Las capas del espíritu
Aurelio se apresuró a ir con Ilitia, quien poco a poco se reponía del transe en el que había caído. Björn, que se hallaba totalmente repuesto, avanzo entre sus amigos con una sonrisa en el rostro hasta quedar frente a frente con el espectro.
—Así que todo este tiempo tú y tus malditos murciélagos fueron quienes nos causaron tantos problemas —acusó con voz calmada pero dominante.
—¡Tss! Acaso creyeron que sus almas podrían pasar a través del inframundo sin corromperse —gritó el espectro—. Hasta los santos de Atenea tienen cola que les pisen, ¿qué les hizo pensar que son diferentes?
—Pues al parecer sí lo somos —afirmó Björn que no había dejado de avanzar ni un instante.
Khaly de murciélago retrocedió sin darse cuenta hasta que tuvo la espalda contra la pared. Una sonrisa triunfal y burlona fue el primer ataque de Björn seguido por una serie de golpes al cuerpo.
—¡Somos, los guerreros sagrados del sol y la luna! —decía mientras golpeaba al espectro—. ¡El ejército del palacio del Invierno, comandados por Krysta y al servicio de los dioses de la observación!
Rápidamente, Khaly fue envuelto por sus murciélagos que lo sacaron del predicamento, lo llevaron a espaldas de Björn y entonces contra atacó con una poderosa onda de sonar que termino incrustándolo en el peñasco.
—Sí, lo olvidaba... no son santos de Atenea, y eso, los hace más vulnerables. —Khaly se había percatado del cansancio de los diamantados derivado por el calor.— ¡Aún puedo explotar una debilidad!
Dicho esto envió a sus murciélagos que empezaron a girar alrededor de los diamantados; las alas arremolinaban el aire caliente contra sus rostros dificultandoles respirar, después, formaron un perímetro a su alrededor y continuaron girando haciendo que el calor aumentara, finalmente, un ciclón de fuego fue formándose alrededor de ellos, llamas inmensas surgían a través del suelo. Khaly sonreía triunfal, una sonrisa que pronto se convirtió en una psicótica carcajada, mientras veía sucumbir a sus enemigos por el calor.
Cada Saint trataba con dificultad de mantenerse en pie. Todos y cada uno de sus poros sudaban copiosamente, el calor ya comenzaba a nublarles la vista, Cannon, trató de combatirlo con el Polvo de diamante, (técnica que habían utilizado para congelar antes a un espectro) pero con pobres resultados. El calor los estaba debilitando cada vez más, uno a uno caían de rodillas y hacian esfuerzos sobrehumanos para no desmayarse por el calor.
«Este podría ser nuestro fin» pensaba Fobos, quien situado por detrás de todos sus compañeros también había caído sobre sus rodillas, pero por una razón diferente, mientras veía el panorama a su alrededor, recordaba aquel día en que el palacio fue atacado... el día en que Danielle murió presa de las llamas... el día en que él mismo estuvo a punto de morir calcinado... el día en que para él, todo cambió...
Hace tres años en el Palacio del Invierno:
Todos sonreían aliviados, agotados y con tizne sobre la cara y las ropas ahora bromeaban sobre lo que antes les había causado temor.
Mientras limpiaban, un joven estudiante, notó que algo del combustible se había colado bajo una puerta, la habitación era una bodega sin importancia.
—¡Oigan, falta limpiar aquí! —dijo Fobos, de 17 años, de cabello largo y negro, quien tras examinar el piso se levantó a abrir la puerta.
—¡¡¡FOBOS, DETENTE!!! —gritaba uno de los maestros.
Fobos escuchó la advertencia, sin embargo ya era tarde, al abrir la puerta vio claramente y cual cámara lenta, cómo de las cenizas en el suelo subía una columna de fuego que de inmediato llenó toda la habitación; escucho a ese monstruo dormido rugir mientras se dirigía con violencia hacia él, con toda la intención de devorarlo.
