tres
—Es una locura, Han —Danielle habló, aún sin creérselo.
—La verdad es que sí —concordó Hyein y Minji asintió.
Luego de una semana desde la sesión de fotos de Haerin, entre muchos dilemas y dudas, Hanni decidió reunir a sus amigas para contarles acerca de su idea.
Ellas, al inicio, no supieron si estaba bromeando o no. Pero luego de ver los brillantes ojos de la vietnamita, su genuina emoción y, a la vez, su nerviosismo -raro en ella-, entendieron que Pham no iba de juegos.
—¡P-pero! —quiso protestar, había esperado una reacción más positiva, aunque ahora, al escuchar a sus amigas, sintió inseguridad—. ¿Pero... está mal? —cuestionó con un puchero.
—No, claro que no —Minji se apresuró en decir—. Solo que es... Bueno, somos jóvenes. Y no solo estás pensado tener un bebé, sino también en un matrimonio.
—Eso sí que es demasiada información —agregó Hyein—. No lo sé, unnie. Creo que deberías pensarlo muy bien.
—Es cierto, Han. No actúes por impulso —dijo Danielle.
Hanni jugueteó con sus dedos, desanimada. No era un impulso -quizá solo un poco-, ella realmente quería una familia con Haerin y desde que la tuvo en sus brazos por primera vez, lo tuvo claro como el agua.
—¿Entonces, dicen que no?
—Te acabamos de decir que lo pensaras correctamente —Lee rodó los ojos—. No significa que no te apoyemos o no nos guste la idea.
—Habla con tus padres. Ellos se casaron a esta edad. Puede que tengan consejos y advertencias que darte —Danielle la miró con comprensión.
—Sea lo que sea que hagas, cuenta con nosotras, Hanni —Minji sonrió y las otras dos le siguieron.
—Está bien. Gracias, chicas.
Sin poder evitarlo, las abrazó. Había conseguido amistades grandiosas, debía admitir.
***
Pasó un mes. Un mes de caos, risas y besos cariñosos con su novia. Había mantenido oculto su deseo de formar una familia. Seguía molestándola con videos de adorables bebés y se acostaba en la pancita de Haerin, diciendo que no podía esperar a que estuviese hinchada como melón.
Kang reía, sintiéndose en las nubes. Hanni podía ser brusca, demasiado celosa y solía cagarla seguido, pero cuando se mostraba así de dulce, todo parecía valer la pena.
Adoraba a su novia, con o sin su demonio interior.
Durante el mes, Hanni se dedicó a revisar los pros y los contras de su querido objetivo. Habló con sus padres, otros familiares y, sobretodo, con familias formadas por jóvenes.
En paralelo, fue investigando más y más de leyes matrimoniales, clínicas de inseminación y el Método ROPA -recepción de óvulos-, otra opción para un embarazo. Este último llamó mucho su atención, y se volvió loca al descubrir que era posible compartir la maternidad entre dos mujeres.
Cuando tuvo su cabeza más ordenada, aprovechando que estaban de vacaciones, confirmó, sin flaquear, que quería casarse con Kang Haerin.
Quería que fuese Pham Haerin, Haerin Pham. Daba igual. Quería que tuvieran anillos y sus nombres inscritos en el registro civil.
Y sus amigas no se sorprendieron cuando Hanni llegó a mostrarles el precioso anillo de compromiso.
Las cuatro acabaron llorando a mares, emocionadas, ansiosas, con miedo y felicidad.
—Al inicio no estaba segura de tu decisión, Han. Pero ahora creo que es perfecta —Danielle habló entre sollozos, orgullosa de su unnie.
Minji rodeó a Marsh de los hombros para tranquilizarla, aunque, para sorpresa de las menores, también lloraba.
—Seremos las madrinas y no es discusión —dijo Minji entre risitas entrecortadas.
Y ni hablar de Hyein. Traía todo el maquillaje corrido, la piel bajo sus ojos estaba teñida de negro por la máscara de pestañas y sonaba su nariz cada dos minutos.
—Q-que felicidad me produce esto, Hanni. ¡Pero te odio por hacerme llorar como embarazada sensible! —lloriqueó Lee, y todas saltaron a ella en un reconfortante abrazo de amor.
Ya querían ver a sus mejores amigas en ese maldito altar.
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el método ropa sí existe, les dejo una foto, aunque ni yo la entienda, JDKAK.
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