a final de cuentas.

—Ese anillo deberías llevarlo en tu mano y no oculto bajo tu armadura —continuó diciendo Sora—. Un amor tan puro no debe ocultarse, él mismo lo porta con orgullo. A decir verdad, nunca creí que tendría la oportunidad de conocerte. Ahora, diganme una vez más ¿por qué, han venido?

—Hemos venido con ella —dijo Ilitia—, para proteger la vida de la persona que ama.

Aurelio se aproximó y la tomó de la mano; también los demás se acercaron y fueron tomándose de las manos unos a otros frente a Sora mientras hablaban.

—Hemos venido —declaró Cannon sujetando la mano de Krysta—, a enfrentar al enemigo...

—...Para que la batalla sea más justa — Dante completó la frase.

—Hemos venido, para que el santuario pueda seguir viviendo —Björn y Castor le siguieron a coro.

—Hemos venido a ayudar —afirmó Fobos con "fuego en su voz"—. Y no perderemos la esperanza y la convicción de que junto al Santuario...

—...¡Venceremos a Hades! —exclamaron los ocho al unísono.

Sora parecía al fin satisfecho con la respuesta dada.

—Entonces, han venido en nombre del Amor, la Justicia, la Vida y la Esperanza —precisó Sora—. Y será así, como lograrán vencer a Hades y tal vez..

La expresión en el rostro de Sora se tensó, ello contrastaba con la expresión de sorpresa que  mostraban los rostros de los jóvenes diamantados; cada uno había hablado desde el fondo de su corazón, pero jamás esperaron que un caballero dorado declarara que ellos podrían derrotar a Hades.

—Nuestro enemigo, va más allá de Hades —Su voz se había tornado sombría—. Temo, que nos enfrentamos al designio del Olimpo mismo.

—¿Qué tiene que ver el Olimpo en esta Guerra Santa? —inquirió Dante con molestia.

—Al parecer, Zeus ha prometido la victoria a Hades —explicó el de Virgo—, es por eso que Hipnos y Thanatos están aquí también.

—¡Zeus...? —La voz de Krysta se volvió como un eco, su mirada había cambiado—. ¡El Olimpo no tiene derecho! —expresó indignada—. ¡Forjaremos nuestro propio destino, no importa si es contra la voluntad de Zeus, él, está atentando contra su propia hija!

—¡Todos juntos lograremos la victoria —corearon el resto, exaltados por la voz de Krysta.

—Ahora que ya has obtenido tus respuestas, creo que es justo que nos
correspondas —Cannon se dirigió a Sora con seriedad en su voz—. Es claro que no te queda mucho tiempo, gracias a la meditación has logrado retrasar tu muerte, pero dudo que lo hicieras solo para hablar con nosotros. Porque no nos dices de una vez la verdadera razón de que nos hayas esperado.

—Es verdad, ya no me queda tiempo —Sora de Virgo pareció hacer un último esfuerzo, su cosmo brilló con intensidad y continuó explicando—. Todos y cada uno de ustedes han crecido mucho desde que llegaron al Palacio del Invierno. Recuerdo a Ilitia, era tan pequeñita y ahora... Y no solo ella, todos han renacido, surgieron del inframundo renovados. Lo que vivieron allá desbloqueo sus chakras individuales y aunado a eso les unió de una forma muy especial. Ustedes, enfrentarán a Hades y sus espectros como uno solo; sus almas forman parte unas de las otras, así como las piezas de la armadura dorada son una sola. Cada uno representa un chakra específico que es el que los define y en conjunto, unidos, formarán un poder mas allá de su imaginación. De la misma manera en que dominaron las capas del espíritu, así sera como dominen sobre Hades. Ahora solo resta perfeccionarlo.

Dicho esto, Sora abrió los ojos, posó sus pies en el suelo abandonando su anterior postura -el brillo intenso de su cosmo pareció disminuir-, pero en vez de permanecer de pie, se arrodilló frente a ellos y con su mano recogió un poco de su propia sangre que se había acumulado a sus pies.

—¡Dante, acercate! —ordenó con tranquilidad; en el piso, frente a él dibujó un símbolo mientras hablaba—. La tierra bajo tus pies siempre había sido tu ancla, vivías temiendo a lo desconocido, los cambios, el futuro. Sientate —invitó—. Fuiste el primero en darte cuenta quién era el enemigo, superaste el temor siendo perceptivo; miraste a la muerte de frente al Estigia y mantuviste el equilibrio; con seguridad te interpusiste entre tus amigos y Pandora. Tú abriste el Muladhra, la supervivencia y la raíz de todos.