Sintió el calor en su rostro y por instinto colocó las manos frente a él para defenderse -aunque sabia que sería inútil-. El fuego chocó contra sus manos pero no lo quemó, ¡parecía estarse introduciendo en su interior! miró las llamas pasar a su lado y envolverlo sin causarle daño, vio a sus compañeros y maestros entre las llamas correr asustados a su rescate y, al final, sintió un potente golpe en el centro de su ser que lo lanzo de espaldas; se estrelló contra el piso y fue perdiendo la conciencia mientras observaba al fuego esparcirse nuevamente.
Cuando despertó, estaba en el ala medica del palacio, tenia vendada la cabeza y los brazos. Apenas recordaba lo ocurrido: la visión del fuego entrando en su interior, la sensación de poder controlar a ese monstruo despiadado. Concluyó, que había sido una ilusión, un juego de su mente. Aún así, con curiosidad retiró las vendas en sus brazos y con sorpresa pudo constatar que no tenia quemadura alguna, ¡ni siquiera una pequeña cicatriz!
—¡Que bien, despertaste! —dijo una joven novicia de aspecto amable que se encargaba de atender a los heridos—. Eres el primero en volver en sí. ¡Es sorprendente tu mejoría! —Siguió hablando mientras revisaba los brazos y manos de su paciente.—Realmente tuviste suerte, a excepción de ese golpe en tu cabeza, yo diría que estas de maravilla. Y tu hermoso cabello no sufrió daño...
Las palabras de la enfermera se disolvían en su mente, aún trataba de descubrir si lo que vivió fue real o una ilusión.
Al día siguiente, abandonó el ala medica so pretexto de querer estirar las piernas y dado que su estado no era grave, le autorizaron salir por unas horas. Se dirigió al lugar del ataque, ya habían pasado tres días desde entonces, y casi estaban terminadas las reparaciones en el muro, apenas eran visibles las marcas que el fuego había dejado en el suelo y las paredes. Se quedó observando por un rato, tras lo cual, y yendo totalmente en contra de las reglas, Fobos se escabulló a través del muro a medio reparar y salio del palacio. Se internó en una arboleda aledaña y se quedó allí acostado, observando el cielo, disfrutando del calor del sol por primera vez en muchos años.
Era mitad del verano, y un día particularmente caluroso, el sol se encontraba en su punto más alto y Fobos podía sentir cómo una cálida energía recorría todo su cuerpo. Entonces, abrió los ojos y se incorporó, se puso a meditar en lo ocurrido aquél día y a concentrar su atención en ese calor en su interior. Pudo ver el fuego fluir dentro de su cuerpo, pudo sentirlo sobre él como una segunda piel. ¡A su alrededor se había formado un circulo de fuego! No sintió temor, pero si inseguridad... «¿que pensarían de su nueva habilidad los maestros de Cristal?, ¿le enviarían lejos, le obligarían a abandonar su nombramiento como caballero de Diamante?» La posibilidad de perder cuanto tenía, hizo que entonces sí sintiera miedo. En ese momento el aro de fuego se convirtió en finos cristales de hielo. Se sentó y allí se quedó hasta que el sol se puso.
En el presente...
«En ese momento decidí mantener en secreto éste poder... por temor... por vergüenza. Me he ocultado todo este tiempo tras mi inseguridad, he dejado que el miedo... que el hielo gobierne mi vida, ¡ahora es tiempo de decidir, de dejar a un lado mi temor, de demostrar mi verdadero ser!»
Khaly de murciélago miraba satisfecho como sus enemigos yacían inconcientes en el piso consumidos por el calor; únicamente Krysta seguía intentando mantenerse en pie.
—Será mejor que te desmayes de una vez, creeme te estoy haciendo un favor, de lo contrario sufrirás más cuando veas como las llamas consumen las almas de tus ami...
En ese momento Khaly prestó atención al único hombre en pie.
Fobos se había levantado y caminaba impávido hacia él; pasó junto a Krysta y la miro un instante, ella pudo ver una seguridad en su mirada que jamas le había conocido, incluso, creyó ver en sus obscuros ojos el refulgir del fuego, pero concluyó que solo era un reflejo de las llamas a su alrededor.
Cuando se hubo situado entre el muro de fuego y Khaly, se detuvo un instante, miró a sus compañeros desmayados en el piso, miró fijamente a Khaly quien también pudo ver el fuego arder dentro de sus ojos, inconsientemente dió un paso hacia atrás por temor y tragó grueso antes de decir:
—¡Qqquien rayos eres tú, y... po...por qué sigues de pié!
Fobos no respondió nada, solo cerró los ojos y siguió avanzando. Ante la mirada atónita de Krysta y del espectro penetró lentamente el muro de fuego y éste comenzó a cambiar de un color rojo a un amarillo muy tenue, los murciélagos que lo habían formado cayeron al suelo para jamás volver a levantar el vuelo, las llamas que giraban sin cesar se detuvieron y parecieron entrar en el cuerpo de Fobos como un par de alas de fuego hasta desaparecer en su espalda. Cuando abrió los ojos, éstos eran un par de flamas, dio un par de pasos hacia el frente mientras las llamas ahora tambien aparecían en sus palmas, que extendió hacia el frente. Khaly supo que sería su fin, sus murciélagos no correrían en su auxilio esta vez. El fuego que emanó de Fobos le consumió en un instante, dejando solo su surplise en el suelo rocoso del inframundo.
¡Krysta no podía creer lo que acababa de observar! se hallaba atónita y a punto de desmayarse, creyendo que deliraba en sus últimos momentos. Una mano la tomó, era cálida, una voz la llamaba: «Resiste por favor, no puedo hacerlo solo, te necesito» .Una visión de su amado vino a su mente por un instante. Abrió los ojos y le pareció verle, ver esos ojos azules frente a ella...
«Krysta, Krysta»; escuchar ese nombre hizo que la ilusión se desvaneciera, pues "Él" nunca la llamaría así, con dificultad, sus ojos enfocaron a la persona que la sostenía: ¡era Fobos! las llamas en sus ojos habían tomado un color azul, también había flamas en sus manos e incluso unas alas de fuego en su espalda que tenían un color amarillo muy tenue y eran inofensivas. Al ver que Krysta volvía poco a poco en sí, se alegró y las flamas en sus ojos desaparecieron. Copos de nieve caían sobre los otros formando un tapete sobre el piso, el frescor ayudó a que despertaran de su letargo, poco a poco sus almas fueron recuperando su fuerza y sus cosmos comenzaron a arder con vigor.
Vieron los restos de la surplice frente a ellos, pero aún antes de poder pedir una explicación a lo ocurrido, una luz cegadora y el sonido como de un trueno se hizo presente. Era como un relámpago que cayó junto a los restos del espectro y de entre la luz una voz femenina comenzó a hablarles
—¡Malditas sabandijas! ¡Se atrevieron a entrar en los dominios de mi señor Hades y ahora han terminado con la vida de mi mejor soldado!
La propietaria de esa voz se hizo presente: una hermosa mujer de piel muy blanca y cabello largo y negro al igual que sus ojos. Su vestido largo y sencillo también era de color negro; en su mano derecha sonstenía un báculo plateado coronado por una media luna y una esfera de cristal en el centro de ésta. En su cintura llevaba un grueso cinturón de plata, en sus muñecas brazaletes del mismo material y en sus cabellos, un tocado de filigrana plateada semejaba una tiara sobre su cabeza y descendía en cascadas sobre su cabello hasta sus hombros.
—Pero esta vez su suerte se ha terminado. —Su mirada estaba llena de odio y les señalaba con su cetro de manera amenazante.—Yo, Pandora seré quien les dé muerte y así mi señor Hades estará complacido —sentenció.
Después golpeó el piso con su báculo haciendo temblar la tierra bajo sus pies. Una serie de ondas salieron despedidas en dirección a ellos.
Fobos echó a correr hacia el peligro, las ondas de energía estaban combinadas con intensas llamas de fuego, su intención era atraparlas antes que hirieran a sus amigos. No fue el único y tampoco el primero en reaccionar, Dante estaba frente a él a la defensiva, utilizando todo su cosmos para formar un muro de hielo tan poderoso como para detener el ataque, su cosmo ardía intensamente, refulgía como el fuego en un intenso color rojo y la tierra bajo sus pies crepiraba y se elevaba a causa de su poder.
El muro de hielo resistió las ondas de choque, por su parte, Fobos desplegó las llamas semejantes a alas en su espalda, atrapando de nueva cuenta el fuego antes de que este pudiera herir a alguien. Los demás, miraban atónitos lo ocurrido. ¡¿Fobos podía controlar el fuego?! y Dante mostraba un valor y determinación que pocas veces habían visto. Tal combinación frenó el ataque inicial de Pandora, pero también hizo que aumentara su furia.
—¡A ver que hacen ahora!¡¡¡¡PLAGA SEMPITERNA !!!!
Esta vez fue Ilitia quien corrió al frente, seguida por Aurelio, situándose ambos detrás de Fobos. En el pecho de ella, resplandecía la coraza de oro del santo de Cancer, también la pierna derecha de Aurelio emanaba un cosmo sobresaliente, en sus ojos, brillaba la luz verde del Anabata y sus movimientos eran como el aire entre las hojas de los arboles. Entre los cuatro detuvieron el nuevo ataque. Pandora no sabía que pensar, esos guerreros no eran Santos de Atenea, sin embargo le estaban causando ya demasiados problemas.
—¡Esto termina ahora! —La voz de Pandora resonó por todo el lugar como la voz de los dioses, su cabello y vestido se agitaron al tiempo que su cosmos ardía al máximo—. ¡Reciban todo el poder que me ha otorgado mi señor Hades!
Uno a uno los guerreros del Sol y la Luna tomaron posición delante de Pandora, uno frente al otro se situaron en una fila. El primero, Dante, con la tierra crepitando bajo sus pies y las hombreras doradas brillando intensamente; Björn avanzó frente a él, el espiral de agua y luz naranja se hizo presente nuevamente mientras elevaba su cosmos y el cinturón de oro parecía esparcir luz propia; seguía Fobos con el brazo izquierdo de la armadura dorada y una fuerza de voluntad renovada, dispuesto a perderlo todo para vencer, su cosmo se confundía con las alas de fuego amarillo que crecían en su espalda; frente de él Aurelio quien abrazaba a Ilitia por la cintura; adelante de ellos se situó Cástor quien portaba la pierna derecha de la armadura de Cáncer y su cosmo brillaba en el azul etéreo del Vishudha, quedando por un momento al frente.
La técnica que Pandora emplearía estaba requiriendo de todo su poder y tiempo, por lo que percibían, sería imparable, y los ojos de todos mostraban que entendían claramente lo que pasaría si fallaban en el intento. Cannon, extendió su brazo derecho en dirección a Krysta –éste, cubierto por la armadura áurea, ya brillaba intensamente– y la invitó a ir al frente de todos, él se situó decidido detrás de ella, cerró los ojos y la luz morada del tercer ojo comenzó a brillar tanto como su cosmos hasta volverse uno solo. Pandora los miraba con desprecio y soltó una carcajada que resonó por todo el inframundo.
—¡¡¡PANDEMONIUM DIVINO!!! —extendió su cetro hacia ellos y lanzo su ataque.
Krysta concentro su cosmos en el tocado que el caballero de cáncer le había otorgado, visualizó a todos sus compañeros y grito...
—¡Eleven su cosmos hacia el infinito! ¡Que resuene su poder entre las estrellas!
¡Los 8 diamantados se volvieron una sola figura ante los ojos de Pandora!, las piezas individuales de la armadura parecieron fundirse en energía y la luz emanada por los chacras convergió convirtiéndose en una sola, blanca y cegadora chocó contra el poder de Pandora, haciendo que su energía se dispersara en todas direcciones como una ola que choca contra las rocas. En un instante el poder de Pandora se desvaneció, había jugado su última carta y falló, cayó de rodillas agotada, sin fuerzas, sujetándose de su cetro, su rostro reflejaba la agonía de su inminente derrota, la vergüenza de haberle fallado a su señor. La brillante figura frente a ella estiró un brazo y pronunció unas palabras ininteligibles; Pandora fue consumida por la luz de los chacras igual que si un géiser hubiese surgido debajo de ella, un grito desgarrador resonó por todo el inframundo e hizo eco en la cuarta casa.
El brillo de la armadura dorada fue disminuyendo y una alegría indescriptible se hizo presente. Sus fuerzas habían sido renovadas, pese a que ya llevaban mucho tiempo en el inframundo, sus almas se hallaban ligeras y sin ningún desgaste como si acabaran de llegar, las piezas doradas de la armadura brillaban iridiscentes entre el color de sus chacras y su brillo dorado. De Pandora, solo había quedado un pilar amorfo de sal que semejaba una figura femenina, de entre la cual sobresalía intacta la media luna de su cetro coronada por una esfera que brillaba igual que un diamante envuelto en las tinieblas. Krysta se aproximó y tomo el cetro, los restos de Pandora se desmoronaron igual que un castillo de arena.
—No se ustedes —dijo Krysta mirando atentamente el cetro—, pero algo me dice que este cetro es la clave para salir de aquí.
—Sí, yo opino lo mismo —secundó Dante.
—Por alguna razón, ahora siento que todo tiene un nuevo sentido —Fobos sonreía, sabia que todos tenían mil preguntas para él, pero ya no se avergonzaba.
Todos se acercaron al cetro y se asieron con firmeza de el; al mismo tiempo le levantaron y golpearon el piso, una onda en espiral fue formándose debajo de ellos, las piezas de la armadura dorada de nuevo comenzaron a brillar intensamente, golpearon el piso por segunda vez y la luz de la armadura siguió aumentando junto con la espiral hasta envolverlos por completo.
—Las capas del espíritu —pronunciaron al unísono.
En un instante fueron sacados de ese lugar y ahora se hallaban de pie justo en el centro de la casa de Cáncer.
Habían vuelto sanos y salvos, sus cuerpos no sufrieron estragos y ahora podían continuar su camino a la villa de Atenea. Sólo quedaba un detalle: el paso al inframundo seguía abierto. Krysta conservaba el cetro en su mano, miró el lugar del cual parecía emanar esa bruma pestilente procedente de los dominios de Hades y se dirigió hasta allí.
—Hay que cerrar esta entrada —hablaba mirando en abismo bajo sus pies—. Éste cetro contiene el poder que Hades le cedió a Pandora. Fue el poder de Hades lo que abrió este camino, por tanto ese mismo poder debería sellarlo.
Sin una duda en su mirada señaló con el cetro al centro de ese abismo espectral, las capas del espíritu surgieron nuevamente en espiral desde el cetro y fueron disolviendo el portal que Hades había dejado abierto; el cetro, fue absorbido por ellas y resbalando poco a poco de la mano de Krysta se introdujo de vuelta al inframundo, sólo quedó un grabado en el piso con la forma del cetro que semejaba ser parte de la decoración.
—Ahora, serán las capas del espíritu las que resguarden la entrada al inframundo —declaró Krysta— y el caballero de Cáncer sera quien en lo subsecuente resguarde ese poder.
La bruma pestilente se disipó y la obscuridad cedió paso a la luz, todos pudieron ver claramente la salida al otro lado de la casa de cáncer. Habían cumplido con su misión y ahora debían proseguir su camino.
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