El cosmo de Dante brilló de un intenso color rojo y la marca que Sora había dibujado en el piso se disolvió dentro de él. Entonces, Sora llamó a Björn, éste se aproximó y tomó lugar frente al de Virgo en vez de Dante.

—La culpa por hechos fuera de nuestro control, es un peso demasiado grande —Sora dibujaba un símbolo diferente con su sangre—. Tu destino te trajo al Santuario de Athena y no al de Asgard, ahora entiendes el porqué, el placer renovado que sientes por las batallas ha abierto el Svadhisthana y la base para su triunfo futuro.

De igual modo, el símbolo en el piso se disolvió en su cosmo que brillaba con intensidad en un color naranja, después de lo cual se puso se pie.

—Fobos, tú eres un caso excepcional —El joven de largo cabello azabache tomó su lugar frente a Sora—. El fuego del Manipura siempre estuvo físicamente en tu interior, sin embargo, carecías de la suficiente fuerza de voluntad para aceptarlo. Ahora, la confianza en tus amigos se extiende como alas de fuego, desde tu centro acia ellos...

Esta vez, Sora dibujó el símbolo sobre el abdomen de Fobos y no en el suelo, a esa acción le siguió el brillo intenso del  cosmo en color amarillo.

—Ilitia, ya no eres aquella niñita llena de heridas, aquellas que creí jamás sanarían. El destino me guió a ti, y ese mismo día a Aurelio, desde entonces han estado juntos. —El de Virgo les extendió las manos invitándolos a aproximarse juntos.— Ambos se han equilibrado uno al otro, y finalmente abrieron el Anahata como un solo corazón.

Los aludidos se arrodillaron frente a Sora y él dibujó sobre sus corazones un mismo símbolo. El verde representativo del cuarto chakra, tiñó el cosmo de ambos y entonces se levantaron.

—Cástor —llamó a continuación—, siempre te sentiste inferior a este Santuario y por eso preferiste ir al recinto de los dioses de la observación a entrenar. Nunca quisiste ocupar el lugar que tu hermano desdeñó como sucesor de Sagitario. Pero ahora, la verdad ha salido a la luz; tu verdad, sera el poder de tus compañeros. Abriste el Vishuddha y un canal de comunicación único entre ustedes, donde no hay lugar para la mentira.

Con su propia sangre, Sora de nuevo trazó un símbolo sobre la garganta del muchacho y su cosmo se confundió con el azul en sus ojos.

—Cannon, realmente tu percepción y discernimiento han mejorado mucho desde que Fausto te encontró —El apuesto joven se arrodilló frente a Sora—. Pero fue hasta hace poco que comprendiste que eras tú quien vivía en una ilusión. El Ajna (tercer ojo) les brindará una ventaja y la luz necesaria para vencer las tinieblas.

Sora colocó un punto de su propia sangre en el centro de la frente de Cannon, con lo cual un tercer ojo apareció por un instante y desapareció mientras su cosmo brillaba en la luz morada del sexto chakra.

—Por último, y no por eso menos inportante: Krysta ¡ven, sientate! —Ella obedeció—. Sé muy bien que ese no es tu nombre, pero ha llegado a formar parte de ti, como las almas de tus compañeros formarán parte de ti y la tuya será parte de ellos. Aún no has abierto el séptimo chakra, no estas lista para dejar atrás los lazos mundanos que te atan a esta existencia y te separan de tu verdadero ser. Cuando descubras quién eres, entonces, serás una con el universo y así, con el pensamiento puro del Sahasrara dirigirás el último ataque. Hasta entonces, confía en ellos, pues son a quienes eligieron para acompañarte y guiarte.

El rostro de Krysta era una completa interrogante, no entendía porque le estaba dando tanta importancia. Sora colocó la palma de su mano extendida sobre la cabeza de ella, la sangre del áureo manchó sus dorados cabellos de rojo y un tenue brillo violeta comenzó a hacerse presente. Sora sonrió, la sangre en los cabellos de Krysta se fundió en el brillo, los ojos castaños de Sora se clavaron en los grises de ella.

—¡Alcanza tu destino... pequeña... Ma...

Sin poder terminar su nombre, Sora de virgo se desvaneció frente a ella como si de un espejismo se tratara, su armadura se envolvió en una esfera de luz y se dirigió con Atenea.

Todas las preguntas se quedaron en su garganta, pues ya no había quien las contestara, ella se levantó y tímidamente miró a sus compañeros, ellos la miraban con seguridad, no preguntaron nada, parecía que le decían : "Confiamos en ti" "Lo que sea que ocurra, lo lograremos juntos"

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro